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35. La Señora Hernández

Miércoles. 20.00 de la noche. Casa de Carlos Soler. Campoliva, Valencia

Luna se miró en el espejo de la habitación y cogió aire lentamente. Lo dejó salir y sonrió algo nerviosa. Casi no se podía creer que fuera ella la imagen que le devolvía el espejo.

- No te mires más que estás guapísima -la castaña se giró para mirar a su amiga Nuria y a Soraya que la sonreían sosteniendo, una el ramo, y otra un pequeño collar que procedía a ponerle en ese instante

- Es que no puedo ni creerme que vaya a casarme -contestó ella volviendo a mirar de nuevo su reflejo- todo está pasando tan rápido

- Está pasando si -le dijo Nuria comprensiva- pero, es la solución más lógica Luna. Una vez casada, tu padre ya no podrá acercarse a ti. Y de todas maneras, más tarde o más temprano Rodri y tú ibaís a acabar así

- Si os soy sincera, la idea de casarme con Rodri...me gusta mucho... -les dijo ella riéndose y admitiendo por fin que esta idea la emocionaba demasiado.

- Vas a ser muy feliz. Ese chico te quiere más que a su vida Luna -Nuria la abrazó y la castaña se dejó envolver por los brazos de su amiga. 

Cuando Rodri le expuso sus razones para casarse, al principio a ella le pareció una locura, pero, él la convenció con unas pocas y simples palabras, te quiero y quiero tenerte a salvo a mi lado toda la vida. Luna no necesitó más, para que él la convenciera.

Carlos y Soraya se encargaron de todo. Conocían a un amigo que tenían un amigo que era el alcalde de un pequeño pueblo valenciano. Agilizaron los trámites a una velocidad pasmosa, sobre todo gracias a que Diego había podido rescatar la documentación de su hermana y se la había metido en esa pequeña mochila que le dio al dejarla en el camino del bosque. 

Llamaron a Marco y a Nuria, y la madrileña apareció con un precioso y sencillo vestido blanco con el cual se casaría. No podía estar más agradecida a las dos chicas que le cogían la mano en ese momento. 

- ¿Lista? -le preguntó Nuria emocionada también - porque ahí fuera hay un chico que se muere por casarse contigo

Luna rió nerviosa y asintió. Se agarró de la mano de cada una de sus amigas y ambas caminaron saliendo de la habitación.

- Siempre pensé que yo me casaría antes que tú Rodrigo Daniel -le dijo Marco intentando distraerlo para que no estuviera tan nervioso. Porque su amigo lo estaba, y mucho

- Llevas casi 3 años con tu novia, Ausencio, ya era para que le hubieraa pedido matrimonio -le contestó Rodri sin apartar su vista de la puerta por donde se suponía que aparecería Luna, su futura mujer. Un escalofrío y una sensación de absoluta felicidad recorrió su cuerpo en cuanto pensó en esa palabra. A partir de hoy, Luna ya no sería su novia, sería su mujer. 

- Luego le digo a Luna que le tire el ramo a Nuria a ver si así coge la indirecta -Marco le guiñó un ojo a su amigo y le dio una palmada en la espalda- no estés nervioso Rodri, todo saldrá bien

- Eso quiero y espero Marco -Rodri se tiró del cuello de la corbata sin perder de vista la puerta acristalada

- No habéis llegado hasta aquí para que luego no os vaya todo bien. Os lo merecéis, y estoy seguro de que vais a luchar por ello

Las notas de un violín y un chelo le hicieron dar un respingo a Rodri. Los mismos hijos del alcalde estaban en una pequeña orquesta local y les hicieron el favor de tocar en la boda. Y escuchar la marcha nupcial, en ese jardín de la casa de su amigo, esperando a la que se iba a convertir en su mujer para toda la vida, lo puso aún más nervioso.

Luna apareció caminando lentamente de la mano de Nuria y Soraya. El corazón de Rodri empezó a latir loco perdido. Estaba preciosa. Jodidamente hermosa, fue lo que pensó. Llevaba un corto vestido blanco que le llegaba un poco por encima de las rodillas. Su pelo estaba recogido en una trenza de medio lado y apenas llevaba maquillaje. Era la chica más bonita que había visto en su vida. Y era su chica. El amor de su vida. Por la que hubiera llegado a matar al que fuera con tal de no perderla.

Ella caminó los pocos metros que le separaban de su futuro esposo aún con los nervios en el estómago. Estaba tan guapo con ese traje negro que le sentaba como un guante. En cuanto lo vio, comprendió que estaba tomando la decisión correcta. A pesar de que era una locura, de que llevaban muy poco tiempo juntos y de que se casaban por las circunstancias...Luna admitió que casarse con Rodri, que ser su mujer, era lo mejor que le iba a pasar en la vida. 

En cuanto ella llegó a su lado, Rodri le cogió su mano y se la llevó a los labios. Ella le sonrió con timidez y se sonrojó incluso un poco, mientras él no podía apartar su mirada de la suya.

- Estás preciosa Luna -le dijo él besando su mejilla- soy un hombre con suerte

Ella volvió a sonreirle intentando calmar los latidos de su corazón. Se cogieron de la mano y se giraron hasta estar delante del alcalde que oficiaría la ceremonia. Sus amigos, a su lado. Testigos de este momento que para ambos era único e irrepetible. 

No fueron muy conscientes de la ceremonia, pues no podían dejar de mirarse y de sonreirse durante todo el tiempo. Los dedos de Rodri acariciaban los de ella en una sútil caricia tranquilizadora. Esa misma mañana, había comprado un par de sencillos anillos y fue los que sacó de su bolsillo para desposar a su futura esposa. Cogió su mano y sin apartar su mirada de ella, fue deslizándolo por su dedo.

- Yo, Rodri, te tomo a ti Luna como esposa, porque mi corazón te eligió hace mucho tiempo y el tuyo aceptó mi amor incondicional. Quiero tenerte a mi lado todos los días de mi vida. Porque voy a hacerte feliz y a protegerte de todo y de todos. Te amo, ahora y para siempre.

Luna se tragó las lágrimas que ya querían pugnar por salir de sus ojos. Rodri le sonrío y acarició su dedo, ahí donde ya estaba su anillo, dándole toda la fuerza que ella necesitaba. Cogió su mano e hizo lo mismo que él. 

- Yo Luna, te tomo a ti Rodrigo Daniel, como mi esposo, porque mi corazón esperó hasta encontrarte, porque eres mi luz, mi fuerza, mi lugar seguro. Porque a tu lado sé que no tendré miedo y porque voy a amarte el resto de mi vida. Te quiero y es un para siempre

Rodri sintió un inmenso alivio en su corazón en cuanto los anillos estuvieron en sus dedos y el alcalde pronunció las palabras que los unían para siempre. Ya eran marido y mujer. Y nadie podría separarlos nunca. Él se acercó a ella y la besó. Su primer beso de casados. Y les supo a gloria. Luna se abrazó a Rodri y se mantuvo entre sus brazos durante unos segundos.

- Bueno, ya eres la señora Hernández, ¿eres feliz? -le preguntó él con sus manos en su cintura y mirándola como si fuera la única persona de su mundo

- Contigo a mi lado, voy a ser feliz toda la vida

Nuria, Marco, Carlos y Soraya, felicitaron a la pareja muy cariñosamente. Hubo lágrimas, y risas, muchas risas. Se hicieron unas cuantas fotos para inmortalizar este maravilloso momento. Rodri cogió a su ya esposa de la cintura para hablar con ella. 

- Carlos dice que deberíamos subir una foto a instagram con la noticia Luna. Así si tu padre la ve, le va a resultar más difícil buscarte y no tendrá más remedio que dejarnos en paz -le dijo Rodri besando sus mejillas

- Y mi padre ya no podrá acercarse a la esposa de Rodri Hernández, el jugador del Atlético de Madrid. Ahora eres un personaje más público y ya no puede hacer nada

- Eso es nena. Pero, que te quede claro una cosa Luna. No sólo me he casado contigo porque no quiero que tu familia se acerque a ti, lo he hecho porque te amo con locura y no concibo mi vida sin ti -Luna sintió las lágrimas como resbalaban por su mejilla y él la besaba para que dejara de hacerlo- me hubiera casado contigo tarde o temprano

- ¿En serio? -le preguntó ella muy sorprendida

- Navidad hubiera sido un buena época si

" Y llegaste tú para ser mía, y eres mi todo. Tú y sólo tú podías ser la dueña de mi corazón. Por que esto es para siempre y tú eres la princesa de mi cuento."

Jueves. 1.00 de la mañana. Hotel Palacio Vallier. Valencia

La noche de bodas la iban a pasar en la habitación de un hotel. Porque si, tendrían su noche de bodas como cualquier pareja de recién casados. La foto que había subido Rodri a su cuenta de Instagram, tuvo bastante repercusión y las felicitaciones y buenos deseos a la pareja se multiplicaron rápidamente. 

Diego llamó al su ya ahora cuñado, y pudo hablar con su hermana. Su padre estaba furioso. Muy furioso. Ahora no podría llevar a cabo sus planes porque, primero, Luna realmente no era su hija y al ser mayor de edad, no tenía ningún derecho sobre ella, y segundo, era una mujer casada, con un futbolista de élite y todo se había complicado para mal, según él.

Al señor Sierra le habían aconsejado que abandonara los planes que tenía con su hija, sobre todo cuando dos días después, le llegara la orden de alejamiento que ella había puesto contra su padre. Y ahora si que era cuestión de no dar un escándalo que sacudiera los cimientos de la empresa SierraSur. 

Luna miraba como Rodri se quitaba la chaqueta y la dejaba en uno de los sillones. Su ya marido se llevó las manos al cuello y lo masajeó despacio. Ella se mordió los labios y sintió agitarse su corazón. Le faltaba poco para babear, porque Rodri estaba tremendo con el traje. Y ella lo deseaba, y mucho. 

- Rodri -lo llamó Luna. Él se volvió y esbozó una sonrisa mirando a su mujer- quiero mi noche de bodas

Él arqueó una de sus cejas y sintió un doloroso tirón en sus pantalones. Aún no había asimilado las palabras de su esposa y su pene ya estaba listo para la acción. Tragó saliva al ver a Luna bajarse la cremallera lateral del  vestido muy lentamente para que a continuación, la prenda resbalara por su piel y cayera al suelo. No podía apartar la vista de ella, de su mujer. Estaba tan sexy con ese conjunto de sujetador sin tirantes y tanga de encaje a juego. Joder, las ganas que tenía de estar con ella.

- Pues si es lo que quieres, es lo que tendrás nena

Rodri se acercó a Luna y le dio la vuelta poniendo sus manos en su cintura. Desde que se habían visto no se habían tocado. Habían dormido juntos pero el moreno no se atrevió a tocarla por miedo a asustarla. Pero ahora que era ella quien se lo pedía, pensaba hacerle el amor a su mujer hasta que fuera de día.

Sus labios se posaron en su cuello mientras sus manos ascendieron hasta abarcar sus pechos. Su lengua besó la suave piel de sus hombros haciendo un húmedo recorrido.

- Estoy tan feliz de que te hayas casado conmigo Luna -sus dedos le desabrocharon el sujetador dejando al aire sus turgentes pechos que clamaban por ser acariciados- eres un sueño hecho realidad

- ¿Qué sueño? -le preguntó ella con la voz entrecortada. Los dedos de Rodri apretaban sus pezones a la vez que los amasaba con ardor

- Tú siendo mía para siempre nena

Luna giró su cabeza para encontrarse con los labios de Rodri. Sus bocas se buscaron y se besaron sin descanso. Esa noche era de ellos dos. Les pertenecía. Al igual que ellos se pertenecían el uno al otro. 

Se desnudaron ambos con calma, sin ninguna prisa. Sobraba la ropa y sobraban las palabras entre ellos. Luna lo hizo sentarse en la cama y se puso de rodillas entre sus piernas. Abrió sus rodillas y le agarró el pene sin quitar su mirada de la de Rodri. Empezó a acariciarlo con sus dos manos subiendo y bajando muy lentamente. Él echó su cabeza hacia atrás con suspiros entrecortados. Luna se lamió los labios y bajó su boca hasta rozar la punta de su pene. 

- ¡Joder Luna! -exclamó él de la sorpresa. 

Bajó su mirada y creyó morir. Esos labios rojo fuego que lamían su pene era  una jodida visión. Y una lenta tortura porque su lengua estaba causando estragos en su miembro. Su mujer le lamía y acariciaba como si de un helado de vainilla se tratara, pues sus manos acompañaban el ritmo de sus lametones. Rodri cerró sus ojos perdido en las sensaciones que su boca le provocaban. Lo necesitaba. La necesitaba a ella y lo que le estaba haciendo.

Luna siguió lamiendo y acariciando su pene hasta que lo sintió respirar entrecortadamente y como sus piernas temblaban. Le rozó con sus dientes y salió de su boca. Se puso de pie y le cerró las piernas mientras pasaba las suyas por sus caderas. Rodri se agarró el pene y lo posicionó en su entrada para que ella solo tuviera que dejarse caer. 

Luna se agarró a su hombro y se movió un poco dejando que él se deslizara dentro de ella. Lo recibió completamente en su interior acogiéndolo en toda su plenitud. Sintió un espasmo en todo su cuerpo cuando él ya estuvo completamente dentro de ella. Su otra mano se enganchó a su cuello y le buscó la boca para besarlo. Rodri la agarró de las caderas y la ayudó a subir y bajar mientras él subía sus caderas para encontrarse con ella. 

Rodri bajó su cabeza y besó y lamió su cuello.  Los movimientos de ambos eran cada vez más rápidos, más  salvajes, con más ganas de tomar todo del otro. El roce de sus caderas, sus suspiros ahogados y los gemidos que salían de su boca, era lo único que se escuchaba en esa habitación, la cual era testigo de su primera noche de amor como recién casados. 

- Te quiero tanto Rodri -le dijo ella mordiendo su cuello- no pares amor

- No pienso parar nena. Te vas a correr conmigo

Luna subía y bajaba su cuerpo por su miembro. Sintió el comienzo de ese estallido. Del que barre todo tu cuerpo como si de fuegos artificiales se tratara. Todo su cuerpo se arqueó y se movió aún más deprisa encima suya. Rodri le clavó los dedos en su desnudo trasero sintiendo ese ramalazo y esas ganas de derramarse en ella. Ambos lo hicieron a la vez. Se abrazaron con fuerza dándose miles de besos y pronunciando todos los te quiero que no se habían dicho en tantos días en los que estuvieron separados.

Luna reposó su cabeza en el pecho de Rodri con él aún en su interior. Podía escuchar como su corazón aún le latía rápido, al igual que ella. 

- Bueno señora Hernández, espero que le haya gustado su primer polvo de casada porque pienso estar toda la noche entre su piernas, ¿algún problema?

- Ningún problema, señor Hernández -le respondió ella divertida- es más, lo estoy deseando

-Nena, va a ser la hostia estar casados

Dedicado a Ro8904

*** Capitulo calentito ¿verdad?

El contenido que yo escribo es adulto con escenas eróticos (muy erótico), creo que esto lo tiene todo el mundo claro porque no es la primera historia que escribo.

Estoy muy orgullosa de lo que escribo. Me gusta escribir contenido adulto, porque yo soy una persona adulta. Lo advierto en la sinopsis de mis historias, y si las seguís leyendo, quiere decir que os gusta con estas escenas.

Millones de besos porque si sigo escribiendo es gracias a vosotros ***

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