Capitulo 39 💜
Este capítulo esta dedicado a todos los chicos que me leen, que por lo que he visto son varios.
Asi que ¡Besos, extraños!
¡Gracias por leerme!❤😜
♡♡♡
Capitulo 39
Nicolle
Puedo sentir cada músculo de Stanley tensarse debajo de mi.
Mojo mis labios rápidamente, ya que la tentación de moverme un poco sobre su erección es demasiado excitante. Me obligo internamente a no dejarme llevar por mis impulsos y quedarme tranquila sin cometer ninguna locura. En este tiempo cerca de Stanley me he dado cuenta de que debo ir despacio con él, que no debo apresurar nada aunque las ganas de comer su boca y probar cada parte de su cuerpo, me tientan cada vez mas.
Muerdo mi labio inferior rápidamente mientras el me observa. Me gusta que me observe, su mirada es diferente, es muy intensa.
Soy consciente de que sus manos están en mi cintura sosteniéndome y trago saliva ignorando el maldito cosquilleo que me hace estremecer.
Maldigo mentalmente que lleve esa camiseta mangas largas a rayas blancas y negras, porque quisiera pasar las manos por su pecho, tocarlo. ¡Estoy jodida! Nunca nadie me habia provocado tanto en la vida y estas ganas tan intensas de tener sexo me están pasando factura, a tal punto de sentirme débil por cualquier toque de sus manos.
Pero me contengo las ganas de explorar cada puto centímetro de su piel.
Mis manos están en su pecho y puedo sentir el desbocado latir de su corazón. Sus ojos van hacia mis labios confirmándome que el quiere lo mismo que yo, besarnos. ¡Maldición! Si quiero, pero se que si lo hago no voy a parar y no quiero arruinarlo.
No puedo evitar sonreir.
- ¿Porque sonríes?.
Me pregunta Stanley incrédulo y mi sonrisa aumenta.
- Es que me miras como si quisieras devorarme.
- ¿Y...eso es malo?.
Eso me hace sonreir aun más y luego muerdo mi labio inferior lentamente.
- No. La pregunta es... - me acerco un poco hasta casi rozar sus labios y le hablo en un susurro. - ¿Quieres devorarme, Stanley Montgomery?
Él se tensa aun más y lo veo pasar saliva con dificultad, pero no me responde asi que tomo su silencio como un sí.
Le sonrío y acorto los centímetros entre nuestros labios. Presiono levemente mi boca con la suya en una caricia. Y entonces me doy cuenta de que mi corazón está a punto de explotar y ese pequeño roce de nuestros labios me hace gruñir por mis adentros. Puedo sentir el cosquilleo extenderse por cada célula de mi cuerpo, alterándome completamente. Me aparto lentamente de su boca y dejo mi frente descansando sobre la suya mientras mantengo mis ojos cerrados. Lo escucho suspirar cerca de mi labios. Un pequeño suspiro que me confirma lo mucho que le ha afectado, incluso más que a mi. Esto se está convirtiendo en una tortura demasiado dolorosa, pero quiero llevarlo al limite. A tal punto de querer explotar de necesidad.
Para eso debo esperar, pero se que cuando suceda será demasiado gratificante y satisfactorio. Mientras tanto debo relajarme y mantenerme a raya.
Me aparto de su rostro aun sentada ahorcajadas sobre él, mientras siento mi punto débil punzar dolorosamente con mucha necesidad.
Me le quedo viendo unos instantes y le quito las gafas para colocarmelas yo.
- ¿Parezco una chica Nerd?.
El sonríe de lado.
- ¿Acaso quieres competir conmigo, Morrison? ¿Quieres quitarme mi puesto?
Yo sonrío con suficiencia.
-Bueno, soy muy buena fingiendo. Podría fingir que soy una chica Nerd. ¿Crees que me creerían, Einstein?.
-Absolutamente no.
Me carcajeo.
-¿Porque no?
-Eres todo menos una Nerd.
-¿Y para ti que soy, Stanley Montgomery?.
-Un tumor en el culo.
Responde divertido y yo lo fulmino con la mirada.
-Hablo enserio, idiota.
-Yo también, Morrison.
Pongo los ojos en blanco y sonrío. Bueno, por lo menos ya bromeamos y nos conocemos un poco más.
-Morrison...
Me habla sacándome de mis pensamientos.
-¿Huh?.
-¿Podrías bajarte? Esto es incómodo.
Tenso mis labios para no reirme en su cara, ya que estoy sobre su dureza.
-¿Duele?.
-Como no tienes idea.
Sonrío pero no me bajo.
-Morrison...
Me advierte, pero yo vuelvo a ignorarlo.
-Estoy muy cómoda sobre ti.
-Pero yo no. Ya bajate.
Lo ignoro de nuevo y no lo hago. Lo escucho suspirar con cansancio. De repente el se inclina hacia mi y caigo de espaldas en la cama abruptamente con él encima de mi, con su dureza haciendo presión en mi punto palpitante.
Y, ¡Joder!, Es inevitable no sentir esa sensación de placer danzando en mi entrepierna.
Trago saliva obligándome mentalmente a reaccionar y no seguir pensando en las miles de formas de hacerlo con él.
Sonrío con cierta perversión y el me mira sosteniéndose con sus manos a los lados de mi cabeza.
-No sabía que te gustaba estar arriba. -sus mejillas se sonrojaan y sus ojos brilan con suspicacia. -A mi también, pero no me molestaría estar debajo de ti, la verdad.
Lo veo pasar saliva y el inmediatamente se aparta cuando se da cuenta de la extraña posición erótica en que estamos.
El se levanta y yo me quedo sentada en la cama viendo su dureza marcarse a través de su pantalón. Muerdo mi labio y el lo nota. Lo siento, pero no puedo evitarlo. El se da cuenta de que lo estoy mirando intensamente y trata de cubrirse disimuladamente con su camiseta pero no lo logra.
Yo me carcajeo porque se que siente un poco avergonzado.
-Eres un tonto. -le digo entre risas. -Deja de tratar de cubrirte, me gusta lo que hay entre medio de tus piernas. No deberías sentirte avergonzado, Einstein, mas bien orgulloso del tremendo don que te ha regalado la vida.
-¡Cállate, Morrison!.
Su cara se vuelve roja de la vergüenza, se da la espalda y entra al baño.
-Si necesitas ayuda solo llámame.
Le grito mientras sonrío divertida.
-Haz silencio, Morrison. ¡Mis padres están en casa!
Lo escucho protestar desde el baño.
-¿Y eso que tiene de malo? De seguro tu padre y tu madre están teniendo sexo en su habitación en estos momentos.
-Prefiero no saberlo.
Lo escucho decir y yo sonrío divertida. Me levanto de la cama y camino hasta llegar a la puerta del baño. Giro la manilla pero esta cerrada totalmente.
-¿Porque tienes la puerta cerrada, Einstein?.
-Supervivencia.
Me responde y yo solo sonrío mientras pongo los ojos en blanco.
-Ábreme la puerta, Einstein. Quiero ver como lo haces.
-¿Hacer que?. -pregunta de aquel lado de la puerta.
-Masturbarte.
-¡No estoy masturbándome, Morrison!.
Espeta y por su tono de voz estoy segura de que está avergonzado de nuevo.
-¿Y porque tardas tanto?.
-Apenas voy entrando al baño. -replica.
-¡Vamos¡ Dejame entrar miedoso.
-No.
-¿Porqué?
-Porque te conozco, Nicolle. Además, ¿Para que quieres entrar?
-Ya te lo dije.
-¡No voy a masturbarme!.
-Bueno, pero si cambias de opinión tu solo me avisas, vale.
-No voy a cambiar de opinión, pero gracias por tu oferta.
Sonrío y me alejo de la puerta dejándolo tranquilo. Es divertido jugar con él.
Observo su habitación y camino alrededor curioseando en sus cosas. Hay libros, unas cuantas fotos de él y sus padres, su portátil la cual intento revisar pero tiene contraseña asi que me alejo y camino hasta detenerme frente a su armario. Curiosa lo abro y me sorprende que tenga mucha ropa y esté todo totalmente ordenado. Hay muchas camisetas blancas y de color y algunas negras. Creo que no es muy fan del color negro. La mayoría de su ropa es muy básica y fea. Entonces veo esa camiseta horrible de rayas tejida a mano, es horrorosa. La tomo con el gancho y él sale del baño en ese momento.
-¿Que haces?.
-Nada. Buscaba tu ropa intima pero no la encontré por ningún lado.
-¿Y que pensabas hacer con mi ropa intima si se puede saber?
Lo veo cruzarse de brazos mirándome fijamente.
-Masturbarme sobre ella.
Lo veo hacer una mueca y luego se aclara la garganta. Se que mi respuesta le ha afectado ya que sus mejillas están rojas como un tomate y desvía sus ojos de mi. Sonrío victoriosa.
-Esto es lo más horrible que he visto en mi vida.
Señalo su camiseta rara y el pone los ojos en blanco acercándose a mi. Me la quita de la mano y la vuelve a colocar en su armario.
-Es un regalo de mi abuela. Murió hacen dos años y es lo único que me quedó de ella.
Mi sonrisa divertida desaparece de mi rostro al darme cuenta de que hacen dos años mi padre también murió y el recuerdo de su muerte me hace hacer una mueca con tristeza.
Stanley me mira y arruga las cejas.
-¿Estas bien? ¿Porque te quedaste callada?.
Meneo la cabeza alejando todo pensamiento triste de mi cabeza.
-Ah...yo...estoy bien. No es nada.
El asiente y agradezco que no me pregunte nada, porque no se si sería capaz de hablarle de mi padre es un tema delicado y muy doloroso para mi.
-¿Seguimos estudiando?.
-No. Mejor salgamos a dar una vuelta. ¿Quieres?.
Y lo más extraño de todo esto es que el no protesta y solo se encoge de hombros.
♡♡♡
Estando fuera nos dirigimos a su auto, pero yo me detengo en seco al ver el impresionante Lamborggini rojo estacionado al lado del auto de Stanley. El Mercedes-Benz de Stanley parece una baratija frente al Lambo. Por inercia me acerco al hermoso auto impresionada. Siempre había visto Lamborgginis circular por la calle, pero nunca había tenido uno frente a mi. ¡Es una belleza!.
Daría mi vida por un auto como este.
-Nicolle.
Escucho a Stanley hablar a mi espalda, pero lo ignoro ya que el auto me tiene hipnotizada con su hermosura.
-¿Es de tu padre?.
Le pregunto a Stanley sin siquiera mirarlo.
-Si.
Me responde deteniéndose justo a mi lado. Acaricio con mis manos el capó y la deslizo por toda la parte delantera del auto hasta detenerme en la puerta. Tiro de la puerta y esta inmediatamente se abre hacia arriba, ya que no tiene seguro.
-¿Que estas haciendo, Nicolle? Que no sea lo que estoy pensando, por favor.
Yo sonrío divertida y me giro hacia él.
-¿Crees que a tu padre le moleste si lo conduzco un poco?.
-¡No! Ni se te ocurra, Morrison. Si le sucede algo al auto de mi padre va a matarnos.
-No va a pasar nada. Solo quiero conducirlo un poco.
-¿Sabes lo delicado que es mi padre con este auto? Nunca lo he tocado y hoy no va a ser la excepción. Es una regla que no pienso romper.
-Pues deberías retractarte y romper cada una de ellas. Es divertido romper las reglas. ¡Vamos! No va a pasar nada.
-He dicho que no, Morrison.
-¿Por favor?.
-No.
-Prometo que no va a pasar nada. Además, tu padre no va a enfadarse. Haré lo que tu quieras pero déjame conducirlo, ¿Si?.
El me mira como si sopesara mis palabras. Pone los ojos en blanco con astio, suelta un suspiro y me habla:
-Esta bien.
Doy saltitos de emoción.
-Pero debes cumplir con tu promesa, Morrison.
-Si, si, Einstein. Lo haré.
Inmediatamente me subo en el asiento del auto y Stanley lo rodea para sentarse en el asiento del copiloto. Al cerrar la puerta el aroma que desprende el auto es embriagador. Huele a nuevo a millones de dolares. Cuando coloco las manos sobre el volante y lo enciendo, una carga de adrenalina me sacude el cuerpo.
Esto es lo más emocionante que he hecho en mi vida.
-Voy a arrepentirme de esto toda mi vida.
Escucho a Stanley decirse a sí mismo. Yo sonrío divertida.
-Deja de quejarte y coloca un poco de música.
-No gracias, me gusta más el silencio.
Pongo los en blanco y enciendo el enorme reproductor con una pequeña pantalla sobre el, donde busco la música deslizando por la pantalla táctil.
-Por favor, nada de músicas locas, Nicolle. -se queja y entonces encuentro la música que quiero escuchar solo para molestar al idiota a mi lado.
-¿Es enserio?.
Me mira detenidamente y yo sonrío divertida.
-¿Que? ¿Te traen bonitos recuerdos, Einstein?.
Arqueo una ceja mientras el suspira con resignación.
-Querrás decir: los peores recuerdos de mi vida.
Me carcajeo y le doy un poco de velocidad al auto haciéndolo rugir.
-No te mientas a ti mismo, Einstein.
Le guiño un ojo. Subo todo el volumen a la canción mientras que Stanley mira hacia arriba como rogándole a Dios por semejante castigo.
Catorce de Rauw Alejandro resuena en las paredes del auto a todo volumen mientras que yo conduzco emocionada a la salida.
Solo quiero saber a que tanta velocidad puede llegar esta belleza.
Romer, nos mira extraño cuando nos abre la puerta de salida. Yo me limito a sonreirle mientras Stanley le dice que daremos una vuelta y que no le diga nada a su padre. Aunque igual terminará enterándose.
Cuando salgo a la carretera piso el acelerador, sintiendo como todo mi cuerpo se electrifica llenando cada espacio de mi piel de adrenalina pura.
Sonrío y después chillo emocionada. Stanley solo me observa y menea la cabeza negativamente como si yo estuviera loca.
El sonido que produce el auto es tan excitante que subo aun más la velocidad, mientras mis manos se aferran en el volante y mi pie en el acelerador.
Escucho a Stanley decir que baje la velocidad pero yo solo me limito a sonreirle divertida.
- Nicolle, baja la velocidad. Estoy muy joven para morir y mucho menos morir a tu lado.
Llego a una calle poco transitada y subo aun más la velocidad. La playa nos rodea y es hermoso. Nunca imagine que conduciría un auto como este. Era uno de mis sueños, sí, es un sueño ridículo, pero era lo que quería. Bueno...también tengo una bonita fantasía: tener sexo en un auto lujoso, como en los libros.
Pero no creo que mi fantasía se cumpla hoy. Aunque las ganas de apagar el auto y subirme ahorcajadas sobre él, suena demasiado tentador.
Me giro hacia él y el me observa.
-¿Tienes miedo de morir, Einstein?. -le pregunto divertida con una ceja arqueada.
-A tu lado, si.
-¿Y eso sería malo?.
-Si. Porque de seguro nos iremos al infierno.
Me carcajeo y vuelvo a mirar al frente.
- No creo que el infierno sea tan malo.
- No. Pero la idea de estar contigo en el mas alla es bastante aterradora, la verdad. Me conformo con soportarte mientras estemos vivos. Sería un completo castigo tener tu chillona e irritante voz en el infierno. Asi que mientras tanto quiero seguir con vida, Morrison. Por favor, baja la velocidad en este mismo instante.
Le sonrío desafiante.
-¿Sino que?.
El me fulmina con la mirada.
-No empieces con tus juegos, Nicolle.
-Se me mojan las bragas cuando mi nombre sale por tu boca.
El abre la boca para replicar pero vuelve a cerrarla. Lo veo pasar saliva y yo sonrío victoriosa. El deja de mirarme y observa por la ventanilla ignorándome o más bien, disimulando su incomodidad.
Me le quedo viendo unos segundos de reojo. No lleva sus gafas puestas, ya que las llevo yo. Su cabello negro cae por su frente, despeinado a causa de la brisa que entra por la ventanilla. Su boca se ve excitantemente roja y juro por Dios que me estoy controlando de no subirme sobre él y besarlo hasta saciarme.
Suspiro levemente y dejo de mirarlo.
Después de unos minutos de silencio vuelvo a hablar.
-¿Quieres Jugar a las preguntas, Einstein y así conocernos mejor?.
El se gira para mirarme con el ceño fruncido. Luego se encoge de hombros como si le diera igual.
-Empiezo yo. ¿Que tipo de chicas te gustan?.
Le pregunto sin dejar de conducir, pero esta vez bajo un poco la velocidad.
-Como tú, pero menos insoportables y más inteligentes.
-¿Estas queriendo decir que te gusto, Einstein?
-¡Claro que no! Dije que como tú, mas no dije que me gustaras tú.
Sonrío.
-Valee. Ahora es tu turno.
El se queda pensativo por unos segundos hasta que por fin habla:
-¿Romance o fantasía?.
-Ambos. -le respondo y luego le pregunto: -¿Frío o calor?.
-Frío.
Me responde y yo resoplo.
-¡Aburridooo!
-¿Y tu cual prefieres, genia?
-Calor.
El pone los ojos en blanco.
-Es mi turno. ¿Matemáticas o Química?.
Respondo rápidamente, sin siquiera detenerme a pensar.
-Química.
-Pense que odiabas la Química.
-Y la odio, pero más odio las matemáticas.
Me encojo de hombros y el sonríe abiertamente.
-Estas loca, Morrison.
-Por ti.
Al escuchar mis palabras su sonrisa desaparece y se moja los labios para después pasar saliva.
Yo sonrío al ver lo mucho que le han afectado mis palabras, pero sigo hablando para intentar aligerar la tensión e incomodidad.
-Mi turno. ¿Arriba o abajo?.
-Siguiente pregunta.
-¡Eso no se vale!.
-Claro que sí.
Pongo los ojos en blanco y le hago otra pregunta igual de incómoda.
-¿Grande o pequeña?.
El arruga las cejas sin comprender.
-¿Que? ¿A que te refieres?.
-Las vaginas, Einstein.
Su rostro se torna rojo.
-¡Morrison!.
Me carcajeo.
-¿Que?
-No me están gustando tus preguntas.
No dejo de reir a carcajadas.
-¡Perdón, Señor inocente!.
-¡Ya cállate, Morrison! Esto es vergonzoso.
Yo meneo la cabeza negativamente mientras sonrío.
-Acostumbrate, Stanley. Porque esto es solo el comienzo.
El solo pone los ojos en blanco y se dispone a mirar por la ventanilla del auto, mientras que yo aumento la velocidad esquivando los autos en la carretera.
-Enserio quieres matarnos, ¿No?.
-Sí, pero tengo una mejor manera de morir.
-Sorpréndeme, Genia.
Yo sonrío con malicia y perversión, y el se da cuenta. Cuando nuestras miradas se encuentran le respondo con picardía, haciendo que él se tense en su asiento y sus ojos brillen con intensidad.
-Encima de ti.
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Nota de autora
¡Hello!
¿Como los trata la vida? Bien. Espero que sí.
¿Les gustó el capitulo? Porque a mi me encantó.
Es que escribir los diálogos entre estos dos me sale tan natural.
COMENTEEENNNN
AMOOOO LEEEERRLAAASSS
¡JUGUEMOS!
RESPONDAN EL HASTAG:
#MegustaQuímicaIndecentepor
LAS LEOOO.
NO ME IGNOREN❤
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¡Gracias!❤
Pd: No olviden dejar sus votos es muy importante para mi. Y si gustan tambien pueden recomendar la historia y así llegar a mas personas. Estaría realmente agradecida😍
Se les quiere
Patrixia G📚
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