𝔱𝔴𝔢𝔫𝔱𝔶 𝔱𝔴𝔬 𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯
Estar encerrada en el dormitorio de las brujas era increíble, no era el lugar ideal, pero era muy cómodo, al contrario del silencio que sentía en mi interior.
Tedros estaba en la cama de Hester y yo en la de Dot, ambas esquinas apartadas, mientras que Aggie y Jackson estaban en la de Anadil. Ellos solo hablaban, se reían de algunas bromas del chico convertido en una princesa.
¿Cómo les era tan fácil la comunicación? ¿En algún momento fui así con Tedros? Solo recuerdo el caos de nuestra relación y cómo nos rompemos el corazón. Hay momentos buenos, pero parece que se desvanecerán con el tiempo antes de otra mala decisión.
Traté de divagar mi mente observando los posibles caminos hacia la Escuela de lo Viejo, lo cual terminó rápido. Estaba el puente, las cloacas, los túneles, el agujero de conejo que encontré una vez, o el camino en la bahía. Evitaba dormir, no quería hacerlo, aún no podía. Era una asesina, me odiaba a mí misma como nunca lo había hecho, odiaba verme al espejo y evitaba cuando superficie que mostrara mi reflejo. Si estaba con Tedros mi destino sería ser reina de Camelot, pero no era digna, no era del Bien, no era buena. Las personas buenas no lastiman, no matan, no disfrutan matando y no buscan venganza. No sabía ni quién soy, dudaba de todo, de quién era realmente.
Levanté mi mirada y noté cómo la pareja de Siempres enamorados leía algunos libros, mientras que Tedros escribía en el escritorio de Dot algo, rompiendo pluma tras pluma.
— Ted, deja de matar a las pobres plumas, ¿qué escribes?
— He pensado en escribir todo lo que quiero decirle a Sophie, pero son tantas cosas que no sé por dónde empezar - suspiró agotado
— Ya se te ocurrirá algo - acaricié su cabello, tenía un cabello hermoso como chica.
— Por si no lo has notado, no sirvo para estar bajo presión
Sus ojos parecían como los de un cachorrito abandonado y relajándose ante mi tacto. Era adorable.
— ¿No dijiste todo el camino hacia acá que sabrías qué decir cuando llegará el momento?
— Sé lo que tengo que hacer cuando estoy contigo. Pero nunca he pensado que realmente la rescataría yo solo. Sé que es el plan de Merlín, pero quisiera tenerte a mi lado en ese momento, Vi.
— Nunca te han faltado las palabras cuando estás con Sophie - trate de hacerlo sentir mejor - Has coqueteado con ellas más veces de las que puedo recordar, siendo chico y chica. Ahora no será la excepción.
— Esto es diferente - volteó a verme y puso mi mano en su mejilla—. Ahora sé que tengo definitivamente a mi princesa, aunque siempre me busque la contra.
— Porque nunca me escuchas y crees tener la razón. Alguien tiene que hacerte ver que algunos de tus pensamientos son retrógradas.
— Te escucharía si no fuera, porque la mitad de veces actúas como si no me necesitaras
— ¡Porque actúas como si yo debo de hacer lo que tú quieres! ¡Porque puedo luchar y protegerme por mí misma!
— ¡Porque siempre tratas de ser el príncipe!
— ¡Porque alguien les tiene que demostrar a todos que las princesas no son estúpidas ni indefensas, que las chicas pueden luchar! ¡Además, no tengo ni la mínima idea de cómo ser una princesa! ¡Ni siquiera sé si soy realmente buena! — refuté, notando las miradas incómodas de Jackson y Agatha.
— ¡Por supuesto! - gritó Tedros—. ¡¿POR QUÉ CREES QUE ME GUSTAS TANTO?!
— ¿Qué? - susurré
— Sé que ahora estás en duda de si eres buena por lo que hiciste en Gavaldon, pero créeme que lo digo por todos, que cualquier persona que te conozca sabe que eres buena de corazón. Que esas estúpidas reglas que establecieron no te definan totalmente, porque tú me enseñaste los matices de grises que somos entre el bien y el mal.
Me tomé de la mano y ambos nos echamos en la cama de Dot, mirando el techo como una vez lo hicimos, pero mirando al cielo. Desde un inicio, eso habíamos sido. Un chico y una chica, una chica y un chico.
— Hester tiene razón y odio admitirlo, pero lo único que me ha importado siempre es la corona, la fortuna y mi cara. —Me susurró, en un tono de voz lo suficientemente bajo, solo para que los dos lo escucháramos - Dovey decía que necesitábamos algo más que belleza y encanto para encontrar nuestro final feliz. Chaddick y los chicos se burlaban de la vieja y yo también. Pero cuando he visto a Sophie en la costa, cuando yo ya no era un príncipe, supe que tenía razón. Me he sentido importante, como si estuviera vació por dentro. ¿Todos creen que me asusta ser una chica? No le tengo miedo de ser una chica. La razón es que solo me amarán por mi aspecto exterior en lugar de mi verdadero yo. Ese ha sido el mayor temor de toda mi vida. Que lo único que vean todos es al príncipe alto y pelinegro, salido de un cuento de hadas, y que completen el resto sin ver lo que soy en realidad. Pero ahora, por primera vez, lo exterior ha desaparecido y tengo un cuerpo extraño que no es el mío... lo único que tengo es el Tedros que está en mi interior. El Tedros que no sé si será suficiente para que alguien lo ame. Es lo que le pasó a mi padre, ¿verdad? Le mostró a mi madre la imagen del rey tanto tiempo como pudo, hasta que ella vio detrás de su poder y de la belleza, vio lo que había realmente en su interior... Arturo... solo Arturo, que ni siquiera valía una despedida para ella. ¿Y si soy igual que mi padre, Violet? ¿Qué ocurrirá si ves lo que soy cuando sacas al príncipe y no es suficiente? Quizá ha sido por eso que has peleado conmigo tanto cuanto más nos acercamos a Camelot. Porque debajo del príncipe ves que no soy nada, que soy nadie. — empezó a quebrarse la voz y trató de ignorar las lágrimas que corrían por sus ojos —. Siempre he sido el Príncipe. Sin esa etiqueta, ese título, no sé cómo actuar. No sé cómo reunirme a solas con Sophie. No sé qué decirle, no sé qué decirte. ¿Cómo convencerla de que confíe en mí? Realmente no sé cómo sacarla de este castillo sin que el Director nos asesine a todos.
Yo solo lo abracé y lo envolví entre mis brazos, entre nosotros. Esa era de las pocas formas de hacer sentir seguro al otro, tal vez solo era un abrazo. Pero, el mundo pareció detenerse. Era como si el peso de todas sus preocupaciones se disipara entre la brisa del viento, era como si hubieran sido diseñados para sostenernos mutuamente en los momentos más difíciles.
— Cuando te miro, no veo a un príncipe - le murmuré —. Aun cuando eres el más apuesto y encantador de todos, no puedo ver a un príncipe. Porque si veo un príncipe tendría que ver a un rey y si veo al rey tendría que verme como reina... una reina del reino más famoso jamás conocido. Por eso peleo tanto, por eso he estado tan insegura todo este tiempo. Porque a veces quisiera que cuando este contigo siga ignorando el hecho de que eres un príncipe, que no seremos solo nosotros dos en los primeros días en Gavaldon, chicos comunes sin un reino que nos espere. Y solo lo hago cada vez que recuerdo el porqué me enamoré de ti, por tu alma sincera, que siempre busca el bien para todos, incluso viendo el bien en el mal, a veces. — Sonreí - Y que estás dispuesto a escuchar a quien lo necesito, incluso si tu vida está en riesgo, porque tienes un corazón cuyo amor es como un sol enorme y dorado que te hace sentir calor cuando lo tienes y frío cuando no está y lo único que deseo es volver a encontrar mi camino hacia él. Porque ese es el único camino en donde me he sentido más amada que nunca, aunque no siempre las cosas sean perfectas y aunque me hayas roto el corazón, sé que tú siempre lo vuelves a arreglar y amar cada vez más que la anterior.
Ted se quedó viendo por un largo tiempo, tal vez ordenando sus ideas o aceptando algunos sentimientos. Lo amaba, lo amaba tanto que a veces podía doler y otras veces me sentía en el cielo. Él se inclinó hacia mí, y solo pude notar su aliento, olor a menta.
— Creo que en este es el momento donde me dices cómo encontrar tu espada, Ted - le susurre
— No tengo ni la menor idea - me respondió antes de tomarme de la mejilla y fundir mis labios contra los suyos.
— Vaya, vaya - exclamó una voz áspera.
Giramos rápidamente, avergonzados, como si nos hubieran atrapado en medio de una travesura. Eran las sombras de las tres brujas junto a Michelle.
— ¿NO SE PUDIERON ESPERAR DOS MINUTOS MÁS? - exclamó Jackson con los brazos cruzados en el regazo de Aggie que por primera vez le superó en tamaño. — Llegan a interrumpir la mejor parte.
Todos nos reímos ante su comentario antes de que Jackson y yo nos abalanzáramos ante Mich en un fuerte abrazo.
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Hola, ¿Cómo están?
Volví después de un año, lo sé, fue mucho tiempo, pero durante estos dos meses estaré subiendo algunos capítulos en este fic. La historia se terminara oficialmente con el tercer libro y probablemente haya un epílogo con algunos extras de escenas que pasaron en los otros libros de la saga.
No se olviden de votar, comentar y tomar agua <3
Los quiero mucho y que el próximo año les vaya mejor :D
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