Voy a contarte una historia que pasó hace unos dos años. Sí, exactamente ocurrió en estas fechas; donde las calles se disfrazan de terror y las brujas salen de casería. Aunque yo simplemente fui un espectador más entre todo aquél caos que comenzó con una simple tabla de ouija que encontró un duo de mejores amigos; en una fiesta de vísperas de Halloween—sin olvidar mensionar que estaban tan ebrios que hicieron la mayor estupidez de sus vidas, osea: ¡¿Quién es tan idiota para invocar al Diablo sin tener certeza de lo que va a pasar después?!—. Todo eso terminó en una descabellada historia de pasión desenfrenada; que al día de hoy sigo sin entender del todo como fue que pudo haber atracción de por medio. Quiza fue por su actitud egocéntrica, el sarcasmo filoso con el que soltaba cada una de sus palabras y la curiosidad inocente que sentía aquél hombre—de porte elegante y misterioso—, por el mundo de esa chica o tal vez fue ella desde el primer instante la que lo cautivó a él con su personalidad tranquila—pero que cada vez que estaba frente a él sus emociones explotaban como una bomba atómica y la hacian hacer y decir cosas que no le diría a nadie más, por vergüenza o por simple educación.—, sin olvidar mencionar que ella lo retaba cada vez que tenía oportunidad, pero que aun así comenzó a disfrutar de su cercanía asfixiante. Quién sabe.

Seguro estarás preguntándote: ¿Pero quién demonios es este?

Pues eso es algo que descubrirás si prestas atención; o tal vez lo revele al final. Aunque siento que quedarás aun más confundido que ahora mismo. Pero todo dependerá de ti y si estas dispuesto a adentrarte a mi mundo y ver a través de mis ojos lo que alguna vez pude ver yo.  

¿Te atreves a jugar con el diablo?