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3. Café no, Nesquik por favor

Lunes.  17.00 de la tarde. Cafetería de la Universidad de Almería

Todo el puto fin de semana pensando en el día de hoy. A ver, sólo es un café. Nada más. Rodri quiere ser amable por lo de los apuntes. Y yo me estoy montando unas películas en mi cabeza que lo flipas. No estoy siendo nada realista. Ese tío seguramente tendrá novia, y si no la tiene, las tías harán cola en su puerta. Yo lo haría, desde luego. 

Me he cambiado de ropa ochenta veces. Más parece una cita que un puto café. Al final he optado por una falda vaquera con mis leotardos negros, una camiseta negra con estrellitas y mis zapatillas doradas y blancas, aquellas que pinté un día que no tenía ganas de estudiar. 

Entro en la cafetería y miro a ambos lados buscándolo. A estas horas, y con el cambio de clase, aún no hay mucha gente. No lo veo por ningún sitio. Ni en la barra ni sentado en ninguna mesa. Y no quiero sentarme yo sola y parecer la tonta que espera, espera, me canso de esperar. Como la canción. Pero bueno, son ya las 17.00 y la idea del café ha sido suya y no mía. Y no quiero tener la sensación de que me dejan plantada. 

- Hola, ¿llevas mucho esperando?

Esa voz otra vez. Esa puta voz que me revuelve todo el cuerpo provocándome combustión espontánea. Me doy la vuelta con el corazón latiéndome cada vez más deprisa. Cuando lo veo detrás de mi mirándome con una gran sonrisa yo ya estoy que me muero.  

- Acabo de llegar - le respondo con la misma sonrisa.

- Genial entonces, ¿Qué quieres tomar?

- Un nesquik por favor.

- ¿No te gusta el café? -niego con mi cabeza y Rodri se ríe mientras me mira. El café me sienta fatal en el estómago, aunque sea descafeinado.

- Vale. Siéntate que voy a pedir a la barra.

Asiento con mi cabeza y me dirijo hacia la zona de las mesas mientras él va a la barra. Escojo una cerca de una de las ventanas. Me quito mi chaqueta y la dejo en la silla de al lado. Miro hacia el frente y veo como algunos chicos se acercan a Rodri palmeando su hombro e incluso estrechando su mano. Algo que me sorprende. Él habla brevemente con ellos y se disculpa dirigiéndose hacia donde yo estoy.

- Ahora traen los cafés.

Rodri me sonríe y se quita su cazadora negra. Me permito mirarlo de reojo y tengo que admitir que de cerca, y de cuerpo entero, aún es más guapo. La sudadera gris que lleva se le ciñe al cuerpo y eso tampoco me está ayudando a no estar nerviosa.

- Tus apuntes son una pasada, Luna.

Luna. Mi nombre en sus labios suena como una lenta caricia e incluso diría que su tono es bastante sexy. Y me imagino diciendo mi nombre en todas las situaciones posibles de mi vida. Incluyendo...si, eso...

- Pues gracias - le digo con modestia. Lo de que me alaben no es algo normal en mi vida- ¿alguna duda con algo?

- Ninguna . Todo perfecto. Están incluso mejores que los míos.

- Pues me alegro mucho haberte ayudado, si necesitas algo, ya sabes...

- Pues te lo agradecería porque hay veces que no puedo ir a clase y me faltan apuntes.

Un camarero viene y trae nuestras bebidas. Las pone encima de la mesa y se queda mirando a Rodri.

- Partidazo el de ayer, Rodri. Y vaya golazo que marcaste -le dice el camarero.

- Gracias, tío.

Miro a Rodri algo confundida. Él camarero se despide de nosotros y yo sigo mirándolo sin saber a qué ha venido eso.

- ¿Juegas al fútbol? - le pregunto mientras abro el sobre del azúcar.

- Si... si juego - Rodri me mira con una pequeña sonrisa. Mueve su café después de verter el azúcar en su taza.

- Ah, vale.

Bebo de mi vaso sin querer preguntarle nada más. Está claro que si él no dice quiere contarmen nada, es porque no querrá hablar. Dejo mi taza en la mesa y levanto mis ojos para mirarlo. Su mirada color chocolate se clava en la mía poniéndome aún más nerviosa. Esa mirada me está afectando, porque él me afecta.

- Juego en el Almería - me dice él con total tranquilidad.

- Oh, vaya. ¿En la cantera o en el primer equipo?

- En el primer equipo - me dice él sonriendo- ¿te gusta el fútbol?

- Me gusta el fútbol, si.

- ¿Por los futbolistas? - me pregunta él alzando una de sus cejas

- Pues no - le contesto algo ofendida. Él me mira y suelta una carcajada- me gusta el fútbol y entiendo de fútbol. Soy del Real Madrid... Aunque tengo que reconocer que algunos futbolistas lo hacen más interesante...

- ¿Cómo yo?

La taza de nesquik se queda a medio camino entre mis labios y yo. Miro a Rodri y siento mis mejillas arder mientras él se ríe. Trago saliva porque no sé ni que contestarle y me bebo el cacao intentando ignorar sus palabras. Algo muy, muy, muy difícil. Rodri vuelve a reírse y se toma también su café.

- ¿De dónde eres, Luna?

- De un pequeño pueblo que hay cerca de la Alpujarra almeriense, San Martín. Aunque no creo que lo conozcas. No es muy grande. Si acaso cinco mil habitantes. 

- Algo me suena. ¿Ahí no es donde está la fabrica de conservas SierraSur?

Pego un respingo en mi silla al escuchar ese nombre. Cojo un poquito de aire y asiento mirando a Rodri refugiándome de nuevo en mi taza.

Lo que menos me apetece hablar ahora es de la puta fábrica de mi padre.

- Por eso a veces no puedo ir a clase. Cuando no es entrenamiento es partido o lo que sea.

- Joder, Rodri, bastante que estás en segundo. Ya tienes mérito.

Vamos subiendo los escalones que nos llevan a cada uno a su clase. Yo a Historia Económica y él a Macroeconomia. El café ha estado bastante bien y hemos hablado de un montón de cosas. Y joder, ahora me gusta más todavía. 

- Debería estar en tercero, Luna.

- Y yo estudiando infantil...la vida es injusta... -le respondo encogiendo mis hombros. No hay ni un sólo día que no me arrepienta de estudiar ésta puta carrera. Aunque bueno, si no estuviera aquí, no hubiera conocido a Rodri. Algo bueno tenia que tener. Y Rodri, bueno, está un rato. 

- ¿Y qué haces estudiando Economía?

Rodri me pregunta con verdadero interés. Pero aún no tengo tanta confianza con él como para contárselo. Y aparte es que, como mi vida es un dramon... 

- Es una larga historia y no quiero aburrirte - le respondo yo haciendo un aspaviento con mi mano- bueno, me voy a clase. Y... gracias por el café.

Me despido de Rodri. Me doy la vuelta para irme cuando él vuelve a llamarme.

- Luna. Si todavía no me has aburrido, no creo que lo hagas nunca.

Joder. Joder y joder.

Viernes. 17.30. Universidad de Almería

Creo que el examen de Derecho me ha salido bien. Tenía duda en una pregunta pero espero que las demás estén bien. Salgo de clase y de reojo intento buscar a Rodri con la mirada, pero no lo veo. Espero que haya venido a hacer el examen. Anoche me dijo por whatsapp que lo haría.

Si, al final nos dejamos de tanto email y nos acabamos intercambiando los números. Aunque nos limitamos a hablar de cosas de clase. Y casi siempre es él el que me manda los mensajes. A mi me da mucha vergüenza empezar una conversación, aunque no le vea la cara.

Estoy bajando las escaleras pensando si irme o no a mi casa ésta tarde cuando veo algo que me deja paralizada y casi sin poder respirar. Rodri está apoyado en uno de los bancos del vestíbulo y hay una chica con su cabeza en su hombro y uno de sus brazos en su cintura.

Siento un ahogo en el pecho bastante grande, aunque soy idiota. Suponía que tenía novia, y a las pruebas me remito. Termino de bajar los escalones y doy la vuelta para no tener que pasar delante de él y de la rubia. Porque si, es rubia, guapa y va vestida como si acabara de salir de una sesión de fotos. Y no me extrañaría. Las modelos son a los futbolistas como las folclóricas a los toreros.

Salgo de la Facultad algo desilusionada. Aunque pienso que esto es lo mejor porque así no me hago ilusiones con Rodri. Porque si, son eso, ilusiones. Y cuanto antes lo asuma, mejor. Soy la compañera guay de clase que le pasa los apuntes, y punto. 

Me voy a la parada del bus y al maldito le quedan aún 9 minutos. Así que decido irme andando y así aprovecho y me despejo un poco del examen y de lo de Rodri.  Saco mi móvil y veo que mi madre me ha mandado un par de mensajes preguntándome si iría hoy a casa. Tienen una cena con unas inversores chinos y quiere saber si los acompañaré. Le contesto sin tener que pensarlo, que no me esperen para la cena porque este fin de semana no iré. Hasta que no termine los exámenes no pienso aparecer por el pueblo.

- ¡Luna!

Me quedo parada dejando de mirar mi móvil. Me giro y veo a Rodri venir hacia mi medio corriendo. Joder, esto si que no me lo esperaba. Le doy una pequeña sonrisa cuando se acerca a mi mientras guardo el móvil en mi mochila.

- ¿Cómo te ha salido el examen? -me pregunta sonriéndome.

- Pues bien, me ha salido bien. Aunque creo que me equivocado en la pregunta de los aforados, pero bueno, es sólo una pregunta. ¿Y tú qué tal?

- También me ha salido bien. Estoy bastante contento. Veremos a ver luego la nota que nos ponen.

- Eso es verdad.

Llevo mi carpeta hasta ponerla delante de mi pecho. Nos estamos mirando los dos sin saber muy bien que decirnos. Aprieto mis labios porque veo que justo detrás de él viene la chica rubia que lo abrazaba con dos chicos más. Se paran y lo llaman.

- Te están llamando -le digo haciéndole un gesto con mi mano. Rodri se da la vuelta y creo que hasta los mira con cara fastidiada.

-  ¡Ya voy chicos! -les grita él. Vuelve a darse la vuelta y ésta vez su mirada va directamente a mis ojos- tengo que irme.

- Si, yo también.

- ¿Vas a salir ésta noche, Luna?

- No sé. Tengo mucho que estudiar. Tengo una de libre configuración y el examen es la semana que viene.

- Bueno, pues a ver si nos vemos por ahí.

- Claro -le respondo no muy convencida.

- Y si no, el lunes nos vemos en clase.

No sé, es como si Rodri no quisiera irse ni dejar de hablar conmigo. O a lo mejor es que OTRA VEZ estoy montándome mi propia película romántica en mi cabeza. Y si por algo soy conocida en la vida, es por meter la pata continuamente. Y por hablar, antes de pensar. 

- Tu novia es muy guapa -le digo arrepintiéndome al momento que las palabras salen de mi boca. Sobre todo porque él alza una de sus cejas y una pequeña sonrisa aparece en su cara. Mientras yo siento la mía arder. Pero arder. 

- Eso es lo que ella quisiera.

- Ah, vale.

Nos quedamos los dos callados, mirándonos en silencio. Rodri chasquea su lengua y me da una larga mirada. 

- Nos vemos, Luna. Ten buen fin de semana.

Me  despido de Rodri y me doy la vuelta sonriendo como una idiota. No tiene novia. Y eso es genial. Pero, estamos igual que antes. No voy a hacerme ilusiones por un tío que se olvidará de que existo en cuanto ésta noche se le acerque la primera tía. 

Si es que tiene razones algunas para acordarse de mi. 

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