
Capitulo 18 💜
Capitulo 18
Stanley
No se como sentirme al respecto. Ni siquiera tengo idea de por qué actué de esa forma. Me siento patético y enfadado a la vez, no con ella sino conmigo mismo por haber caído en su juego de provocación. También la odio a ella por provocarme y lo que más me molesta es que solo lo hace por diversión. Toda mierda le parece divertida y más cuando se trata de mi. Sé que no debí mirarla, ni tocarla, no se por qué lo hice. Solo bailaba y no se...
¡Mierda!. Todo me resultó abrumador. También es mi culpa, ella solo estaba bailando mientras yo veía todo de otra manera. No se que pasó, no se por que me siento así y lo que menos me explico es, ¿Por qué mierda tuve una erección? ¡Nunca había tenido una! Y eso fue realmente extraño. ¡Soy idiota! ¡Maldición!.
Ella solo bailaba, no me estaba coqueteando, me digo a mi mismo tratando de convencerme.
Ella solo jugaba conmigo y yo de idiota caí en su juego, me reprocho mientras miro al techo de mi habitación.
Tengo media hora en la misma posición: recostado en mi cama, mirando al techo y totalmente molesto porque no dejo de pensar en lo que sucedió. No quiero salir, solo espero que se haya marchado a su casa lo que menos quiero es estudiar con ella.
Escucho que alguien toca a mi puerta, de seguro es Mara. Digo un "pase".
Suspiro con frustración cuando la veo a ella entrar a mi habitación. ¡El Karma!. Le doy un vistazo y luego vuelvo a mirar al techo. Me siento inquieto, tanto que si sigo así me tiraré por la ventana. Escucho la puerta cerrarse cuando entra, quedando solos otra vez.
-¿Estas bien?
Pero no es Mara quien ha entrado en mi habitación. Me altero inmediatamente.
-A ti que te importa -le respondo cortante sin mirarla.
-Lo que pasó afuera...
-No quiero hablar de eso, Morrison -la corto rápidamente. Ella suelta un bufido e inesperadamente se recuesta sobre la cama a mi lado imitando mi posición.
-¿Y que estas viendo?.
-Lo que sea con tal de no ver tu cara.
-¿Tan horrible de parezco?.
Pongo los ojos en blanco. Nos quedamos en silencio unos segundos mirando al techo. Esos segundos donde solo se escuchan nuestras respiraciones, me hace sentir en paz, pero ella rompe el silencio atormentándome.
-¿Por qué estás molesto?.
Suspiro frustrado.
-Cállate, Morrison. - le digo entre dientes. -No quiero escucharte, eres un fastidio.
Me ignora y sigue hablando.
-¿No te gustó que bailará?.
Ese es el puto problema que sí me gustó. Tanto que seguramente no dejaré de pensar en eso. Pero no se lo digo.
-No me gustan tus juegos, Morrison. Los detesto -me limito a decirle sin mirarla.
Pasamos otros segundos en silencio mientras pienso en como deshacerme de la castaña.
-¿Practicamos el experimento?.
Me incorporo y me levanto de la cama aún con los nervios de punta.
- Si, porque ya quiero que te vayas de mi casa. -respondo con molestia.
Camino por la habitación en busca de los ingredientes del experimento. Cuando los encuentro me siento en el piso en silencio y ella igual. Morrison empieza a hacer el experimento en total silencio y eso me alivia, no quiero escuchar su molesta voz.
Cuando termina de hacerlo, veo que hizo un buen trabajo pero no se lo digo. Ella me pregunta que si lo hizo bien y yo me limito a decir que si.
Sinceramente lo hizo muy bien, pero no se lo diré para no seguir inflando su ego.
Media hora después terminamos y hablamos un poco poniéndonos de acuerdo con lo de la explicación del experimento, ella dice que lo tiene bajo control y yo no le creo nada pero es su problema si obtiene mala calificación.
Empiezo a ordenar mi habitación y veo por la ventana que ya está obscuro. También veo las luces del auto de mi padre al entrar. ¡Mierda! Lo que faltaba. No quiero darle explicaciones a mis padres sobre Nicolle. ¡Esto no puede ser peor!.
💜💜💜
Al salir de la habitación veo a Mara colocando los platos en la mesa para cenar. Nicolle baja las escaleras detrás de mi. Mara nos observa con una sonrisa desde su lugar.
-¿Se divirtieron?.
Me contengo de no poner los ojos en blanco. Si supiera...
- Si -responde Nicolle algo divertida. - ya tenemos todo listo, solo espero que nos vaya bien y saquemos una excelente calificación en el experimento.
Mara asiente.
-Mi niño Stan es muy inteligente y se nota que tú también lo eres, Nicolle.
Tenso los labios para no burlarme de Morrison.
La castaña ríe con una mueca en su boca.
-Bueno, no soy tan inteligente como Einstein, pero me esfuerzo mucho para lograr mis objetivos.
-¿Einstein? -pregunta Mara incrédula, terminando de poner la mesa.
Me cruzo de brazos mientras ellas hablan como si fueran amigas íntimas. Ni siquiera sé porque me llama Einstein. Pero cada vez que lo dice dentro de mi se remueve, pero ignoro la sensación.
-Ah... -ella ríe. -Bueno...así llamo a Stanley. Como Albert Einstein, el Gran científico.
La expresión divertida de Mara me da náuseas, se nota que quiere reír pero le lanzo una mirada mortífera desde mi ubicación pero ella me ignora apocalípticamente.
-Parece que ya se hicieron amigos... -insinúa.
- No somos amigos, Mara.
La corto, deshago mis brazos cruzados y paso a un lado de ella para tomar asiento en el comedor.
Jamás seríamos amigos, eso es seguro.
-Bueno...yo ya me voy. - anuncia la castaña.
-¿No vas a quedarte a cenar?.
Que no sea cierto, por favor. Que Mara no haya dicho eso, que solo sea mi imaginación.
-Ah...yo...no quiero molestar.
Nicolle me da una mirada de soslayo buscando mi consentimiento pero yo me quedo estático sin decir ni una sola palabra. Después de lo que ha ocurrido, lo único que quiero es que ella se vaya lejos de mi, pero claro, ¡El Karma es una mierda!.
- No molestas, Nicolle. - insiste Mara.
-Puedes cenar con nosotros. Ve y siéntate, dentro de un momento serviré la cena. Siéntete como en casa...
¿Siéntete como en casa?
Debo arreglar unas cuantas cosas con Mara.
Nicolle se acerca a la mesa mientras que Mara se va a la cocina después de guiñarme un ojo.
Muy divertido, Mara.
La castaña se sienta justo frente a mi, la ignoro y saco mi teléfono celular para concentrarme en él y no en la mirada divertida de Nicolle.
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Nicolle
El Nerd está echando humo por los oídos del enojo. No fue mi intención hacerlo enojar. Bueno, lo acepto, si fue mi intención. No pensé que se molestaría tanto por un simple baile. El pobre estaba pálido observándome. Yo no tengo la culpa de que me guste bailar y el sea tan aburrido. Y cuando me acerqué aún más a él pude sentir su cuerpo calentarme el cuerpo, no pude evitar que mi piel se erizara. Lo que sentí fue muy extraño.
El Nerd levanta la mirada y me observa unos segundos así que yo aprovecho de sonreírle con malicia. Él me ignora olímpicamente y vuelve a poner su cara de culo.
Escucho la puerta abrirse y giro un poco la cabeza por sobre mi hombro para ver a la persona que acaba de entrar; simple curiosidad, ya saben.
Pero no es una sola persona, son dos; un hombre de cabello oscuro bien arreglado, de traje y corbata, sus ojos son oscuros y tiene una ligera barba. Supongo que tiene unos cuarenta y tantos años, pero no se ve tan mayor. Trae un maletín en su mano mientras con la otra se desabrocha un botón de su saco. No lo conozco pero me atrevo apostar a que está de mal humor, su rostro me lo dice todo. Por su parte la mujer que camina a su lado, es alta de contextura delgada. Lleva un vestido negro muy elegante, este le llega hasta la rodilla. Su cabello castaño claro lo tiene recogido en un moño. Se ve lujosa y elegante, a medida que avanza hacia la mesa la detallo mejor. Se ve muy joven, y su rostro se ve impecable aunque lleve un poco de maquillaje y sus ojos son verdes. Es muy bonita.
¿Son los padres del Nerd?. Me pregunto al instante.
Dejo de observarlos y miro al frente donde está Stanley con los brazos cruzados con un gesto de aburrimiento en su rostro.
El hombre pasa directo a una puerta blanca enorme por lo que supongo es una oficina. Dejo de observarlo cuando el hombre cierra la puerta a sus espaldas. No se, pero me parece conocido. Veo a la mujer llegar a la mesa, mientras sus tacones resuenan en el piso de mármol pulido. Nos sonríe y yo solo tenso los labios como si estuviera sonriendo.
-Hola, Cariño.
Stanley se levanta de su asiento y ella lo besa en la mejilla.
-Hola, Mamá.
Oh, es su madre. Como lo imaginé.
-¿Que tal te fue en la escuela?.
-Ah...bien. -responde mientras el se rasca la nuca, lo cual me parece un gesto de nerviosismo. ¿Está nervioso? ¿Por qué?.
-Me alegro mucho, Cariño. -dice la mujer al borde del entusiasmo y pellizca sus mejilla como si fuese un niño pequeño.
Stanley suelta un suspiro y reprende a su Madre.
-Mamá... -se queja.
Yo empiezo a reírme y la mujer giro su rostro para verme. Mi sonrisa se desvanece poco a poco.
-Ah...Hola.
La saludo, un poco incómoda.
-Hola, preciosa.
La mujer me sonríe amablemente. Parece una mujer muy sociable y amigable, todo lo contrario a su queridísimo hijo.
-Mamá, ella es... -hace una pausa, como si le costara mucho esfuerzo decir mi nombre. Se aclara la garganta y continúa: - Nicolle y es mi compañera de Química.
- ¡Oh!. Un placer conocerte preciosa. Soy Aurora Dallas, la madre de Stanley.
Me levanto de mi asiento y ella me besa en la mejilla con amabilidad. Cuando se aparta observa a su hijo y luego a mi con una sonrisa.
-Debes sentirte halagada, Nicolle. Eres la primera chica que mi hijo trae a casa.
-Ahh...
Muerdo mi labio para no reír cuando veo al Nerd rojo de la vergüenza.
-¡Mamá, por favor! No me avergüences.
Su madre se gira para mirarlo y yo aprovecho de reírme en silencio. Stanley me lanza una mirada de pocos amigos.
-No te estoy avergonzando, Cariño. Solo digo la verdad.
El Nerd pone los ojos en blanco con frustración.
-Mejor cenemos antes de que se me vaya el apetito.
Él vuelve a sentarse en su asiento de mala gana.
- Nicolle, ¿Te quedarás a cenar?.
Me pregunta la mujer con una sonrisa. Es bastante hermosa.
-Si, por supuesto. -Le contesto y le devuelvo la sonrisa.
-Eres una chica muy linda.
Mi ego se eleva por las nubes.
-Gracias, Sra. Aurora.
Ella ríe y hace un gesto con su perfecta manicura restándole importancia.
-Llámame solo Aurora, Cariño. Eres amiga de mi hijo así que también eres mi amiga.
¿Amiga de su hijo? No lo creo.
-Claro.
Termino diciendo y finjo una sonrisa.
Al terminar la cena Aurora me pregunta sobre mi familia y hablamos de cosas triviales. El señor había salido de su oficina se disculpó y dijo que estaba un poco cansado que se iría dormir. Me saludó con una media sonrisa y se fue a su habitación después de cenar. Solo quedamos Mara, Stanley, Aurora y yo compartiendo en la mesa. La comida estuvo exquisita. Felicité a Mara por eso y ella me sonrió agradecida. Stanley se mantiene callado en su sitio. Mientras que su madre no para de hablar conmigo como si fuéramos intimas amigas. El hombre me había dicho que se llamaba Spencer Montgomery. Entonces recordé que lo había visto en una revista en la peluquería. Ese hombre es famoso. Ahora entiendo porque vive en uno de los vecindarios mas costosos y porque su casa es tan lujosa. O sea, que el Nerd es hijo de un famoso Empresario. No puedo creerlo. Teniendo tanto dinero se viste así de horroroso, y ni hablar de su auto que es muy sencillo. Por mi parte teniendo tanto dinero, ya me hubiera comprado un Ferrari, un Lamborghini o un McLaren, o mejor aun, una motocicleta ultimo modelo de color violeta. Pero yo soy pobre no puedo darme ese lujo. Bueno, no soy tan pobre porque mi madre es Asesora de Modas y gana muy buen salario. No me quejo la verdad y espero algún día ser una modelo profesional y volverme millonaria.
-Tiene una casa hermosa. -Le digo a la madre de Stanley mientras nos sentamos en la sala frente a la chimenea.
- Gracias, Querida. Yo misma la diseñe.
-¿Usted la diseñó?.
-Si, soy diseñadora de interiores y me encanta remodelar.
-Wow. Es impresionante. -Le digo con sinceridad y un tono de sorpresa en mi voz.
-Sí, la verdad es que sí. - Confirma con una sonrisa. -Y tú, Nicolle. ¿Que carrera tomarás en la Universidad?.
-Eh...aun no me he decidido. -me encojo de hombros. - pero me gusta mucho el modelaje y la moda.
-Eso es interesante. -me sonríe. -Eres preciosa y además tienes buena figura. Yo podría ayudarte si lo quisieras. Tengo muchos contactos en el mundo de la Moda.
-¿En serio?.
Estoy que salto de la emoción pero solo sonrío emocionada.
Ella sonríe.
-Claro, Cariño. ¿Cierto que es bonita Stan?.
Se me borra la sonrisa del rostro cuando el Nerd me observa y luego mira a su madre. Se queda en silencio unos segundos procesando la información y luego responde:
-Ah...S-si, c-claro. -tartamudea.
Me sorprendo y veo como su rostro se vuelve rojo de la vergüenza. No se si lo dijo enserio o fue solo una respuesta irónica de su parte. Me le quedo viendo fijamente y el aparta la mirada. Se levanta del sofá abruptamente.
-Yo...me voy a la habitación.
Anuncia y se levanta las mangas de su sudadera de mangas largas dejando los antebrazos a la vista. Tiene la piel blanca pero bronceada y las venas se ven sobresalidas de sus brazos. Nunca me había fijado en sus brazos, bueno, en realidad nunca me había fijado bien en él. Pero sus brazos se ven...¿Fuertes?. No lo se, creo que ya estoy alucinando. Lamo mis labios los cuales siento que están resecos y dejo de mirar sus brazos, confundida por mi repentina actitud.
-No puedes irte a dormir debes llevar a Nicolle a su casa, Stanley.
-¿Que? Pero...
Empieza el Nerd sin saber que decir.
-No es necesario. He traído ni auto.
Los interrumpo. Stanley me mira con las manos metidas en los bolsillos de su jogging negro. Tiene el cabello revuelto y no lleva puesta las gafas. Nunca lo había visto sin ellas. Sus cejas son pobladas pero tienen arcos, sus ojos son totalmente oscuros y siento que traspasa mi piel cuando me mira de esa forma tan intensa. Sus labios son gruesos y se ven rojos y además...
Aparto la mirada inmediatamente al notar que lo estaba viendo descaradamente.
Mierda.
-Puedes dejar tu auto, Cariño. Stanley te llevará a casa. Ya es de noche y es muy peligroso que andes sola por la calle.
Escucho al Nerd soltar un suspiro y vuelve a mirarme.
-Vamos, Niña... -hace una pausa. Traga saliva y vuelve a hablar aclarándose la garganta. -Nicolle.
Me levanto del sofá y me despido de Mara con un beso en la mejilla y luego de Aurora con el mismo gesto.
-Espero volver a verte, Cariño. Me encantó conocerte. Siempre serás bienvenida.
-Muchas gracias por la cena. Que tengan una feliz noche.
Me despido de ellas mientras Stanley sube las escaleras a su habitación en busca de sus zapatos.
Al bajar, salimos al patio en busca de su auto. Nos adentramos y me quedo quieta en mi asiento mientras él conduce a la salida.
-Tu madre es muy agradable.-Le comento con sinceridad al Nerd quien conduce a mi lado.
-Aja.
Se limita a decir y yo pongo los ojos en blanco.
-¿Por qué eres tan amargado?.
Suspira con cansancio.
-No quiero hablar contigo, Morrison. Y lo que pasó en mi casa no se volverá a repetir. Así que quiero agradecerte que dejes de molestarme. -su voz suena firme y determinada.
-Yo no estoy jugando contigo, Stanley.
Recalco su Nombre. Él voltea a verme.
-¿Ah, no? ¿Y que fue eso en mi casa?.
-¡No fue nada!, yo soy quería bailar y ya. Si te molestaste ese es tu problema. Yo puedo bailar donde se me de la gana...
Me cruzo de brazos con el ceño fruncido y evito su penetrante y fulminante mirada.
-¿Por que lo haces?.
No comprendo su pregunta. Me toma desprevenida. Así que giro mi cabeza y le lanzo una mirada incrédula.
-¿Hacer que?.
-Provocarme, hacerme perder la paciencia, ¿Acaso no entiendes que no te soporto?¿Por qué te parece divertido molestarme?
Abro mi boca para hablar y luego la vuelvo a cerrar para quedarme en silencio viendo a través de la ventanilla del auto las luces de la ciudad.
-¿No me vas a responder?.
Contesto inmediatamente con un firme:
-NO.
No lo observo ni el a mi, y se hace un enorme silencio en el auto hasta llegar a mi casa veinte minutos después. Me bajo del auto y antes de cerrar la puerta con fuerza, le digo con firmeza:
-Yo tampoco te soporto, Einstein.-le digo de mala gana, alejándome de él. Pero el muy idiota esboza una leve sonrisa, divertido. Y me doy cuenta de que es la primera vez que veo una sonrisa en su rostro.
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Nota de Autora
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