36. Paddy no, Patricia
Jueves. 21.00. Urbanización Cerro del Sol, Madrid
Finales de Agosto
Yo no quería venir a ésta cena. Se lo he dicho a Rodri y como me ha puesto mala cara, al final he acabado dando mi brazo a torcer. No quiero ir a un sitio en el que sé que no voy a estar a gusto. Además, que hoy estoy un poco tonta. Creí que estaba embarazada porque la regla tardaba en bajarme, pero hace dos días que mi prima la de colorado, hizo su aparición, y tengo que admitir, que una parte de mi estaba entre asustada e ilusionada por estar embarazada. Debo estar un poco loca por desear ser madre con apenas 18 años. Creo que el encierro me ha afectado más de lo que pensaba.
Rodri pone su mano en mi muslo y me lo aprieta un poco para que lo mire. Yo sigo con mis brazos cruzados a la altura de mi pecho.
- Luna, por favor, no te enfades, nena.
Ni siquiera lo miro. Tuerzo el gesto y mis ojos se clavan en la ventanilla de mi lado.
- Luna. Marcos se ha portado muy bien conmigo desde que estoy aquí. Me ayudó muchísimo cuando lo de tu padre. Y su novia también. Quieren conocerte. Los dos.
- Lo sé. Sé todo lo que te ayudaron Marcos y su novia. Pero, no tengo ganas de conocer a otra influencer de esas... Ya he vivido con 2 y las quiero bien lejos.
- Joder Luna, no seas así nena. Patricia es buena tía.
- Patricia no, Paddy - le digo con recochineo. Es que no soporto a esa tía. La veo por todos lados, revistas, Internet, tik tok... Ella y su cuerpo perfecto. Y su vida perfecta.
- ¡Joder Luna! No la conoces para juzgarla así.
Aprieto mis dientes y me muerdo la lengua con tal de no contestarle. De pronto, Rodri da un volantazo y hace una maniobra con el coche invadiendo el otro carril.
- ¿Qué haces, Rodri? - le pregunto mirándolo muy sorprendida.
- Volver a casa, Luna. No te voy a obligar a ir a un sitio que no quieres. Ahora llamo a Marcos y me invento algo. Paso de que estés de morros toda la noche.
Cojo aire con fuerza y lo dejo salir lentamente. Me llevo las manos al estómago porque ahora mismo tengo un nudo que me muero. Quizas me he pasado con Rodri. Marcos es su amigo. Y debería darle una oportunidad a él y a su futura mujer.
Pongo una de mis manos en su brazo y le hablo despacio.
- No lo llames. Da la vuelta y vamos a casa de Marcos. Nos está esperando.
- No, Luna, no.
- Perdóname, Rodri. De verdad. Lo siento mucho. Soy una idiota joder.
Me llevo las manos a la cara y suelto un poco de aire. Me giro para mirarlo y él sigue conduciendo por el mismo camino.
- Lo has dejado todo por mi Luna. Has sufrido un infierno por querer estar conmigo. Si no te apetece ir a la cena, no te llevo. No te mereces ir a un sitio donde no quieres estar.
- Si quiero ir, Rodri. Lo que pasa es que me da vergüenza conocer gente nueva, sobre todo si son gente "algo famosa". Pero no los conozco como para juzgarlos así. Da la vuelta, por favor.
- ¿Estas segura?
- Lo estoy.
Me acerco un poco a él dejando un beso en su mejilla. Rodri me sonríe y en la siguiente rotonda da la vuelta conduciendo de nuevo de camino a casa de Marcos. Es que soy una idiota. Si yo he sufrido con todo esto, él más. Y tengo que poner más de mi parte. Llevo un mes encerrada en casa por miedo. Me he formado películas en mi cabeza de que mi padre mandaba unos matones y me secuestraban. Tengo un trauma, lo sé. Y necesito quitármelo de la cabeza cuanto antes.
Diez minutos después llegamos a casa de Marcos. Está rodeada por setos y por un pequeño muro de piedra. Rodri le da un toque y la puerta más grande se abre. Mi novio conduce hasta entrar dentro y deja el coche a un lado de la casa.
- ¿Lista? -Rodri pone una mano en mi muslo y yo asiento mirándolo.
Nos bajamos del coche y al momento Marcos sale por la puerta de su casa y me mira con una amplia sonrisa. Este hombre hizo todo lo que pudo y más para encontrarme y eso es algo que le voy a agradecer toda la vida.
En cuanto lo tengo delante, siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo y unas ganas tremendas de llorar. Me acerco poco a poco hacia él y no lo puedo evitar, lo abrazo. Las primeras lágrimas empiezan a aparecer en mis mejillas mientras siento sus manos en mi cintura.
- Gracias, gracias Marcos por todo lo que habéis hecho por mi -le digo separándome de él.
- Ei, no llores Luna, por favor. Que me vas a hacer llorar a mi también.
Me rio mirándolo y me separo de él. Detrás está su novia. Patricia o Paddy, como es conocida en las redes sociales. Está mirándome y está como yo, llorando. Voy hacia ella para darle las gracias, cuando ahora es ella la que tira de mi para abrazarme dejándome muy descolocada. Pero, recibo ese abrazo con mucho gusto y con muchas ganas.
- Tenía tantas ganas de conocerte al fin Luna. Nos has tenido a todos con el corazón en un vilo.
Me separo de ella y le sonrío un poco. Estoy bastante sorprendida por sus palabras, y lo bueno, es que la estoy mirando y me las creo, porque veo una mirada sincera cuando las dice.
- Venga, vamos dentro, hemos encendido la barbacoa.
Patricia me agarra del brazo y camina conmigo agarrada. Al subir los escalones y entrar en casa, me sorprende más de lo que pensaba. Imaginaba una casa de diseño, fría y para nada acogedora, pero, es todo lo contrario. Es bonita. Que digo, es preciosa. De las que te gusta estar. Ella me lleva caminando hasta cruzar el salón y salir por la una puerta acristalada que da al jardín. El cual, también me encanta.
- Siéntate, Luna. ¿Qué quieres de beber? -me pregunta ella con una cálida sonrisa- Marcos ha comprado un vino rosado que dice que se te sube a la cabeza sólo con olerlo.
- Pues vino entonces -le contesto sonriéndole también.
Rodri se sienta a mi lado y pone una de sus manos en mi muslo. Me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. Marcos abre la botella de vino y me sirve una copa a mi.
- Yo un refresco, Marquitos -le dice Rodri negando con su mano.
- Bébete una copa anda, y si te pones tonto os quedáis a dormir en el cuarto de invitados -le dice Marcos tendiéndole una copa con apenas dos dedos de vino
- Pues tendré que cambiar las sábanas, que anoche dormiste ahí -le dice su novia haciéndole una mueca con la cara.
- Especific,a gordi. Que me echaste de la cama porque roncaba -le contesta Marcos.
- ¡Eso no es roncar! Es cruzar la M-30 con un camión de tomates.
No puedo evitar ponerme a reír escuchándolos a estos dos pelearse. Marcos le da un beso a su novia y alza su copa.
- Por Luna, porque estás aquí con nosotros -dice Marcos mirándome. Alzo mi copa y la junto con la suya y con la de los demás algo emocionada. Recordar los días que pasé encerrada en mi propia casa me pone los pelos de punta. Y no puedo evitarlo y una lágrima resbala por mi mejilla.
- Ei, no llores, nena -Rodri me abraza y me dejo envolver por él. Me trago las lágrimas y le doy un corto beso al separarme.
- Lo siento. Es que me he acordado y bueno...ya sabéis.
Los miro a los dos y veo preocupación en sus caras. Sobre todo en la de Patricia. .
- Perdona, ¿cómo te llamo? ¿Paddy o Patricia? -le pregunto intentando no pensar en mis días de cautiverio.
- ¡Patricia por supuesto! -me dice ella haciendo aspavientos con su mano- Paddy es la pavica de instagram.
No puedo evitar reírme. Esta chica es muy diferente a como yo pensaba. Me rio toda la noche con ella y con Marcos, sobre todo cuando lo aparta de la barbacoa y es ella la que acaba cocinando. Me voy junto a la barbacoa con mi segundo vaso de vino y nos ponemos a charlar.
- Mucho músculo y luego na de na -me dice ella señalándolo con las pinzas- ¿y qué tal la vida de casada?
-Bueno, bien. Llevamos un mes y medio. Aún estamos de luna de miel, como aquel que dice. Aunque ha ocurrido todo tan rápido que me cuesta a veces asimilarlo.
- Luna, las cosas no son cuestión de tiempo, es cuestión del corazón. Da igual que llevarais poco tiempo juntos y que os hayáis casado. De todas maneras ya te venías a vivir aquí, ¿no?
- Si, supongo. Es que Rodri ha sido un huracán en mi vida. Conocerlo me hizo plantearme muchas cosas y él me salvó, en todos los sentidos...
- El amor es lo que os ha salvado. Aferraos a ese amor, Luna. Mira, yo llevo con Marcos desde que tenía 14 años. Estuvimos unos meses distanciados en los que incluso salimos con otras personas. Pero el día que volví a verlo, me di cuenta de que no quería estar con nadie más que no fuera él. Y a día de hoy, lo sigo pensando.
Giro mi cabeza para mirar a Rodri el cual está enfrascado en una conversación sobre finanzas con Marcos. Él me guiña un ojo haciéndome sonreír.
- Ves, a eso me refiero -me dice Patricia dirigiendo su mirada hacia Rodri- te mira como si fueras lo más importante que tiene en la vida. El día que no te mire así, preocúpate Luna. Aunque estoy segura de que eso, no pasará.
Viernes 0,15 de la mañana. Urbanización Cerro del Sol
- Todavía tengo los mugidos de la puta vaca en la cabeza -les estoy contando a Marcos y a Patricia cuando lo hicimos en el coche y ellos no paran de reír.
- Soy un chico de pueblo -se justifica Rodri- y da gracias a que no te llevé a una era.
- Yo aún no lo descarto -le replico alzando mi copa.
Rodri me agarra y me mueve hasta conseguir que me siente en sus rodillas. La cena y todo ha estado muchísimo mejor de lo que pensaba. Y a Patricia y a mi nos ha faltado tiempo para intercambiarnos los teléfonos. Y hasta ha conseguido que la semana que viene vaya a una de sus clases de gimnasia. Y eso si que es un logro.
- Nosotros lo hicimos en el Wanda, en uno de los baños -dice Marcos con orgullo.
- Seguro que fue después de la pedida de mano -apunta Rodri con su copa de vino sin alcohol en la mano.
- Como me conoces amigo -contesta Marcos.
- ¿En serio? -les pregunto yo- pero si había allí un montón de gente.
- Más morbo -me dice Marcos guiñándome un ojo.
- Pues un día en clase de Derecho Civil... -empieza a decir Rodri. Llevo una de mis manos a su boca para que se calle porque eso si que me da verguenza, bueno, la poca que tuvo él desde luego.
- Rodrigo Daniel, calla tu puta boca ya -le digo mirándolo algo seria- van a pensar que estamos todo el día liados.
- Es que lo estamos, nena.
- Si lo estoy hasta yo -dice Marcos- en cuanto os vayáis me la subo al cuarto a darle amor.
- ¡Siempre tan romántico, Llorente! -le dice Patricia rodando sus ojos.
- Pues yo creo que también -afirma Rodri chocando su copa con su compañero.
- ¿Yo tendré algo que decir no? -le pregunto a mi marido alzando una de mis cejas.
- Si -contesta Marcos por mi empezando a reírse- que no pares, Rodri.
Dios, este es peor que Asensio. Miedo me da cuando se junten.
- Esto hay que repetirlo más veces -les dice Rodri - la próxima vez, en mi casa. Y le diré a Marco que se venga.
Mierda, me ha leído el pensamiento.
Viernes 1.30 de la mañana. Urbanización Puerta Real. Las Rozas
Me quito los zapatos y los dejo a un lado del sofá del dormitorio. Estaba deseando quitármelos. Rodri sale del baño ya sin camiseta y con solo sus boxer de dormir.
- ¿Ya estamos provocando, Rodrigo Daniel? -le saco la lengua y él alza una de sus cejas pasando su mano por sus abdominales.
- ¿Y lo hago?
- Siempre amor.
Muevo mi nariz y termino de quitarme la ropa ante su atenta mirada. Lo hago lentamente para que no se pierda un detalle de mi.
- ¿Y yo? ¿te estoy provocando?
Mi marido, joder, lo que me gusta esa palabra, viene hacia mi poniendo sus calientes manos en mi cintura. Se relame el labio superior con la lengua y besa mi cuello.
- Tú siempre me provocas. Tus besos, tus caricias, la forma que que tu cuerpo se mueve cuando está debajo del mío, tu sonrisa cuando te cuento algo gracioso, tu entusiasmo por las pequeñas cosas, tus enfados cuando dejo las cosas por medio...¿sigo?
Niego con la cabeza mientras él me agarra de las caderas llevándome hacia la cama. Se sienta en ella y tira de mi hasta que sus labios están en mi abdomen.
- Te quiero, Luna, te amo tanto que estoy deseando verte para decírtelo. Eres mi vida entera, Luna. No olvides nunca lo mucho que te quiero.
- Me vas a hacer llorar tonto -le digo acariciando su mejilla.
Rodri me agarra del culo y de un rápido movimiento me tira en la cama.
- Llorar no, Luna, te voy a hacer de todo.
Dedicado a EJDL_16
*** Quedan menos de 10 capítulos y cualquier cosa puede pasar ***
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