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«La cita»
27 𝖉𝖊 𝖆𝖌𝖔𝖘𝖙𝖔 𝖉𝖊 2019
—Ha sido un buen trabajo, puede ir a su lugar, señor Charles —el chico no pudo evitar pensar que la mujer lo hacía sentirse más viejo de lo que era; vamos, apenas había cumplido veintiuno, le esperaba toda una vida llena de aventuras
—Si continuamos así, seremos la sensación del festival próximo. Con suerte, alguna agencia se fijará en nosotros —Owen, el rubio de ojos claros, abrazó por los hombros a sus amigos, pues se encontraba sentado en medio de Charlie y Jeremy —¿Qué hay de ti, Sav? ¿Irás sola o quieres unirte?
—¿Si hay espacio, me aceptarían? —preguntó indirectamente, mirando al castaño de cabello largo. Charlie sonrió de lado, lo más amistoso que podía... aún le costaba hacer como si nada hubiera ocurrido
—Siempre serás bienvenida, Savannah —respondió, extendiendo un brazo para unir sus manos en un ligero apretón; aquello alivió en gran medida a la jovencita, comprendiendo que habían dado vuelta a la página y, quizá, todo podría volver a la normalidad —Aunque me cueste admitirlo, eres mejor vocalista que yo.
—Eso no se duda —le sonrió con diversión, dándose aires de grandeza al echar su largo y claro pelo hacia atrás. —La siguiente semana será el evento del grupo de baile, ¿los veré ahí?
—Definitivamente —contestó Owen lo más rápido que pudo, asegurando su presencia en el espectáculo —Nunca nos dijiste qué canción eligieron, por cierto.
—Será sorpresa, pero estoy segura de que les gustará, es una que ya conocen —confesó con una sonrisita, volviendo su vista a la clase de música, una de sus preferidas además de las de danza y actuación. Unos minutos más tarde, la profesora les solicitó realizar trabajo en equipo para vocalizar —Yo inicio —pidió a los demás, levantando una mano
Pero Charlie ya había puesto sus ojos sobre alguien más, y no precisamente desde esa clase —Lo siento, me juntaré con otra persona —con una sonrisa, se disculpó y caminó en otra dirección, dejándolos estupefactos a casi todos... y casi, porque Jeremy lo miraba con orgullo, sonriendo débilmente
—¿A dónde cree que va? —la pregunta de Savannah se vio respondida cuando el chico Gillespie se posó a lado de Bonny y Martha. La joven de piel oscura se encontraba de vista a él, mientras que la castaña continuaba de espalda al resto de la clase; Bonny sonrió, haciéndole señas que mirara atrás
Esos ojos azules se abrieron sorprendidos, lo que había hecho Charlie llamó la atención de varios, pues además de ser talentoso, se juntó con la chica rara —¿Q-qué h-haces aquí? —odiaba ser el centro de miradas, tampoco es que lo hubiera sido muchas veces —Charles, vete de aquí, tus amigos te esperan —volvió a girarse, dispuesta a ignorarlo. Un dedo dio toquecitos en su hombro, insistente —Bonny y yo estamos bien, y completas.
—Pero la profesora dijo que el máximo eran cuatro integrantes. ¿Puedo unirme a ustedes? —mordió su labio con nerviosismo, palmeando la superficie de su guitarra acústica... era como su mejor amiga
—Sí.
—No.
Ambas contestaron al unísono, se miraron fijamente al escuchar sus respuestas —¡Vamos Mar! No seas cruel —murmuró la chica, con ahora rastas en su cabello; el día anterior llevaba un peinado diferente, Charlie admitió que el nuevo cambio era mejor y le sentaba de maravilla
Sin estar muy convencida, sus ojos azules lo inspeccionaron por largos segundos, aún cruzada de brazos —Una palabra de más, y te regresas —le amenazó, sentándose en la esquina del aula, jalando algunas sillas para los otros dos. La morena y el ojiverde parecían haber conectado al instante, hecho que alegró a Martha, mas lo ocultó muy bien —¿Entonces?
—A mí me gusta tocar algunos acordes para sintonizar, ¿les parece? —sus dedos se hicieron de las cuerdas al tener la aprobación de ambas chicas. Por la siguiente media hora, solo Bonny y Charlie hicieron el ejercicio, pues una tímida tercer persona no le apetecía mostrar su talento —Marthiux, ¿no piensas vocalizar?
—Número uno, nada de apodos. Segundo punto, no —se dejó caer levemente en su asiento, tratando de desvanecerse ahí mismo; las ganas se estaban perdiendo lentamente, y Charlie se daba cuenta, recordándose que debía de hacerlo mejor; tal vez ir paso a paso lo estaba retrasando de lo más importante
—¿Entonces qué haces en esta clase? ¿Mirar al techo, morder la pluma de tu boli, contar ovejas? —trató de sonar algo rudo, deseando que funcionara su manera de hablarle. Bonny arqueó una ceja, mientras que Martha fruncía el ceño, algo molesta —En ese caso, Taffinder, creo que deberías de hablar con la maestra para un cambio. Y que alguien que quiera ocupar tu lugar y busque sacarle provecho, lo asignen.
—¿Sabes qué hago en esta clase? —se enderezó de golpe, azotando sus manos sobre el pupitre. Varios ojos curiosos los observaban —La señorita Clair me escuchó tocar el piano, y por estoy aquí. Dijo que quizá podría expresarme, pero no sé si he podido.
—Entonces inténtalo, no te acobardes —cuando creyó que el poco progreso estaba perdido, la verdadera voz de la chica surgió; no eran solo palabras o una voz, más bien consistía en una melodía clara, que demostraba todo lo que los demás no podían ver a simple vista. Estaba siendo ella misma, la música lo era... siempre la representó
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—¡Hey, espera! —al mismo tiempo que corría, Charlie terminaba de colocarse el abrigo y colgarse la mochila junto a su guitarra. Tomó la mano de la ojiazul, haciéndola detenerse; ambos dirigieron su vista al agarre, separándose casi al instante con clara incomodidad y mejillas calientes, especialmente el apenado adolescente —¿Por qué no me dijiste que cantabas tan bien? De verdad... wow, ¿cómo es que nadie se ha percatado de tu talento? —aún seguía aturdido por lo que sus oídos tuvieron el placer de escuchar ahí dentro
—Charles...
—Dime Charlie, suena muy mayor si dices mi nombre —la corrigió rápidamente, sin sonar grosero. Ella asintió, un tanto desconcertada, siendo sincera le divertía su confesión
—¿Muy mayor? Claro, eres todo un señor cuarentón —se burló, mostrándole nuevamente su blanca sonrisa. El gesto le fue contagiado a Charlie, quien no dejaba de mirarla; labios delgados y rojizos, pómulos marcados, nariz con un poco de puente mas era respingada, sus ojos tan azules...
—Charlie, basta —pensó en voz alta, confundiéndole una vez más a la jovencita
—Eres raro —admitió ella sin vergüenza, ladeando su cabeza sin dejar de verle, aquel pensamiento le vino a la mente desde el primer día que lo conoció —Nunca he cantado en público ni nada, lo mantenía para mí y... solo para mí —añadió esbozando una mueca, pues casi metía la pata en un tema que no le gustaba
—Eres increíble —jadeó una sonrisa, sin medir sus palabras, justo como últimamente sucedía cuando se encontraba con ella
—¿Gracias? —dijo insegura, bajando la vista a sus pies
—Y-yo me r-refería a que...
—Charlie, ¿tienes algo que hacer mañana por la tarde? —decidió ayudarlo con interrumpirlo, pues daba la apariencia de convertirse en un tomate en solo segundos. No ayudó mucho, pues volvió a sonrojarse el ojiverde; negó con la cabeza —¿Me acompañarías a un lugar?
—S-sí... una cita, bien. —el entrecejo de Martha se frunció —No no no, digo... de amigos, tú sabes, yo te considero mi amiga no sé si tú a mí... olvídalo, perdón. Bonita tarde, nos vemos —Charlie salió casi huyendo del lugar. Después de varios minutos, se encontraba a unos metros de su casa, pero Jeremy —quien era su vecino— se interpuso en su camino
—¿Así que la chica rara? —le preguntó caminando a la par de él
—No le digas así, Jeremy. Es tan humana como todos.—lo reprendió su amigo con palpable molestia, el otro rió un tanto
—Relájate, sabes que no soy así —palmeó el hombro de Gillespie, sin dejar de sonreír —Y Charlie, sé que esa tarde no se te fue el tiempo. Ni mucho menos dormiste temprano, a la siguiente asegúrate de apagar la luz. Pero tranquilo, que no diré nada, tu secreto está a salvo conmigo.
—Jer...
—Lo mereces, Charlie. Después de lo que ocurrió, mucho más. —comenzó a decir con seriedad —Ella necesita sonreír, pero tú también, y desde que llegaste... a pesar de haber sido pocos días, lo has vuelto a hacer con facilidad, a pesar de lo que este lugar te trae a recordar. Durante la primera clase que fue la única persona que llamó tu atención, cuando chocaron en el jardín, las ganas que tienes de ayudarla... no sé tú, big G, pero ahí hay algo más que solo bondad.
"Yo no la llamaría chica rara, más bien, única."
꧁· Por esta noche — Charlie Gillespie ·꧂
(Savannah en Multimedia)
¡Muchas gracias por el #7 en trágico!
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Frida
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*cualquier error ortográfico/de dedo será corregido posteriormente
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