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«Lava PRO»

25 𝖉𝖊 𝖆𝖌𝖔𝖘𝖙𝖔 𝖉𝖊 2019



Lo que sucedió después de cerrar la puerta, era justo lo que el chico se esperaba —¿Por qué te vas sin avisar, Charlie? —lo regañó su madre, quien parecía haberlo estado esperando, sentada con el sillón de frente a la entrada —Estaba preocupada, ¿has visto la hora? —continuó reprendiéndolo, a la vez que se levantaba y le ayudaba a quitarse las capas de abrigos

—Lo siento ma, se me fue el tiempo —respondió en un susurro; todo el camino le había dado vueltas al asunto. 

—¿Y esa cara? —preguntó la mujer de cabello castaño más claro, mirando a su hijo. Los ojos del chico seguían siendo brillantes frente al reflejo que proyectaba el crepitar de las llamadas

—Yo... no importa. —le aseguró, acercándose a besar su frente como señal de buenas noches —Tomaré un baño y me iré a la cama.

—¿Cenaste, Gillespie?

—Sabes que sí, mamá —pero aquella era una de las pocas mentiras que le había dicho a la mujer, en toda su vida. La primera fue para cubrir a Meghan de una travesura, la segunda haber comido dulces a sus espaldas, y las siguientes no importaban mucho. Cada una valía la pena, puesto que se relacionaban con las personas que él amaba, y por ellas daría todo una y otra vez. Comenzó a subir las escaleras, a la mitad, su madre lo detuvo de nuevo

—Charlie, cariño ¿seguro que todo está en orden? —el ojiverde asintió, a pesar de que su boca solo quería pronunciar un solo monosílabo y era "no"



¡Heeeeeeeeey! —Owen lo saludó distrayéndolo de sus pensamientos de la noche pasada, y echó un brazo por encima de sus hombros. Charlie sonrió, cerrando su libreta, en la cual conservaba las letras que escribía casi a diario; anoche, un buen contenido se hizo parte dé, tanto que los dedos del chico estaban hinchados y aún rojizos... claro, estuvo toda la noche componiendo, y el resultado le agradaba —¿Cómo estás, Charlssss? Anoche Jeremy y yo te tratamos de contactar, pero tu madre dijo que fuiste a dormir temprano, ¿estás bien?

—Solo algo cansado, fui a tomar un poco de aire y el tiempo se me fue. Regresé tarde —explicó restándole importancia al tema, por primera vez, no quería confesarles lo que le había ocurrido —¿Me necesitaban para algo?

—Nueva guitarra, quería que me ayudaras a afinarla, pero ya lo solucioné —Jeremy, con una gran sonrisa en su rostro, sacó del estuche el instrumento. Al instante, Charlie entreabrió la boca, sorprendido —Se te van a meter las moscas, amigo mío.

—¡Bro! ¿Es la Lava PRO de la que hablabas? —el castaño la colocó en los brazos de Gillespie, para que le diera el visto bueno. Siempre fue mucho mejor que él en la música, y realmente lo admiraba 

—Regalo adelantado de cumpleaños. Fibra de carbón y efectos de acústica eléctrica, tiene un preamplificador incorporado, no necesita pedalera.

—La caja de resonancia debe ser una bomba —el ojiverde la acarició con suma delicadeza, como si se tratara de su hermana cuando nació; tenía miedo de dañarla —Es pesada, eh —dijo nivelando el peso 

—Diez kilogramos, pero es mi bebé —la miró con orgullo, para él era una de las maravillas del mundo —La compré especialmente para los conciertos, ya sabes, el gobierno decidió apoyar a la academia y haremos presentaciones en vivo... depende de la temporada.

—Savannah mencionó algo sobre unas obras —dijo Charlie aún distraído en el color negro del aparato. Como si por arte de magia se tratara, la ojimiel entró al salón, saludando a todos

—¿Yo qué? —Owen no pudo evitar pensar, que la chica tenía lo suyo: gran voz y buen oído

—Ah sí, pero esas son aparte. Usaremos el auditorio, y la más próxima es la de invierno —contestó el ya mencionado, concentrando su mirada en pelar el plátano, mismo que sería su desayuno pues se levantó tarde y no había tenido tiempo de tomar ningún alimento en casa. Solo una cosa, o más bien, una persona, fue la que logró sacar al castaño de su ensoñación. 


Era ella.

El cabello marrón de la chica estaba despeinado, e incluso, enredado entre sus tenues ondulaciones, escapando de la capucha de su sudadera (la cual era varias tallas más grandes que ella). A pesar de la prenda, su rostro se encontraba a la vista de los demás, pero a nadie le interesaba a observarla.

Esa fue la diferencia. 

A Charlie sí.

Sus ojos eran de un azul cristalino, casi místicos, y la piel continuaba siendo tan pálida como la nieve que caía en Nuevo Brunswick; intercambió miradas con él por unos segundos, antes de ir a uno de los asientos más lejanos a la puerta, y dejar sus cosas sobre el pupitre. El joven no se perdió ninguno de sus movimientos, ni siquiera lo insignificante que fue ponerse los audífonos en lo que el timbre sonaba, para lo cual aún faltaban cinco minutos.


—Ya vengo —anunció a sus amigos, sin perder un minuto más

—Charlie ¿a dónde vas...? —las palabras de Savannah quedaron flotando, pues para ese momento, él ya había saltado por encima de las bancas próximas. Se sentó frente a Martha Taffinder, la chica más extraña que hubiera conocido la clase entera, pues no le hablaba a nadie a excepción de la maestra. La adolescente se sobresaltó, mas continuó callada. 

Pareció decirle algo, pero sus amigos nunca sabrían qué estaba buscando —Él definitivamente es raro —dijo el rubio, finalmente. Miró en dirección a los dos —Desde ayer ha estado... actuando de una manera peculiar. Tengo el presentimiento que por esa niña —sopló, al tiempo que jugaba con las baquetas de su preciada batería

—Le debió doler que lo ignorara —opinó Jeremy, esbozando un puchero que escondía una tenue sonrisa —Tal vez le gustó, ya sabes, Charlie es una persona muy particular en ese aspecto.

—No digas tonterías, Jer —lo interrumpió la castaña clara, cruzándose de brazos sin estar muy contenta —Solo quiere ser amable, míralo, estás hablando de Gillespie. Australia lo cambió, sobre todo después de lo que pasó.

—Hey, no hables tan a la ligera de eso, sabes que a Charlie no le gusta platicar sobre el tema —la regañó Owen; era cierto que solía ser despreocupado, pero decir algo como ello, era prácticamente jugar con fuego. La chica simplemente rodó los ojos y se encogió de hombros, concentrándose en tener sus útiles en orden; el lápiz junto a las plumas, y la goma de borrar por encima. Perfecto.

—¿Tú de nuevo? —preguntó la ojiazul, frunciendo el ceño. Charlie seguía sonriendo —Si vienes a hablar sobre lo que pasó, no pienso...

—Alguien me dijo "Te va a costar la vida, tal vez incluso una parte de ti, pero terminarás descubriendo la vista más hermosa. Y será una mejor vida" —no la dejó acabar de decir lo que quería. Estaba consciente que, si buscaba ayudarla, debía de ir paso a paso —Sé que nos acabamos de conocer, pero de verdad, puedes confiar en mí. Te quiero ayudar.

—Solo olvídalo ¿quieres? —escupió ella en tono cortante, dispuesta a volverse a colocar los auriculares. Charlie hizo lo primero que le vino a la mente, impulsivamente, para evitar ser ignorado. Tomó las manos de ella con las suyas, el contacto fue frío... pero a la vez, era cálido de otra manera; algo así como una conexión distinta. Ambos se miraron, desconcertados ¿es que habían sentido lo mismo? —Escucha, Charles, Charleston, Charm, como sea que te llames...

—Puedes decirme Charlie —la corrigió sin molestarse, los dos perdieron la vista en el aún agarre, lentamente se fue soltando de ella —Pero eso no importa. Por favor, déjame hacerlo. Puedes decirme hoy que no, pero tenlo por seguro, que seguiré insistiendo. Todo se trata de intentar una y otra vez.

—¿Ah sí? Pues suerte en el intento —se echó para atrás, recargándose en el respaldo

Le gustaban los retos—Soy una persona perseverante —presumió, sin dejar de lucir alegre. Para sorpresa de él, una chica de piel oscura y un perfecto delineado amarillo, se sentó a un lado de la joven Taffinder. Los miró extrañados, sin entender nada

—Ya veremos —se limitó a decir Martha, sonriéndole a su amiga —Hey.

—¿Hola? —sus ojos casi negros seguían concentrados en Charlie, probablemente porque nadie más que ella, solía tratar de hablar con la ojiazul —¿Interrumpo algo? —se sentiría mal si descubría que había cortado una posible nueva amistad

—No, ya se iba —contestó rápidamente, sin darle oportunidad al castaño de presentarse —¿Cierto?

Aunque aún no pensaba darse por vencido, y sabía que estaba trabajando con una chica difícil, supuso que lo mejor era no fastidiarla. Como dijo anteriormente, paso a paso —Claro —dicho esto, se retiró lentamente. Sus mejores amigos sostenían diferentes expresiones faciales: Savannah tan amargada como de costumbre (los años no la cambiaban), Owen comiendo su plátano con una mirada llena de intriga, y Jeremy alzando los pulgares como aprobación

—Supéralo Bonny, tener una nariz grande no es ser un fenómeno —escuchó a sus espaldas, la voz de Martha le parecía linda... ella en general, también. Sonrió para sí.

—Es la primera vez que la veo abrir la boca para hablar, y que no sea para decir Presente —exageró el último, palmeando a su amigo

—¿Qué te dijo?

Charlie cruzó miradas con Owen; se giró para observar a Martha, quien, por una fracción de segundo, pareció verlo —Nada.

—Eso no pareció ser nada —la voz de Jeremy pareció lejana; salvándolo de volver a mentir, la maestra entró al aula, lista para iniciar las clases



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Para la hora de la salida, Jeremy ya estaba familiarizado con su costosa guitarra, gracias a la señorita Clair. Charle recogió los acordes que anotó para una futura canción, que estaba trabajando para el musical que se montaría en unos meses; parecía tonto pensar en que ya estaban planeándolo cuando aún faltaba tiempo, mas solo ellos entendían el esfuerzo que conllevaba realizar una obra.

Se colocó su abrigo y guardó las cosas en su mochila, la echó sobre uno de sus hombros y se dirigió a la puerta; previamente se había despedido de sus amigos, excepto de Savannah, quien se retiró a temprana hora para ir al dentista.

Sin embargo, alguien casi lo pasó a traer; lo que más confundió al chico, fue que esa persona se detuviera. En su mano, había colocado un trozo de papel; Charlie leyó su contenido. Aunque el mensaje era corto, lo comprendió; un asentimiento de cabeza fue su respuesta, y esta, logró la sombra de una sonrisa en ella.




"—Conocí a alguien, mamá. Creo... creo que me hace feliz. Y la dicha de tenerla conmigo...

—Estás enamorado."








· Por esta noche — Charlie Gillespie ·


¡Hola!

Primero que nada quiero agradecerles INFINITIVAMENTE porque SOMOS #10 en trágico de entre 833 historias publicadas. ¡Muchas gracias!

En fin, quería preguntarles si prefieren los capítulos más cortos o largos (como suelo hacerlos), es que siento que les da flojera jaja y agradecería mucho si me dijeran qué opinan de la historia!

Me ayudarían si votan, comentan y agregan la novela a sus bibliotecas y listas+

¡Gracias!


Frida

tw/ig: @glownandi


*cualquier error ortográfico/de dedo será corregido posteriormente

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