Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02

"Siempre me arrepiento de dejarte, Yeosang.”

¿Quien era yo para decir que el arte era algo o alguien?


Era su novio, era el novio de la obra de arte mas perfecta y corrompida de quizás toda la existencia.


Yeosang era el arte en si, de todas las maneras posibles que alguien podría imaginar. Yeosang era el arte desde todos los ángulos posibles y todo lo que tocaba lo hacía parecer arte con sus dedos largos y morenos de porcelana.

Muchos podrían decir que Yeosang era el ser mas precioso de la tierra, con esos bonitos ojos de distintos colores debido a sus pupilentes —los cuales siempre usaba diciendo que le gustaba sentirse diferente, y verse diferente al espejo— que parecían querer descubrir el mundo entero con aquellas pupilas curiosas; sus finos labios rosados y sus curvaturas tentadoras y hermosas que siempre llevaba elevadas, formando medias lunas totalmente admirables en su rostro. El bonito rostro angelical lleno de la inocencia que jamás perdió, tan delicado y frágil, con todas sus facciones tan finas e infantiles que lo hacían parecer a un adorable niño.


Y si hablamos de Yeosang, ¿que más puedo decir? Podría estar horas describiendo cada defecto visto por una persona normal, y que para mi eran cualidades únicas que podían o no estar tan de acuerdo por lo que era Yeosang.


Cada vez que me miraba, lo hacia con tanto miedo a perderme como tanto amor que me demostraba. Y yo no podía explicar como él podía seguir intacto, física y psicológicamente como una fría estatua de piedra la cual es considerada como arte... era algo simplemente inexplicable. Yeosang era un frágil pétalo de flor tan valiente, paciente y esperanzado. Lleno y rebosante de vida, superando todo lo que tenía que pasar por el simple hecho que sabia cual era su lugar... a mi lado, en medio de un campo, o con el simple pensamiento de que a la distancia yo lo amo tanto como él me amo a mi, y quizás más.


Era imposible decir que Yeosang no podía hacer arte. Porque lo hacía, lo hacía de todo de tal manera tan maravillosa que lo convertía en arte aunque sea un feo monigote hecho de puras lineas. La forma en la que tomaba los lápices o pinceles, colocando su dedo índice arriba y sosteniéndolo con su pulgar y el medio desde abajo, o simplemente pintando con las yemas de sus dedos, garabateando cualquier cosa en las miles de hojas de doble faz que tenia. Lo hacía con tanta concentración y pasión que hasta una mísera raya era calificado por un 10 viniendo de mi, aunque los demás dijeran lo contrario.


Yo podía ver lo que nadie mas podía en Yeosang, su potencial por cambiar el mundo a su manera era tan curioso que si querías descubrir algo más, nada debía pasar desapercibido. Porque todo lo que Yeosang hacía tenía un significado y razón, algo tan profundo que ni él llegaba a descifrar, tanto que hasta comer tenia su lógica viniendo de Yeosang, y era algo que siempre daba vueltas a la cabeza. Pero cuando lo llegas a entender, tiene tanta lógica como la que no tiene que llega a dar temor y confusión, y terminas llenándote la cabeza de las locas ideas que tenía y que jamás decía, pero que demostraba cada vez que podía hasta con el simple movimiento de sus pestañas, era como un patrón de bloqueo, con tal de quien lograba descifrarlo tenia a Yeosang en sus manos, porque sabrían como tratarlo, cuidarlo y amarlo de la forma correcta. Porque sabrían tanto de él y de su vida que leer sus ojos se hacia tan fácil que sus emociones llegan a tus sentidos, recorriendo cada parte de tu cuerpo y lo obliga a tratarlo de la manera que el lo querría.



Y yo había sido el único, hasta ese momento.



Eso si que era arte, un arte totalmente extraño que poseía de todo un poco. Un arte tan necesario que honestamente cualquier persona se destruye si ya no le tiene, poco a poco, ahogándose en la desesperación y en lo poco que tenia la vida sin los comentarios extravagantes y llenos de lógica que hacia Yeosang sobre lo que veía y le interesaba.



Y

si, yo sabia todo de Yeosang. La posición de sus dedos, sus respiraciones conforme a sus emociones, como sus ojos cambiaban ligeramente y como podía leerlos tal fácilmente por todo lo que trasmitía; su manera de vestir respecto al día, la posición de sus labios cada vez que andaba algo bien y mal y como los movía cada vez que hablábamos a la distancia, los movimientos circulares de cualquier parte de su cuerpo cada vez que sentía alguna molestia, y por supuesto, sus sentimientos, cada uno de ellos del derecho y revés.



Me había dedicado a descubrir y grabar en mi mente cada cosa y detalle de la obra de arte que me amaba y viceversa, Yeosang.



Era algo increíble, un día logre ver su cuerpo desnudo, bronceado de manera tan uniforme y de un tono acanelado que lo hacia mas bello de lo que era, su delgado torso plano sin indicios de musculatura y para nada deseado ni necesario, junto a sus pequeñas caderas bonitas que delineaban su cuerpo, su pecho subir y bajar levemente con desespero junto a sus pequeños botones rosados. La suave piel lampiña de sus brazos y piernas extremadamente delgados, en el cual se podían apreciar la existencia de pequeños moretones esparcidos por todas partes, morados y absolutamente innecesarios en su belleza que sobraba.



Siempre recuerdo sus mañanas, entrelazado a mi lado y durmiendo tan pacíficamente que no daban ganas ni de moverme. Sus pestañas largas y castañas rozaban con sus pómulos y siempre llevaba una sonrisa pequeña en sus labios.



Luego de eso los abría, y siempre me regañaba con un puchero por observarlo mientras duerme, ya que lo hacia sentir incómodo. Y seguía con sus ojitos adormilados, tallándoselos con sus manitos toda la mañana y sus bostezos tiernos que jamás cubría con sus manos. Y antes de que yo pudiera salir de la cama él me rogaba que me quedara a su lado, siempre con el temor de que lo dejara solo y botado, aunque yo siempre le dijera lo contrario. Y asi pasábamos la mañana, acostados y abrazados sin intenciones de movernos, susurrándonos palabras y frases llenas de amor y compartiendo húmedos besos llenos de sentimientos. Hasta que teníamos que levantarnos.



Eso yo lo consideraba arte, porque era asi. Era imposible decir que no, porque no era asi. Yeosang podía ser el arte que todos esperan sin que el se de cuenta, y yo siempre lo consideraba así, en especial en esos momentos que tanto extraño y añoro repetir, en donde lo único que pasaba por su mente era yo, el extraño chico un año menor que el, el cual siempre protegía y le repetía que lo amaba, con tal de que jamás se le olvidara, y donde podía actuar con tanta naturalidad que lo convertía en lo que era, arte.



Él era el museo que todos deberían visitar, pero el cual nadie hace; porque ahora mismo la sociedad esta atestada de gente falsa que cualquier cosa ahora es arte. Y era algo demasiado estupido, porque dicen todo sin razón alguna aparente, lo dicen porque están tan vacíos que quieren convencerse de ser tan profundos como él o yo, pero que no pueden, no pueden por todas las comodidades psicológicas que el mundo ha inventado, tan inútiles y sosas.



Yeosang era el arte en si, tan apreciado por unos y tan atestado por otros. De diferentes preferencias y opiniones que lo único que hacían era querer cambiarlo para tener a algo que si les agradara de pies a cabeza. Y ahí estaba yo, a su lado; admirando cada parte de él sin poder ni querer cambiarlo, porque Taehyung me había mostrado que toda especie de arte era hermosa, y él era todo eso, y mucho mas.


El arte no siempre debe ser hermoso, si no admirable.


Yeosang era admirable, muy admirable.


Y vaya que lo extraño.


“Siempre me arrepiento de dejarte, Yeosang.”

-BOYMEETSEVIL | 191111

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro