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Capitulo Final 💜

Se llegó el día que todos estaban esperando: el final de esta historia
😭❤️

Gracias por acompañarme en esta aventura 💜✨️

Pd: Si no lloran fracasé como escritora 🥺💔

Lamento no haber actualizado ayer
¡Estaba sin Internet! 😭

♡♡♡

Capitulo Final

Nicolle

Mi padre se acerca a mi, mientras trato de limpiar mis manos llenas de grasa con una toalla.

-Eres un desastre, Pequeña.

Dice mi padre, haciendo que mi yo de 6 años sonría con diversión. Me quita la toalla de las manos y la pasa por mi rostro tratando de quitar los restos de grasa que hay en mi frente sudorosa.

-Oye, Papá, ¿Me enseñarás a manejar tu motocicleta? Prometo no caerme.

Mis palabras lo hacen reír a carcajadas.

-Cuando sea grande voy a ser como tú, Papá.

-Cariño... -Me mira con una leve sonrisa en sus labios. -No tienes que ser como yo, sino mejor que yo.-besa mi frente. - Si eres fuerte y nunca te rindes, lograrás hasta lo imposible.

-¿Nunca rendirme?

-Si, pequeña. Nunca te rindas...

Me despierto, cuando no se en que momento que he quedado dormida. Mis ojos pesan, pero lentamente los voy abriendo para adaptarme a luz. Un pitido fuerte a mi lado me hace doler la cabeza.

Todos mis huesos duelen como si me hubieran dado una paliza infernal (y no recuerdo que me hayan dado una).

Cuando por fin logró abrir mis ojos, parpadeo varias veces tratando de adaptarme a la luz. Mi vista es borrosa.

Todo es muy blanco.

¿Dónde estoy?

Levanto mis manos lentamente para agarrarme la cabeza porque el dolor que siento es insoportable. Me doy cuenta de que no estoy en mi habitación sino en una habitación desconocida con paredes blancas.

Como si fuera...¿Un hospital?

Frunzo el ceño realmente confundida. Pero, ¿Qué hago en un hospital?

Siento una presión en mi garganta, como si algo tratara de asfixiarme, y por inercia llevo mi mano a ese lugar.

Toco algo duro rodeando mi cuello, y me doy cuenta de que es un collarín.

Pero...¿Qué coño?

Como puedo me lo quito, pero enseguida mi nuca palpita de dolor al igual que mi cien y suelto un quejido.

En ese momento escucho la puerta abrirse y mi vista automáticamente se va hacia ese punto.

Mi madre entra por ella.

-¿Nicolle? ¡Dios, estas despierta!. -camina hasta llegar a mi con los ojos hinchados y llenos de lágrimas. -¿Estas bien?¿Te duele algo?

Apenas puedo procesar su ataque de preguntas.

-Estoy bien, Mamá. Solo...solo me duele el cuello y la cabeza, pero nada más. -Le respondo con tranquilidad pero mi puto cerebro quiere explotar y mi cuerpo lo siento realmente adolorido.

-Cariño, pensé que te perdería. ¡Dios! No se que hubiera hecho si eso hubiera sucedido. -llora llena de preocupación. Como puedo me siento en la camilla y la tomo de la mano.

-Mamá, estoy aquí. Estoy bien.

Le sonrío pero ella no lo hace. Noto algo extraño en su mirada como si me ocultara algo. Además ni siquiera recuerdo como llegué al hospital.

-¿Pasa algo, Mamá?.

-¿No lo recuerdas?

Ella me mira preocupada y yo frunzo el ceño.

-Yo...no lo sé, solo recuerdo que iba en un auto y...

Hago una pausa forzando a mi cerebro a recordar porque estoy pasando algo por algo. Siento una extraña sensación, como si algo no estuviera bien. Y estar en un hospital significa que algo malo ha sucedido, pero no logro recordarlo quizás me he golpeado la cabeza o que se yo...

Recuerdo la graduación, también recuerdo lo que pasó con Ian, luego hablé con camilla y después...Stanley.

Me sobresalto al recordar lo sucedido.

-Mamá, ¿Dónde está el Stanley?.

Las facciones en el rostro de mi madre cambian por completo. Me mira con preocupación y nostalgia, y ese gesto me basta para saber que algo no anda bien. Mi corazón se acelera ante la preocupación.

-Mamá, ¿Él está bien?. -Suelto desesperada pero mi madre baja la cabeza mientras toma mi mano entre las suyas.

-Lo siento, Cariño, él...

Ni siquiera dejo que termine la oración, con el corazón retumbándome en el pecho y un nudo en mi garganta, me levanto de la cama. Mi madre intenta detenerme, pero no la escucho. Cuando me pongo de pie me mareo, pero lo ignoro y camino hasta la salida. Estoy descalza y solo llevo una bata quirúrgica cubriendo mi cuerpo, de seguro estoy hecha un desastre pero no me importa en lo absoluto. Necesito ver a Stanley, necesito saber si esta bien. Ni siquiera me doy cuenta que unas lágrimas pérdidas descienden por mi mejilla, siento que me falta el aire y mi cabeza va a explotar, pero no me detengo sino que sigo caminando de prisa por el pasillo. Paso al lado de un montón de enfermeras pero no me detengo a mirarlas, necesito saber que pasó con Stanley, si algo le sucede yo...

No. El está bien. Quiero pensar que lo está.

Escucho a mi madre decirme que me detenga que voy a hacerme daño, pero la ignoro. Al llegar al final del pasillo me encuentro con la sala de espera donde encuentro a la madre de Stanley llorando sin cesar en los brazos de Mara. Spencer, el padre de Stanley, camina de un lado a otro nervioso. La primera que nota mi presencia es Mara quien se aparta de Autora y llega a mi lado para abrazarme.

-Me alegra que estes bien. -su voz suena entrecortada como si hubiera estado llorando todo el día. Me aparto de ella.

-Mara, ¿Dónde está Stanley? ¿Dime que está bien, por favor?

Sus ojos se cristalizan al instante.

-Él...está mal, Nicolle.

Es en ese momento en que dejo de respirar e incluso creo que mi corazón deja de latir. Me niego a creerlo, él...tiene que estar bien.

-En este momento lo tienen en el quirófano. Lo siento mucho...

Me quiebro, siento una fuerte punzada en el pecho y me tambaleo un poco. Mara vuelve a abrazarme y lloro en sus brazos.

-Todo es mi culpa, Mara.

Suelto un susurro ahogado, apenas audible mientras el dolor y la preocupación me atraviesan el pecho. Siento sus manos acariciar mi cabello tratando de calmarme pero no puedo dejar de llorar.

-No. No es tu culpa, Nicolle.

-Lo es, Mara, todas las personas que me quieren siempre salen lastimadas por mi culpa. Yo...

-Familiares de Stanley Montgomery. -escuchamos a alguien hablar y nos giramos hacia la voz.

-Soy su padre. -responde Spencer y nos acercamos al doctor. Mi corazón late con fuerza y desesperación. Mis manos tiemblan sin parar. Mara se coloca a mi lado.-¿Cómo está mi hijo?.

-La situación del chico es bastante grave, sufrió mucho daño en el cerebro lo cual le ha causado un derrame cerebral.

Ni siquiera parpadeo, creo que hasta mi cerebro ha dejado de funcionar con lo que acaba de decir. El llanto de una madre desesperada me saca del vacío que me estaba consumiendo. La madre de Stanley se desmaya en los brazos de su esposo y la recuesta en el sofá mientras Mara le hace compañía.

-Le hemos realizado una operación de alto riesgo, ahora solo nos queda esperar a que despierte.

-¿Pero va a estar bien?. -hablo y todas las cabezas giran hacia mi. Mi madre llega a mi lado y me sostiene.

El Doctor me mira y suelta un suspiro.

-No lo sabremos hasta que despierte.

-¿Y cuando va a despertar?

-Cuando el lo decida.

-¡¿Qué?!

-Lo lamento, Señorita, pero pueden que tomen días o incluso meses, eso no lo sabemos.

-¿Puede...morir?.

El hombre hace una mueca.

-Si.

Palidezco mientras mi corazón se quiebra en miles de pedacitos.

Esto no puede estar pasando.

-Les estaré informando su progreso. -Continúa el Doctor. -Por ahora solo queda esperar. Lo siento.

El hombre se da la vuelta para irse pero levanto la voz deteniéndolo y me mira nuevamente.

-¿Puedo verlo?.

-No es recomendable.

Asiento con lágrimas en mis ojos. Me giro hacia mí madre y ella me envuelve en una fuerte abrazo. Cierro mis ojos y lloro hasta quedarme sin lágrimas, hasta quedar totalmente destrozada.

♡♡♡

Una hora más tarde, Camilla y Gerson llegan al hospital. Mi mejor amiga llega a mi lado y me envuelve en un abrazo mientras que Gerson saluda a los padres de Stanley.

-Estaba tan preocupada por ti. Me diste un susto de muerte. -suena preocupada. Se aparta de mi lado y nos miramos fijamente.-¿Cómo estás?

Me encojo de hombros, cansada y frustrada a la vez.

-Vacía.

-Todo va a estar bien.

Asiento.

Quiero creer en sus palabras, pero no puedo, no cuando Stanley puede morir en cualquier momento.

-¿Ya has comido algo?

Niego con la cabeza.

-Vamos por un café.

-No...

- Vas a comer algo y punto.

Sin replicar me dejo llevar por ella a la cafetería del hospital. Nos sentamos en una mesa y ella pide un Sandwich y un jugo de Naranja para mi. Se sienta frente a mí y a regañadientes comienzo a comer. Cuando termino, ella me sonríe victoriosa y yo pongo los ojos en blanco. No tengo ánimos para nada. Odio los hospitales, me recuerdan a mi padre cuando tuvo aquel fatídico accidente.

Me escuecen los ojos, creo que me echaré a llorar en cualquier momento y Camilla parece notarlo ya que estira su mano y la une con la mía.

-El va a estar bien.

Me dice con una sonrisa y yo paso saliva con fuerza.

-¿Tú crees?.

-Estamos hablando de Stanley, Nicolle. -ironiza. -El nunca se rendiría, no lo hizo contigo.

Tiene razón. Eso hace que me oprima el corazón.

-Camilla, necesito verlo. -Le digo desesperada.

-El doctor aun no ha dado la orden...

-Me importa una mierda lo que diga el puto doctor, quiero verlo y eso es lo que haré.

Camilla abre mucho los ojos.

-No vayas a cometer ninguna locura, Nicolle, tu aún no estas bien necesitas descansar. Debes tener paciencia...

-¿Paciencia?¿Cómo se supone que lo haga, cuando la persona que amo esta en una maldita habitación sin despertar, quizás nunca lo haga, quizás muera? ¿Debería tener paciencia, Camilla?. -espeto alterada con lágrimas en los ojos. Las personas en la cafetería nos miran, pero poco me importa. -Solo quiero verlo. Quiero pedirle perdón, Camilla, porque todo lo que pasó fue mi maldita culpa.

Me quiebro. Dejo las lágrimas fluir, dejo que el dolor me embargue. Nos quedamos en silencio por unos instantes.

-Nada de esto fue tu culpa, solo fue un accidente, Nicolle.

-Debí ser yo, no él. El no se merece esto, Camilla. -murmuro entre lagrimas y las limpio con el dorso de mi mano.

-No digas eso, Nicolle.

-Ayúdame, Cami, necesito verlo.

Mi mejor amiga tensa los labios dudosa, pero al final termina asintiendo.

-Te ayudaré. Solo espero que no me lleven a la cárcel.

En otro momento me hubiera reído, pero no ahora. No cuando me siento destrozada emocionalmente. Suelto un suspiro y mantengo la calma.

-Necesito que averigues en que habitación se encuentra.

-Pero...¿Cómo haré eso?

-Pídeselo al chico de recepción. Lo haría yo, pero soy una paciente así que no creo que me ayude.

-¿Y a mi si?

Me encojo de hombros.

-No lo se. Pero debes intentarlo.

Ella hace una mueca.

-Sabes que no soy buena relacionándome con chicos.

-Lo se, pero inténtalo usa tu poder de persuasión.

-Soy pésima usando la persuasión.

-Solo hazlo.

Ella pone los ojos en blanco con molestia.

-Esta bien.

Una fina emoción esperanzadora se instala en mi pecho. Le digo que me quedaré en la cafetería mientras ella lo hace, para que asi nadie sospeche nada. De seguro el doctor va a matarme pero tengo que hacerlo, debo verlo.

Media hora después Camilla llega a mi lado y se sienta bruscamente en la silla frente a mí. Su gesto frustrado me dice que no es nada bueno.

-¿Y? ¿Lo lograste?.

Suelta un suspiro, como si estuviera ¿aliviada, tal vez?. La miro con el ceño fruncido.

-Apenas.

-¿Eh...?.-la miro confundida y preocupada a la vez.

-El señor Spencer me descubrió.

-¿Qué?. -chillo alterada. -Mierda.

Se cruza de brazos y me mira.

-Tuve que decirle que fuiste tú quien me mandó.

La fulmino con la mirada.

-Traidora.

-Era la única opción. ¡Estaba nerviosa!

-¿Y que dijo? De seguro que no me va a dejar entrar a verlo. Es su padre, asi que esta en su derecho.

-Este...bueno...

-¿Qué?.

-Es que...el le pagó una suma bastante exagerada al chico de recepción para que le diera el número de la habitación de Stanley.

-¡¿Qué?!. -Eso me sorprende.-¿Entonces, entro a verlo.?

Camilla niega con la cabeza.

-Pero si ya sabía cual era la habitación, ¿Por qué no lo hizo? De seguro el también quería verlo, ¿O no?.

-Si, pero...me dijo que tu lo hicieras primero.

Abro los ojos y la miro atónita.

-¿Hizo todo eso por mi?.

-Si.

Ni siquiera se que decir.

-Vaya.

-Habitación 502. Es la de Stanley.

Paso saliva y ella me mira con una ceja alzada.

-¿Y que estás esperando para ir a verlo?.

Suelto un suspiro y luego asiento. Me levanto de mi asiento aún con mi horrible bata azul quirúrgica.

-Suerte.

Me desea mi mejor amiga y camino deprisa para salir de la cafetería. Llego al pasillo y subo una escalera al siguiente piso ya que el mapa en la pared dice que allí quedan las habitaciones. Todo el blanco en las paredes y en el piso me generan náuseas. Sonrío de lado al darme cuenta de que si Stanley estuviera despierta le encantaría ya que es su color favorito.

Camino con el corazón latiendome en la garganta, estoy nerviosa pero también aterrada porque si alguien me descubre estaré en problemas. Pero todo sea por verlo, no me importan las consecuencias. Hay puertas de ambos lados del pasillo así que miro a todas partes buscando el número 502, hasta que al final la encuentro. Me quedo parada frente a la puerta y paso saliva con fuerza. Mis manos tiemblan y mi corazón palpita como loco. Coloco la mano en la manilla de la puerta, suelto un suspiro nervioso y la abro lentamente. Lo primero que escucho es un pitido, el olor a desinfectante me hace doler la cabeza. Cierro la puerta detrás de mi con cuidado de no hacer ruido. Cuando vuelvo a girarme, lo veo.

Stanley

Esta recostado en la camilla, mientras sus ojos están cerrados, respira calmadamente y una bata igual que la mía le cubre el cuerpo junto a una manta. Me acerco lentamente para verlo y tocarlo, necesito sentirlo. Mi garganta se vuelve un nudo y contengo las ganas de llorar. Me mantengo firme en cada paso, pero mis piernas flaquean y un dolor abrazador se instala en mi pecho. Ni siquiera se si estoy respirando. Me detengo a su lado y ahogo un sollozo cuando veo su rostro golpeado, sus labios magullados y una venda cubriendo su cabeza. Un tubo entra por su boca y no puedo evitarlo, comienzo a llorar. Cubro mi boca con mis manos tratando de calmarme, pero no puedo. Se ve tan mal, tan indefenso.

No puedo soportarlo.

Mis manos no dejan de temblar en descontrol. Como puedo me acerco aun más, entre lágrimas y con manos temblorosas toco su rostro.

Me duele el pecho, creo que voy a desmayarme.

-Stan...soy yo...

Mi voz sale en un susurro entrecortado mientras mantengo mi mano en su mejilla.

-Lo siento tanto. -Lloro, destrozada. -Perdóname, Stanley. Tienes que vivir, tienes que volver a estar conmigo...no se que voy a hacer si te vas. Por favor, lucha por tu vida. Aún nos quedan muchas cosas por hacer...y no quiero perderte. Eres lo único bueno que me ha pasado en la vida...Te amo, Stanley y voy a hacerlo siempre.

Tomo una de sus manos y entrelazo sus dedos con los míos con la esperanza de que abra sus ojos y me diga que soy insoportable por haberlo despertado, que estoy loca...

pero no lo hace.

-Te amo más que a mi misma, Stanley.

♡♡♡

Han pasado 2 días desde que salí del hospital, me siento tan...devastada que apenas y pruebo bocado. Mi madre está muy angustiada por mi salud y se la pasa al pendiente de mi como si fuera a intentar suicidarme de nuevo. Mi vida es una completa mierda, pero me prometí que no lo haría de nuevo.

Se lo prometí a él...

Como puedo me levanto de la cama, necesito volver al hospital con Stanley. Ya ha pasado un mes y nada que despierta, la preocupación está matándome y me siento tan culpable por todo lo que pasó. Tuve que haber sido yo, no él. La vida se ha encargado de arrebatarme a todas las personas que quiero y es una mierda. Pero en el fondo se que lo merezco, se que merezco lo peor de este mundo. Mi destino es estar sola, ahora lo sé.

Entro al baño para ducharme. Cuando estoy lista, bajo a la cocina en pijamas. Veo a mi madre en la sala esta hablando por teléfono parece nerviosa. Frunzo el ceño y llego hasta ella.

-Si. Se lo diré.

Cuelga la llamada.

-¿Pasa algo, Mamá?. -Interrogo. Pero luego me altero. ¿Es Stanley? ¿Ha despertado?.

-No, Cariño.

Suspiro frustrada.

-Era Mara.

-¿Mara?

-Si. Preguntó por ti, quiere que vayas a la mansión.

Frunzo el ceño confundida. Hace dos días fui y me quedé a dormir en la habitación de Stanley.

Lloré hasta quedarme dormida.

-¿Por qué?.

-La policía quiere hablar contigo.

-¿La policía? ¿Por qué? ¿Hice algo?.

-No, Cariño. Al parecer quieren hablar contigo sobre el accidente.

-Que raro. -Digo confusa. -¿Mara no dijo algo más?.

-No. Pero parecía nerviosa y preocupada. Mejor vístete y vamos hacia allá.

Asiento y corro hacia mi habitación a cambiarme. Minutos más tarde llegamos a la Mansión Montgomery, Romer nos recibe con una sonrisa que Mamá le devuelve, pero a mi no me apetece hacerlo. Hace un mes que no lo hago y creo que nunca volveré a sonreir hasta que Stanley despierte. Estacionamos y veo un auto de la policía al lado del auto de Spencer. Paso saliva y camino junto a mamá hacia la entrada. Escuchamos voces en la sala de estar, pero hacen silencio al percatarse de nuestra presencia.

Mara se acerca a mi y me abraza al igual que la madre de Stanley quien tiene lágrimas en los ojos. Supe por Mara que Aurora ha entrado en depresión y ha estado yendo a terapia. El señor Spencer se ha encargado del auto de Stanley el cual están reparando. Y Mara, a pesar de todo ha sido fuerte y ha estado allí para todos, e incluso para mí. Cuando termino de saludarlos el jefe de la policía se presenta con el nombre de Gerald Farris y otro policía llamado Ronald. Nos sentamos en la sala y todos parecen preocupados e incluso nerviosos. Me altero al instante, me sudan las manos y trato de calmarme, no creo que sea nada malo, o eso creía hasta que el Jefe de la policía dice las siguientes palabras:

-No fue un accidente.

Me paralizo mientras mi corazón late con fuerza en mi pecho. Dejo de escuchar incluso de respirar, apenas puedo moverme.

-Alguien ha cortado los frenos del auto y tenemos al culpable. Por eso quería hablar usted, Señorita Morrison. -Continúa el tal Gerald y el policía a su lado, Ronal abre el portátil y me muestra la pantalla donde se reproduce un video. Paralizada frunzo el ceño y me quedo fijamente viendo el video del estacionamiento del instituto, Stanley me toma de la mano y entramos a la institución el día de la graduación. Luego aparece un chico alto y delgado que reconozco al instante. -¿Lo conoce?

Todas las miradas están puestas sobre mi y empiezo a llorar.

-S-si.

Suelto en un susurro, aterrada.

No. Esto no puede estar pasando, ¿Por qué?. Necesito respirar, pero no puedo, mi pecho sube y baja frenéticamente mientras la respiración se atasca en mi garganta. No puede ser posible. Ese maldito...
Coloco mis manos a cada lado de mi cabeza y cierro mis ojos mientras lloro.

-Cariño...

Escucho la voz de mi madre, pero la ignoro. Estoy en shock. Conozco a Ian de toda la vida, pero nunca imaginé que haría algo así: atentar contra la vida de un ser humano. Pero ese día pude notar en sus ojos, en sus pupilas dilatadas. Estaba drogado. Sólo quería vengarse de mi, quería que sufriera y lo ha logrado.

Ian James

Escucho a mi madre pronunciar su maldito nombre, Spencer espeta molesto que se va a hundir en la cárce, la madre de Stanley no deja de llorar, Mara me abraza diciéndome que todo va a estar bien. Pero nada está bien.

Todo fue mi culpa. Si Stanley se hubiera alejado de mi nada de esto habría sucedido. El estaría bien.

Todo fue mi culpa.

Lo sabía.

Solo quiero morirme y dejar de sentir este dolor que me quema el pecho.

Como puedo me levanto y corro llorando por las escaleras, mi madre me grita pero no me detengo. Tengo el pulso acelerado, la respiración cortada, el peso de la culpa lo llevó en mis hombros. Lo odio, lo odio tanto.

Y me odio a mi misma.

Miles de emociones se instalan en mi cuerpo: ira, dolor, desesperación, como si una tormenta arrasara con todo lo bueno que hay en mi. Llego a la habitación de Stanley y me acuesto en la cama abrazando su almohada. Lloro sin control alguno, esperando que caiga un rayo encima de mi o un maldito meteorito aterrice sobre mi cabeza y me calcine viva, no me importa solo quiero dejar de sentirme así. No quiero volver a sentirme de esta manera. Y todo por culpa de Ian, el chico que me ha destrozado la vida. La persona que más odio en el mundo. Me siento contra el espaldar de la cama y abrazo mis piernas. Coloco mi cabeza en mis rodillas mientras tiemblo sin parar. Veo el teléfono de Stanley sobre la mesita de noche con los auriculares, hace unos días no estaba allí pensé que se había perdido o algo así. Pero lo tomo entre mis manos y lo enciendo, en el protector de pantalla aparece mi rostro sonriente junto al suyo y mis ganas de llorar aumentan. No tiene contraseña así que busco la carpeta de música para tratar de escuchar un poco de música y mejorar mi estado de animo. Encuentro una carpeta que dice favoritas y coloca la primera canción llamada It's you, me coloco los auriculares y cierro mis ojos dejándome llevar por la música. No sé cuánto tiempo pasó desde que me quedado dormida, pero alguien me remueve despertándome.

-Nicolle...

Como puedo abro los ojos y noto que es la voz de mi madre. Parpadeo adaptándome a la luz.

-Despierta. -vuelve a removerme pero no quiero levantarme solo quiero dormir hasta morir. Pero mi madre sigue insistiendo.

-Déjame, Mamá.

-Levántate. Stanley ha despertado.

Cuando escucho a mi madre decir esas palabras me levanto de un salto con el corazón desbocado.

Ha despertado.

Por fin.

Dejo de escuchar a mi madre y salgo corriendo de la mansión. Enciendo el auto y marcho a toda velocidad hasta el hospital. Cuando llego, siento que me cuesta respirar y mi corazón va a sufrir un colapso. Mis manos tiemblan de anticipación.

Cuando llego a la sala de espera, veo al padre de Stanley abrazando a su esposa como si quisiera consolarla. Su rostro esta teñido de preocupación. Pero...Stanley ha despertado por qué esas caras. Llego hasta donde se encuentra Mara, al darse cuenta de mi presencia se echa a llorar mientras me abraza.

-¿Qué...pasa?

-Él...-dice entre sollozos y luego se aparta de mi limpiando sus lágrimas.

-¿Qué? Mara, háblame. -le pido con desesperación. -¿Él está bien?

Ella asiente y yo frunzo el ceño preocupada y confundida a la vez.

-Iré a verlo.

Me giro para apartarme.

-No. No lo hagas. -Me detiene sosteniéndome de la mano. -Él...

Pero me suelto de su agarre y salgo corriendo hasta la habitación donde se encuentra Stanley. Mi pecho sube y baja con desesperación, mi corazón late frenéticamente, mis manos tiemblan, mis pulsaciones están alteradas y dejo de respirar cuando abro la puerta abruptamente y sus ojos encuentran los míos.

-Stan...

Mi voz sale apenas en un susurro entrecortado y al instante quiero llorar de felicidad. El no deja de mirarme y yo tampoco.

Esta despierto.

Está vivo.

No me molesto en cerrar la puerta solo camino rápidamente hacia el y lo abrazo. Quiero llorar pero no lo hago, solo cierro mis ojos y lo abrazo. Su corazón late acelerado junto con el mío y es entonces que vuelvo a respirar con normalidad, vuelvo a sentirme aliviada, vuelvo a sentirme viva de nuevo...

-Estás aquí. -Le susurro sin dejar de abrazarlo. -Pensé que te perdería, Stanley.

-Yo...eh...

Lloro sin poder evitarlo.

-Soy tan feliz. Te quiero tanto.

Stanley suelta un quejido y me aparto de su lado preocupada. No debí abrazarlo.

-Lo siento. ¿Estas bien? ¿Te hice daño?.

-No. Estoy...bien.

Le sonrío.

-Me alegra que lo estés.

-Si a mi también, creo. -se encoje de hombros y sus mejillas se vuelven rojas. Me siento a un lado de su cama.

-¿Avergonzado, Einstein?. -Le digo divertida pero el frunce el ceño como si estuviera confundido.

-Yo...¿Te conozco?.

Mi corazón se quiebra en miles de pedacitos mientras el me mira fijamente. Yo apenas puedo parpadear.

-¿Qué?. -Suelto atónita.

Esto no puede estar pasando. Por favor, que no sea lo que estoy pensando.

-¿Tú...quien eres?.

Y mi peor miedo se hace realidad, el no me recuerda...

Se ha olvidado de mi.

==========》♡♡♡《=========

😭💔

¿Lloraron?
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Gracias por el apoyo y la paciencia
Los quiero 💜

Feliz Navidad para todos 🌲❤️

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