Recordemos como Lee Chaewon terminó frente al tan conocido, pero a la vez desconocido “Diablo” sí, todo fue culpa de Heeseung como siempre. Quizás debería ponerle un nombre a la maldición, porque sí que estaba maldita “La maldición de Lee Heeseung” sería un buen nombre. Al parecer su amigo tenía el poder de enredarla en situaciones sin salida, pero esta sobrepasaba los límites.

Chaewon estaba frente a frente con el diablo, que aunque parecía un chico de su misma edad para nada lo era. La chica tragó duro al ahora estar atrapada dentro de esa cabina junto a él y retrocedió tanto que terminó chocando contra la puerta.

—Emm, bueno señor demonio.—Chaewon rio nerviosa.—Quizás podríamos llegar a un acuerdo en el que no se tenga que llevar mi alma.—La chica levanto la mirada notando la seriedad con que la miraba el pelinegro.

—En serio que tan estúpidos son ustedes dos para invocarme sin tener nada que pedir.—El demonio más conocido como Riki frunció su ceño acercándose a Chaewon hasta que sus cuerpos casi se rozaban. El chico pego un golpe contra la puerta cerrada sobresaltando a Chaewon.

—No lo hice a propósito, estaba algo borracha. No me haga daño señor demonio.—Chaewon cerró los ojos con fuerza, rezándole a todos los santos que esperaba que también existieran protegerla de las garras de ese demonio.

—Llámame Riki, deja de decirme, señor demonio.—Se quejó dando otro golpe sobre la puerta que hizo que Chaewon pegara un leve grito.—Sabes que, gritas mucho mejor, duérmete de una vez.

Riki hizo un movimiento con su mano y de un momento a otro Chaewon sintió todo su cuerpo adormecerse y sus párpados se cerraron. Cayendo desmayada hacia adelante, pero siendo sostenida por los brazos del demonio que no la dejo caer.

El sol entró por la ventana de la chica, bañando su rostro con los primeros rayos de sol de la mañana que la hicieron removerse sobre su cama, intentando cubrirse con la almohada. Pero recordó un pequeño detalle, ¿Cómo puede estar en su cama si ayer no regresó a casa?

Chaewon abrió sus ojos de golpe y miró a todos lados asustada. Al parecer todo había sido un sueño y nunca fue a esa fiesta ni conoció al diablo.

—Dios, todo fue una pesadilla.—Suspiro sonriendo levemente, pero un vos la sacó de onda nuevamente.

—No sabía que los humanos eran tan morbosos.—Murmuró aquel ser que se hacía llamar Riki jugueteando con un objeto de forma bastante llamativa entre sus manos mientras estaba sentado en el pequeño sofá en frente de la cama de la chica.—Me gusta, algo bueno tienen.—El chico levanto su mirada notando como Chaewon lo veía con sorpresa.—Ya respetaste humana tonta, sabes es muy curioso que los humanos usen cosas como estas para satisfacerse así mismos.—Riki elevó el objeto en sus manos llamando la atención de Chaewon quien se levantó de golpe de la cama y  corrió hacia Riki quitándole el objeto de las manos.—Esa cosa es un vibrador, ¿Verdad? Tu deseo sexual es muy alto, quizás puedas pedir eso y me das tu tonta alma de una vez.—Riki sonrió con suficiencia y la chica lo miró mal.

—En primer lugar, no toques mis cosas.—Chaewon le ordenó y tiro el vibrador a algún lugar de la cama.—Y en segundo lugar no te voy a dar mi alma por un polvo.—Le grito la chica sintiendo que se volvería loca.

—Ya deja de pensar en buscar un cura o algo así.—El chico rodó los ojos.—Puedo leer tus pensamientos si eso quiero y no le voy de aquí hasta que vea tu alma entre mis manos y un contrato firmado.

Chaewon lo miró extrañada y frunció su ceño.

—Contrato, ¿Qué contrato?.—La chica se sentía confundida por tanta información.—Y porque solo me molestas a mí, sabes Heesueng también estuvo allí.—Se quejó Chaewon.

—Hablas de tu amigo el cobarde.—Inquirió Riki y ella asintió.—Tú hiciste el conjuro y pusiste tu sangre, él solo estaba observando, así que prácticamente la que me invocó fuiste tú.—Dijo el chico con simpleza y Chaewon maldijo por lo bajo, ya le daría un buen alón de orejas a Heeseung cuando lo vea.

—Bueno... Y si no tengo nada que desear.—Chaewon se cruzó de brazos viendo a Riki que aún estaba sentado tranquilamente en el sofá de su habitación.

—Pues me quedaré aquí hasta que desees algo.—Riki se levanta del sofá y se pone frente a ella y si aún no has deseado nada dentro de dos semanas, más bien en ese día al que ustedes llaman Halloween, voy a meterme en tu mente y te sacaré tu deseo a la fuerza.—A este punto Riki tenía su rostro pegado al de Chaewon junto a una expresión de diversión.

Chaewon se apartó y lo miró mal antes de sentarse en su cama mirando a un punto fijo.

—Y que pasará luego de que te dé mi alma.—Inquirió Chaewon mirando a cualquier lado que no fuera los ojos de ese demonio.

—Es simple, vas a servirme por toda la eternidad y cuando mueras que será pronto, ya que yo tendré tu alma vas a irte de picada al infierno.—Riki dijo aquello tan tranquilamente que Chaewon sintió su piel erizarse y el miedo recorrer su columna vertebral.—Aunque ya tengo el trabajo perfecto para ti, dado tu gran deseo sexual quizás te conviertas en un íncubo, así que folla mucho antes de morirte.—Riki se sentó a su lado con una sonrisa arrogante en su rostro.

—Que no quiero tener sexo.—Se quejó Chaewon lanzándole una almohada que Riki atrapo con una sola mano sin problema alguno.

—Bueno... El punto aquí es que no me voy a ir nunca más de tu vida hasta que hayas decidido tu estúpido deseo, así que apúrate, no pienso quedarme en este lugar de mala muerte por mucho tiempo.

El día pasó tranquilamente para Chaewon solo por el pequeño detalle de que aquel demonio la perseguía a todas partes como si fuera su sombra y para colmo solamente lo veía ella.

Por ejemplo, esta tarde cuando vino Heesueng a pedirle disculpas. Todo iba muy normal hasta que Chaewon notó que Heeseung no podía ver a Riki.

—¿Entonces no lo ves?.—Preguntó Chaewon mirando a su amigo, quien la veía confundido.

—Ver a quién, Chaewon.—Heeseung frunció su entrecejo mirando a todos lados.—Yo no veo a nadie.

Chaewon iba a protestar, pero al sentir la respiración de aquel demonio en su cuello no pudo evitar que un escalofrío recorriera toda su espina dorsal.

—Solo tú puedes verme, no intentes delatarme si no quieres que todos crean que estás loca.—Murmuro Riki sobre su cuello dejando que su cálido aliento erizara la piel de Chaewon.

—De todos modos, perdón por dejarte sola ayer en la fiesta y no acompañarte a casa.—Heeseung dijo apenada, pero Chaewon frunció su ceño, para lo que decía Heesueng no cuadraba... ¿Acaso ese demonio?

—Ups, quizás le borre el recuerdo de haberme visto a tu amigo y lo remplace por otro.—Chaewon escuchó la risa burlona de Riki y no pudo evitar mirarlo mal.

—Maldito hijo de...—Murmuro Chaewon por lo bajo.

—Dijiste algo.—Inquirió Heesueng confuso.

—No nada, decía que los mosquitos son una molestia, ojalá se fueran.—Chaewon prácticamente grito la última frase que pronuncio, provocándole una carcajada a Riki y una mirada aún más confundida a Heesueng, quien simplemente pensaba que hoy su amiga se había levantado del lado izquierdo de la cama.

Chaewon charló un poco más con Heeseung hasta que el chico tubo que irse dejando otra, ves a su amiga a solas con el demonio que la atormentaría hasta el último día de su existencia, a menos que oída su tan anhelado deseo o como él dijo si no se decidía él lo haría por ella. Pero... Si ni ella misma sabía que era lo que desean, mucho menos lo podría descubrir él.

Pero algo si sabía aquel chico era demasiado apuesto o por lo menos lo era su apariencia humana. Era como sí, El diablo fuera un apuesto chico vestido de Prada.