Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 65 💜

Dejen sus opiniones al final
Del capítulo 🥺❤️‍🩹

Disculpen los horrores si los ven, el capítulo no está editado

♡♡♡

Capitulo 65

Stanley

Han pasado dos semanas desde que Nicolle y yo estamos juntos oficialmente.

Novios

Ahora puedo llamarla novia sin miedo y eso...me hace realmente feliz. Nunca he tenido una novia y no sé qué cosas implican esa etiqueta, aunque no creo que tenga que cambiar algo entre los dos. Para mi, siempre hemos sido novios o más que eso. Nada ha cambiado.

Sonrío para mi mismo con idiotez.

Porque, quien diría que caería rendido a sus pies. Recuerdo cuando la odiaba desde el principio y no la soportaba cerca de mi. Aunque, a decir verdad, aún la sigo odiando por haberse robado mi corazón. Ahora la quiero conmigo todo el tiempo, a cada momento. Muchas cosas han cambiado en mi: antes ni siquiera sonreía ahora con ella, no puedo dejar de hacerlo. Antes pensaba que estar solo era lo mejor del mundo, pero estaba bien equivocado porque tener compañía y disfrutar de pequeños momentos con esa persona, es lo más satisfactorio del mundo. Y sobre todo si se trata de ella: la insoportable e irritante Nicolle Morrison, la chica de la cuál nunca quise enamorarme y terminé perdiendo la cabeza, la chica de la cuál me enamoraría en esta vida y en la que sigue.

Ella me sonríe mientras se acerca a mi y mi corazón se acelera justo como la primera vez que la vi. Cuando llega a mi lado en el sofá se sienta de lado sobre mi regazo.

-¿En qué piensas, Einstein?

Sus ojos encuentran los míos mientras coloca sus manos alrededor de mi cuello.

-En lo afortunado que soy.

-Yo también pensaría en ello teniendo a alguien tan magnífica y perfecta como tu novia. Diría que te ganaste la lotería.

Eso me hace sonreír.

-En eso estamos totalmente de acuerdo.

Ella me sonríe abiertamente mientras su mirada se ilumina.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Ya la estas haciendo, Nicolle.

Pone los ojos en blanco mientras sonríe.

-Bueno, otra.

-Pregunta lo que quieras.

-¿Pero serás totalmente sincero conmigo?

-¿Cuando no lo he sido?. -Inquiero.

-No me respondas con otra pregunta, Einstein.

Me carcajeo.

-Bien. ¿Que quieres preguntarme?.

-¿Qué es lo más te gusta de mi?.

-¿Es enserio?. -su pregunta me toma desprevenido y la miro con el ceño fruncido, ella asiente. -¿Puedo decir todo?.

-Eso sería mentir, Stanley. No te puede gustar todo de una persona. Siempre habrá algo que odies.

-No odio nada de ti, Nicolle. Me gustan cada una de tus facetas buenas o malas.

-Oh, vamos. Eso es trampa. Debes odiar algo de mi. Tengo miles de defectos, Stanley.

-Me gustan tus defectos, cada uno de ellos. Ya te lo he dicho.

-¿Cómo pueden gustarte mis defectos? No logro comprenderlo.

La miro fijamente mientras su cabello castaño cae por su hombro y paso saliva con el corazón acelerado.

-Yo tampoco.

Ella me sonríe de lado mientras coloco un mechón de cabello en su oreja.

-Gracias.

-¿Por qué?.

-Por enamorarte de mis defectos y no de mis virtudes. Por enamorarte de mis heridas y curarlas solo con estar cerca de mi. Por llenar mis vacíos y cada una de mis grietas. Por quererme aunque no lo merezca.

-Mereces eso y mucho más, Nicolle, de eso no tengas la menor duda. Y si mis palabras no te bastan, entonces no dejaré de demostrarte lo mucho que te quiero, lo mucho que vales la pena. Porque para mi lo vales todo.

Ella me mira y sus ojos se cristalizan. Yo solo me limito a sonreirle. Pasa saliva y me devuelve la sonrisa.

-No te merezco, Stanley.

Sonrío con más ahínco.

-Claro que si. ¿Acaso no te has dado cuenta de que somos el uno para el otro?.

Ella sonríe con más fuerza y luego se cruza de brazos.

-Si. Pero aún te sigo odiando como el primer día.

Me carcajeo.

-¿Estas segura, Morrison? Porque tu corazón me dice todo lo contrario.

Ella se muerde el labio mirándome fijamente.

-Puedo oírlo latir.

-¡Eso no es cierto! Estas exagerando.

-¿Ah no?. -inquiero y ella niega con su cabeza. La tomo de la cintura y la dejo caer recostada en el sofá tomándola desprevenida mientras me coloco entre medio de sus piernas y me apoyo con las manos para no aplastarla. -¿Y ahora?.

Ella empieza a reir y estira sus manos para rodear mi cuello.

-Ahora...ahora mi corazón no es lo único que late con fuerza, Einstein.

Me susurra con malicia y yo paso saliva con fuerza. Mi corazón se acelera al instante cuando uno de sus dedos acaricia mis labios con una lentitud tortuosa mientras ella no deja de mirarme con suspicacia.

Mi erección ejerce presión en su sexo y la beso lentamente haciendo que jadee en mi boca ante mi atrevimiento. Me aferro a su boca y nos besamos una y otra vez hasta que alguien se aclara la garganta con fuerza.

Me aparto de Nicolle rápidamente con la respiración hecha un caos. Mi vista se va hasta la persona que está parada frente a nosotros mirándonos con incomodidad.

Mierda

Es en este momento en que quiero teletrasportarme e irme a Jupiter. Abro los ojos de par en par sin saber que decir, mientras la vergüenza no cabe en mi cuerpo. Nicolle me mira y yo la miro avergonzado por la situación. Había olvidado que no estábamos solos en mi casa.

Ahora mi padre nos observa atónito mientras que Nicolle tensa sus labios para no reírse del espectáculo que le acabamos de dar a mi padre.

-Perdón por interrumpirlos, solo iba de salida. -pronuncia mi padre muy tranquilamente y yo abro y cierro la boca muriéndome de vergüenza. Me mira fijamente. -Y la próxima vez vayan a un lugar más privado para no tener que verte succionar la boca de tu novia.

Palidezco ante las palabras de mi padre pero Nicolle estalla en una sonora carcajada. Mi padre menea la cabeza negativamente y se va.

Me giro hacia Nicolle con el rostro ardiendome de pena pero ella no para de reír.

-No es gracioso, Nicolle. Eso fue muy...

-¿Indecente?.-Continúa ella entre risas y yo suelto un suspiro de frustración. -¡Claro que fue indecente!.

-¡Dios! ¿Que pensará mi padre de mi?

-No te preocupes por eso, Stan. Es algo normal. Además no estábamos haciendo nada malo.

-¡Es mi padre, Nicolle!

-¿Y?.

-¡Que es vergonzoso e irrespetuoso!

Se vuelve a carcajear pero yo la miro seriamente y su sonrisa se desvanece.

-Vale. -pone los ojos en blanco. -No debimos hacer cosas indecentes frente a tu padre. -Acepta y yo asiento. La siento levantarse del sofá y queda de pie frente a mí. Levanto la cabeza para verla.

-Todo esta bien, Stanley.

Me sonríe y aunque aún me siento completamente avergonzado por mis actos intento sonreirle pero me sale fatal. Ella acaricia mi cabello con sus manos y suelto un suspiro al mismo tiempo que cierro los ojos.

-Te adoro, Morrison. -le digo un poco aliviado aun con los ojos cerrados. -A pesar de que seas un tumor en el culo.

La escucho reir.

-También te adoro, Einstein. Lo sabes, ¿No?.

Abro los ojos y mi mirada se encuentra fijamente con la suya. Esta vez le sonrío de verdad con el corazón saltándome en el pecho de felicidad.

-Lo se.

Acerca su rostro al mío y besa mi frente.

-Nunca olvides lo mucho que te quiero, Stanley. ¿Lo prometes?

-Lo prometo.

♡♡♡


Mis manos tiemblan sin parar debido al nerviosismo que corre por mi cuerpo. Camino de un lado a otro por mi habitación tratando de calmarme. No se por qué me deje convencer por el profesor Nicholas para que hablara en nombre de todos los estudiantes en la graduación. Y hoy es el día. Pero no tengo ni idea de qué lo diré. Tenía que haberme negado. Pero si lo hacía de seguro el profesor me mataría.

Nicolle trató de ayudarme a estudiar pero no funcionó.

Suspiro con frustración mientras intento controlar mis nervios.

Además, no creo que sea difícil pararse frente a una multitud y hablarles.

Si. Es difícil, lo es para mi.

Me giro cuando la puerta de mi habitación se abre y la veo entrar.
Me le quedo viendo embobado y por un instante dejo de pensar en mis nervios y solo me concentro en ella, en lo hermosa que se ve con ese vestido blanco con rosas rojas estampadas. Su cabello castaño ondulado lo lleva suelto cayendo por sus hombros. Ella me mira y sonríe por mi actitud. Pero no puedo dejar de verla.

Se ve tan jodidamente bien.

-Estás babeando la alfombra, Einstein. -dice entre risas y yo por instinto paso mi mano por mis labios. Pero no estoy babeando.

Ella ríe con más ahínco.

-Te ves...

-¿Fenomenal, radiante, como una toda una Diosa?.-Añade dramáticamente y le sonrío aún viéndola perplejo.

-Todas las anteriores.

Ella se acerca a mi acortando la distancia que nos separa. Queda frente a mí y rodea sus brazos en mi cuello. Sus labios se ven realmente llamativos pintados de rojo, demasiado tentadores para mi gusto. Y sus ojos...aún no he podido identificar si son verdes o color miel, pero lo cierto es que brillan y me hipnotizan al instante.

-¿Ya te he dicho lo mucho que me gustan tus ojos?.

-No. Pero es bueno saberlo. -pronuncia con coquetería. -Aunque, deberías decírmelo más seguido para que no lo olvide.

Sonreímos mientras mis manos rodean su cintura y mis palmas hacen contacto con su espalda desnuda.

-¿Puedo besarte?.

Su respuesta es instantánea.

-No. Arruinarás mi labial, Stan.

-¿Y si te lo pido por favor?.

Le susurro cerca de sus labios mientras acaricio su espalda baja.

Me sonríe divertida.

-Entonces no podría negarme.-susurra y luego me besa apasionadamente mientras sus manos se aferran al nacimiento de mi cabello. Mi corazón enloquece y dejo de pensar. Me concentro solo en lo bien que siente su boca haciendo contacto con la mia, en las sensaciones que recorren mi cuerpo con tan solo besarla. Su piel se siente cálida mientras los latidos de su corazón se unen con los míos en un mismo latir. No se cuanto tiempo pasa solo se que no quiero separme de ella, de su boca, de su cercanía, pero tengo que hacerlo porque sino llegaremos tarde a la graduación.

Cuando nos separamos con nuestras respiraciones hechas un desastre, descanso mi frente sobre la suya y suelto un suspiro. Alguien toca la puerta de mi habitación al mismo tiempo que grita:

-¡Dejen de hacer cochinadas y muévanse que llegaremos tarde, Tortolitos!

Nicolle y yo empezamos a reír ante las palabras de Mara. Pero Nicolle se carcajea cuando mira mi rostro, especialmente mi boca.

-¡Dios! ¡Estas hecho un desastre!.

Me puedo imaginar todo el labial rojo en mi cara. Ni siquiera tengo que mirarme en un espejo. Intento pasar la mano por mi cara pero Nicolle me detiene.

-Déjame ayudarte.

Se aleja un momento de mi y luego vuelve con una toalla mojada y la pasa por el desastre que es mi boca.

-Ahora si, estas listo.

Ella también se limpia y cuando vuelve a mi lado veo que se ha colocado de nuevo el labial, como si nada hubiera pasado.

-¿Vamos?. -Le pregunto al mismo tiempo en que estiro mi mano para que la una con la mia. Ella asiente y salimos tomados de la mano.

Al menos ya no me siento nervioso.

♡♡♡

Llegamos al instituto unos minutos antes del acto. Mientras Stanley estaciona el auto, le digo que llamaré a Camilla. Así que me alejo de él para hablar con mi mejor amiga. Cuando esta contesta me dice que ya esta dentro con los demás y que me dé prisa. Guardo el teléfono en mi pequeño bolso y me giro para volver a la entrada del instituto, pero me detengo en seco cuando voy a chocar con un cuerpo masculino frente a mí.
Levanto la mirada para disculparme pero enseguida me altero.

-A ti te estaba buscando, Nicolle.

Miro al chico frente a mí sin saber que decir. Mi corazón empieza a golpear con fuerza mi pecho. Doy un paso atrás tratando de alejarme de él. Odiando lo cerca que está de mi.

-Ian...

Digo su nombre desconcertada. Llevo semanas sin saber de él y ahora aparece de nuevo. ¿Que demonios quiere?

-Estás preciosa, por cierto.

En el pasado ese halago me habría sonrojado. Pero ahora me da asco siquiera escuchar cada palabra que sale de su boca.

-¿Qué quieres?.

Intento mantenerme relajada sin demostrarle lo nerviosa que me siento ante su presencia. No quiero ser débil de nuevo.

Da unos pasos hacia mi y yo retrocedo por instinto.

-No te me acerques. -Le advierto y el sonríe divertido mientras yo quiero salir corriendo lejos de él y abrazar a Stanley con todas mis fuerzas.

-Siempre te ha gustado estar conmigo, ¿Qué ha cambiado? Sigo siendo el mismo, Nicolle...

-Pero yo no. Así que aléjate de mi.

Chasquea la lengua varias veces mientras menea su cabeza negativamente.

-Ese es el problema, Bonita. No quiero alejarme de ti. Ya lo hice una vez, pero ahora no pienso dejarte. Y menos con él. -las últimas palabras las dice con rabia mientras me mira. Pero no desvío la mirada de él, no quiero demostrarle lo indefensa que me siento.

No. Ya no soy débil. Ahora soy fuerte.

Levanto la barbilla con valentía.

-Ese ya no es tu problema, Ian.

-¿Qué, te has enamorado del niño rico?. -espeta.

-Si.

Se carcajea una y otra vez. Frunzo el ceño ante su actitud, ya que nunca lo había visto actuar de ese modo. Hay algo extraño en él. Sus ojos están rojos, sus pupilas dilatadas...

Un momento.

¿Acaso está drogado o algo parecido?

Cuando deja de sonreír me mira de nuevo.

-Vaya. Me sorprendes, Bonita. No sabía que los niños ricos te prenden.

Me lanza una mirada lasciva que me asquea.

-¿Estas drogado?

Vuelve a reír.

-¿Drogado yo? Estas loca.

-Necesitas ayuda, Ian, estas enfermo y...

Me interrumpe.

-Por supuesto que lo estoy. Tú me tienes así. Por tu culpa estoy enfermo.

-¿Qué?.

-Vuelve conmigo, Nicolle. Seamos la pareja feliz que éramos antes. Yo aún te amo.

Esta vez soy yo la sonrío con ironía.

-¿Pareja feliz? Tu y yo nunca fuimos felices, Ian. -levanto la voz. -Tu destruiste todo lo que sentía por ti. Por eso estás solo.

De repente llegué a mi de un salto y me sostiene de los brazos con fuerza.

-Yo no voy a ser el único que va a quedarse solo, Nicolle, tu también. Porque nadie querría estar con una chica como tú: vanidosa, egoísta y enferma. Si, Nicolle. Porque tu también estas enferma.

No.

Intento quitármelo de encima ya que su agarre empieza a doler, pero el no cede.

-¿Crees que el niño rico te va a querer siempre, con lo horrible y basura que eres?.

Mi garganta se cierra y duele. Mis ojos comienzan a cristalizarse. Quizás Ian tiene razón: Stanley no va a quererme siempre porque soy un fracaso.

No.

Ni siquiera se por qué estoy pensando semejante estupidez. Stanley me quiere y siempre lo hará.
El me lo ha demostrado.

Ian solo quiere hacerme sentir mal y dudar de los sentimientos de Stanley hacia mi. Pero yo estoy segura de que me quiere a pesar de ser el desastre que soy.

Confío en él.

-Cállate.

Empiezo a forcejear para apartarlo de mi hasta que el se tambalea y por fin me suelta. Acaricio mi brazo adolorido, lo más probable es que haya una marca en él.

-Tú eres mía, Nicolle.

Mi pecho sube y baja con furia ante sus palabras.

-Estás mal, Ian. Yo nunca he sido tuya y nunca lo seré.

-¡Claro que lo eres, maldita sea!. -me grita y yo doy un respingo ante su tono brusco. Y es entonces que siento el verdadero temor. El podría hacerme daño.

-Ian...Vete.

Trato de hablar calmadamente tratando de hacerlo reaccionar. Ya no queda nada del chico dulce que conocí ahora parece alguien aterrador y compulsivo. Quisiera ayudarlo, pero no puedo. No después de todo lo que pase por su culpa. No después de todo lo que sufrí por él. El no merece nada de mi...

Ni siquiera mi compasión.

-Si me quieres...déjame ir. Déjame ser feliz.

Intento razonar con él.

-No. Si no eres feliz conmigo no serás feliz con nadie más, Nicolle. No voy a permitir que ese maldito imbécil se quede contigo. Tú me perteneces...tu tienes que estar conmigo. Te prometo que voy a cambiar que voy a ser el mismo de antes, solo dame una oportunidad, Bonita. Yo soy la única persona que puede hacerte feliz...

-¡Ya basta, Ian! ¿Acaso no entiendes que no quiero estar contigo? Eres repugnante, me das asco y te odio con todo mi ser. Preferiría estar muerta que volver contigo.

Rápidamente se acerca a mi sin dejarme siquiera huir de su agarre. Toma mis mejillas entre sus manos y se forma un nudo en mi garganta. Quiero llorar, no lo quiero cerca de mi, solo quiero que se vaya...no quiero verlo nunca más en la vida. Yo solo quiero ser feliz.

Aprieto mis ojos con fuerza tratando de apartar sus manos de mi rostro, pero es en vano. Su fuerza es descomunal. Las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.

Tengo miedo.

El puede hacerme daño.

-Déjame en paz, Ian. -sollozo, no puedo evitarlo. Mi vulnerabilidad sale a la luz. -Por favor...

-Shhh, no llores, Bonita. No voy a hacerte daño. -limpia mis lágrimas.

No me toques

Quiero gritarle pero nada sale de mi garganta. Mi cuerpo comienza a temblar mientras sollozo.

No quiero que me haga daño.

Aléjate.

Detente

Cierro mis ojos con fuerza, quebrándome por completo, haciendo que la Nicolle del pasado vuelva: esa chica indefensa y débil que una vez fui.

Que sigo siendo.

Porque soy débil, realmente débil.

Pero un movimiento brusco me hace abrir los ojos de nuevo. Es entonces que me doy cuenta de que Ian está en el suelo y Stanley frente a mí, protegiéndome.

Se gira para verme y sostiene mi rostro entre sus manos, pero yo no dejo de llorar.

-¿Estas bien? ¿Dime que estas bien, Nicolle?. -suena desesperado y yo solo asiento con mi cabeza tratando de calmarme.

Lo abrazo con fuerza hundiendo mi rostro en su cuello sin dejar de sollozar. Él acaricia mi cabello mientras repite en un susurro que todo va a estar bien.

Y le creo.

-¿Me amas?.

Le pregunto aun abrazada a él, inhalando el delicioso aroma de su piel, sintiéndome segura por primera vez en mi vida.

-Con todo mi corazón. -Lo escucho susurrar y eso me alivia el alma.

Suspiro lentamente y me aparto de él mientras limpio mis lágrimas. Veo a Ian levantarse del suelo. Stanley se coloca frente a mí de nuevo al notar que se está acercando.

-Mantente alejado de ella.

Lo amenaza pero a Ian no parece importarle ya que solo se limita a sonreir como un desquiciado.

-¿Sino qué?.

Stanley vuelve puños sus manos y da un paso al frente, pero yo lo detengo sosteniéndolo del brazo. El cede y gira su cabeza para verme.

-Vámonos. Por favor. -hablo despacio. -No quiero estar aquí.

El pasa saliva con rabia pero al final asiente. Toma mi mano entre las suyas.

-No te acerques a ella. -Le da una última advertencia. -Sino, te juro que la próxima vez que te vea molestándola voy a matarte. Esa es una promesa.

Y con eso nos alejamos de Ian. Pero lo escucho gritar a mis espaldas.

-¡Vas a arrepentirte de esto, Niño rico! ¡Eso te lo juro!.

Pero Stanley hace caso omiso de sus palabras y me besa en la cabeza mientras caminamos a la entrada del instituto.

Cuando entramos detiene sus pasos y vuelve a abrazarme.

-Prometo que nadie te va a hacer daño mientras viva, Nicolle.

Cierro mis ojos y le devuelvo el abrazo.

-Te amo, Stanley.

Cuando nos apartamos deja un beso corto en mis labios

-Yo más, Nicolle, yo más.

Le sonrío de lado como puedo. Hoy es un día especial y no quiero estar triste por culpa de Ian.

-¿Dónde estaban, Tortolitos? Los estuve buscando por todos lados. -escuchamos a Mara hablar hasta que llega a nuestro lado. Cuando me mira sus facciones cambian, ya que mis ojos rojos no pasan desapercibidos. -¿Ha pasado algo?. -Se preocupa. Pero antes de que habrá la boca, Stanley intercede.

-Todo bien, Mara. -miente y luego le sonríe. Ella no parece creerle pero no dice nada a respecto. Solo asiente con su cabeza.

-Será mejor que se apresuren, ya e acto está por comenzar. Vayan a cambiarse. -nos apresura. Stanley me mira como si me preguntaran sin estoy bien, si quiero estar aquí y yo asiento con seguridad. Nos tomamos de la mano y nos alejamos de Mara.

♡♡♡

-Me veo ridícula con esta cosa.

Después de unos minutos, termino completa cambiada. Ahora llevo el estúpido disfraz de graduación (que por cierto, me queda horriblemente grande) al menos me gusta el rojo.

Hago una mueca de desagrado pero Stanley frente a mí se echa a reír haciendo que yo lo fulmine con la mirada.

-No es gracioso, Einstein.

Pero el no para de reír.

-Arrugas la nariz cuando estas molesta.

-¿Qué?. -Por inercia me llevo la mano a esa zona y no percibo ninguna arruga en mi nariz. Stanley vuelve a reírse de mi y yo le pego en el pecho con la mano.

-Eres un idiota.

-¡Auch! -Se queja por el golpe y se frota en la zona. -Te ves preciosa, Nicolle.

-Sólo lo dices para hacerme sentír bien.

-Claro que no. Lo digo porque es la verdad. Además, nunca te mentiría y lo sabes.

Pero no le hago caso a su cumplido porque ya me vi en un espejo y luzco horripilante.

-De verdad te ves hermosa, Novia.

Me susurra y mi estúpido y masoquista corazón comienza a acelerarse ante sus palabras. Muerdo mi labio inferior tratando de contener la sonrisa que quiere escapar de mis labios. ¡Ahg, no se por qué me gusta tanto que me llame novia! Es que siento una extraña sensación de felicidad en todo el cuerpo cuando lo dice que casi me desintegra por completo.

-Vamos, sonríe. Se que quieres hacerlo, Nicolle. No me hagas acudir a mis encantos para obtener una majestuosa sonrisa tuya.

Tenso los labios. Pero eso ha sonado tan gracioso que estallo en una carcajada sin poder evitarlo. Se me salen las lágrimas de tanto reír y las limpio con el dorso de mi mano.

-Eso fue...

Digo tratando de dejar de reir.

-¿El mejor halago que te han hecho en la vida?.-Añade con una sonrisa.

-Tal vez.

Cuando dejo de reír se acerca a mi y me besa.

-Amo cuando sonríes. Mi vida se vuelve más bonita cuando lo haces.

Me susurra en los labios y por un segundo mis miedos e inseguridades desaparecen y solo quedamos él y yo y nadie más. Una refrescante sensación de felicidad se expande por toda mi piel estremeciendome el cuerpo entero.

Y es asi cuando me doy cuenta de que todo va estar bien si él está conmigo.

De que lo quiero más de lo que podría admitir.


♡♡♡

Stanley luce nervioso en el estrado. Se supone que debería decir unas palabras de despedida a todos los presentes, pero luce aterrado y eso me hace sonreír.

-¡Tu puedes!. -Le gritó desde mi asiento y todas las miradas de posan por un momento sobre mi. Pero ni siquiera les presto atención. Stanley menea la cabeza negativamente y esboza una sonrisa divertida.

-Eh...bueno...se supone que debo decir unas palabras a todo ustedes, pero la verdad, estoy que me cago de los nervios. -me río y todos los demás también lo hacen.

-¡Yo siempre me cago de los nervios!. -Grito uno entre la multitud y las risas no paran.

-Al menos no soy el único. -Agrega Stanley al micrófono. -En fin.

Suelta un suspiro.

-La verdad no se que decirles, pero se que si no digo algo alentador y maravilloso a todos ustedes, el profesor pelón de seguro me asesina.

Me carcajeo y todos los demás también. Se supone que soy la única que llama al Profesor Nicholas "profesor pelón". El susodicho se encuentra a un lado de Stanley con los demás profesores y este lo fulmina con la mirada.

Stanley se encoge de hombros disculpádose con la mirada.

-Aquí vamos. -suelta un suspiro y empieza a hablar. -Bueno, no soy bueno con las palabras...

-¡Pero eres bueno en otras cosas!. -grito y el palidece totalmente sonrojado. Todos me miran pero yo solo miro la expresión incómoda en el rostro de Stanley. Todos empiezan a vitorear divertidos.

-¡Cásate conmigo, Stanley!. -escucho gritar a una chica pero no se quien es y los estudiantes chiflan, gritan y se estalla en soniditos divertidos.

Se supone que debería sentirme molesta por lo que ha dicho esa chica pero...

-Ah...lo siento, ya estoy comprometido con alguien más. -responde y eso me hace sonreír. Su mirada se encuentra con la mia y le guiño un ojo.

Stanley ignora las preguntas de los demás y continúa hablando sobre lo bueno que fue estudiar en Preston Higth y bla, bla, bla...

La verdad es que lo hizo muy bien.

-Bueno, fue un placer no conocerlos y espero no volverlos a ver nunca en la vida.

Y todo el mundo se levanta de su asiento aplaudiendo, yo también lo hago mientras Stanley recibe un diploma honorífico al ser el mejor estudiante de nuestra generación.

Todos empiezan a lanzar sus birretes al aire despidiéndonos del instituto.

Me aparto de la multitud hasta llegar con Stanley.

-Buen discurso, Einstein. -Dejo un beso en sus labios.

-¿Estas de broma? Fue el peor discurso que he dado en mi vida.

Sonrío.

-Querrás decir el único.

El sonríe y nos apartamos de todos. Cuando encontramos a nuestros padres nos abrazan y nos besan emocionados. Y una nostalgia se instala en mi pecho al ver como el padre de Stanley lo abraza y le dice lo orgulloso que está de él. Me llena de alegría el corazón pero también de tristeza porque de seguro mi padre también estaría orgulloso de mi si estuviera aquí.

Limpio una lágrimas que se escapa por mi mejilla pero mi madre se da cuenta y me abraza nuevamente.

-Se que donde quiera que esté está muy orgulloso de ti, Cariño.

La escucho decir y asiento tratando de no llorar y romperme, porque mi padre no lo querría.

-Te amo, Mamá.

-Y yo a ti, Cariño.

Me aparto de ella y le regalo una sonrisa mientras limpio mis lágrimas. De repente siento un peso en mi espalda porque alguien se me sube encima y rodea mi cuello con sus manos.

-¡Nicky!. -chilla mi mejor amiga y yo la sujeto antes de que caigamos de cara al suelo.

-¡Camilla! ¡¿Estás loca?! ¡Bájate que no puedo contigo!.

Ella se empieza a reir pero se baja de mi espalda es entonces que vuelvo a respirar. Me giro para verla con una sonrisa en sus labios.

-Tus huesos pesan, pelo de regla. -Me quejo pero ella enseguida cubre mi boca con su mano.

-Cállate, loca. ¿Quieres que lo escuche todo el mundo?.

Esta vez soy yo la que sonrío mientras ella tiene la cara roja como un tomate. Me fulmina con la mirada y luego aparta su mano.

-A veces te odio, Nicolle.

Me acerco a ella y la abrazo junto con una sonrisa.

-Felicidades a ti también, Perris.

Cuando el evento termina todos nos apresuramos a cambiarnos. Me doy cuenta de que ya es de noche y que debemos ir a la fiesta de graduación en la casa de Timothy. Quien amablemente ofreció su humilde aposento. A Stanley no le emocionó la idea pero le insistí hasta que cedió. Además, sería la última vez que estaríamos todos reunidos.

Ahora estoy frente al espejo mientras me coloco el labio rojo en los labios nuevamente mientras que Camilla está a mi lado peinando su cabello rojo. No le he contado lo sucedido con Ian, no quiero agobiarla. Por los momentos no le diré nada.

-¿También irás a la fiesta?.

Ella suspira con resignación.

-No tengo otra opción.

Me río frente al espejo.

-Sabes, aun sigo pensando que te gusta Timothy Lester.

-Y yo sigo pensando que se te quemaron las neuronas y por eso dices tanta estupidez.

Esta vez me giro para enfrentarla pero ella no me mira.

-Si te gusta Timothy está bien, Camilla, no tienes por qué negarlo.

Me mira completamente desconcertada.

-¿Te estás escuchando?.

Pongo los ojos en blanco.

-Si. Se lo que dije, Camilla. Timothy es un idiota mayúsculo, pero las personas cambian y el también podría hacerlo.

-¿Lo estás defendiendo?.

-No. Es simplemente que ahora veo las cosas de distinta manera.

-Escucha: No me gusta, Timothy. Ni me gustará nunca. ¿Quedó claro?.

-Lo mismo decía con Stanley, y mírame...

Ella gruñe poniendo los ojos en blanco.

-Eres imposible. Después de lo que me hizo no quiero saber nada de él. Además, el y yo nunca encajaríamos somos muy diferentes. Y ya no quiero hablar de él.

Asiento porque no quiero atocigarla.

-Esta bien. Pero aprende a perdonar, Camilla. Todos cometemos errores y merecemos una segunda oportunidad.

-Lo tomaré en cuenta.

♡♡♡

Camino por el pasillo tomada de la mano de Stanley para dirigirnos a la salida. Camilla quedó en que nos alcanzaría luego en la fiesta porque tenía cosas que hacer primero. Ahora si puedo respirar con mi vestido nuevamente, odié con todas mis fuerzas esa toga. Sentía que me asfixiaba con esa cosa.

-¿Ya has pensado que vas a hacer ahora que se ha terminado el instituto?. -me pregunta Stanley.

-No lo se. Pero me gustaría estudiar Psicología y seguir con mi sueño de ser modelo.

-Se que vas a lograrlo.

-Eso espero.

Caminamos en silencio hasta llegar al estacionamiento. Veo a Timothy subir a su moto y salir a toda prisa por la carretera.

-¿Iras a Harvard?.

-Aun no lo se. Creo que sería una gran oportunidad para mi, pero no me decido.

-También puedes trabajar con tu padre. -le recuerdo.

-Si. Mi padre se podría feliz, pero no se si es lo que quiero para mi vida.

-¿Y que es lo que quieres para tu vida?.

Nos detenemos al llegar al Lamborghini.

-A ti. Eres lo único que quiero en mi vida, Nicolle.

Paso saliva con fuerza y luego le sonrío.

-Sabes, estoy intentando no arrancarte la ropa y follarte en el asiento del auto, pero tu no cooperas.

-Quizás quiero que lo hagas.

Le sonrío mientras en mi cuerpo se abre paso un deseo abrumador.

-Deseo concedido.

La halo de la mano y entramos al auto. Cuando toma asiento me subo ahorcajadas sobre el haciendo que mi vestido blanco con rosas rojas se deslice por sus muslos.

-Aun estas a tiempo de salir corriendo, Einstein.

-Ya no quiero huir de ti, Nicolle.

Mi garganta se seca mientras veo el deseo en sus ojos. Entonces lo beso con todas mis fuerzas mientras el aferra sus manos en mi cintura. Mi respiración se vuelve caótica a cada segundo que pasa, pero no me detengo. Empiezo a moverme frotando mi sexo con el suyo y lo escucho gemir en mi boca haciendo que dicho acto me haga perder el control de mis movimientos. Siento sus manos deslizarse por mis piernas hasta llegar a mi trasero y doy un respingo cuando sus dedos presionan mis nalgadas. Me gusta que me toque. Desesperada me aparto y me deshago de la camiseta blanca que lleva puesta encima dejando sus músculos a la vista y mis ojos se quedan unos segundos que parecen eternos, solo apreciándolo. Noto una cadenita dorada brillar en su cuello que tiene el símbolo de una nota músical. Y la sostengo entre mi dedos para observarla solo un momento. Mis ojos encuentran de nuevo los suyos y puedo percibir la desesperación en ellos. Sus ojos se vuelven de un tono más oscuro y su erección palpita bajo mi cuerpo haciendo que se me erice la piel al instante. Cuando voy a sacarme el vestido el me detiene en el acto.

-Déjame hacerlo.

Asiento y levanto las manos para que el vestido salga por mi cabeza dejando mis tetas a la vista.

El pasa saliva.

-Podria acostumbrarme a esto.

-¿A tener sexo?

-No. A mirar tu desnudez.

Le sonrío.

-Es bueno saberlo. -le susurro y ataco su boca una vez más mientras nuestras pieles hacen contacto, mientras mi pezones rozan su pecho haciéndome estremecer. Sin despegarme de su boca y con manos temblorosas comienzo a desabrochar su pantalón porque lo necesito urgentemente dentro de mi. Cuando sostengo su erección entre mis manos jadea en mi boca con desesperación. Siento sus manos deshacerse de mi braga hasta quedar desnuda sobre él. Y sin perder el tiempo coloco su punta en mi entrada hasta que lo tengo todo dentro de mi. Cierro los ojos mientras descanso mi frente sobre lo suya, su boca se entreabre mientras gime despacio. Y yo comienzo a mover mis caderas sobre su miembro, en un vaivén lento y doloroso. Jadeo en su boca y vuelvo a besarlo con ferocidad aumentando mis movimientos, perdiendo el control de todos mis sentidos. Sus manos se aferran a mi cintura mientras su cuerpo tiembla bajo del mio. Sigo moviéndome más rápido, más profundo, con desesperación y descontrol.

Hasta que estallo a la misma vez que el. Respiro con dificultad mientras trato de recomponerme.

Descanso mi cabeza sobre su pecho mientras que el acaricia mi espalda con sus dedos.

-Vamos a llegar tarde a la fiesta por tu culpa, Nicolle.

Sonrío divertida.

-Pero valió la pena.

Lo escucho sonreír.

-Eso no puedo negarlo.

Después de limpiarnos los más decente posible y arreglarnos para que no se note lo recién follados que estamos, nos dirigimos hacia la casa de Timothy. Me dispongo a escuchar musica en la radio mientras el motor del auto ruge por la carretera. Disfruto del aire que entra por la ventanilla y empiezo a cantar la música que se escucha en la radio.

-¿Qué?.

Escucho a decir a Stanley nervioso. Me giro para verlo con el ceño fruncido.

-¿Sucede algo?.

-El freno...no hay freno. -su voz suena desesperada, llena de temor y al instante me altero.

-¡¿Qué?!.

Presiona una y otra vez sobre el freno pero este no cede. Mi corazón empieza a latir con fuerza.

-¡Maldición!

Mi pecho sube y baja con fuerza mientras Stanley intenta con todas sus fuerzas frenar, pero no hay frenos.

Cuando miro al frente no me da tiempo de gritar porque un auto nos saca de la carretera. Siento el golpe y como mi cuerpo sufre espasmos mientras el auto da vueltas una y otra vez. Cubro mi cabeza con mis manos y cierro mis ojos, pero recibo un fuerte golpe en mi frente. Cuando el auto deja de dar vueltas me siento mareada, adolorida y me falta la respiración. Tengo la vista borrosa y por más que parpadeo varias veces no logro enfocar nada.

Stanley

Me giro hacia un lado para verlo y saber si esta bien, que nada le ha sucedido pero veo sangre por todos lados. Chorros de sangre corren por su vientre mientras tiene sus ojos cerrados. Quiero gritar, acercarme y ayudarlo, pero no puedo hacerlo. Mi cuerpo pesa horriblemente y lo único que hago es llorar mientras intento respirar.

-Stan...

Es el único susurro que sale de mi garganta y solo me quedo viendo a Stanley sin hacer nada, sin poder ayudarlo, sin saber si todavía respira...

Mis párpados pesan pero no paro de llorar. Estiro mi brazo ensangrentado para alcanzar a Stanley pero cae flácido y sin fuerza en el asiento.

Yo...necesito ayudarlo

Pero mis ojos se cierran completamente.

Y lo último que veo es su cara ensangrentada.

Y lo último que siento, es un terror absoluto sabiendo que puedo perder a una de las personas que más amo en la vida.


♡♡♡

😭😭😭😭

Sorry!!!
Como me dolió escribir este capitulo, Gente 🥺

NO ME ODIEN 😭

Se acerca el final
¿Qué creen que pasará?

Los quiero 💜

Att: Maléfica

Dejen sus comentarios 😔

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro