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Por la mañana, la princesa fue despertada por Elizabeth, quien le indico que ya tenían su baño preparado, y la llevo para así, con Alessandra la bañaron, luego la vistieron

la pequeña estaba un poco pensativa en que debería hacer para evitar el enfrentamiento que se vendría por culpa de la esclava traída por su padre, debía pensar bien las cosas para no perder la confianza, amor y protección de su padre, en su vida pasada había leído algunas historias sobre esta situación, y sabía lo que NO debía hacer, y eso era no defender a su madre, al menos, no directamente

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-¿El emperador va a verla todos los días?-

-oí que le lleva comida personalmente-

-vaya ¿Siendo el emperador tan inexpresivo? Que extraño-

La pequeña se encontraba junto con su madre leyendo un libro, o al menos eso intentaban, pues los parloteos de esas sirvientas las tenían fastidiadas y cansadas a ambas

-madre, y si mejor vamos a un lugar más...silencioso?-

La emperatriz miro a su pequeña y dió un asentimiento, cerrando el libro y ambas levantándose de dónde estaban sentadas, comenzando a irse

-¿Son ellas?-

Escucharon ambas no muy lejos y se dieron la vuelta, mirando a dónde provino esa voz

-¡No, lady Rashta!-

Ambas vieron a una joven albina de ojos negros, vestido color celeste, quien estaba siendo acompañada por dos mujeres

-¡Hola!-

Saludo con una sonrisa inocente la albina, la pequeña peli negra miro a su madre y luego a la albina, sonriendo, dando un breve saludó con su mano

La rubia tomo la mano de su hija y se dió la vuelta para irse junto con la pequeña

-¡Ah! ¡O-oigan!-

La emperatriz se detuvo abruptamente y su mirada se ensombreció y nuevamente giro a ver a la albina

-«yo soy la emperatriz...y mi hija la princesa, ¿Como se atreve a decirnos "oigan"?»-

Pensó un poco molesta, la pequeña se soltó del agarre de su madre y miro a la albina, quien estaba acercándose a ellas

-debemos irnos-

Hablo una de las mujeres

-no, lady Rashta-

La otra trato de detener a la albina, quien ya se había acercado lo suficiente a la emperatriz y a la pequeña

-«¿Que quiere de nosotras?»-

Se pregunto mentalmente la emperatriz

-Hola ¡Soy Rashta!-

Hablo con entusiasmo la albina

-hola, Rashta-

Respondió secamente la emperatriz

La pequeña princesa sintió un poco de incomodidad pues la albina la miraba fijamente y expectante

-hola! Rashta!...yo soy Sarah!-

Trato de sonar lo más amable posible, y noto un brillo en los ojos de la albina

La emperatriz suspiro y nuevamente tomo la mano de su hija y se dió la vuelta dispuesta a irse por fin

-¡Alto!-

La albina extendió su mano para tratar de detenerla, la pequeña rápido reacciona y se puso en medio, en un intento de evitar el conflicto, pero, termino en que la albina accidentalmente rasgo la falda del vestido de la pequeña

-hay no...-

Murmuró la albina algo asustada y apenada

-«diablos...»-

Pensó la pequeña un poco molesta consigo misma, pues termino pasando lo que ella no quiera que pasara, que ese conflicto sucediera

La emperatriz miro a la albina con cierta rabia que logro disimular, ¿Como se atrevía a tocar a su hija?

En ese momento, las dama de compañía de la emperatriz, la Nana y dama de compañía de la princesa hicieron acto de presencia

-¡Su majestad!-

Gritaron las cuatro al unisono, acercandose rápidamente

-¡Que insolente!

Una de las damas de compañía de la emperatriz, la condesa Eliza, le dió un pequeño manotazo en la mano a Rashta, alejándola un poco, mientras que, Alessandra se acercó a la pequeña para asegurarse que estaba bien

-ay, eh...perdón- se disculpo mientras sobaba su mano golpeada -queria llamarlas, pero no sabía cómo...-

Laura, la segunda dama de compañía de la emperatriz, se puso frente a la emperatriz y la princesa

-¡su majestad, es la emperatriz del imperio de oriente!- extendió su mano a la rubia y luego a la pequeña -¡y su alteza real, la princesa del imperio de oriente! Cuida tus modales!-

-¿Disculpe?...eh, digo, se quienes son ellas...-

Las mujeres quedaron en sin silencio sepulcral por unos segundos

-¡Soy Rashta!-

Hablo con esa voz dulce y melosa

La emperatriz puso su mano en su frente y suspiro

-¿Sabes quiénes somos?-

Murmuró

-estoy en deuda con el emperador por darme cobijó en el palacio de Oriente-

Dijo con alegría la albina

-ah, si...¿La esclava?-

Pregunto la emperatriz, Rashta se desconcertó y comenzó a temblar ligeramente

Entonces, una de las mujeres que acompañaba a la albina se acercó

-¡Su majestad! Disculpe su insolencia...- se disculpo por la albina -pero lady Rashta no es esclava-

La emperatriz por un segundo pareció confundida pero asintió

-entiendo-

-pero ¡Que alegría conocerlas!- tomo nuevamente la palabra la albina -he querido saludarlas, pero no sabía cuando hacerlo-

-¿Saludarnos?-

Hablaron al unisono madre e hija

-bueno, vamos a vernos más seguido, así que corresponde que me presenté-

Madre e hija se miraron mutuamente por las palabras de la albina y nuevamente la miraron

-entonces, como debería decirle?-

La albina se dirigió a la emperatriz, quien permaneció en silencio unos segundos

-«¿Cómo debería decirme?...»- la rubia suspiro -dime su majestad la emperatriz-

-...¿Disculpe?-

La albina pareció confundida, mientras que la pequeña princesa no supo que resñodner

-con eso basta-

Finalizó la rubia que dio la vuelta para irse, al igual que su hija

-ah...alto!-

Nuevamente, la albina extendió su mano para tratar de detenerlas, pero está vez, Alessandra la interceptó, con un golpe en la mano

-¡Mocosa insolente! ¿¡Como te atreves a esa informalidad!? Estúpida roñosa!-

Le gritó pero en ese momento...

-¿A quien le dice..."estúpida roñosa"?-

Las presentes miraron a quien hablo, siendo ni más ni menos que el emperador, quién estaba siendo acompañado de dos guardias, las damas de compañía y la nana rápidamente hicieron una reverencia, estando algo temerosas

-su majestad...-

Hablaron al unisono las cuatro

El emperador le dirigió una breve mirada a la emperatriz y paso de largo de esta, corriendo a dónde la albina, quien lloraba

-¡Rashta!-

Llamo preocupado, quitándose su capa para ponersela a la albina

-ay, querida...no llores...- hablo con voz suave -¿No te dije que dejaras de llorar?- dijo limpiando las lágrimas de la joven y la abrazo -no puedo dejarte sola ni un segundo-

La emperatriz observaba esto con aparente desinterés, pero en el fondo sentía un terrible dolor en su pecho, siendo la pequeña princesa la única que noto esto, tomando la madre de su mano, dándole un pequeño apretón en señal de apoyo, la rubia miro a su hija y le dedico una breve, pero dulce sonrisa

-procedemos a retirarnos, me duelen los pies-

Dijo la emperatriz ya harta de la muestra de afecto entre el emperador y la albina

-espere, algo emperatriz-

Ordeno con voz fría el emperador, y la emperatriz lo miro seriamente

-¿Que sucede su majestad?-

-esa dama de compañía-

El emperador señalo a Alessandra, que comenzó a temblar asustada, la pequeña princesa abrió los ojos igual temerosa por su dama de compañía, apretando un poco más fuerte la mano de su madre

-déjela aquí conmigo, emperatriz-

Ordeno el emperador

-si primero me dice para que-

Respondió la emperatriz, no dejaría que castigarán injustamente a la dama de compañía de su hija

El emperador quedó en silencio mirando con severidad a la emperatriz

La princesa soltó la mano de su madre y se puso frente a su dama de compañía

-no...es mi dama de compañía, padre...-

La pequeña tenía una mirada seria pero a la vez temerosa, estaba arriesgandose un poco, pero tenía un pequeño plan formulandose en ese instante

El emperador pareció algo sorprendió por la intervención de su hija y suspiro

-es tu dama de compañía, pero también es ciudadana de mi imperio...- dijo y le hizo una señal a sus guardias para que se acercaron -enciérrenla tres días-

Ordeno y antes de que los guardias se acercarán a la peli naranja, la princesa puso una mirada sería y amenazante

-¡Alto ahí!-

Ordeno y los guardias se detuvieron algo indecisos

-padre, me disculpo pero ¡Su castigo me parece desmedido, y es algo muy injusto!-

Alzó la voz, era la primera vez que le alzaba la voz a su padre, quien abrió los ojos sorprendido por la actitud hostil de su pequeña, y rápido frunció el ceño

-¿Desmedido? Está muchacha está herida y bajo mi cuidado, sin embargo, tu dama de compañía le dijo "estúpida" y "roñosa"- ahora, el emperador fulminó con la mirada a su hija -¿Aún así piensas que mi castigo es desmedido e injusto?-

La princesa sintió mucho miedo por esa mirada pero se puso firmé

-si, me parece desmedido, ella solo me defendía de...de esta mujer! Ella rompió mi vestido, me faltó el respeto a mi y a mi madre-

El emperador abrió los ojos sorprendido por tales declaraciones y miro a Rashta, quien temblaba y lloraba aún, el emperador suspiro para calmarse y miro a uno de sus guardias

-escolta a lady Rashta a su habitación-

El guardia obedeció y se llevaron a la albina quien trató de protestar, pero no sirvió de nada

El emperador se acercó a su hija y se agachó a su altura, abrazándola

-perdoname por reaccionar de una manera tan hostil contigo, hija-

La pequeña quedó en silencio unos segundos y dió un asentimiento, recibiendo un beso en la frente por parte de su padre, quien se separado un poco de ella

-pero, igual, tu dama de compañía será encerrada por 2 días-

-pero...-

El emperador le hizo una pequeña seña para que guarde silencio

-el lenguaje que uso no es el correcto que debe usar en tu presencia, así que estará encerrada por 2 días, entendido?-

La pequeña puso una expresión triste y suspiro, dando un asentimiento algo cabizbaja

El emperador le hizo una seña a su guardia quien tomó de los brazos a Alessandra y se la llevó, y el emperador se fue también, la pequeña apretó sus puños molesta consigo misma, por dejarse llevar causo lo que menos quiera

Una pelea con su padre

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