Él pelinegro voltea al pelirosa en un movimiento rápido, y lo coloca en la pose coloquialmente llamada "en 4" dos manos a la altura de la cabeza de forma recta, piernas flexionadas y firmes con las rodillas viendo hacia el  colchón, espalda recta, o en su defecto arqueada, de está manera él pelirosa se acomoda con ayuda del azabache.

Jk procede a colocar su marcada y  venosa mano en su delicada espalda; gemidos bajos salían de sus regordetes y rosados labios, él azabache baja su cabeza a la altura del oído del pelirosa, coloca sus labios cerca de este lugar y dice.

—Follare ese agujero tuyo tan fuerte que, te haré gemir hasta que te quedes sin voz.— Dice—.Te haré gritar tanto mi nombre hasta que gastes toda su existencia y significado.—continúa diciendo y procede a agregar más—. Y te juro que no te podrás sentar en una semana mi pequeño algodón de azúcar.—con esto último lame y muerde su lóbulo para continuar con lo suyo.

En un dos por tres entra formando un estruendo y caos en todo su ser, todo su cuerpo tiembla por él impacto, sus labios sacan la más maravillosa música qué él pelinegro podría llegar a escuchar jamás.

Él azabache comienza a moverse cada vez más fuerte con estocadas seguidas y fuertes, en un vaivén tortuoso.

De nuevo baja su cabeza a la altura de su oído.

—¿Te gusta?—Pregunta, para dar una estocada más fuerte.—¿Ahí, te gusta?—Él pelirosa no responde; por lo agitado que estaba—.Responde bebé, que debo aprender a hacerte sentir bien.—

—S-si, me gusta.— Las palabras salen aireadas y de forma entrecortada.

Él pelinegro toma las hebras rosa entre su otra mano desocupada, y lo jalonea está atrás, él pelirosa arquea su espalda y abre su boca para gemir.

Estoca tras estocada, lo hacen sentir placer.

Hasta venirse fuera y dentro de él.