Capitulo 64 💜🔞
Sólo quedan
1 capítulo + El Final y el Epílogo
💔😭
*Lloremos*
Dedicado a @Animatronic2
💙💙💙
Gracias por comentar, por tu sinceridad, por tu generosidad, por tu apoyo, por tus palabras y por haber acertado la pregunta del capítulo anterior 👍❤
Tu regalo 🍭
Pa'q te endulceis la vida😅😆
***
Advertencia de
Contenido Pornológico🔞
Respiren profundo🙈🔥
Dejen muchos comentarios se les agradece pa' reirme🔥
¡Lean la nota al final!
♡♡♡
Capitulo 64
Nicolle
La calidez que desprende su piel es tremendamente excitante. Aferro mis manos al nacimiento de su cabello mientras nuestros labios se mueven de forma tortuosa, con frenesí, haciéndome jadear en su boca. Mi corazón late desesperadamente en mi pecho mientras él coloca sus manos a mi cintura, aferrándose a mi como si su vida dependiera de ello. Y no me quejo. La calidez que desprenden sus manos es realmente excitante. La brisa fría de la noche nos envuelve, pero ni siquiera dicho frío podrá apagar el incendio en que se ha convertido mi cuerpo lleno de deseo.
Estamos completamente solos en medio de la nada, solo el mar rodeándolos y la luna y las estrellas brillando en complicidad. Nos besamos como si no hubiera un mañana. De una forma tan desesperada que hace que me arda aún más la piel. Mis piernas tiemblan de anticipación mientras mis bragas se humedecen. Mis pezones endurecidos rozando su pecho duelen. Pero no un dolor desagradable, no. Es más bien ese tipo de dolor que hace que se te erice la piel y te genera un placer indescriptible.
Jadeando me aparto de su boca. El corazón me salta en el pecho con furia y, aunque trato de respirar con normalidad es imposible. Me cuesta horrores respirar bien. Stanley abre los ojos y me mira suspicaz. Una mirada llena de deseo, intensa y oscura a la vez. Y es esa mirada la que me hace pasar saliva con fuerza y luego morderme el labio inferior suavemente como si de esa forma pudiera acallar todos los suaves gemidos que quieran salir por mi boca. Mantengo mis manos detrás de su nuca mientras nos miramos el uno al otro con total excitación. Y, definitivamente, Stanley con los labios hinchados y el cabello revuelto es una completa fantasía que quisiera poder contemplar todos los días de mi vida. Respira pesadamente como si su corazón quisiera salir de su pecho en cualquier momento y eso me hace sonreír levemente porque todas sus reacciones y emociones son por mi causa. Y no hay nada mas satisfactorio que ejercer ese efecto en la persona que te gusta.
-¿Porqué sonríes?.
Me pregunta con la voz entrecortada mientras yo acaricio su cabello suavemente.
-Supongo que es el afecto catastrófico que generas en mi.
Intento bromear. Pero a decir verdad, lo que he dicho no es ninguna broma sino que es la pura verdad.
El arruga las cejas y sonríe aún con las manos en mi cintura.
-¿Catastrófico?
-Eso eres para mi, Stanley.
Me sonríe divertido.
-¿Y...eso es bueno o malo?.
-Bueno... -le respondo en un susurro mientras vuelvo a acercarme a sus labios. -Porque me gusta lo catastrófico.
-¿Ah si? Pues que casualidad, a mi también me gustan las catástrofes sobre todo si tu eres una de ellas.
-¿Entonces soy tu catástrofe favorita?
-Eres mi catástrofe favorita, Nicolle.
Afirma en un susurro que me hace estremecer de pies a cabeza. Sonrío y luego ataco sus labios con devoción. Su boca se mueve sobre la mía en total sincronía mandando excitantes escalofríos a la zona en mi entrepierna, la cuál palpita buscando atención más placer. Mis pezones suelen dolorosamente, así que como puedo me quito la camisa porque siento que me estorba. La dejo caer al suelo y me quedo sin nada, con su pecho y mis pezones tocándose mutuamente. Y la fricción de ese simple roce hace que se me suba la adrenalina a la cabeza y se me nuble la mente. Y es que, a decir verdad, cada vez que estoy a su lado no pienso en nada más; es como si su presencia, su cercanía, todo de él, me nublara el pensamiento.
Y pensar que todo esto había empezado como un simple juego entre lo dos. Pero ahora...ahora no quiero que esto que tenemos nuca se acabe.
Jadeando me aparto de su boca mientras mi pecho sube y baja frenéticamente. Me falta la respiración y todo mi cuerpo tiembla pidiendome a gritos mucho más; más de sus caricias, más de sus besos, más de su ternura...todo de él.
-Te quiero dentro de mi, Stanley. Te deseo tanto... -le susurro en los labios mientras el se vuelve débil entre mis labios. Ya que cuando nos miramos a los ojos puedo notar lo dilatados que están, lo mucho que desea estar dentro de mi.
-También quiero estar dentro de ti, Nicolle.
Se me seca la garganta ante su invitación. Eso sonó tan jodidamente sexy que por unos instantes me paralizo. Es que ni siquiera puedo creer como las cosas cambiaron. Antes todo le daba vergüenza e incluso verme desnuda, pero ahora es tan directo y me mira como si fuera lo mas majestuoso que ha visto en su vida. Sólo escuchar esas palabras salir por su boca hace que mi vientre se tense y una ganas incesantes de estar sobre él me consuman lentamente. Pero quiero más, quiero escucharlo, quiero que me diga lo que desea en este mismo momento de mi y juro por dios que lo que sea que quiera, eso le daré.
-¿Qué más quieres? ¿Dime que deseas, Einstein? Quiero escucharte.
El se acerca a mi oido y muerde el lóbulo de mi oreja tan lentamente que me hace gemir suavemente. ¿En que momento dejó de ser el chico tímido y avergonzado? Porque a decir verdad, esta faceta de él, me gusta muchísimo más. Cierro mis ojos con fuerza mientras siento su catastrófica respiración en mi cuello. Pero contengo la respiración cuando mordisquea mi cuello tan sutilmente que me parece una completa tortura.
Pero quiero más.
El detiene sus caricias y abro los ojos. Él está mirándome con una lujuria y un deseo tan abrumador que hace que me tiemblen las piernas. Es ese tipo de mirada que te insita a cometer miles de pecados, miles de peligros. Una simple mirada que no necesita ser descifrada.
Mojo mis labios lentamente y el se percata de ello. Pasa saliva con fuerza y lo escucho decir una palabra que me desorienta, que me hace perder la cordura, que hace que se me erice la piel y el corazón quiera salir de mi pecho.
-Lo que más quiero es estar arrodillado ante ti, Nicolle.
Abro los ojos al escuchar sus palabras y me quedo sin aliento porque precisamente eso, es lo que más quiero en el mundo.
No lo pienso dos veces lo tomo de la mano y me lo llevo de arrastras hacia la pequeña habitación del yate. Bajamos las escaleras rápidamente mientras el me sigue. Lo escucho reir detrás de mi divertido. ¿Que le hace gracia?
-¿Desesperada, Morrison?.
Muerdo mi labio inferior y reprimo una sonrisa.
-Como no tienes idea.
Cuando llegamos a la cama me giro lentamente y tomo sus labios con una ferocidad que a mi misma me desconcierta. Pero el no duda en devolverme el beso de la misma forma, con la misma intensidad. Me dejo caer de espaldas en la cama arrastrándolo conmigo. Su dureza roza mi punto débil y me estremezco al instante. Se siente jodidamente bien. Asi que cruzo mis piernas en su cintura atrayéndolo más hacia a mi. Suelta un jadeo en mi boca que me genera un cosquilleo exquisito en esa parte sensible entre mis muslos. Nuestros dientes chocan con ferocidad, nuestras lenguas danzan y nuestros labios duelen. Su aroma me embriaga. Dejo de respirar por unos segundos cuando presiona su dureza contra mi débil y palpitante clítoris. Miles de sensaciones me embargan y jadeo en su boca una y otra vez. Cuando se aparta de mis labios la necesidad no cesa sino que aumenta a cada segundo. Desliza su boca sobre mi mandíbula y baja lentamente por mi cuello mientras que mantengo mis ojos cerrados. Pero los abro al instante al igual que mi boca cuando su boca se posiciona sobre uno de mis pezones y lo muerde. Mis fibras nerviosas se alteran y paso saliva con fuerza. Sujeto su cabello entre mis manos y halo de él. Mi espalda se arquea y me pierdo en él; en como su boca chupa mi pezón con hambre y devoción como si no le importara lo más mínimo su dignidad.
Y me sorprende, porque ni siquiera lo noto nervioso o incómodo sino todo lo contrario. Su piel desprende una calidez embriagadora y su corazón late con tanta fuerza que puedo escucharlo claramente. Me retuerzo entre sus brazos y muerdo mis labios con más fuerza de la necesaria. Una necesidad aterradora me consume lentamente y me desespero. Su boca se aparta de mi pezón y empieza a dejar besos por todo mi cuerpo deslizando su boca lentamente hacia abajo. Y la anticipación es una maldita tortura. Abro mis ojos y observo cada uno de sus movimientos. Su boca está hinchada y tan roja que quiero morderlo hasta hacerlo sangrar. Sí, así de salvaje soy...
Contengo la respiración cuando sus labios llegan a mi ombligo y deja un pequeño beso allí en mi vientre. Mi piel se eriza al instante. Cuando levanta sus ojos hacia a mi y nuestras miradas se encuentran me sonríe. También noto sus pupilas dilatadas y una pequeña sonrojez en sus mejillas.
-¿Por qué te detienes?.
-Ah...yo...bueno...
Comienza a tartamudear y yo sonrío divertida.
-Estas rojo, Stanley.
-¿Qué? Claro que no. -Réplica y yo levanto una ceja de manera inquisitiva. El pone lo ojos en blanco.-Bueno, solo un poco, vale.
-Me encanta tu inocencia, Einstein. Creo que eso es lo que más me gusta de ti. Y...-hago una pausa y coloco mis ojos en su pantalón donde una bonita erección se asoma. Sonrío con picardía arrugando mi nariz. -Eso también.
Se sonroja aún más y pasa saliva observándome.
-No ayudas, Nicolle. -Suelto una carcajada.
Cuando dejo de reír lo miro seriamente.
-¿No quieres hacerlo?
Se tensa y odio verlo sentirse de esa forma como si quisiera salir corriendo. Se queda en silencio con su cabeza gacha.
-¿Estas bien?.
-Si. -Vuelve a mirarme y yo me siento en la cama frente a él. -Es solo que...
-Si no quieres hacerlo est...
Me interrumpe.
-Ese es el problema, que si quiero hacerlo. Eso, y muchísimas cosas más contigo, Nicolle.
Mis ojos se abren en sorpresa y me quedo pasmada mirándolo fijamente. Eso...no me lo esperaba en absoluto. Paso saliva mientras mi corazón quiere salir de mi pecho e intento procesar sus palabras.
-¿Crees que está mal? Desearte como lo hago y querer hacerte miles de cosas que ni siquiera sé hacer.
-¿Mal? No hay nada malo en eso, Stanley. Yo también te deseo de una manera retorcida que no puedo explicar. Pero eso no significa que este mal.-le respondo sinceramente. Me acerco a él caminando de rodillas en la cama y me detengo justo frente a él. Nos miramos fijamente. -¿Por qué siempre te contienes?¿Por qué no sólo dejas salir todo ese deseo que llevas dentro? No dudes, Stanley. No hay nada malo en ti.
Pasa saliva y acaricia mi mejilla con su pulgar mientras sus ojos se van a mi labios.
-Te quiero, Nicolle.
Entonces sonrío mientras mi piel cosquillea.
-Lo se. Yo también te quiero, Einstein.
Una corriente eléctrica se pasea por todo mi cuerpo erizando mi piel y alterando cada uno de mis sentidos. Después de lo que pasó con Ian me juré a mi misma nunca enamorarme, no abrirle el corazón a nadie más. Pensé que enamorarme de nuevo me haría sentir débil, pero todo este tiempo estuve equivocado. Querer a alguien con todas tus fuerzas no te hace débil. Y escuchar a Stanley decir que me quiere me hace sentir tanta felicidad que a veces solo quisiera llorar, pero me contengo. Enamorarme de él nunca va a ser un error, sino lo mejor que me pudo pasar en la vida. ¿Cómo pude estar tan ciega todo este tiempo? ¿Por qué me negaba a tener sentimientos hacia él?. Supongo que tenía miedo. Pero ahora, con él a mi lado, todo es diferente: ya no tengo miedo.
Me sonríe y yo le devuelvo el gesto.
-¿Lo sientes? Esa tensión entre los dos.
El asiente.
-La siento. Siempre la he sentido. Desde el primer momento en que te vi supe que me volvería loco por ti.
Me susurra y coloco una de mis manos sobre su pecho. Su corazón late muy fuerte en la palma de mi mano y eso me genera una felicidad que antes no había sentido por nadie.
-Sólo soy yo, Stan. Puedes hacer lo que quieras. Yo no voy a juzgarte, nunca lo haría. Se que no tienes experiencia y te resulta incómodo, pero...confía en mi. No te avergüences de nada.-Me encojo de hombros. -Solo soy yo.
-Sólo eres tú.
Sonrío.
-Exacto.
-Y siempre serás tu, Nicolle.
Mi corazón da un salto en mi pecho. Y una sensación cálida y refrescante se pasea por mi cuerpo.
-Eres mio, Einstein. -Le susurro acercándome más hacia él con mi cuerpo temblando de placer, deseo y miles de sensaciones y emociones más.
-Soy tuyo.
Abro mi boca para decir algo pero me trago mis palabras cuando él se acerca repentinamente hacia mi y me besa. Pero esta vez es diferente, su beso es despiadado, frenético, lleno de desesperación. Y me desorienta, pero me encanta la vez. Mi respiración se entrecorta y cierro los ojos al instante dejándome llevar por él. Sus manos se aferran a mi cintura y cuando me doy cuenta estoy de espaldas en la cama con el posicionado entre mis piernas mientras me besa desesperadamente con un frenesí que me desconcierta totalmente. Con el beso puedo notar que todas sus dudas se han disipado y su cuerpo ya no está tan tenso como lo estaba anteriormente. Muerde mis labios mientras empuja su dureza contra mi y jadeo...jadeo en su boca al sentir su dura erección haciendo fricción en mi punto palpitante. Y enloquezco. Cierro mis ojos con fuerza y ataco sus labios salvajemente mientras mis dedos se aferran a su cabello. Me vuelvo débil entre sus brazos y disfruto del placer que me consume hasta el alma. Cuando se aparta de mi boca agitado recorre su boca por todo mi cuerpo. Desliza su lengua por mi abdomen hasta llegar a mi bajo vientre. Dejo de respirar y aprieto los dedos de mis pies ante la expectativa de tener su boca chupando y lamiendo ese punto tan necesitado de mi anatomía. Muerdo mi labio inferior y espero que se aparte de esa zona peligrosa de mi cuerpo y vuelva a mi boca...pero no lo hace. Nos miramos unos segundos con nuestras respiraciones hechas un desastre. Y si sus ojos anteriormente me miraban con intensidad, ahora lo hacen con determinación y lujuria, con un deseo atroz e implacable. Pasa saliva con fuerza y baja la vista a mi cuerpo. Es entonces cuando empieza a deslizar mi braga por mis piernas con una lentitud tortuosa. El muerde sus labios mientras lo hace y eso me lleva al límite. Que el me mire de esa forma, como si quisiera devorarme, me deja sin aliento. No puedo pensar en nada más que no sea en él o en su boca. Mis pulsaciones aumentan a mil por hora pero no dejo de observar sus movimientos. Cuando por fin se deshace de mi braga sus ojos brillan suspicaces y eso me desarma por completo. Cuando levanta la mirada y sus ojos encuentran los míos me estremezco porque el Stanley nervioso, avergonzado que era, ya no queda rastros de él. El Stanley que está frente a mí es diferente a lo que era antes.
-Eres realmente hermosa, Nicolle. ¿Ya te lo había dicho?
Mierda. Su voz. Eso ha sonado tan bien en su boca.
-Es...bueno saberlo.
Podría decir que siento vergüenza de estar desnuda frente a él con una perfecta vista de mi vagina, pero ese no es caso. Es todo lo contrario, verlo observar ese punto de mi cuerpo es...exquisitamente placentero. Ni siquiera puedo explicar lo que siente mi cuerpo con ese simple acto. ¡Dios! Es desesperante y excitante a la vez.
Cuando presiona su boca en mi ombligo y deja un casto beso allí la piel se me eriza. Cuando abro la boca para decir algo las palabras me salen ahogadas.
-Estás matándome, Einstein.
Una sonrisa torcida aparece en su boca como si disfrutará de mi sufrimiento. La anticipación está matándome el lo sabe muy bien.
-¿Quieres que te bese los labios o el alma?.
Arrugo las cejas confundida por su pregunta.
-¿Qué?.
El vuelve a sonreír.
-Pensé que eras lista, Morrison.
-Lo soy. Pero en este mismo instante mi cerebro se niega a funcionar contigo entre mis piernas.
-Vuelvo a formular la pregunta, ¿Quieres que te bese aquí?. -Siento su pulgar en mi labio inferior y lo acaricia lentamente. -¿O aquí?. -Dejo de respirar cuando sus dedos se cuelan en mi centro mojado. Jadeo y me retuerzo con ese pequeño toque.
-Estoy...estoy empezando a odiarte, Stanley.
-Nunca podrías hacerlo, Nicolle.
Y tiene razón...
-Deja de jugar...
-Sólo si me dices por favor.
-¡No voy a suplicarte!
-¿Estas segura?
-Complet...
Suelto un pequeño grito cuando sus dedos se deslizan lentamente por mi clítoris en una simple caricia.
-¡Joder!. -Gimo agitada y con la piel sudorosa.
-¿Qué decías?
Lo escucho reir.
-¿Ya te he dicho lo bueno que eres con tus dedos?.
-Es bueno saberlo. De seguro que con la boca soy mejor.
Abro y cierro mi boca conmocionada por sus palabras. Creo que estoy soñando. Stanley esta siendo perverso. Joder, me encanta. Al notar mi silencio vuelve a reír.
-¡Te odio!. -Suelto con desesperación al notar la diversión en su ojos.
-Eso no es cierto. ¡Vamos, Morrison! Solo debes decir las palabras mágicas.
-Wingardium Leviosa
-Esa no es.
-¿Alohomora?
Vuelve a reír.
-Así que eres fanática de Harry Potter, ¿Eh?. Es bueno saberlo, yo también lo soy.
Me río.
-¿Ah si? Al menos tenemos algo en común. ¿De que casa eres?. -le pregunto. -No respondas. Ya se. Griffindor
-Supongo que tú perteneces a Slidderin.
-Touché.
-Aun no dices las palabras mágicas, Morrison. Ni siquiera se por qué estamos hablando de Harry Potter, cuando lo único que quiero es besarte el alma hasta el cansancio.
Muerdo mi labio inferior ante la expectativa.
-Bien. Tu ganas.
-Yo siempre gano.
Pongo los ojos en blanco y le sonrío. Luego suelto las palabras mágicas en un susurro.
-Por favor.
El sonríe de lado con picardía y ese maldita sonrisa la voy a recordar por el resto de mi vida. Mirándome fijamente aparta la mano de mi humedad y mete los dedos en su boca, saboreando. Y yo solo me concentro en mirarlo con el corazón palpitando en mi garganta seca. Paso saliva con fuerza bajo su atenta mirada. Baja sus labios a mi centro sin dejar de mirarme con intensidad, percibiendo con más ahínco su excitación. Cuando su aliento choca con mi clítoris doy un respingo. Enloquezco al sentir su boca húmeda en mi palpitante deseo y...mis hormonas se descontrolan. El mundo entero deja de existir para mi cuando acaricia mi hinchado clítoris con su lengua. Cierro los ojos con fuerza y hago puño las sábanas del colchón con mis manos como si de esa forma pudiera controlarme. Pero no puedo. Se siente tan jodidamente, justo como lo había imaginado. Dejo de pensar e incluso de respirar cuando chupa y lame con fuerza mi interior. ¿Dónde mierda aprendió eso? Lo hace tan bien que no pareciera su primera vez. Dejo de morderme los labios y gimo sin parar una y otra vez. Mi corazón late furiosamente, mi cuerpo se estremece y tiembla bajo su boca e inconscientemente empiezo a mover mis caderas contra su lengua sin poder evitarlo. El no se aparta sino que sigue comiendo de mi interior hasta que duele. Mi vientre se contrae, mis piernas tiemblan sin control, mis gemidos aumentan con cada segundo que pasa, y...ya no puedo más. Siento la piel caliente y sudorosa. Grito cuando el orgasmo llega y arrasa con todo mi ser. Pero el no se aparta sino que bebe de mi.
Y... ¡joder! Cuando levanta su cabeza para mirarme su pecho sube y baja con frenesí como si hubiera corrido kilómetros. Sus labios están hinchados y rojos pero aún así moja su labios rápidamente deleitándose con mi sabor y eso...es tan indecente que me prende fuego el cuerpo. Me incorporo un poco, sujeto mis manos en su cuello y lo atraigo hacia mi para besarlo y sentir mi sabor en su boca. El jadea mientras nuestras lenguas danzan al mismo ritmo. Con manos temblorosas y sin romper el beso desabotono su pantalón. Y cuando su erección está fuera la masajeo lentamente. Su punta está mojada y preparada para mi. Así que la posiciono en mi entrada y con una sola estocada entra en mi interior. Contengo la respiración al mismo tiempo que el gime en mi boca. Lo invito a moverse y lo hace una y otra vez lentamente. Me aparto de su boca un segundo.
-Más fuerte...
Jadeo y sus ojos encuentran los míos. Respira entrecortadamente y con desesperación.
-No quiero hacerte daño, Nicolle.
-No lo harás. Por favor, no te contengas. Hazlo con fuerza, Stan.
El obedientemente, lo hace. Empuja con fuerza y yo gimo. Ataca mi boca y me besa profundamente al mismo tiempo que su erección entra y sale rápidamente de mi interior. Coloca una de sus manos en mi cintura y la sostiene para profundizar dentro de mi. Grito con desesperación. El no deja de moverse con fuerza y rapidez. Justo como quería. Su cuerpo choca con el mío mientras nuestras jadeos se unen. Clavo las uñas en su espalda y empiezo a mover mis caderas a su mismo ritmo. Haciendo que su hinchado miembro entre en lo más profundo de mi ser. Su cuerpo tiembla en mis manos, aprieta mi cintura con fuerza y entierra sus manos allí como si se estuviera conteniendo. Lo abrazo y empujo mis caderas con fuerzas al mismo tiempo que el. Entonces se corre dentro de mi y siento el caliente líquido en mi interior cosquilleando mi piel. Gruñe en mi boca y se deja caer sobre mi cuerpo cansado. Al cabo de unos minutos lo escucho hablar.
-Este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida.
Su voz sale agitada mientras su corazón salta con fuerza en su pecho al igual que el mío.
-¿Qué?.
Levanta su cabeza para mirarme y sus ojos encuentran los míos. Pero luego aparta la mirada para observar el reloj en la pared del yate.
-12:10. -dice y vuelve a mirarme con una sonrisa en sus labios. -Si, oficialmente soy mayor que tú.
-¿Es tu cumpleaños? ¿Por qué no me lo habías dicho, Stanley?.
Se encoge de hombros.
-Pensé que no era importante.
Lo miro indignada.
-¿No es importante? Todo lo que tenga que ver contigo para mi es importante. Te hubiera traído un regalo.
-Estar aquí contigo es el mejor regalo del mundo.
-Estas exagerando.
-No. Claro que no.
Pongo los ojos en blanco y sonrío.
-De todas formas te compraré un regalo.
-No es necesario.
-Si. Pero de igual forma lo haré.
-Eres irritantemente desesperante.
-Y por eso es que me adoras. -rodeo su cuello con mis manos y lo beso lentamente. Luego le susurro en los labios. -Feliz cumpleaños, Einstein.
Me sonríe y vuelve a besarme pero sin prisa. Me besa lenta y apasionadamente como si quisiera dejar marcada su huella en mi. Siento el beso en todas las partes de mi cuerpo y suspiro en su boca.
-Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Nicolle.
-¿Aunque sea terriblemente insoportable?
Sonreímos. El estira su mano y acaricia mi mejilla con su pulgar sin dejar de sonreír
-Aunque seas terriblemente insoportable.
♡♡♡
Al llegar a casa después de la noche tan inolvidable que pasé, me dirijo a mi habitación en busca de mi celular. Cuando lo encuentro le marco a Camilla. Aunque podría ir a su casa pero es muy temprano para eso. Después de dos tonos, contesta.
-Espero que tu llamada sea demasiado importante para haber interrumpido mi agradable sueño, Nicolle.
-Son las diez de la mañana, Camilla.
-¿Y que importa?. -Bosteza y yo pongo los ojos en blanco. -¿Me vas a decir que sucede? Porque quiero seguir durmiendo.
-Necesito de tu ayuda. -Me siento en la cama y me quito los zapatos de tacón.
-¿Ayuda en qué?.
-Es el cumpleaños de Stanley y necesito comprarle un regalo.
-¿Su cumpleaños? No lo sabía.
-Tampoco yo. Y esta noche su madre hará una cena para festejarlo. Así que quiero sorprenderlo y darle el mejor regalo del mundo. Por eso necesito ideas.
-Mmm...-la escucho decir como si estuviera pensando. -No lo se. Supongo que debes darle algo que le guste o que se yo.
-No ayudas, Pelirroja.
Resopla.
-Bueno, yo creo que el mejor regalo que le puedes dar a alguien es algo que salga de lo más profundo de tu corazón. Algo que pueda recordar por siempre.
¿Algo que pueda recodar por siempre?
Pero...¿Que podría ser?.
-¡Ya se!.-Suelto de pronto cuando una idea alocada viene a mi mente y sonrío. -Camilla, necesito que me acompañes a un lugar.
-¿Qué lugar? ¿Qué loca idea tienes en la cabeza, Nicolle?. -la escucho soltar una palabrota y yo me río. -Por favor, ¿Dime que no es lo que estoy pensando?.
Me conoce tan bien. A veces pienso qu puede leer mi mente. Sonrío afirmandolo.
-¡Dios mio! Tu madre va a matarte.
Eso también es cierto pero no me importa. Solo quiero que el regalo de Stanley sea especial tanto para el como para mi.
-Pasaré por ti dentro de unas horas.
♡♡♡
Stanley
Después de que mi madre me recibiera con miles de besos y abrazos junto con Mara, recibí una reprimenda por parte de mi madre por haber pasado la noche fuera de la casa. Obviamente, no es algo que suelo hacer a menudo. Cuando les dije que estaba con Nicolle ambas sonrieron de oreja a oreja y eso me desconcertó. Puse los ojos en blanco ante sus dramas y me dirigí a mi habitación para ducharme y dormir un poco. No sin antes de que mi madre me gritara que esta noche vendrían mis primos y primas para celebrar mi cumpleaños. Y la verdad, ni siquiera me emocionó la idea ya que llevo años sin verlos y no soy muy sociable que digamos, ni siquiera con mi propia familia. También me dijo que vendrían los amigos de papá de la empresa y unas de sus amigas. Me pidió que invitara a quien quisiera a casa, pero dado de que mi círculo de amigos es bastante pequeño, no vendrán nuchas personas. Solo espero que el imbécil de Timothy Lester no se presente aunque no lo dudo, su padre es socio del concesionario así que los más probable es que se presente con su maldita sonrisa arrogante. Y se que vendrá solo para molestarme.
Cuando me despierto ya es de noche, así que salto de la cama y me ducho para luego vestirme. Mi madre me matará si bajo tarde a la cena de mi cumpleaños. Después de vestirme lo más decente posible con una camiseta blanca con rayas negras de mangas largas, pantalones y converse, bajo a la sala de estar.
No ha ninguna decoración solo la mesa familiar está adornada con un montón de platos y tenedores. Oh y un enorme pastel de compleaños.
Genial. *notase el sarcasmo*
Veo a mi madre y a Mara charlando con sus amigas del club náutico. Papá sostiene una copa en su mano mientras conversa animadamente con su abogado y otros hombres muy elegantes que no conozco.
Suspiro y termino de bajar las escaleras. La primera que aparece en mi campo de visión es Rebecca, una de mis primas lejanas, sobrina de papá. Ha cambiado muchísimo desde la última vez que la vi. Esta más alta, y digamos que bonita. Lleva su cabello rubio en una coleta y va vestida lo más elegante posible con un vestido rosa pálido que llega por encima de sus muslos. Cuando levanta la mirada sus ojos encuentran los míos. Se sorprende al verme haciendo que su mandíbula casi caiga al suelo y sus ojos se abran de par en par.
-No. Puede. Ser. ¿Eres tú, Stanley?. - me acerco a ella.
-Hola, Becca.
-¡Dios mio! Pero mírate. -me observa de arriba hasta abajo. -Estas...¡Wow! Diferente. La última vez que te vi eras horrible y enano.
- También te ves diferente ya no llevas frenos ni gafas de anciana.
Me golpea en el hombro.
- ¡Cállate!. - No dejo de reír.- Ya veo que tu personalidad no ha cambiado, sigues siendo el mismo idiota de siempre.
Eso me ofende pero no digo nada. No soy tan idiota, ¿Verdad?.
Se lanza hacia a mi y me abraza entusiasmada.
-Feliz cumpleaños, renacuajo.
Pongo los ojos en blanco ante el sobrenombre pero de igual forma le devuelvo el abrazo e intento sonreirle cuando se aparta. Dejo de observarla cuando Nicolle aparece en mi campo de visión, me le quedo viendo embobado como si estuviera viendo lo más hermoso sobre la faz de la tierra. Cuando su mirada encuentra la mía me sonríe y los recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente como flashes y mi corazón se acelera haciendo que me sonroje al instante. Se ve tan bonita. Lleva puesto un bonito vestido negro de mangas largas que llega por encima de sus rodillas, pero que resalta tan bien sus curvas que paso saliva con fuerza tratando de concentrarme. Camilla está a su lado y su cabello rojo resalta a la vista. Cuando me ve levanta una de sus manos para saludarme desde la distancia. Rebecca mira en mi dirección y luego vuelve a girarse hacia mi con una sonrisa.
-¿Cuál de las dos es tu novia?.
Me sonrojo al instante y paso saliva para mirarla a ella.
-Ah...bueno...
Ella se carcajea.
-Y yo que pensé que te quedarías soltero con ese humor tuyo. Pero me alegro que hayas encontrado tu media naranja. Por cierto, ambas son lindas.
Alguien se aparece detrás de mi y cruza uno de sus brazos por mi cuello.
-Querido, Primo. Feliz cumpleaños.
-Hola, Luccas.
Le digo de mala gana ante su actitud arrogante. El sonríe y luego sus ojos se van a las dos chicas que acaban de llegar: Camilla y Nicolle. Las míra divertido y luego se gira hacia a mi.
-Ni lo pienses.-Suelto de repente. Es obvio que va a preguntarme algo de ellas o quiere que se las presente. Es un mujeriego de primera.
-Oh vamos, primito. Todo sea por la familia. ¿Son amigas tuyas? Muy bonitas por cierto.
-Lo mismo dije yo. -Concuerda Rebecca. Oh cierto, lo olvidaba, Rebecca es Bisexual. Cuando sus padres se enteraron casi se mueren pero creo que yo la superaron o eso creo, no estoy seguro.
-La castaña es hermosa, la verdad.-Tenso mi mandíbula con ganas de acestarle el puño en su perfecta cara. -Pero prefiero las Pelirrojas. -Casi que suspiro de alivio al escucharlo. Con eso se aparta de nosotros y se va hacia ellas. Cuando llega al lado de Camilla se presenta y besa su mano, haciendo que la pelirroja se sonroje al instante. Sólo espero que Camilla huya de él por su propio bien. Escucho que alguien llama a Rebecca desde la cocina y se va después de desearme feliz cumpleaños otra vez y llamarme renacuajo. Nicolle le habla a Camilla al oído y esta asiente. Nicolle se aparta de ellos y camina hacia mi. Rodea sus brazos en mi cuello y me besa mientras yo coloco mis manos en su cintura.
-Te ves preciosa.
Me sonríe.
-Tu también aunque te prefiero sin ropa.-sabía que diría eso. Así que sonrío. En ese instante mi madre y Mara hacen acto de presencia y nos separamos. Se saludan mutuamente con un beso y un abrazo y luego se retiran para dejarnos solos.
-¿Quieres ir afuera? Quiero mostrarte tu regalo.
Asiento. Ella toma mi mano y juntos salimos al patio trasero en donde ella nunca ha estado. El cielo está lleno de estrellas y la luna resplandece con fuerza en la oscuridad. Llegamos a los campos de orquídeas. de mi madre.
-Vaya, esto es hermoso.
Su vista se pasea por todo el lugar y luego se suelta de mi mano y corre hasta el columpio donde jugaba de pequeño. Me río ya que parece una niña pequeña mientras se mese en el. La observo mientras lo hace y su cabello vuela por lo aires.
-Nunca me había subido en uno. Es mi primera vez.
-¿Es enserio?.
Asiente.
-Cada vez que iba al parque con mi padre tenía miedo de montarme en uno. Hasta ahora. ¿Si salto desde el columpio me atrapáras?
-¿Qué?.
Ella sonríe.
-¡Atrápame!
Se mese en el columpio con fuerza de adelante hacia atrás.
-¡Nicolle, ni se te...!
Pero ya es demasiado tarde se lanza desde el columpio hacia mi dirección. Mierda.
Entonces la atrapó casi en el aire, pero me tambaleo y caigo de espadas hacia atrás con ella cayendo sobre mi. Suelta un risotada como si fuera lo más divertido del mundo mientras yo siento que me quebrado una costilla.
-¡Joder! Estas loca.
Ella no deja de reírse y se mantiene sobre mi cuerpo. La calidez desprendiendo deliciosamente del mismo. Huele también que su aroma me bloquea los sentidos.
-¡Dios! ¿Y si no te hubiera atrapado?.
-Te hubiera dado un puñetazo en la cara.
No se como pero termino sonriendo a carcajadas junto con ella. Le aparto el cabello del rostro, se acerca y me besa aún tirados sobre el césped. Con el corazón enloquecido ella se aparta pero me mira a los ojos.
-Eso fue divertido.
-Tu significado de diversión es bastante retorcido, Morrison.
-Eso no puedo discutirlo, Einstein.
Me guiña un ojo y luego se levanta. Estira su mano y me ayuda a levantarme.
-Puede que esto sea una locura.-empieza a decirme y no se a que se refiere. Sigo escuchándola atentamente. - Pero...
Arrugo las cejas confundido.
Levanta su mano y aparta la manga del vestido de su muñeca. Es entonces que me altero cuando veo un vendaje en su muñeca.
-¡Dios! ¿Estas bien? ¿Te has hecho daño?.
Ella sonríe. ¿Por qué sonríe, si se ha hecho daño?. A menos que...
-No me ha pasado nada, tonto.
Suspiro de alivio.
-¿Y entonces por qué la venda?
-Es tu regalo de cumpleaños.
-¿Una venda?
Se carcajea. Pero luego se la quita y me quedo perplejo al ver lo que hay en su muñeca: es un tatuaje. Su piel es tan blanca que la tinta sobresalta en su piel pálida. Me quedo sin palabras solo observando el diseño e su piel.
Stanley
Mi nombre tatuado en su piel.
Me quedo sin palabras. Podría decirle gracias, pero eso no bastaría. Mi corazón late con fuerza en mi garganta y no sé qué hacer o que decir. Nos quedamos en silencio pero hago lo primero que me viene a la mente: la abrazo con fuerza. A ella la tomó desprevenida pero aún así me devuelve el abrazo con la misma fuerza. Mi corazón late tan fuerte que creo que podría colapsar en cualquier momento y sufrir un infarto.
-¡Dios! No se que decir. -Le digo mientras la abrazo y cierro los ojos inhalando el exquisito aroma de su cabello.
-Entonces no digas nada.
Después de unos segundos de silencio dejo de abrazarla y descanso mi frente sobre la suya.
-Estas loca.-Le digo entre risas y ella también sonríe. Su aliento me altera las neuronas.
-Ya me lo has dicho.
-¿Por qué hiciste tal locura?.-Le susurro.
-¿No te ha gustado?.
-Claro que sí. Me encanta. Es solo que...
-¿Qué?.
-Sabes que quedará por siempre marcado en tu piel, ¿No?
-Si.
-¿Y aun así lo hiciste? ¿Por qué?.-Quiero saber.
Se aparta un poco y me mira fijamente.
-Porque cambiaste mi vida, Stanley. Por esa única razón mereces estar tatuado en mi piel. Y no me arrepentiré nunca de habérmelo hecho.
-Eso es...hermoso. Gracias. -acaricio su mejilla con mi pulgar. -Y el ancla, ¿Que significa?.
-Eso es lo que eres tú para mí: Mi ancla.
Le sonrío de lado con la felicidad y emoción que no me cabe en el pecho.
-Siempre seré tu ancla, Nicolle.
Sostengo su mano entre las mías y vuelvo a mirar el tatuaje: un ancla y mi nombre en una bonita letra cursiva escrito en la parte baja del ancla.
Paso saliva y ella muerde su labio inferior lentamente como si quisiera decir algo pero no se atreve. Al cabo de unos segundos lo suelta.
-Ese no es el único regalo que tengo para ti.
Arrugo las cejas confundido y sorprendido a la vez.
-¿Ah no?. -ella menea la cabeza negativamente. Se aparta de mi lado corta una de las orquedias de mi madre y vuelve a acercarse a mi.
-Esto va a sonar extraño pero...-Ni siquiera se a lo que se refiere. Solo la miro atentamente y escucho las palabras que salen por su boca. -¿Quieres ser mi novio?
Abro los ojos y parpadeo varias veces tratando de procesar su pregunta. De seguro estoy soñando, si debe ser eso.
-No estas soñando, Stanley.
A parecer lo pensé en voz alta. La miro perplejo sin saber que diablos decir o hacer. No se si dar saltos de alegría, o ponerme a llorar. No, eso último sería exagerado. Pero ¡joder! Nunca me lo hubiera imaginado.
Con el corazón enloquecido le quito la orquides de las manos y la coloco en su oreja.
-Sólo si tu quieres ser mi novia.
Ella esboza una sonrisa, coloca las manos en mi cuello y me da un pequeño beso en los labios.
-Quiero.
-También yo.
-¡Te amo, Stanley Montgomery!.
Grita hacia el cielo y eso me hace sonreír. Creo que todos dentro de la casa podrían haberla escuchado.
-También te amo, Nicolle Morrison.
Le susurro y nos fundimos en un beso que nos calienta la piel.
Mi novia.
Su novio.
Ahora puedo decir con seguridad que soy el hombre más afortunado del mundo, solo espero que lo nuestro no acabe nunca.
============》♡《============
Nota de Autora
¿Qué tal les pareció el capítulo chamos y chamas? 🔥
Cuentenmelo todo.
¿Se esperaban ese regalo de Nicolle? ❤
Y Stanley...¡oh my god!
Le llaman Stanley el sumiso🔥😏
Antes de que me juzguen, tengo que decir que hice una encuesta sobre el uso del condón. Les pregunté a mis amigos y conocidos (así normalito, ya saben) y la mayoria estuvo de acuerdo en que "sin condón la vida es más bonita"😂😅
OJO: No son mis palabras fue lo que mis amigos dijeron cuando les pregunté.
Chicos que me leen, ¿Qué opinan sobre esto? Los leo 😬
Pero aclaro, que además del condón exísten muchos tipos de métodos anticonceptivos por si no lo saben, por si no les dieron sus padres la charla de Sexología (a mi nunca me la dieron gracias a dios🙈🙏)
Pd: Odio hablar de estos temas, me siento como Stanley a veces.
Pero aja, cada quien se cuida como se le da la gana y yo decidí que en esta historia no existe, ni existirá el condón. Punto 😌
Y no piensen en bebés, porque no me imagino a Nicolle con una criatura. Sorry! 😂
Aclararatoria
Nicolle solo ha tenido sexo con una sola persona en su vida (el puto y odiado, malparido de Ian) y usaron protección. Esa fue su primera vez. Con Timothy nunca llegó tan lejos y no es porque no quisiera *se aclara la garganta*. Y luego está Stanley, que era Virgen pero ya no porque Nicolle lo desvirgó. ( El no usó nada de nada porque el no tenía experiencia en esas cosas tan mundanas😆) Pero Nicolle, por si no lo leyeron, ella si se cuida usando píldoras anticonceptivas. (Que obviamente no protegen contra las ETS, pero si de un embarazo) Pero Stanley no tiene ninguna enfermedad de transmisión sexual y mucho menos Nicolle. Asi que aclarado el punto, sigamos con la follación 😬😌
Fin de aclaratoria
Gente, no me hagan caso. Mis amigos estan todos trastornados y yo, ni se diga. Asi que cuidense, usen protección y ¡que viva el sexo!
Ignoren eso último😬
Dejen sus comentarios ya saben que amo leerlos ❤
Nos vemos en el próximo capítulo
😬😨
Se les quiere
Su trastornada escritora
PATRI LA LOCA QUE COME MANDOCAS 💕😅
(No actualizaré hasta que escriba los capitulos que faltan. Cuando los termine los publicaré todos a la vez y puedan leer sin cortes)
Prepárense para lo que se viene
😬🙆
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