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Después de 2 días, navier junto a su hija fueron personalmente a la torre dónde encerraron a Alessandra y la llevaron de vuelta al palacio, hicieron que las demás sirvientas la bañaran, y para finalizar, tomaron el té, acompañado con sus postres favoritos
Cuando entonces, un sirviente entro, informándole a la emperatriz que el emperador quería verla
-¿Su majestad quiere verme?-
-disculpe la interrupción- se disculpo muy nervioso -pero si...ordeno que la lleváramos a él de inmediato-
La emperatriz soltó un suspiro
-bien, vamos- dijo dejando su taza con té en la mesita y levantándose, llendose con el sirviente, ante la mirada ligeramente preocupada de su hija
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La pequeña estaba llegando a la alcoba de su padre, tenía qué evitar que el dijera cierta frase que lastimaria en gran profundidad a navier
Entrando sin más
-por eso no dej-
Las palabras del emperador fueron cortadas al ver a su pequeña entrar tan repentinamente, para su suerte fué justo a tiempo antes de que el dijera una tontería
-Sarah?-
Hablaron el emperador y la emperatriz al unisono
-madre...eh, padre...-
-que se te ofrece querida?-
Hablo el emperador con una cálida sonrisa
-queria verte...ya sabes, platicar y eso...-
Dijo con una sonrisa inocente
El emperador sonrió y dió un pequeño asentimiento, luego miro a navier con cierta frialdad, haciéndole un ademán para que se fuera
La emperatriz endureció su mirada y se dió la vuelta comenzando a irse
-ah..una cosa más- miro a sovieshu con frialdad -no quiero que esa mujer se acerque a mi hija- su voz era amenazante y seca
Dicho eso, salió de ahí, cerrando la puerta tras de si
El emperador suspiro y se fue a acostar en el sofá cercano
-tu madre me terminará matando de un enojo algún día- murmuró con molestia y, algo de diversión
La pequeña se acercó a el, sentándose en su regazo, el peli negro sonrió y acaricio el cabello de su pequeña, para luego tomar una campana que tenía cerca, haciéndola sonar para llamar a alguna criada, pero, en lugar de una criada, entro la concubina de el emperador
-¿me llamo su majestad?- hablo con esa voz tan, empalagosa
-¿Rashta?-
Hablo con confusión y diversión el emperador, mientras la albina se acercaba a él
-¿Desde cuándo eres una sirvienta?-
-bueno, ¡Pensé que lo menos podría hacer era servirle!- entonces miro a la pequeña que estaba en el regazo de sovieshu -oh... princesa- la albina hizo una torpe reverencia, dándole una risita a la niña
-oh, lady Rashta, no es necesaria la reverencia-
La pequeña palmeo ligeramente la pierna de su padre, así invitando a Rashta a sentarse, la cuál gustosa se sentó
El emperador suspiro y miro a Rashta sonriendo
-no debes esforzarte, apenas puedes caminar ¿Y en serio piensas hacerle de sirvienta?-
La albina hizo un pequeño puchero
El emperador sonrió y miró la mesita frente suyo, dónde había un pastel de calabaza
-si quieres, come un poco de pastel de calabaza-
Sugirió el emperador sonriendo
La albina miro el pastel con un brillo en sus ojos y una gran sonrisa
-¡Guau! ¡Pastel de calabaza!-
Con emoción tomo una rebanada, el emperador la observó soltando un suspiro
-¿Tanto te entusiasma un pastel?-
-¡No es cualquier pastel!-
El emperador estaba por decir algo pero recodo que su pequeña estaba presente
-ejem...y tú querida? Quieres pastel?-
La pequeña miro a su padre y negó con su cabeza ligeramente
-no, padre, pero gracias igualmente- dijo y soltó un suspiro -ah, padre, sobre lo que dijo madre antes de irse...¿Que tal si me asignas un guardia personal?- pregunto ante la mirada curiosa y atenta de Rashta y su padre
-¿Guardia personal?-
pregunto el emperador
-si, padre, así madre talvez se sienta más, tranquila por mi-
El emperador lo pensó un poco
-hmm, supongo que estaría bien-
La pequeña sonrió y se levantó
-bueno padre, lady Rashta, me retiro-
La pequeña salió de ahí, cerrando la puerta tras de si, soltando un largó suspiro, llendo a su habitación
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Era una mañana preciosa, la pequeña estaba recién levantada, siendo bañada por su dama de compañía, Alessandra, y por su Nana, elizabeth, a quienes se les notaba muy, muy frustradaz
-pasa algo?-
Pregunto la pequeña, Alessandra suspiro
-escuche que el emperador hará oficial que la muchacha esa es su amante...-
La pequeña quedó en silencio un par de segundos
-en la ceremonía de año nuevo, verdad?-
-ah...si, como lo supo?-
-intuición-
Murmuró con una ligera sonrisa
-la emperatriz seguramente estará destrozada...-
Balbuceo Elizabeth, la pequeña alcanzó a escucharla y suspiro
-mi madre es fuerte...logrará sobreponerse ante la situación...-
Dijo mirando a un lado
-despues de mi baño tomen el día libre-
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La pequeña estaba caminando por los pasillos, en compañía de su Guardia personal, Anastacia Evans, una de las mejores soldados del imperio, elegida personalmente por Sovieshu para asegurar el bienestar de la princesa
Mientras caminaban, la princesa se percató que cierta albina caminaba en dirección a los aposentos de la emperatriz, la princesa corrió a dónde la albina, seguida de su guardia
-lady Rashta!-
La llamo y la albina la miro
-hija!-
Hablo con emoción, al escucharla, la pequeña junto a su guardia pararon en seco, estando la princesa en aparente shock, mientras que la guardia estaba horrorizada
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