«La canción»

01 𝖉𝖊 𝖘𝖊𝖕𝖙𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊 𝖉𝖊 2019

—Charlie, cariño, preparé past... ¡dios mío! ¿qué ocurrió? —el chico justificó la reacción de su madre, puesto que parecía un carro le pasó por encima

—¿Y eso fue todo?

—Le dije que suspendieron a Adam. Quería venir a hablar con los directivos de la academia, pero no podía permitirlo, ya no soy un niño y puedo defenderme —su pómulo derecho había adquirido una tonalidad morada, mientras su nariz continuaba aún roja, sin contar el ojo izquierdo que lucía como un parche oscuro alrededor

—Claro, tan bien que casi terminas con la nariz rota, idiota —Owen no dejaba de regañarlo desde la tarde anterior —Debieron haber expulsado a ese cavernícola.

—Estoy de acuerdo, escuché el rumor que patea a las mascotas de sus vecinos —añadió Jeremy, abrazando como de costumbre su Lava PRO. El apellido Gillespie y Melnik no dejaba de sonar en los pasillos, todos los estudiantes estaban al tanto del brutal acontecimiento que se suscitó en uno de los jardines —Charlie, ¿al menos has sabido algo de ella? —Shada y Joyner dirigieron su mirada a su amigo, para posteriormente Jeremy señalar hacia el asiento vacío al fondo de la clase. Martha Taffinder aún no llegaba, faltando tan solo dos minutos para que las clases iniciaran

—Nada, absolutamente nada —y es que ni siquiera tenía su número telefónico. Bonny, la amiga morena de la castaña, entró al aula con la cabeza gacha; sus ojos se encontraron con los del ojiverde por unos segundos, antes de esbozar una mueca y desviar la mirada, lo que le confirmó que las cosas no iban nada bien 

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—Charlie, ¿a dónde...? —Owen miró la dirección en que veía su amigo de ojos verdes, el castaño se encontraba perdidísimo en algún lugar recóndito de su mente, tanto que había olvidado por completo lar partituras de la canción que presentaría por la mañana —Oh no, eso sí que no, jovencito. —se negó rotundamente, amenazando a Gillespie

—Por favor, chicos, es importante —su mirada era suplicante, despegándose un momento de la chica con rastas que comía sin descuido un helado de menta con chocolate; Charlie detestaba ese sabor, pero no juzgaría los gustos de alguien 

—Tú no entiendes, ¿verdad? —se dio toquecitos rudos con su dedo en la sien, luciendo más exasperado que de costumbre —Ayer te molieron a golpes y esa chica no simpatiza contigo, ten dignidad. Charles Gillespie, vas y te acuso con tu madre —dio una última advertencia —Y hablo en serio.

Charlie bufó, pensándose bien lo que haría, aunque... ¿qué se supone que debía de hacer? No se arrepentía de defender a Martha a pesar de que ella no le correspondiera en nada; por otro lado, no pudo evitar pensar en el rostro preocupado de su madre al verlo llegar el día anterior, nunca en toda su vida se había metido en problemas, mucho menos en peleas como aquella... hasta ahora —Mi dignidad la perdí el día que no gané la apuesta de sexto grado. Correré el riesgo. —dijo finalmente, palmeando el pecho del rubio y mirando cómplice a Jeremy, antes de comenzar a caminar

—¡Charlie, vuelve aquí pequeño imb...! Mierda, lo volvió a hacer —maldijo Owen por lo bajo, nada contento con el comportamiento del ojiverde, con las manos hechas dos puños

—El amor, el amor, el amooooor —canturreó Jeremy con cierto brillo en sus ojos con un peculiar toque azulado, de todos él era quien apoyaba a Charlie en cualquier ocurrencia 

—¿Pero ¿qué dices?

—Vamos Owen, esa chica lo volvió loco en menos de un día, pero Charlie es tan tonto que ni siquiera se da cuenta —soltó una risa, negando con diversión. 

Owen esbozó una mueca, mas no lo contradijo, pues era la primera vez que veía esa actitud en su amigo —¿Eso crees? —Jeremy era más inteligente de lo que parecía, quizá bobo, pero solo en temas superficiales, pues cuando se necesitaba seriedad era el que tenía las mejores ideas y un gran talento al componer

—Hey —saludó con suavidad para no asustar a la chica, quien al instante abrió mucho los ojos y dejó su helado a medio comer, derritiéndose en su mano

—Charlie.

Se sentó a un lado de ella, sonriendo con cierta pena —Lamento la molestia, solo quería saber si... —frunció los labios, inseguro —...si Martha está bien —terminó de decir, decidiéndose por dejar el miedo de lado; es decir, no es como que perdería algo con Taffinder, ¿no?

Bonny suspiró pesadamente, tomando una servilleta y limpiando su mano —Charlie, no soy la indicada.

—Vamos Bonny, eres su mejor amiga, ¡claro que lo eres! —los ojos chocolates de la jovencita lucían cansados, mas se negaban a colaborar; una guerra de miradas se desató, teniendo como ganador a él —Por favorcito. —los pucheros siempre eran una buena ventaja

—Bien, tú ganas —dejó caer los hombros con pesadez —Ella no está bien, Charlie, si no ha venido es porque no le apetece, pero enferma de catarro u otra cosa, no; desde ese día que decidiste ayudarla, porque sí, me lo contó —añadió esto último ante la confusión plasmada en el rostro del ojiverde —...es diferente. Quizá sigue pareciendo la misma niña triste de todos los días, pero algo ha cambiado en ella, y me hace pensar que puede estar bien. No puedo hablar de más, chico Gillespie, le corresponde a Martha contarte todo y sé que lo entenderás.

Asintió, comprendiendo sus palabras —Te agradezco tu tiempo —la morena le regaló una débil sonrisa antes de tomar su mochila y colgarla sobre uno de sus hombros, sin embargo, se detuvo a mirarlo 

—Y Charlie, por lo que más quieras, no te rindas. Por favor.

—No pensaba hacerlo.

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Los días fueron pasando, y con ello, el frío volvía a la ciudad de Dieppe. Era un fresco noviembre, más que de costumbre. Durante el resto de la semana, Martha Taffinder brilló por su ausencia, perdiéndose las noticias más recientes, los chismes a la hora del día, y actividades recreativas que podrían ayudarle a mejorar sus técnicas artísticas.

Charlie trataba de ocultar la ansiedad que sentía al no verla presentarse a la Academia, ya fuera tomando café caliente de mocca, o componiendo... aunque, para ser sinceros, en esto último fallaba al cien por ciento. No se concentraba en clase, olvidaba por completo los acordes, llegaba tarde a los ensayos... era un completo desastre, y se odiaba por eso, pues detestaba fallarle a las personas más importantes de su vida: sus mejores amigos.

El viernes por la mañana, fue tan solo la cereza del pastel para una futura historia —Kalsey, ¿puedes repartir esto, por favor? —la profesora Clair tendió unas hojas a una pelirroja pecosa, quien comenzó a entregar una por una a los alumnos del aula —Su compañera les está entregando los volantes con el programa del evento que se llevará a cabo el día de mañana, sábado, los grupos de danza se presentarán con motivo de recaudar fondos que destinarán al control de los incendios forestales.

—¿Sigue sin hablarles?

—Ni una palabra —confirmó Owen mirando a la castaña clara; Savannah lucía todo lo contrario a radiante, pues mantenía una expresión seria y sus ojos cafés denotaban tristeza —¿Debería intentar hablarle, aunque me vuelva a ignorar? —parecía consternado por eso, y claro, su compañera de peleas no estaba más para él

—Nahhh —Jeremy se encogió de hombros, concentrado en leer el volante recibido. Diez minutos antes de que la clase finalizara, la pelinegra se colocó frente a todos con una gran sonrisa, pues al inicio comentó que tenía una noticia importante... más bien, el proyecto final del semestre y ciclo escolar.

—Como les había dicho, este año quiero hacer algo diferente a lo que hemos hecho anteriormente. No dudo del talento que tienen, pero me gustaría pulir sus habilidades en cuanto a composiciones —pausó unos segundos, asegurándose de tener la atención de todos —Diciembre no solo será un mes importante, puesto que el treinta por ciento de su calificación es su participación en la obra. El otro treinta por ciento será una composición poética a manos de la maestra Efrein —la puerta se abrió, y por ella entró una mujer de cabello corto y rubio —Hemos decidido unirnos.

—Así es, y cabe recalcar que seremos muy críticas con los resultados. Los ayudaremos a desarrollar tanto los ademanes, como la fluidez en la declamación y las reglas en sus trabajos. Tómenlo como un arma de aprendizaje, no como una simple nota. Después de todo, están aquí porque buscan prepararse para poder brillar en futuros escenarios. No es casualidad que ninguno de ustedes se encuentre tomando un importante lugar dentro de la única academia de artes en Nuevo Brunswick —concordó la rubia caminando de un lado a otro con pasos lentos —Por último, está el proyecto final. Este valdrá el cincuenta por ciento —al decir esto, los aprendices soltaron suspiros y exclamaciones ahogadas 

—Se trata de componer una obra musical. Desde la lírica hasta los acordes que vayan a necesitar, es un paquete completo —le siguió Clair, sonriendo ante las reacciones del alumnado —Puede ser en parejas; pero recuerden esto, se les evaluará de manera individual. Sorpréndannos.

—Vaya, deberíamos de comenzar a trabajarlo desde ahora. Una canción no es nada sencillo, y tampoco podemos entregar cualquier cosa que se nos ocurra —Jeremy estaba preocupado, pues creía el tiempo no sería suficiente, a pesar de faltar casi un año para la entrega —¡Adele se demoró cuatro años en terminar su álbum "25"! —exclamó hiperventilando, tomando un lápiz y haciendo notas

—Hey, tranquilo. Lo haremos bien —el rubio trató de calmarlo, mirando a Charlie —¿Cierto? ¿Tienes alguna idea?

El ojiverde asintió con la sombra de una sonrisa, viendo más allá de lo que cualquiera podría. Melena castaña y enredada, ojos azules perdidos; era perfecta. Charlie acababa de encontrar una nueva inspiración. Y esta, era más fuerte que cualquier otra que alguien pudiera experimentar, incluyéndose.

"Te di el poder de destruirme. Y aunque eres consciente de lo que causas en mí, sé que no lo harás."

꧁· Por esta noche — Charlie Gillespie ·꧂

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Sin más me despido, prometiéndoles que a partir del siguiente capítulo, la novela comenzará oficialmente con lo bueno. Así que continúen votando y compartiendo

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Frida

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