Pasaron los meses y todo iba de mal en peor, como todo sintoma de cancer pierdes tu cabello, pero eso no era el gran caso, lo dolores aumentan más y más, un momento tranquilo y él comenzaba retorcerse por los dolores, el doctor nos dijo que le quedaba un mes o quizás semanas, ese cáncer ya estaba en todo su sistema, la mamá cayó en una desesperación que la tuvieron que sedar y yo en ese momento quedé en blanco e ida y cuando volví en sí, comencé a llorar.

Cada vez que un día pasaba estaba más hay con Binnie, tenía aparatos por todos lados y tenía un respirador artificial.

Algunos que otros compañeros venían a visitarlo y me agradaba sus visitas porque aun así ellos le sacaban una sonrisa, se apareció hasta la ex de un mes, sí, un mes, dejé que hablaran y eso después ella salió con lágrimas en los ojos y ella me dijo gracias por no prohibirle que pasara y gracias por estar con él, porque ella no lo hubiera hecho, se inclinó ante mí y luego se marcho, me quede paralizada y todos estaban asi, me mostró respeto.

Los días pasaban y cada vez empeoraba, no aguantaba aquello pero era fuerte para él y sonreía.

Volví en si cuando Minho tocaba mi hombro.

—Estabas sonriendo, ¿que recordabas?-alzó las cejas y los demás me miraron esperando mi respuesta.

—Recordando todo el pasado –

Ellos me miraron y después se vinieron encima de mí para abrazarme, tenía buenos amigos.

Había pasado un mes y justamente estaba de camino a el hospital cuando me suena el teléfono y respondo era una videollamada, era Binnie, me dijo que siempre me va a cuidar, que siempre va estar hay, que me a amar hasta en la eternidad y que sonriera para el, así que lo hice y él dijo, Te amo Yuri, sus ojos se cerraron y yo salí corriendo hacía aquel hospital, cuando llegue vi a sus padres y a los chicos llorando como nunca y entendí que fue lo que pasó, había fallecido.

Sentí unas lagrimas caer en mi mejilla a tal recuerdo, pero sonreí porque él ya no esta sufriendo.

Llegó la hora de la salida y que triste estaba el ambiente, siempre cuando salíamos o molestaba a Chan o se pone a decir chistes que ni se entendía, sino nos íbamos a una cancha cerca de la uni jugamos voleibol con el pie, yo era la mejor como todos decían, pero yo no creía en eso yo era común, una persona normal que hasta en un juego se confunde.

Ellos me dejaron en casa fui recibida por mis padres quienes estaban arreglados y tenía que hacer lo mismo, después de que estuve lista baje y mama me dio unas rosas blancas, ahora si a irnos para el cementerio.

Un rato y llegamos y como siempre era recibida por todos esos chicos, cargaban trajes y unos lentes oscuros, parecían una mafia y yo era la niña secuestrada, vi a todos los compañeros nuestros, familiares de los padres de Binnie, los padres de los chicos, profesores y vecinos, había una cantidad de gente y me ponía feliz porque esas personas adoraban a un chico con un valor, nunca se rindió, ayudaba como podía o encontraba la manera, hacía amigos por donde iba y me fije que hasta estaba el heladero, comenzaron con una misa y yo no aguantaba estar más hay viendo aquel ataúd, senti algo en mi hombro y cuando voltee no estaba nadie detrás de mí pero seguía sintiendo aquel toque, voltee y vi un pétalo de rosa blanca cayendo en aquel ataúd seguido de eso cayeron más y estos se alineaban, una detrás de otra se formaba una letra y después otra, hasta que esas pétalos se fueron volando con el viento y entendí que era, "Estoy contigo, no quiero que llores, se feliz, yo estoy bien, vamos a estar bien, nos vemos pronto...Mily", mi apodo Mily, aún no caía en cuenta, sentí un tacto en mi hombro y era Felix él se acercó a mi oído

—Yo no sé si estoy quedando loco, pero lei, estoy contigo, no quiero que llores, se feliz, yo estoy bien, vamos a estar bien, nos vemos pronto Mily...Yuri perfectamente sabes que ese es tu apodo, dime que no estoy loco.

—No estas loco, él esta aquí.

—Que bueno, porque no fue solo eso-se coloco a mi lado-Escuche algo muy cierto.

—¿Algunas palabras?-dijo el padre cortando nuestra conversación.

Los padres le dedicaron algunas palabras, cada uno de nosotros igual yo andaba rota más rota que nunca, comenzaron a colocar flores y yo también lo hice, comenzaron a bajar el ataúd y llore pero recordé aquellas palabras y cece un poco pero era inevitable no hacerlo.

Culminó el entierro, ahora me tocaba a mí seguir adelante y sanar este dolor.