35
«Todo y nada»
23 𝖉𝖊 𝖒𝖆𝖞𝖔 𝖉𝖊 2020
Lo cierto es que el tiempo pasa como el agua. Charlie y Martha tuvieron varias primeras citas, pues una no les era suficiente. El primer mes asistieron a una filarmónica celebrada en la ciudad de Moncton, por lo que se trasladaron unos días antes, pasando un fin de semana fuera, visitando lugares y haciendo compras innecesarias, como unos lentes con temática de Marvel, un teléfono con forma de guisantes, unos dulces picantes que terminaron causándoles granos en el interior de la boca, ¡y ni qué decir de la máquina de burbujas que las hacía brillar en la oscuridad! Y aunque estos detalles les regalaban solo un tiempecito de alegría, al menos los hacía felices, y con ello, se creaban los mejores recuerdos.
Pero no todo era color de rosa.
El viento silbaba con fuerza entre los espesos árboles que decoraban la parte trasera de la casa Gillespie, una vivienda de estilo campestre y follaje en cada rincón que la vista humana pudiera encontrarse. Sin embargo, dentro de ella, la situación no era tan pacífica como se veía por fuera, y es que las peores tormentas son las que se lidian en el interior.
Charlie se había visto obligado a volver cuando le informaron que su hermana menor enfermó; un catarro controlado, nada de qué preocuparse, y, en cambio, una perfecta excusa para tenerlo cara a cara.
—Me largo de aquí —dijo molesto al percatarse de la trampa familiar en la que había caído
Jeanette se apresuró a cerrarle el paso, y colocando las manos sobre el pecho palpitante de su hijo, lo detuvo —Cariño, ya hablamos de esto.
—No, tú lo hiciste. Meghan está bien y no tengo por qué quedarme, ustedes han jugado sucio, ¿es que no pueden entender que no quiero estar aquí?
—El problema es conmigo, no con el resto, no tienes por qué hablarles —así una voz grave sonó a sus espaldas. Charlie no necesitaba girarse para saber de quién se trataba, pues conocía a la perfección que su padre ya estaba metiendo su narizota donde no debía, o más bien, donde su hijo varón menor no quería escucharle
—No recuerdo haberte invitado a la conversación —lo enfrentó cruzándose de brazos con el entrecejo fruncido
—Hablemos, solo esta vez, déjame hacerlo y podrás irte... no tienes que regresar.
—El que debería irse eres tú —contraatacó sin dejar de estar a la defensiva
—¿Me escucharás o no?
—No tengo opción, Jeanette está bloqueándome el paso y no ejerceré la fuerza contra ella, ni siquiera para huir de ti, porque no lo mereces —fue su respuesta. Neil suspiró, mas tomó una buena bocanada de aire para comenzar a hablar
—En el año 2008 comenzamos a tener muchos problemas económicos... tu madre había enfermado de gravedad, seguro que lo recuerdas. Todos nuestros ahorros fueron para que se curara, sin embargo, quedamos en quiebra y teníamos demasiadas deudas que no podríamos terminar de pagar antes de que el banco hipotecara la casa o ustedes terminaran el ciclo escolar —para ese momento, Jeanette y su esposo tomaron asiento en un sofá que quedaba frente a Charlie. El ojiverde se mantenía de pie recargado en una pared, mordiéndose con nerviosismo las uñas de las manos —Tú sabes que mi puesto en la estación de policías no era tan bueno, a pesar de trabajar bien, sin contactos no podía prosperar demasiado... hasta que una oferta llegó a mis oídos. Se trataba de una misión sumamente importante que involucraba al FBI. Buscaban exhaustivamente a un asesino serial que había causado homicidios y ataques públicos, así que necesitarían a sus mejores hombres para un trabajo tan peligroso y largo. La paga era buena... pero el precio... el precio sin duda era lo más costoso, y con esto no me refiero a la propia vida.
—¿A qué?
—Se tenían sospechas de un posible atentado, así que necesitaban un equipo ahí...
—El accidente en Times Square, el coche bomba —lo interrumpió Charlie absorto en su susurro, haciendo cuentas del tiempo y sucesos cercanos a su cumpleaños
—Yo no estaba en ninguna montaña practicando alpinismo, Charlie. El costo era fingir nuestra propia muerte a nuestra familia, para fingir otra en el lugar del ataque, junto a mis supuestos amigos con los que había ido —los ojos de Neil brillaban con arrepentimiento —Después de eso, conseguimos las pistas necesarias, y tres años más tarde, lo capturamos. El día que anunciaron a ustedes mi supuesta muerte, les dieron cierta cantidad de dinero que los ayudaría a subsistir. Cuando todo acabó, aún no se me tenía permitido volver a casa, a ninguno de nosotros. Me involucré en otros asuntos del FBI y estuve trabajando con ellos, ¡salvamos a tantas personas, Charlie, y evitamos catástrofes! Me convertí en un verdadero héroe —pero su hijo no lucía igual de emocionado que su padre —Lo hice por ustedes, si tan solo...
—No. Lo hiciste por ti. —volvió a cortarlo viendo cómo Neil se levantaba, tratando de acercarse a él —Y por favor, por si alguien no te lo ha dicho, deja de hacer cosas por la gente. Porque si das lo que recibes, entonces supongo que no es nada. Y tampoco me interesa recibir de ti algo. —tal vez estaba siendo cruel, pero su dolor era más grande —Nada lo justifica porque no nos merecíamos ese dolor, papá. No lo hacíamos. Esos años, ese sufrimiento, el vacío... nada lo va a cambiar. Porque al final del día, lo que hiciste sigue siendo abandono, poniendo otra cosa por encima de nosotros. Para mí, veo tus ojos y no puedo evitar sentir asco, que hayas preferido algo más a tu propia familia. Ni siquiera puedo mirarte a la cara sin tener pena. No sé para qué volviste, si sigues siendo el mismo hombre sabelotodo y egoísta; nos has robado tanto, deja de hacernos más miserables, no todos queremos ser justo como tú lo eres.
Plap.
Neil Gillespie acababa de golpear a su hijo, al punto de que este cayó hacia atrás.
Charlie, en el suelo, sostuvo su pómulo izquierdo y jadeó una sonrisa, con el corazón latiéndole al mil por hora y amenazando con romperse. Sus ojos no mostraban más que tristeza... una infinita de la que no se sentiría sanar.
—Y todas esas cantaletas de cuentos, estrellas y arcoíris, ahórratelas; fui yo ese niño tonto que creyó en historias y por eso terminé así, sin ninguna —escupió sangre, pues se había mordido el interior de su boca. Lentamente se puso en pie y caminó hasta la puerta —Porque tú me quitaste todos mis colores.
Neil cerró los ojos, consciente de la gran cagada que se acababa de mandar —¿A dónde vas?
Le habría encantado contestarle algo como "No te incumbe", pero no. Charlie quería tener la satisfacción de ver su semblante cambiar cuando supiera que alguien más se los hacía ver... y que ya no lo necesitaba para sentirse suficiente consigo mismo —Con alguien que me los devuelva.
—¿¡Y así piensas arreglar las cosas!? —fue lo último que escuchó antes de salir corriendo
.
.
.
—Hey.
La ojimiel miró hacia el lugar del que provenía la voz, encontrándose con unos ojos de azul cristalino, como los de vidrio de una historia sobre una muñeca que su madre solía contarle —Hey —saludó a Martha antes de volverse al lago, con sus pies descalzos moviéndose dentro del agua que le llegaba hasta las pantorrillas
—¿Puedo? —Savannah asintió, y ambas permanecieron sentadas en el muelle, a las afueras de Dieppe, con un lago divino —No puedo creer que no conocía este lugar. —dijo Martha contemplando la vista. El paisaje por sí solo era pintoresco y pacífico, con las aves cantando y el rugido de una cascada cerca de ahí
—Y eso que no has visto nada, en total tenemos veinte lugares dentro de Dieppe que mantenemos en secreto, de hecho, si subes por ahí ... Espera ¿cómo fue que llegaste aquí? —Martha le sonrió tímidamente —Claro, Charlie te dijo, ese bocón nunca se guarda nada. Siempre que tiene algo que decir, no se calla. ¿Debo suponer que ya se arreglaron? Supe que te contó la verdad —sacó de su sostén un porro y lo encendió —¿Quieres un poco? Es de buena calidad.
Martha seguía mirando el escondite, ¿no le era incómodo guardarse algo entre los pechos? Como sea, no le incumbía —No, gracias, pero sí... a lo otro que preguntaste. De hecho, estamos en nuestro mejor momento —admitió perdiéndose en algún punto y acariciando sus labios. Savannah silbó divertida
—Espero que ya no creas que somos una especie de secta asesina o algo.
—Sí... Lamento los disparates que dije —se disculpó avergonzada
La castaña clara le restó importancia al asunto con un ademán de manos —Descuida, a cualquiera le puede pasar que le vinculen con un asesinato gracias a una familia loca y adinerada que compra el silencio de un pueblo —dijo como si nada —Pero vayamos al grano, tú no viniste a verme las pestañas ni yo soy tonta. Vienes a preguntarme por Ellis, ¿no? —inquirió con tono aburrido, Martha supuso que ese era su comportamiento cuando fumaba hierba y se despreocupaba de complacer estándares de belleza
—Yo no...
—No te culpo, era una chica y muy guapa debo admitir —soltó una sonrisa jocosa. —Tengo que confesar que yo también aún tengo preguntas. En un principio no te quise porque temía que la historia se repitiera. Escucha, cuando Ellis llegó nos cambió a todos... Inclusive a mí. Nuestra amistad también y los planes. La quería, sí, pero ella no era tan buena persona como crees, Martha. También era celosa y manipuladora, y por eso rompí con Charlie y los dejé.
—Nadie lo dice. ¿Por qué? —Martha ya no estaba segura de si quería seguir escarbando el tema a espaldas de Charlie
—Él se rehúsa a aceptarlo, nadie se atreve a cuestionar lo que pasó... De cierta manera nosotros también quisimos olvidar como el resto. Yo lo intenté, pero las cosas no terminaron bien. Los tres crecimos juntos, y éramos inseparables, cuando tenía catorce Charlie comenzó a gustarme... y creo que yo a él. —esbozó una mueca ladeada —Yo no quería arruinar nuestra amistad, o distanciarnos, así que decidí mantener el secreto para mí. Pero Carolynn aún no era tan cercana al Caos y tampoco novia de Jeremy, y yo no tenía amigas mujeres ni mucho menos me apetecía tocar esas conversaciones con mi madre, suficientes traumas me dejó con la plática. Así que se lo confié a Ellis. Gran error puesto que ella también se enamoró de Charlie; ella cambió y se volvió más invasora, no me dejaba estar tanto tiempo con él y salían juntos sin invitarme, después supe que le mentía diciendo que yo estaría ocupada. Cuando él le confesó que le gustaba, ella le dijo que... fue mutuo, y como yo había decidido darme una oportunidad con Alex, le inventó toda una historia.
"—No la sigas Charlie —lo detuvo tomándolo de la muñeca derecha, y suplicando con la mirada
—¿Por qué?
La ojiazul negó con la cabeza —Ella no es tu destino. —dijo mirando más allá, donde la cabellera castaña clara ya no se veía, pues salió corriendo del lugar
—Claro, ¿y nosotros realmente le pertenecemos a él? —le sonrió, roto —No somos el destino de nadie, Ellis —escupió molesto, soltándose de ella y yendo a buscar a su mejor amiga"
—Pero Charlie, aunque quería darme el lado a mí, no podía. Porque se enamoró de ella... Y yo no tenía derecho de meterme en un lugar que alguien más ya ocupaba, ¿sabes? Como cuando te vas a la cama e invades un espacio que no es tuyo —jugó nerviosamente con sus manos, y Martha dedujo que no le hacía sentir cómoda hablar de sus sentimientos —Poco después ella se suicidó, y, por un tiempo, sé que Charlie me consideró culpable. Porque si yo no hubiera sido necia y me rendía desde antes, habrían tenido más tiempo juntos.
—Nunca te culpé —ambas pegaron un brinco al sobresaltarse con la voz de hombre. Al girarse, Charlie las miraba con la luz del atardecer reflejada en sus ojos verdes —Después de que murió, te busqué, y te he pedido perdón varias veces.
—Ella te puso en mi contra.
Charlie negó con la cabeza, agitando su pelo largo —No, lo hiciste tú sola, pero si tan solo me hubieras escuchado una maldita vez...
—¿Para qué? ¿Para ver cómo le dabas el lado a ella? Te iba a perder de todas formas, no iba a hacerlo frente suya para darle el gusto de regodearse, suficiente me restregó en vida. Pero ahora está muerta, así que ya no importa —bufó acabando con su momento de tranquilidad deshaciéndose del porro
—Eso no es justo —dijo Charlie con voz herida. Savannah pasó a su lado empujándolo —¡Ella se disculpó, Savannah!
La chica se detuvo de golpe —¿Qué? —vio a Charlie levantar los brazos, impotente
—Sé que fuiste tú quien dejó las rosas rojas en su aniversario, porque solo nosotros sabíamos que son... eran sus favoritas. Pero sobre todo sé lo mucho que te dolió dejarte de hablar con ella, porque mierda ¡ustedes eran mejores amigas! No hay nada más estúpido que pelearse por un hombre.
—No quería lastimarlos, eso era todo.
—Y aun sabiendo que ella no estaba haciendo lo mejor, te quitaste del camino por hacerla feliz. Esa es la magia de la verdadera amistad, y, créeme, ella se dio cuenta y trató de remediarlo esa madrugada que fue a tu casa a buscarte y no le abriste. Porque sí, supe que lo hizo.
Para ese momento, los ojos de Savannah estaban empañados de lágrimas —¿Cómo?
—Sé que fuiste tú a quien ella buscó en lugar de recurrir a mí ese día, y también sé que te carcome el desear regresar el tiempo y darle un abrazo que no fuera el último, sostenerla y no dejar que fuera directo a su muerte. —ahora ambos mantenían expresiones lúgubres, como una máscara tratando de ocultar la oscuridad —La razón por la que Ellis estuvo ahí, fue porque sabía que aún me querías, y ella debía asegurarse que alguien cuidaría de mí y ocuparía ese vacío.
Savannah negó con la cabeza, estupefacta —Pero tú no habrías vuelto conmigo, Charlie. Porque te habías enamorado loco y perdidamente de ella.
Charlie tuvo ganar de decirle en voz alta que probablemente sus muestras de amor no fueron suficientemente fuertes si Ellis no lo escogió —Una de las últimas cosas que dijo antes de soltar mi mano, fue que sentía mucho el daño que causó... y que ojalá pudieras perdonarla.
—¿Por qué no lo dijiste antes? ¿Por qué esperó tanto?
—¿En serio lo preguntas? Savannah, ¡no querías oír ni su nombre! —escupió con obviedad —Escucha, solo vine a decirte eso. Y no está bien que le metieras ideas a Martha que salen sobrando, ella ni siquiera la conoció. —Vámonos. —dicho esto, se la llevó de ahí —Creí haberte dicho que dejaras el tema. —dijo el ojiverde con un tono monótono nada característico de él —Martha, te conté todo lo que necesitabas saber, no comprendo qué más quieres —la miró con desesperación
En realidad, Martha tampoco lo sabía, sin embargo sentía que cada vez que recibía respuestas, nuevas preguntas llegaban —Saber con qué debo de enfrentarme para ayudarte. —contestó con labios temblorosos, avergonzada —Charlie, te quejas de que todo mundo la ha olvidado, pero a veces tu forma de esquivar el tema está haciendo lo mismo.
—No lo sabes.
—Sí lo sé, y si tan solo...
—¡NO LO SABES! —la interrumpió con una exclamación que casi pareció un alarido retumbando entre los árboles que rodeaban su oscuridad —Lo de tu amiga fue un accidente, pero lo mío no. Yo estuve ahí y no hice nada, no la rescaté y tampoco fui con ella. A veces pienso que la salvé, que estuvo bien dejarla ir, que la liberé de una vida que no quería. Pero también le quité la oportunidad de vivir una conmigo, donde yo la haría feliz y no ellos.
—¿Qué te pasó en la mejilla?
—Me caí. —era una estúpida excusa sabiendo que Charlie llevaba conduciendo esa bicicleta casi desde que aprendió a caminar
—¿Qué dijimos de no más secretos?
Llevándose los dedos al puente de su nariz, suspiró —Mi padre no murió. Sigue vivo, y está aquí, en Dieppe y en mi casa.
—Okay, creo que esto es peor que cuando me enteré que mi abuela sabía la historia porque era pareja de la abuela de Ellis.
—Entiendo su coraje, el dolor causa muchos conflictos, y Rosetta Gagnon murió de tristeza. Era la única que de cierta manera realmente se preocupaba por Ellis; de hecho nunca tuve nada contra ella, me trataba bien y aceptó la responsabilidad de la muerte de Ellis, porque jamás me culpó y lo poco que progresó mi caso en la corte fue gracias a ella. —permanecieron en silencio al haber cambiado drásticamente de tema —¿No te vas a molestar?
—Lo siento.
—¿Lo sientes? ¿Qué sientes? ¿Te duele el estómago? —Charlie paniqueado era muy gracioso
—En serio, ¿por qué siempre actúas como si yo tuviera diarrea? Pero no, me refiero a ¿qué clase de novia soy presionándote en contarme cosas que suficientemente difíciles son para ti saberlas? Mierda perdón, Charlie creo que esto no está funcionando, soy una pareja muy mala.
—Claro que no, solo nos preocupamos por estar bien y saber cómo ayudarnos el uno al otro en cierta situación. Perdón por haber sido tan duro.
—Perdón por haber sido tan imprudente. —se unieron en un abrazo profundo, y Charlie besó la cabeza de la castaña —¿Él te golpeó? —Martha se separó y acarició el golpe. El ojiverde esbozó una mueca, sin embargo le gustaba que ella se preocupara por él
—Yo lo ataqué antes.
—¿Eso es un sí? Joder ¿qué carajos le pasa? Deberías meter una denuncia...
—Por favor, ¿podemos no hablar de esto? —su novia asintió y se dispusieron a ir a casa de ella, o mejor dicho, a la de su padre. —No festejaba mi cumpleaños porque me recordaba su muerte, ahora es irónico y hasta cierto punto gracioso que ya pueda hacerlo libremente. —Martha estuvo a punto de reír cuando unas sombras les cortaron el paso. Eran tres chicos, unos más altos que otros. Definitivamente no era el día de suerte de Charlie —Atrás de mí —murmuró, y sin darle tiempo de reaccionar, él mismo la movió y disimuladamente le pasó su móvil. Martha envió rápidamente un mensaje y guardó el móvil entre su ropa interior y los jeans de tiro alto
—Uno por uno, vayan vaciando sus... —se detuvo al reconocer los rostros faciales, y una sonrisa jocosa brotó de su boca —Pero qué tenemos aquí... Charlie Gillespie y la perra de Adam.
—Tengo nombre y es Martha, asqueroso arschloch —se defendió la ojiazul sacando su fiera interior, que poco después de eso, se acobardó haciéndose tan chiquita hasta que se desvaneció por algún lugar de ese cuerpecito. Hendrick se había acercado amenazadoramente, y al verla encogerse en su lugar, estalló en risa junto a sus camaradas
Los señaló con burla —Supongo que son tal para cual, ¿eh? Y dime, ¿qué tal es Martha en la cama? ¿Tan mojigata como actúa? —eso fue suficiente para provocar a Charlie, justo como el chico lo esperaba ansioso, que se relamía los labios y sus ojos brillaban de emoción por poder joderlo. La ojiazul soltó un grito ahogado al ver cómo los dos chicos peleaban en el suelo, y a pesar de la diferencia de altura, Hendrick no contó con que Charlie se volvería tan rabioso con el tema
—¡Charlie, basta! —huyó de los brazos de los otros, y permaneció cerca de su novio, pues sabía que si se acercaba de más, podría recibir accidentalmente (o no), un golpe —¡Vas a matarlo!
—Y eso quiero —admitió el ojiverde, soltando de golpe a Hendrick, que tenía la cara con sangre escurriendo de diversos puntos. Charlie estaba algo golpeado, pero no tanto —Pero no le daré el placer a este hijo de puta. No soy así.
—Pues tal vez sí que lo eres, acabo de encontrarme con el viejo Charlie Gillespie, señores —se burló, y giró su cabeza escupiendo sangre al suelo. Entonces, de su chaqueta, extrajo un listón rojo amarrado a su muñeca —Un regalo de tu princesita. —Charlie no pude evitar entreabrir la boca, ya que lo tomó desprevenido. En menos de un segundo, le arrebató el lazo, y Hendrick se levantó rechazando con molestia recibir ayuda de sus acompañantes, a los que indicó que dejaran en paz a la jovencita
Charlie, llegando frente a él, señaló el listón y golpeteó con suavidad su mano sobre el pecho de Hendrick, mirando fijamente sus ojos grises como la nieve sucia —Entonces te haría bien recordarme, porque tú más que nadie, sabes los límites, y que no te tengo miedo. —silbó entre dientes —No es la primera ni última vez que te pateo el trasero, ¿cierto? Seguro que lo recuerdas bien, igual que yo al cachorrito debajo de esa máscara a la que te tienen respeto... Si tan solo supieran que eres un cobarde que se caga en los pantalones.
Hendrick apretó ambos puños, aún con líquido escarlata supurando de su labio inferior y de la nariz —Cuídate las espaldas, Gillespie. Esto no se quedará así... esta es la última —susurró, haciéndose una promesa a sí mismo. Charlie tomó con fuerza la muñeca de Martha, llevándola consigo a paso rápido, tanto que tardaron menos de la mitad de tiempo que se hacían del lago a la casa de ella
Al detenerse frente a la puerta, Charlie la tomó de los brazos y señaló el listón —¿Cómo te conoce?
—Era el dealer de Adam —balbuceó ella aún nerviosa por lo que vio. Charlie mordía con nerviosismo su boca —¿Qué sucede? —el tacto sobre la mejilla del ojiverde, fue suficiente para volverlo a hacer sentir cálido en su lugar seguro, y traerlo a la realidad.
Una realidad en la que debía de protegerla.
"Nada bueno", quiso decir, pero eso solo alertaría innecesariamente a Martha —Nada de qué preocuparte, solo es un pesado —le aseguró depositando un beso en sus labios, sabiendo que era una manera de calmarla y que ella confiara en él —Si te vuelve a molestar, debes de avisarme, y por nada del mundo, joder Martha, no interactúes con él. Si te lo encuentras, no lo mires, no le hables, absolutamente nada; nunca está solo, así que ya sabes lo que dicen últimamente... no camines sola por las calles.
—De acuerdo.
—Promételo —exigió él acariciándole el cabello, sin embargo su voz no dejaba de sonar dura
Martha asintió —Lo prometo.
Charlie suspiró un poco más aliviado, y la abrazó a él. Martha se aferró con fuerza a su torso, y enterró su cara en el cuello de él, aspirando ese aroma a bosque que la reconfortaba, porque solo en él tenía todo lo que quería y necesitaba —Esa es mi chica.
—No tenemos por qué verle el lado malo —se separó de él, aunque quisiese quedar acurrucada en este por siempre, y ató el listón en un dedo de él, sin fuerza para no cortar la circulación, y quedó como un bonito lazo a modo de anillo —La leyenda del hilo rojo, ese es uno de mis deseos. Y lo comparto contigo.
—Pensé que nunca compartirías un deseo con alguien.
Ella asintió, dándole la razón —Solo si es contigo. Sin ti, no quiero nada.
—Y yo tampoco, princesa.
"Sentía que contigo lo tenía todo. Y ahora, no tengo nada"
꧁· Por esta noche — Charlie Gillespie ·꧂
¡ÚLTIMOS CAPÍTULOS! Ya estamos en la recta final, qué emociooooón. Y como ya quedan aprox cinco capítulos para finalizarla, creo que actualizaré unas 3 veces por semana porque la neta ya duró mucho la historia jajajaj
Ahhhh soy la peor PERDÓN, odio la vida de adulto, la universidad no me deja respirar:( así que recuerden que me ayudarían MUCHO votando, comentando, compartiendo la novela y agregándola a sus bibliotecas y listas+
Frida
tw: glowraeken
ig: fridainandi
*cualquier error ortográfico/de dedo será corregido posteriormente
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro