❁•° F I N A L °•❁
—¡Min Ki, por un demonio! —Gritó Yori un tanto asustado. —¿Qué haces allá arriba? Bájate que te puedes caer.
—Chin Hwa me dijo que colgara estos globos. —Desde arriba hizo un puchero.
—Lo voy a matar. —Susurró. —Olvida eso, ven, te ayudaré a que te bajes.
El mayor dejó una charola con aperitivos en la mesa de madera, de inmediato se acercó al árbol donde se encontraba Min Ki e intentó tomar su pie para que el contrario se apoyará sobre su hombro. Por otro lado, el rubio estaba dentro de la casa decorando la tarta junto con Jung Hee, la verdad es que eran de sus primeros encuentros y a pesar de que ahora podían entablar una conversación más profunda, pudieron darse cuenta de que compartían algunos gustos musicales. Así que la tarea de la decoración les resultaba más entretenida.
Han Gil pasó a un lado de ellos mientras arreglaba su ropa, salió de la casa y se detuvo frente a la mesa de aperitivos, era una mesilla de campo en donde todos se sentarán para comer, según lo que le había contado su hermano, fue un mueble que había hecho su abuelo, con el fin de que cada domingo toda la familia se reuniera para comer y charlar sobre la semana. Así que era una antigüedad muy querida, pero a la vez muy bien cuidada.
Pero cambiando de página, la verdad es que el castaño se sentía muy nervioso por la llegada de sus padres, por lo que quería que todo quedara perfecto o casi perfecto. Ya había revisado la comida, la decoración y su vestimenta, parecía que todo estaba en orden y sólo tenía que entrar en fase de espera. Algo que se le complicaba, porque a cada rato recordaba que faltaba una persona muy importante.
En efecto, se trataba de Baek Dong Sun.
—¿Por qué tardará tanto? —Chasqueó la lengua mientras movía su pie con nerviosismo. En eso miró a un lado de él y pudo ver como su amigo y hermano estaban en una posición un tanto extraña. —¿Qué están haciendo?
—Bueno. —Yori rió. —Digamos que Min Ki se quedó atorado, no sabía que le daba miedo las alturas, pero aun así no lo pensó al momento de trepar. —Gruñó.
—Lo siento. —dijo un tanto triste. —Pero te prometo que cuando vea a Chin Hwa lo golpearé por ti.
—¿Qué yo que? —En ese momento apareció el rubio mientras se llevaba a la boca una galleta de chocolate.
—¡Tú! —Lo apuntó su novio. —Eres un maldito mentiroso. —Se movió con dificultad, provocando que Yori se quejara al sentir dolor en su hombro. —Por tu culpa el hermano de Han Gil está sufriendo todo mi peso.
—¿Mi culpa? —Rio sin ganas. —Ahora que lo pienso, creo que si tienes la razón. Pero tú eres el idiota por creerte mi broma.
—¡Aish, maldito bastardo! —Yori volvió a quejarse por el movimiento brusco del chico y de un momento a otro, Min Ki ya se encontraba arriba de Chin Hwa regañándolo, como si su miedo a las alturas hubiera desaparecido.
Rápidamente el menor se acercó a su hermano y lo ayudó a que se pusiera de pie, ya que la pose anterior lo mantenía curveado de la columna. El mayor no paraba de quejarse y cuando por fin había cumplido con su misión, soltó un suspiro de alivio.
—Cuando termine el día quiero que le recuerdes a Min Ki que debe ir por unas pomadas y hacerme un buen masaje.
Han Gil soltó una risa. —Claro que sí, yo se lo diré.
El castaño le sonrió y por si sólo volvió a ingresar a la casa donde aún se encontraba la anciana y Jung Hee (terminando lo últimos retoques de la tarta). En ese momento, el menor no sabía si seguirlo o quedarse afuera, no obstante, sintió como sus ojos eran cubiertos por unas manos grandes, cálidas y suaves, él sonrió y subió sus dedos hasta tocar las manos del contrario. Sabía perfectamente de quien se trataba, así que una parte de él ya se sentía tranquila.
—¿Dónde estabas? —Preguntó al estar frente de él. —Pensé que llegarías más temprano
—Lo siento, me quedé un rato hablando con tus padres, ya sabes, tenían un poco de problemas con encontrar la ubicación.
—¿Ah? Pero... ¿Ellos si saben dónde queda mi casa? ¿Y si se pierden? ¿Y si nunca llegan?
Dong Sun rió. —Llegaran, tranquilo. —Beso la mejilla de su novio tiernamente. —Si llega a pasar algo, ellos me marcarán e iré por ellos. Todo estará bien.
—Uhm, es que estoy algo ansioso, la verdad es que no sé qué haré cuando los vea. Me da un poco de miedo.
—Lo que estás haciendo es un gran paso para continuar con tu proceso de recuperación, sé que todavía tienes miedo a muchas cosas, pero te garantizo que la satisfacción llegará muy pronto. Puede que dentro de unas semanas o meses ya puedas recordar todo a la perfección y regresar a tu hogar. —Sonrió.
—¿Hogar? —Repitió Han Gil un poco asustado. —Pero... Este es mi hogar. ¿A dónde tendría que ir?
La sonrisa del peli-negro fue desapareciendo poco a poco. —¿Y tus padres? ¿Qué hay de ellos?
—Supongo que entenderán.
—Han Gil, no creas que es tan fácil. Al encontrarse contigo querrán permanecer a tu lado a partir de este día, tantos meses sin verte no creo que ellos agarren sus maletas y regresen a Seúl como si nada.
El castaño no pudo evitar tragar duro. —Pero... Yo... —Miró detrás de él, cuando vio a su abuela salir junto con su hermano, algo dentro de él se rompió. No quería dejarlos, no quería dejar ese pueblo. ¿Ahora que tenía que hacer? ¿Acaso.... Acaso fue un error haber llamado a sus padres? ¿El precio que tenía que pagar era separarse de su familia y amigos? ¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser de esa manera?
—Han Gil. —Lo volvió a llamar, el chico regresó la vista hacia su pareja con una expresión llena de tristeza, en ese momento el corazón de Dong Sun se hizo añicos.
—No los quiero dejar. No me pueden pedir eso, por favor, habla con ellos y convéncelos. No quiero que me separen de mi familia y mucho menos de mis amigos. —Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, una tras otra. El azabache no podía verlo de esa forma, así que lo abrazó con tanto cariño. Sólo permanecía en silencio mientras escuchaba los sollozos de su pareja, en ese momento se arrepentía de haber sacado el tema a la luz, tan sólo pensó que Han Gil estaría de acuerdo con regresar a la gran ciudad, pero gran error que cometió.
—Tienes mi palabra. Si tú te quieres quedar, ellos tendrán que respetar tu decisión.
Tras unos minutos de silencio, el menor se pudo tranquilizar. Habían terminado en la habitación de Han Gil ya que este no quería que nadie lo viera en ese estado. Ambos chicos estabas acostados en la pequeña cama, abrazados y hablando sobre otros temas de interés, en un momento el menor estaba por quedarse dormido, pero los gritos de su hermano lo alertaron.
—Han Gil, baja, tus padres están aquí.
El chico inmediatamente se puso nervioso, por lo que Dong Sun se mantuvo sonriente para darle más seguridad a su pareja, ni siquiera Han Gil se lo podía creer, estaba a unos segundos se conocer a las personas que le habían dado la vida. Lentamente bajó los escalones sin soltar la mano del mayor y juntos caminaron hacia la salida. Ambos pudieron ver como el grupito de personas rodeaban a los visitantes, algo que al castaño lo había puesto más nervioso.
Su hermano se dio cuenta de su presencia y no pudo evitar que una sonrisa se escapara de sus labios. —Él está aquí.
Las demás personas lo escucharon y poco a poco se fueron hacia los lados, en ese momento los ojos de Han Gil se encontraron con los ojos de su madre y segundos después con los de su padre. Parecía ser como un sueño, nunca se había imaginado que llegaría el día cuando tuviera a sus padres frente a él. El nudo en la garganta cada vez se hacía más grande, provocando que al menor le fuera imposible hablar.
Los tres no dudaron en sonreírse a lo lejos, marcando ese día, como el comienzo de una nueva vida.
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Como pueden ver, Han Gil no ha logrado recuperar la memoria en su totalidad, decidí dejarlo hasta este punto ya que es un proceso más largo de lo normal y alargar la historia no hubiera sido lo mejor. Muchas gracias por haber leído mi libro, tengan una vida llena de salud y de éxito ♡
HyunJack.
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