Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 63 💜🔞

Este capitulo es super especial asi que por favor, no se olviden de votar y comentar ❤
Es muy importante para mi saber sus opiniones. Además, este capitulo es uno de mis tantos favoritos de esta historia 😍

¡Gracias por la paciencia!💕

Advertencia
Contenido +18🔞
Leer bajo su propio riesgo
No pago neuronas y mucho menos corazones enloquecidos

♡♡♡

Capitulo 63

Nicolle

-¿Rojo o negro?.

Camilla coloca una mano en su barbilla mientras mira ambos vestidos colgando en mis manos. No decido cual ponerme y Stanley llegará en cualquier momento por mi.

-Mmm...creo que ninguno.

-No estas colaborando, Camilla. -le reprocho.

-Lo siento, pero ninguno es adecuado para una cita.

-Oh, disculpe mi ofensa, su majestad experta en citas.- Digo sarcásticamente y Camilla pone los ojos en blanco.

-Muy graciosa.

-Es tarde, Camilla. Necesito ponerme algo, ¿ O prefieres que vaya en tangas a mi primera cita?.

-Jah, como si no fueras capaz de eso y más. -dice con firmeza. No replico porque tiene razón. Me conoce tan bien.

-Dejate de tonterías y ayúdame con el vestido. Necesito estar lista.

-Bien. Pero esos no me gustan.

-¡Dios, eres irritante!. -gruño y dejo los vestidos en la cama. Vuelvo a mi closet y saco más vestidos. Esta vez sostengo azul muy sexy y uno blanco que nunca he usado porque no soy muy fan del blanco.

-Ese. -Camilla señala el vestido blanco con su dedo indice. Debí suponerlo. Cuando se trata de moda siempre estamos en desacuerdo.

-Este no me gusta. -levanto el vestido entre mis manos. -Además, es blanco y yo odio el blanco.

-¿Y si llegas a casarte algún día?.

-Pues usare un vestido negro, o rojo.

Ella me mira horrorizada.

-Definitivamente, estas demente, Nicolle. Te llamaran la viuda negra o peor aun, El Murciélago andante.

-Da igual, porque nunca voy a casarme.

-Si, claro.

-¡Ahg!. Callate, Camilla. -suelto abrumada. Me quedo viendo ambos vestidos en mis manos. ¿Debería usar el blanco?. El vestido blanco es sencillo pero muy sexy, y de alguna forma, tambien elegante. Es corto, con un escote en forma de V con pequeñas cadenas doradas cruzadas en el escote. No es un vestido ajustado sino todo lo contrario, es atrevido pero muy conservador a la vez. La tela es suave y muy suelta en la parte baja, llegando hasta por encima de mis rodillas. La espalda esta al descubierta de forma que luciría muy sexy con él. Cuando mi madre me lo regaló yo lo odie al instante, asi que lo dejé en mi closet abandonado hasta el dia de hoy que decido volver a sacarlo. Resignada, suelto un suspiro.

-El blanco entonces.

Camilla chilla emocionada, mas entusiasmada que yo. Estamos en mi habitación mientras ella me ayuda a arreglarme. Mamá bajó a la cocina después de ayudarme con el peinado. Ese simple acto de mi madre me alegró el alma. Se que al principio odiaba a Stanley porque no lo conocía, pero ahora muchas cosas han cambiado. Asi que mientras peinaba mi cabello y lo recogía en un moño con hebras colgado desprolijas en mi frente, me preguntó muchas cosas sobre el y su familia. Yo le conté todo de principio a fin, tenía que ser sincera con mi madre. Nos pasamos varias horas hablando sobre el colegio, mis notas y tambien le hablé de Ian: que el había vuelto. Eso alteró a mi madre y me pidió que por favor me alejara lo más posible de él y que tuviera mucho cuidado. Aunque no creo que Ian vuelva a interponerse en mi camino, no despues de todo lo que le dije, o eso espero. Después que Mamá arregló mi cabello y me dio un abrazo. Después bajó a la cocina por unas galletas. Asi que solo quedamos Camilla y yo en la habitación.

Cuando termino de colocarme el vestido, Camilla me mira con la boca abierta.

-Te ves preciosa. Definitivamente, el blanco te queda.

Pongo los ojos en blanco y sonrío. Me giro para verme en el espejo y, efectivamente, el vestido me queda genial. Acentúa mi cintura, resalta mis pechos y mis piernas se ven largas y estilizadas. Aunque el blanco sigue sin gustarme, pero...se que a cierto chico le va a encantar.

Mi maquillaje es casi imperceptible, solo el labial rojo que llevo en los labios es el que resalta en mi rostro. Unas pequeñas argollas doradas de forma círcular brillan en mis orejas. Y no se por qué pero me da la sensación de que mis ojos se ven más oscuros e intensos con el maquillaje.

Cuando estoy lista, bajo las escaleras con Camilla detrás de mi y escucho la voz de mi madre en la sala. Esta hablando con alguien. Cuando llego al pie de la escaleras lo veo: Stanley está parado frente a la puerta mientras mi madre le dice cosas que no logro escuchar porque me le quedo viendo embobada. Se ve demasiado apetecible ante mis ojos, joder. Lleva una camisa negra de manga larga ajustando sus músculos, un jeans del mismo color. En general, esta vestido todo de negro. ¡De negro! Y Stanley odia el negro. ¿Acaso lo hizo para impresionarme? Porque si es así, lo ha logrado. No puedo despegar mis ojos de él. Y es que el negro le queda tan bien...

Él no se ha percatado de mi presencia en lo absoluto, mientras que yo lo desnudo con la mirada. No puedo evitar morderme el labio ante la impresionante vista.

-¿Ese es Stanley? Ni siquiera parece él.

Escucho a Camilla susurrarme totalemente sorprendida haciéndome sonreir ante su tono. Comienzo a caminar hacia a ellos y es entonces cuando sus miradas se posan en mi. Stanley me sonríe al instante y yo le guiño un ojo. Mi madre pone los ojos en blanco ante mi coqueteo pero al final me sonríe también. Stanley moja sus labios sin dejar de mirarme y luego pasa saliva. Vaya, parece que alguien está nervioso.

-¿Mi madre te ha amenazado de muerte?

Le pregunto a Stanley directamente y este frunce el ceño.

- Ah...No.

Mi madre me fulmina con la mirada y yo le sonrío.

-Solía hacerlo con cada uno de mis pretendientes. Pero si no lo ha hecho todavia es porque eres su favorito. -Bromeo. Sólo he tenido un pretendiente formal en toda mi desgraciada vida y ese fue Ian, al cual a mi madre desde un principio no le agradó absolutamente nada.

Stanley luce avergonzado como siempre y mi madre solo me mira amenzándome con la mirada.

-Mi hija está muy chiflada, no le hagas caso, Stanley.

Eso me hace sonreir.

-Parece que es hereditario, Madre. -le insinúo y mi madre menea la cabeza como si no tuviera remedio alguno. Antes de alejarse nos habla.

-Diviertánse, pero no tanto. -nos advierte. Stanley palidece y yo tenso los labios para no reir. Ay, Mamá. Ni te imaginas lo mucho que nos vamos a divertir. -Y tú. -señala a Stanley con su dedo. -No te pases de listo y cuida de ella.

Stanley asiente. Mi madre nos da una última mirada y se va. Camilla llega hasta nosotros y saluda a Stanley con una sonrisa amigable.

-Ya me voy a casa, me escribes cuando vuelvas.

-Claro. -nos abrazamos y luego sale por la puerta. -Nos vemos.

Stanley me mira fijamente y ya que estamos solos, me acerco acortando el espacio entre los dos y lo beso. Pero no llego a sus labios porque el coloca su mano evitando que lo haga. Frunzo el ceño y me aparto para verlo con la ceja arqueada.

-¿Que haces?.

-No puedes besarme.

-¿Que? ¿Por qué no?

-Porque es nuestra primera cita y se supone que en la primera cita no podemos hacerlo.

-Es una broma, ¿Cierto?. -el niega con la cabeza. -¡Eso es cruel!.

El sonríe divertido se acerca a mi y deja un beso en mi mejilla.

-Lo se. También me muero por besarte, Nicolle. -susurra en mi oído haciendo que mi cuerpo reaccione ante su aliento. -Por cierto, bonito vestido, Morrison.

Se aparta de mi oído dejándome totalmente desestabilizada. Paso saliva con fuerza recomponiéndome.

-¿Nos vamos?.

Asiento, mientras el me toma de la mano. Su contacto es cálido y muy sutil. Camino a su lado hasta llegar al auto. El abre la puerta para mi para que me suba y yo sonrío. Vaya, parece que se está tomando muy enserio esto de la cita. Me subo, cierra la puerta y rodea el auto.

-¿A dónde iremos?.

El me sonríe mientras enciende el auto.

-A un lugar.

-¿Que lugar?

-Es una sorpresa, Nicolle. Y no insistas porque no voy a decirte.

-Entonces, adivinaré. ¿Un restaurante lujoso?

El niega con su cabeza y sonríe.

-Eso es muy cliché, Morrison.

-Tienes razón.-afirmo y vuelvo a pensar. ¿A dónde podría llevarme? Si no es un restaurante lujoso. Entonces, ¿Dónde?. No tengo idea. -¿Me das una pista?

-No.

-Pero...

Me interrumpe.

-Mejor ríndete, Morrison.

Pongo los ojos en blanco y me cruzo de brazos, derrotada.

♡♡♡

Media hora después, estacionamos frente a un muelle. La vista es impresionante, hay yates por todas partes de distintos tamaños. Miro a Stanley y este me sonríe. Se baja del auto y antes de que me abra la puerta ya yo estoy afuera.

Caminamos mientras el me toma de la mano.

-¿Te gusta?

-Si. Es hermoso. Pero, ¿Que hacemos aqui?.

-Ya lo verás.

Me sonríe y caminamos hasta el muelle tomados de la mano. Recorremos el lugar mientras yo admiro los yates a mi alrededor, unos son enormes y otros pequeños. Tambien hay un enorme crucero y lo miro sorprendida. Nunca he subido a uno. Es precioso.

-¿De quien es este lugar?.

Me atrevo a preguntarle a Stanley. Los yates parecen nuevos y elegantes. Me imagino que son de personas de la alta sociedad. Estar rodeada de tanta maravilla me hace sentir emocionada, la verdad.

-Es el club naútico de mi padre.

-¡¿Qué?!

Stanley sonríe ante mi reacción.

-¿Por qué te sorprende?.

-Porque sabía que tu padre era millonario, pero tampoco para tanto.

-Bueno, este es uno de sus tantos clubes.

-¿La playa tambien le pertenece?.

-Si, es una playa privada. Solo el dueño y sus socios pueden navegar en este lugar, o personas con pases VIP.

-Joder.

Es lo único que sale de mi boca. Es que estoy tan sorprendida aue ni siquiera se que decir. Aunque, si Stanley me dice que la mitad del mundo le pertenece a su padre, no me sorprendería.

-Llegamos.

Anuncia Stanley mientras nos detenemos frente a un enorme yate blanco de tres pisos de altura. Leo el nombre inscrito en el exterior: El Oasis.

Cada yate tiene un nombre, me di cuenta al entrar. Entonces me doy cuenta de algo...

Que no sea lo que estoy pensando.

-No me digas que...

El me sonríe.

-Bienvenida al lugar de nuestra primera cita.

Abro la boca sin saber que decir. ¡Una cita en un puto yate que vale miles de dolares! No. Lo. Puedo. Creer. Siento que estoy hiperventilando. Stanley al ver que me quedo en silencio solo mirando el yate frente a mi, cambia su expresión.

-¿No te gusta? Si quieres podemos ir a otro lugar. Yo...

Lo corto y lo miro fijamente emocionada.

-Me encanta. Es perfecto. Gracias por traerme aqui, Einstein.

Definitivamente el lugar es magnífico. No quiero estar en otro lugar, la verdad.

El suelta un suspiro de alivio.

-¡Dios! Pensé que odiabas el lugar.

Sonrío al notar lo aterrado que estaba y acerco mi cuerpo al suyo quedando frente a él. Y las ganas freneticas de besarlo se apoderan de mi, pero me contengo.

-Claro que no, idiota.

-¿Hasta cuando vas a llamarme idiota?

- Hasta que 2+2 sean cinco, cuando llueva para arriba o cuando las vacas vuelen, es decir, nunca.

El sonríe y esa sonrisa hace que se me acelere el corazón.

-Deja de usar mis frases inspiradoras, Morrison.

Le sonrío, me acerco rápidamente y le doy un beso en los labios sin darle tiempo a que me interrumpa o que se niegue. Cuando me aparto de él, me mira y pasa saliva.

-Acabas de arruinar nuestra cita-no besos.

Sonrío y el me imita.

-Esto apenas acaba de empezar, Einstein. Y besos no serán lo único que recibirás de mi.

Se sonroja ante mis palabras y yo sonrío ante su expresión. Me toma de la mano y me ayuda a subir al yate. Ya arriba, recorro el lugar con la mirada.

-¿Habías estado aqui antes?

-No. Es mi primera vez.

Llegamos a la cabina y el se adueña del timón.

-¿Sabes conducir esta cosa?.

-Eso creo.

-¿Eso crees?. -repito alterada. -Oye, Einstein, la verdad es que no quiero morir ahogada en el océano.

El se carcajea.

-No te preocupes, mi padre me dio una pequeña lección antes de venir.

El enciende el yate y yo me paro a su lado.

-Osea que, ¿El ha estado de acuerdo con que me trajeras a este lugar?

-Si. Me dijo que aqui trajo a Mamá en su primera cita y le encantó, y que a ti tambien te gustaría.

Vaya, mi suegrito parece ser todo un romántico.

-Bueno, tenía razón.

El sonríe y me mira mientras sostiene el timón.

-¿Lista para navegar, Morrison?.

-Será lista para morir. -le corrijo en modo broma y el vuelve a sonreir.

-No exageres. Soy un buen conductor, aprendí a conducir esta cosa en 20 minutos. Además, no es tan dificil como parece. ¿Quieres intentarlo?.

-En serio quieres morir, ¿Eh?. -bromeo de nuevo.

-A tu lado, si.

Eso me hace poner los ojos en blanco y sonreir al mismo tiempo. Intercambiamos lugares: ahora yo tengo las manos sobre el timón y el está parado detrás de mi dándome indicaciones. El yate comienza a retroceder después de que un hombre -que ni siquiera había notado que estaba-, le dice a Stanley que puede partir. Sonrío con la adrenalina a mil. Nunca había conducido un yate en mi vida y ahora que lo estoy haciendo se siente extraño pero mágico a la vez.

-Es como conducir un auto.

Me dice al oído. Tiene razón. Acelero un poco y casi chillo de la emoción. El yate se mueve por la playa y el viento frío de la noche se estampa sobre mi rostro. Ni siquiera estoy nerviosa por conducir, sino todo lo contrario, me siento entusiasmada. Empiezo a reir como loca y Stanley sonríe conmigo.

-- ¡Esto es emocionante!. -chillo divertida. Stanley pega su cuerpo más hacia mi y me habla al oído.

-Me alegra que te guste, Morrison.

Su aliento en mi cuello me hace estremecer. Paso saliva con fuerza y giro mi cabeza a un lado para encontrarme con sus ojos oscuros.

-Más me gustas tú.

Me sonríe de lado mientras sus ojos me miran suspicaces con un brillo inigualable que me descoloca completamente. Nos quedamos viendo unos segundos que a mi me parecen eternos.

-Mirada al frente, Morrison.

Sonrío y vuelvo a mirar al frente. Al cabo de unos minutos. Stanley apaga el yate en medio de la playa. El muelle apenas puede verse desde la distancia y no hay otra embarcación cera, es decir, que estamos completamente solos en la oscuridad, bajo la luz de la estrellas. Stanley toma mi mano y me lleva con él. Subimos unos pequeñas escaleras que conducen al segundo piso. Cuando llegamos allí, mi boca se abre en sorpresa al ver la elegancia que desprende el lugar. Me quedo viendo alrededor completamente maravillada. Hay una barra donde hay cientos de botellas de Vino y otra clase de Alcohol que nunca he probado, parecen antiguas. Hay una pequeña cocina, un baño y unos muebles. Hay una puerta que me imagino que dan hacia las escaleras que van al tercer piso.

-Esto es espectacular.

Stanley toma una de las botellas de Vino y dos copas vacías, y se acerca a mi.

-¿Quieres subir?.

Asiento. Abrimos la puerta y subimos las escaleras lentamente. Stanley camina detrás de mi.

Cuando llegamos al tercer piso, mi mandíbula casi cae al suelo. Hay una elegante habitación con una enorme cama King con sabanas blancas decorada con pétalos de rosas en forma de corazón. Muerdo mis labios y me giro hacia Stanley para verlo. El me mira sonrojado.

-Yo...no sabía nada de esto, de verdad. Esta...no fue mi idea. -parece realmente avergonzado. Yo sonrío, aparto mi vista de el y me acerco a la cama para recostarme de espaldas en esta.

-¿No vas a venir?.

Le pregunto a Stanley ya que este se ve realmente aterrado. Yo me carcajeo ante su expresión horrorizada.

-No te burles, estoy cagado de nervios.

Deja las copas y la botella sobre una pequeña mesita de noche. Se acerca a la cama y se acuesta a mi lado imitando mi posición. Ambos miramos al techo. Yo estoy tranquila relajada, aunque un poco tentada de girarme quedar encima de él y besarlo hasta el cansancio, pero no lo hago.

-¿Por qué estás nervioso?.

-Bueno...las citas no son lo mío.

Sonreimos juntos. Giro mi cabeza a un lado para verlo.

-Por cierto, me gusta como te queda el negro. No te lo había dicho, pero te ves sexy, Einstein.

El me devuelve la mirada sonrojado.

-Y tu odias el blanco. ¿Acaso querías conquistarme con ese vestido blanco?.

Sonrío divertida.

-¿Lo he logrado?

-Definitivamente.

Volvemos a sonreír.

-¿Quieres ir a ver las estrellas?. -Me pregunta y yo enarco una ceja.

-Llegamos hace dos minutos y ya quieres ver las estrellas, Einstein. Y yo que pensaba que te resistirías más. -bromeo y me sonríe.

-No me refiero a ese tipo de estrellas, pervertida.

Pongo los ojos en blanco sin borrar mi sonrisa. Se levanta de la cama y estira su mano para ayudarme a levantarme. La tomo pero en lugar de levantarme hago que el caiga sobre mi, entre mis piernas. Mi pulso se acelera al instante cuando su fragancia llega hasta mis fosas nasales. El apoya las manos en la cama a cada lado de mi cabeza para no aplastarme. Su mirada encuentra la mía y la tensión me recorre el cuerpo entero.

-Solo si me besas.

El pasa saliva ante mi petición sin dejar de mirarme con una intensidad abrumadora que me cala hasta los huesos.

-Nicolle...

Murmura y escuchar mi nombre en su boca se oye tan bien que me genera una fuerte e inevitable excitación. Lo miro fijamente con unas incesantes ganas de besarlo.

-Bésame, por favor. -le pido

Es lo único que le pido y el, obedientemente, lo hace. Me besa lentamente y yo cierro mis ojos tratando de dejar mi mente en blanco y permitirme solo sentir con el corazón. Su beso no es apresurado sino todo lo contrario, es lento e intenso, de esos besos que te hacen perder la cordura, de esos que se quedan grabados en tu memoria para siempre, de esos que dicen más que las palabras, de esos que contienen miles de emociones a la vez, de esos que te quitan el aliento...

Aferró mis manos en su nuca y lo beso con devoción. La desesperación se abre paso en todo mi cuerpo y me dejo llevar por dichas sensaciones peligrosas que solo el me hace sentir sin siquiera intentarlo. Besa tan jodidamente bien que no quiero que el beso acabe. El gruñe en mi boca y se que se está conteniendo de hacer algo imprudente. Ni siquiera se porque piensa tanto, me gustaría que hiciera lo que quisiera conmigo sin pudor alguno. Pero es Stanley, el es diferente y lo conozco bastante bien para saber que está resistiendose solo para no arruinar la cita.

Y yo en realidad, odio las citas.

El se detiene y se aparta un poco de mi boca dejando una palpante necesidad en mi interior. Nuestras miradas se encuentran y tengo que pasar saliva con fuerza para intentar controlar las ganas desenfrenadas de arracarle la ropa y recorrer su piel a besos.

-¿Vino?. -Me ofrece él con la respiración agitada y yo me río mordiéndome el labio. El se aparta de mi lado tratando de recomponerse, porque se, que al igual que
yo, está deseando estar mucho mas cerca de mi y con menos ropa encima. Pero finjo que no pasa nada. Me incorporo y me quedó sentada sobre la cama con él corazón desbocado. Mientras que el sirve vino en las dos copas. Se acerca a mi lado y recibo la copa que el caballerosamente me ofrece. Le doy un sorbo y me deleitó con el dulce sabor del mismo. Me levanto de la cama y me acerca él, quien tiene su Copa entre sus manos. Decidí romper el silencio ya que el parece demasiado nervioso.

-¿Quieres brindar?. -El me mira y luego sonríe.

-¿Por qué brindaremos?. -Me encojo de hombros.

-No lo se. Por la vida, por el sexo, por la Química, por ti, por mi o quizás por todo junto. -Le sonrío divertida. -Creo que tenemos muchas cosas por las que brindar, Einstein.

-Salud por todo, entonces. -choco su copa con la mia. Pero él ejerce más fuerza de la necesaria haciendo que su copa se rompa en pedazos y el contenido se derrame en mi vestido blanco manchándolo todo.

-Mierda. -suelto alarmada, mirando mi ahora desastroso vestido.

-Lo siento. No quise que eso pasará. -Lo escucho decir y levantó la mirada para encontrarme con sus ojos. Y en lugar de sentirse realmente apenado, puedo percibir cierta diversión en sus facciones. ¿Es enserio?. Lo miro incrédula y el esboza una pequeña sonrisa ladina que me parece realmente seductora.

-¿Lo has hecho a propósito, Stanley?.-le cuestiono con una ceja levantada y el niega con la cabeza.

-Como se te ocurre semejante atrocidad. ¿Crees que yo dañaría tan bonito vestido? ¿Me crees capaz de hacer eso a propósito, Morrison?. -dice sarcásticamente y le meto un puñetazo en el hombro haciendo que el se carcajee.

-¡Eres un idiota!. No puedo creerlo.

Inevitablemente, sonrío.

-Te he hecho un favor. Odias el blanco y también ese vestido. Asi que, ¿De que te quejas?.

Me cruzo de brazos.

-No lo odio. -me corrijo. -Bueno, solo un poco. Pero si querías que me quitará el vestido solo tenías que pedirlo, Einstein. Yo lo hubiese hecho con gusto. Y ahora que voy a ponerme.

El empieza a desabrochar su camisa negra frente a mi. Cuando la saca de su cuerpo me la tiende a mi.

-Póntela.

Yo lo miro con una ceja levantada.

-¿Estás insinuándome algo, Stanley Montgomery? Porque déjame decirte que si esta es tu forma de coquetear conmigo, lo estas logrando.

-No te estoy coqueteando, Morrison, coquetear no es lo mío. Solo estoy siendo caballeroso, nada más.

Mentira.

Es obvio que está intentando algo conmigo. Bueno, si quiere jugar, juguemos entonces.

- Ok. -Es lo único que le digo. Empiezo a sacar mi vestido por mis hombros bajo su atenta mirada. Stanley pasa saliva.

-¿Qué haces?

-Desnudándome, ¿Acaso no es obvio?. No puedo quedarme con el vestido lleno de vino. -Le sonrío con malicia. Dejo caer mi vestido hasta mis pies y no despego mis ojos de él. Sus ojos me recorren y la manera en que lo hace me hace palpitar ese punto débil entre mis piernas. Cuando su vista vuelve a mis ojos, percibo en ellos el deseo, la necesidad y la lujuría en su interior. Camino hacia él hasta casi rozar las puntas de mis tetas en su pecho. Le arrebato la camisa de las manos mientras que él no deja de mirarme con la piel erizada, justo como la primera vez.

-No te preocupes, Einstein. Tampoco estoy insinuando nada. -Le guiño un ojo y me coloco su camisa sin siquiera abrochármela. Me sirvo otra copa de vino. Me la tomo de un sorbo y vuelvo a dejar la copa sobre la mesita. Empiezo a subir las escaleras al tercer piso. Lo escucho soltar un suspiro y seguirme. Eso me hace sonreír declarándome la ganadora del juego.

Cuando llegamos arriba, camino lentamente hasta llegar al baranda. Descanso mis manos allí y me entretengo viendo la inmensa playa y sus alrededores. Stanley llega a mi lado y apoya sus antebrazos al barandal. Estamos tan cerca el uno del otro que puedo percibir el delicioso olor de su perfume. La noche está fría y silenciosa justo lo que tanto necesito. El viento sopla suavemente removiendo mi cabello en el aire.

-¿No tienes frío?. -Me me pregunta preocupado. Sólo me cubre su camisa y llevo mis pies descalzos, pero no siento frío sino todo lo contrario. Tenerlo cerca hace que mi temperatura se eleve dráscticamente.

-No. -Le respondo y giro mi cabeza a un lado para verlo. Su cabello está despeinado como siempre, su boca está rota a causa del frío y sus ojos negros brillan suspicaces. Se ve realmente hermoso, sin siquiera intentarlo. Y ahora me pregunto como es que antes no me había dado cuenta. Stanley es perfecto, demasiado perfecto para mi. Tiene dinero, pero no presume de su nivel económico. Tiene una nivel intelectual avanzado y tampoco se regodea de ello. Su cuerpo es delgado pero no deja de ser espectácular y a el, su apariencia, es lo que menos le importa. ¿Cómo es que pude ser tan ciega todo este tiempo?. Porque si me preguntaran cuál es mi tipo de chico, solo tendría que nombrarlo a el. Porque ahora me doy cuenta, de que él, es lo único que quiero.

Sonrío ante mis pensamientos.

-¿Qué?. -el me mira con el ceño fruncido. -¿Por qué me miras así? ¿Debería preocuparme?.

Mi sonrisa aumenta.

-Tal vez. -le digo juguetona y el sonríe de lado.

-¿En que pensabas?.

-¿Quieres saberlo?.

-Solo si no es traumático para mi estabilidad emocional. Soy bastante sensible, la verdad.

Me río y el también.

-Estaba pensando en ti.

Es obvio que no se lo espera, me mira sorprendido pero victorioso a la vez.

-¿Pensabas en lo guapo, inteligente e irresistible que soy?. -bromea sacándome otra sonrísa.

-Si. Eso mismo pensaba. También en lo estúpida que soy.

Su sonrisa se desvanece poco a poco y me mira intensamente.

-No eres ninguna estúpida, Nicolle.

-Lo soy, Stanley.

Nos quedamos en silencio unos segundos, solo mirando el agua. Hasta que vuelvo a romper el silencio.

-Siempre lo he sido. -suspiro con fuerza. -Creo que es tiempo de que sepas la verdad.

Stanley me mira fijamente y yo continúo. Muerdo mi labio rápidamente y comienzo a deshogarme con él. No confío en la personas, me prometí no confiar en nadie más. Pero Stanley, él es especial. Yo confío en él.

-No tienes que hacerlo, Nicolle...

-Pero quiero hacerlo. -digo con seguridad. -Quiero que sepas todo de mi, Stanley. Si después de todo lo que te diga cambías de opinión acerca de tus sentimientos hacia mi, yo lo entenderé.

-No me importa tu pasado, Nicolle. Sólo mi importas tú, el presente y nosotros en este instante. Lo que digas no va a hacerme cambiar de opinión. Te quiero, estoy enamorado de ti y eso nadie va a cambiarlo, ni siquiera tú.

Mojo mis labios sin saber que decir. Apartó la mirada de sus ojos y vuelvo a mirar el mar. Suspiro y decidida empiezo a contarle todo lo que por mucho tiempo ha estado torturándome.

-Nunca antes me había enamorado de nadie, hasta que en primer año conocí a Ian. Era un chico divertido, cariñoso y muy amable. Veíamos juntos la clase de Biología, siempre se sentaba junto a mi. A pesar de ser uno de los chicos más populares del Instituto, él nunca fue presumido. Nos hicimos amigos y nos ayudábamos mutuamente en aquel entonces era una chica inocente, que siempre pasaba desapercibida.

-Como yo.

-Si. Como tú. -continúo:- El amaba el Básquet, asi que un día fui a verlo jugar en la cancha. Tenía mucho talento, la verdad y me pareció un chico realmente increíble. Nunca había escuchado comentarios negativos sobre él, solo cosas buenas. Tenía buenas calificaciones, provenía de una excelente familia y se había convertido en mi mejor amigo. En ese entonces también conocí a Camilla. Siempre salíamos juntos a comer después de clases e incluso me llevaba a casa. Al pasar el tiempo, le dije que me gustaba. Él, obviamente se sorprendió pero luego me dijo que también sentía lo mismo por mi. Estaba super emocionada porque por fin le gustaba a un chico.

-Eres hermosa, cualquiera podría haberse fijado en ti.

-Si. Pero en ese entonces no era la misma Nicolle que soy ahora. Tenía unos cuantos kilos demás y mi apariencia era completamente diferente. Era inexistente para el mundo entero. Pero el me dio seguridad, ¿Sabes?. Me hizo sentir bonita cuando me sentía horrenda. Me hizo apreciarme más como mujer y eso me enamoró. Meses después me pidió que fuera su novia y yo acepté. Estaba completamente idiotizada por él. Una semana después me llevó a conocer a sus padres fue entonces cuando perdí mi virginidad. Y créeme, en estos momentos me arrepiento de haberle entregado algo tan valioso a una persona asquerosa y repugnante como él. Pero estaba ciega, me dejé llevar por mis emociones y caí a sus pies. Apenas tenía 16 años cuando tuve mi primera vez y el diecisiete.

Noto que se sorprende pero no dice nada al respecto así que continúo:

-Y él día de mi cumpleaños, no estuvo conmigo. Según él, y que habia tenido problemas con sus padres. Pero luego me enteré de que se había ido a una fiesta con sus amigos. Esa misma noche fue cuando mi padre murió.

Suspiro con nostalgia. Odio recordar esos momentos dolorosos de mi vida. Si tan solo hubiera algún tipo de magia que desapareciera todos mis dolores, pero la magia no existe. Stanley se coloca a mis espalda y me abraza por la cintura desde atrás. Siento una fuerte presión el pecho y un nudo en mi garganta, pero me obligo a no llorar.

-Esa noche fue horrible. Perdí a mi padre en el día de mi cumpleaños. Ian llegó a mi casa esa misma noche cuando lo llame y le conté lo que había sucedido. Él estuvo conmigo hasta que sepultamos a mi padre. Me ayudó con la depresión y la tristeza que estaban consumiéndome. El fue mi pañuelo de lágrimas. Estuvo en mis peores momentos y yo era feliz a su lado. Hasta que el día de su cumpleaños número dieciocho, semanas después fui a su casa para darle un regalo sorpresa. Cuando llegué la sorpresa me la llevé fui yo. Entre a su habitación como siempre hacía, y lo vi desnudo teniendo sexo con Michelle una de mis mejores amigas.

Sólo de recordarlo me entran arcadas del asco.

-Salí corriendo de allí sin darle derecho a ninguna explicación. Lloré hasta que me quedé sin lágrimas e incluso dejé de alimentarme por días. Ian volvió a buscarme pero yo no quise hablar con él, me había traicionado, me había hecho sentir miserable como si no valiera nada. Entré en depresión, no salía de mi casa ni siquiera a la escuela porque no quería verlos. El dolor se volvió parte de mi, había perdido a mi padre al que amaba y también lo había perdido a él; al chico al que le había entregado mi corazón y lo volvió pedazos. Miles de pensamientos horribles llegaron a mi mente ese día, quería dejar de sentir dolor. Asi que...

Me quedo callada unos segundos incapaz de decirle, pero suelto un suspiro y sigo hablando. Por mi primera vez en mi vida quiero ser valiente.

-Me tomé un montón de pastillas, un frasco repleto de ellos. Fue en ese entonces que dejé de sentir dolor.

Siento a Stanley abrazarme con más fuerza.

-Ni siquiera pensé en mi madre, ¿Sabes?. Ni en Camilla que se había convertido en una hermana para mi. Creí que era la mejor decisión, pero fue una completa estupidez. Lo único que recuerdo es que al dia siguiente estaba en el hospital con mi madre. Me sentí fatal al verla llorar. Se que no debí hacerlo, se que fue absurdo. Porque atentar contra tu vida nunca es una opción. Fui una cobarde, alguien que buscó el camino más fácil que enfrentar sus problemas con la frente en alto.

Ni siquiera me doy cuenta de las lágrimas que descienden de mis ojos. Me giro para quedar quedar frente a Stanley y abrazarlo con fuerza.

-Por esa razón cambié mi personalidad, mi apariencia, todo. Me prometí no volver a enamorarme, porque volver a entregar mi corazón es volver a sentir dolor. Y no quiero volver a revivir lo que viví.

Dejo de abrazarlo y limpio mis lágrimas para mirarlo fijamente.

-Por eso me negaba a sentir algo real por ti.

Stanley coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y luego sostiene mi rostro entre sus manos.

-Jamás voy a hacerte daño, Nicolle, porque yo...te amo.

Mi corazón empieza a latir a mil por segundos mientras que en mi mente se repiten sus palabras: te amo.
Sin poder controlarlo, aún con lágrimas en los ojos le sonrío.

-¿Me amas? Después de saber lo desastrozo que esta mi corazón.

-Si. Lo hago.

Paso saliva sin saber que decirle. Pero el problema es que quiero decirle que también siento lo mismo, que también lo amo. Pero no me atrevo.

-Yo...yo Sólo quiero que seas feliz, Stanley...

-Mi felicidad eres tú, Nicolle.

Descansa su frente sobre la mia y cierro mis ojos con el corazón acelerado y unas ganas incontrolables de besarlo.

-Te amo, Nicolle, pero si me pides que me aleje de ti, te juro que voy a hacerlo. -Me susurra y solo de pensarlo hace que al instante me sienta vacía.

-No quiero que te alejes de mi, Einstein. Eres todo lo que quiero y si no te lo dije antes fue porque sentía miedo, pero ahora nada me importa.

El abre sus ojos y me mira fijamente. Muerdo mi labio inferior con fuerza mientras busco la valentía suficiente para decirle todo lo que siento por él.

-Estoy jodiamente enamorada de ti, Stanley Montgomery. Antes sentía que mi corazón estaba roto, pero tú le devolviste la vida. Juntaste todos los pedazos y lo armaste, ahora puedo decirte con seguridad que mi corazón te pertenece.

El pasa saliva con fuerza y luego me besa desesperadamente tomándome desprevenida. Aferro mis manos a su cuello y le devuelvo el beso con la misma pasión desenfrenada. Con manos temblorosas me quita la camisa y me abraza quedando su pecho rozando el mio. Mi pezones se ponen duros al instante y jadeo en su boca. Stanley acaricia mi espalda con sus manos deslizandolas por todo mi cuerpo. La sensación es tan gratificante que me genera ese delicioso cosquilleo que me eriza la piel. Con sus manos suelta mi cabello y este cae en ondas por mis hombros sin dejar de besarme. La adrenalina se abre paso en mi ser y pierdo el control de mis propias emociones.

Con la respiración agitada y su pecho subiendo y bajando se aparta un poco de mi boca para hablarme.

-Aun estas a tiempo de arrepentirte, Morrison.

Mi respiración es caótica, desastrosa. Me cuesta horrorres respirar. Pero aún así, le respondo:

-Tú nunca serás un error para mi, Einstein. Estoy segura de lo que dije y sigo manteniendo mis palabras.

-¿Segura?.

Su mano se cuela entre mis bragas y sus dedos tocan mi débil y necesitado clítoris. Jadeo en su boca.

-Si. -le respondo con la voz entrecortada, mientras la excitación hace estragos en cada poro de mi cuerpo.

-¿Me Quieres?.

Su dedo se desliza por mi clítoris dejándome sin respiración. Muerdo mi labio y jadeo cerrando mis ojos con fuerza.

-No.

-¿No?

Dos de sus dedos entran fácilmente en mi intimidad y doy un respingo. Inconscientemente mi cuerpo comienza a moverse al mismo ritmo en que sus dedos entran y salen. Mientras yo me pregunto mentalmente donde coño aprendió a tocarme tan bien. Clavo mis uñas en su pecho y muerdo su labio lentamente para luego soltarlo mientras estoy a punto de perder el control de todos mis sentidos.

-No. Yo te amo mas que nunca, Einstein. Y si sigues haciendo eso vas a volverme loca. -susurró mientras sus dedos no dejan de moverse dentro de mi.

-Eso era justo lo que quería escuchar. Prometí que te enamorarías de mi y lo he logrado. Jaque mate, Morrison.

Entonces me besa, como nunca antes lo había hecho y yo sonrío dándome cuenta de que he hecho lo correcto: De que querer a Stanley Montgomery es lo mejor que me puede pasar en la vida.

=============》♡《===========

NOTA DE AUTORA

Ahhhh
😍😍😍
Chamas amé el capítulo, ¿Y ustedes?.
Dejen sus opiniones aquí 👇
Ya saben que amo leer sus comentarios.
Cuénteme, ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Cumplió sus expectativas?
Espero que sí.

Por cierto, vayan a leer a Mi bebé oscuro Monster
¿Les gusta el dark romance, los bad boys misteriosos y con cara de culo? Pues vayan a leer a mi bebé.
Les va a encantar ❤
Léanlo y me dejan sus opiniones.
Les estaré super agradecida.

Los quiero un montón😍

¡Quedan pocos capítulos, gente!😭

Espero poder subir el siguiente capítulo muy pronto. ¡Se vienen cosas!😨😬

¡Muchísimas gracias por el apoyo!

Patrixia Gómez 💕

Me encuentran en Instagram como @patrixia_escritora

Spoiler del próximo capítulo:
Se viene la follación y el
Cumpleaños de Stanley ❤
Nicolle le dará un regalo super especial.

¿Adivinen cuál será el regalo?
Muero por saber sus respuestas. A la (él) que acierte le dedico el capítulo 💕

Nos leemos👍

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro