-yo?...tu hija?...-

Murmuró la pequeña aún en shock

-si! Seré concubina del emperador! Usted pasa a ser mi hija, no?-

La pequeña soltó una pequeña risa y negó con su cabeza

-no, no lady Rashta, que usted no pasa a ser mi madre por ser concubina de el emperador-

Explico la pequeña

La albina puso una expresión triste

-¿Porque?...quiero ser su madre...-

Murmuro con un puchero

La pequeña sintió un poco de pena

-«cierto...ella perdió a Ian..»-

La pequeña suspiro y tomo la mano de la albina

-que tal, si te doy unas lecciones...supongo que no sabes mucho y, así pasaremos tiempo juntas...y ya veremos en un futuro si me puedes llamar con apodos lindos, te parece?-

La albina sonrió con emoción y abrazo a la pequeña

-¡Si! ¡Si! ¡Si quiero!-

La pequeña miro a su guardia quien observaba incrédula

-«que diablos paso?»
𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍𑁍
Había pasado unos días, la pequeña había estado junto a la albina enseñándole a leer, escribir y modales básicos

También había pasado un problema buscando una dama de compañía para Rashta, la pequeña notado que a su madre llegaban cartas, también supone un problema que paso entre sus padres por cositas sin importancia real

Hoy, era la ceremonia de año nuevo, la familia real de el imperio de oriente le daba la bienvenida a sus invitados más importantes, La familia real de el imperio del Sur

-es un honor conocerlos, emperatriz, emperador, princesa-

Dijo la emperatriz navier con educación, mientras que su hija hizo una reverencia, y su esposo hizo una leve inclinación con su cabeza

El emperador del sur, Adrian white, hizo una reverencia, al igual que su esposa, Adara Ivanov, y su hija, Adriana white Ivanov

-el honor de conocerlos es nuestro-

Dijo en emperador del sur sonriendo

La princesa de oriente miro a la princesa del sur con cierta incomodidad pues la miraba muy fijamente

La familia del imperio del Sur entro al castillo, y entonces el siguiente carruaje se detuvo

-¡¡ABRAN PASO AL PRÍNCIPE HEINREY DEL IMPERIO DE OCCIDENTE!!-

Del carruaje salió un rubio de ojos violetas, alto y de una innegable belleza

La princesa Sarah se sonrojo al verlo, no podía negar lo apuesto que era el príncipe

-«mierda...¿Cómo puede ser tan desgraciado y tan guapo a la vez?...»-

Se pregunto mentalmente la pequeña mientras miraba al rubio acercarse

La emperatriz se aclaro la garganta cuando el principe estuvo cerca

-es un gusto...-

Sus palabras fueron interrumpidas por el principe que se puso de rodillas, tomando su mano, besando el dorso de esta

-es un honor conocerla, mi reina-

La pequeña frunció el ceño al igual que su padre, y ambos tosieron falsamente para llamar la atención de la emperatriz y el principe

-hola? Nosotros estamos aquí también-

Dijo la pequeña molesta

-mis disculpas, mi bella princesa-

Dijo y tomo la mano de la princesa, dándole un beso en el dorso

La pequeña se sonrojo un poco más, apretando ligeramente la mano del rubio

-«maldito...me pone tan nerviosa que se me olvida que es un desgraciado!»-