26. He escuchado una vaca
20 de junio. 19.00 de la tarde. Maria, Almería
- No estés nerviosa Luna
- No lo estoy, bueno, si lo estoy. Joder Rodri, voy a conocer de golpe a toda tu familia
Pongo mi mano en el muslo de Luna intentando tranquilizarla. A medida que estamos llegando a mi pueblo, se ha puesto más nerviosa y no para de bufar y resoplar a la menor ocasión.
Hablé con ella cuando me contó, que mi madre le había dicho que quería que viniera a la boda de mi prima. Le dije que yo también quería que lo hiciera y que sino se lo había dicho antes era, precisamente por esto, por no verla así.
- Ei nena, tranquilízate. Verás como vas a estar bien
- Si lo sé, Rodri. Lo sé. Pero...ya sabes como soy
- Y por eso te quiero más
Luna gira su cabeza y curva un poco su boca en una pequeña sonrisa. Estamos en la entrada de María, de mi pueblo. Quiero que esté tranquila cuando lleguemos a casa. Que no esté tan nerviosa. Yo estoy muy contento de que ella vaya a pasar éste fin de semana conmigo. Si supiera la ilusión tan grande que me hace.
Nosotros vivimos cerca del Restaurante El Panzas. En una casa de dos plantas que era de mi bisabuelo y mis padres restauraron poco a poco. Cuando empecé a ganar un buen sueldo en el Almería, les ayudé a terminar de arreglarla y la verdad es que ha quedado bastante bien. Estamos casi llegando al Centro de Salud, cuando giro mi coche hasta meterme por una calle que está en la parte de atrás. Por aquí no pasa nadie, porque cerca hay una vaquería. Paro el coche y me quito el cinturón de seguridad ante la mirada desconcertada de Luna.
- ¿Ya hemos llegado? -me pregunta ella algo angustiada
- Aún no. Ven aquí, anda
Le hace un gesto con la mano para que venga hacia mi. Luna se quita el cinturón y se levanta de su asiento para sentarse encima de sus rodillas. El mío lo echo un poco hacia atrás y la agarro de la cintura.
- No estés nerviosa. Nos lo vamos a pasar muy bien estos días. Te voy a enseñar todos los lugares bonitos de mi pueblo -acerco mi boca a su cuello y empiezo a besarlo. La escucho suspirar y como ladea su cabeza para darme más acceso a su piel
- Aunque no te lo creas, tenía ganas de venir Rodri
- Me alegra que me digas eso. Porque yo estoy muy feliz de que estés aquí conmigo
Luna gira su cabeza y pone una de sus manos en mi cuello. Tira un poco de él y sus labios besan los míos muy despacio. No tardo en buscarle la lengua y atacar su boca una y otra vez. Estos labios, su sabor, toda ella me vuelven loco. Mi pene se revuelve en mis pantalones, sobre todo porque ella ha movido su culo y me la está apretando.
- ¿Te has empalmado? -me pregunta ella riéndose.
La miro algo avergonzado y asiento acercando mis labios de nuevo a los suyos. Una de mis manos baja por sus caderas muy despacio. Mi lengua acaricia lentamente su labio superior lamiéndolo y succionándolo cada vez que la toco.
- No puedes pretender besarme como besas y que no sienta nada, nena
Acaricio uno de sus muslos subiendo poco a poco hacia arriba y ella suelta un pequeño jadeo en mi boca.
- Abre las piernas Luna -ella me mira riéndose y niega con su cabeza
- Rodri, ¿y si nos ve alguien?
- Por aquí no pasa ni un cristo y además, te recuerdo que llevo los cristales tintados -ella parece pensárselo mejor y la sonrisa que me da ahora no es nada dulce. Sobre todo cuando se muerde los labios de esa manera tan sensual. Y si, mi pene sigue creciendo dentro de mis calzoncillos
- Tengo una idea mejor
Luna se levanta un poco y pasa una de sus piernas por encima mía hasta quedar sentada a horcajadas. Pongo mis manos en su culo y la atraigo hacia mi para besarla bien fuerte, como las ganas que tengo de ella.
- Nunca lo he hecho en el coche -le digo metiendo mis manos por dentro de su camiseta
- Yo nunca lo he hecho en ningún sitio -contesta ella riéndose- para mi todo es una primera vez contigo Rodri
- Eres mis primeras veces también Luna
Ataco su boca sin piedad y la beso hambriento de sus labios. Me doy prisa en bajarme el pantalón y que mi ropa interior siga el mismo camino. Le subo la falda hasta dejarla con el tanga de encaje blanco al aire. Mis dedos recorren la piel desnuda que la tela no tapa. Hago a un lado sus braguitas y me agarro el pene listo para entrar en ella.
- Cuando quieras nena
Luna se muerde los labios y se levanta un poco. Se va dejando caer muy lentamente hasta que su interior me recibe por completo. Ella se acerca a mi y sus labios buscan los míos para besarme mientras empieza a moverse de arriba a abajo. Luna se sujeta de mis hombros y echa su cabeza hacia atrás gimiendo cada vez más fuerte. Mi lengua roza su cuello y va descendiendo hasta besar y morder sutilmente sus pechos.
Le desabrocho uno de los botones de la camiseta. Pongo mi boca encima de su pezón, que aunque lo tapa el sujetador, no es impedimento para que pueda morderselo. Ella se mueve cada vez más deprisa y sus gemidos aumentan de volumen a la vez que los míos. Me separo de su pecho y pongo de nuevo mis manos en su culo. La ayudo a moverse, a que me cabalgue cada vez más rápido porque yo estoy ya que no puedo más.
Siento que a ella le pasa lo mismo y levanto un poco mis caderas para moverme al mismo ritmo con ella. Luna arquea su espalda tensándose. Con la voz entrecortada me dice que ya no puede más. Me tiene el pene tan apretado que quiero liberarme y correrme con ella. La beso desesperado en un enredo de lenguas, saliva, caricias de nuestros labios. Siento como ella tiembla y aprieta sus piernas. Lo hacemos los dos a la vez, nos corremos juntos sin dejar de mirarnos y de sonreirnos.
Luna se deja caer en mi pecho intentando recuperar la respiración. Joder, ha sido un polvazo increíble. Como lo es ella. Segundos después Luna se aparta de mi pecho y me mira algo sorprendida.
- ¿Eso que he escuchado es una vaca?
21.30. Merendero La Piza, María
Paso mi brazo por los hombros de Luna y la atraigo hacia mi pecho. Ella gira un poco su cabeza y su boca se curva en una ligera sonrisa. Estamos cenando uno al lado del otro y tenerla tan cerca es algo que necesito.
- Tengo hambre -me dice ella moviendo su nariz la cual cosquillea mi piel
- No sé como puedes tener hambre si mi madre casi ha hecho una merienda-cena
-Apenas he probado nada, estaba muy nerviosa
- Te he visto comer jamón como si no hubiera un mañana -mis dedos acarician su mejilla y ella hace un gesto con la boca moviendo de nuevo su nariz
- Es que ese jamón estaba muy bueno
- María es tierra de buenos embutidos
- Y de tíos buenos -Luna me guiña un ojo y acerca su cabeza hasta la curva de mi cuello. Sus labios dejan un corto beso en el y yo siento como se me pone la piel de gallina
- ¿Te ha molado algunos de mis primos? -Luna suelta una carcajada y se separa un poco de mi cuello. Sus ojos verdes me miran ahora con una intensidad que me mata
- Me molas tú, pero, he de decir que tus primos, aunque sean jóvenes, tienen potencial
- Si, bueno, el año que viene se van a Almería a estudiar, miedo me dan
Un camarero viene hacia nosotros y nos pone delante una fuente de cordero y otra de patatas fritas. Luna se moja los labios y emite una pequeña y adorable carcajada. Nos repartimos los cubiertos y en cuanto pruebo la carne me muero de gusto. Como había echado de menos la comida de mi pueblo.
- Está buenísimo -me dice ella llevándose a la boca un trozo de cordero- dios, tu pueblo es un descubrimiento
- Si, si que lo es. Me encanta Maria. Aquí me siento a gusto y feliz. Joder. Estoy pensando incluso en comprarme una casa aquí
- ¿Para independizarte de tus padres?
- Para que cuando tú y yo vengamos no tengamos que aguantar las preguntitas de mi abuela Nines de que como es eso de que vayamos a dormir juntos sin estar casados
Vaya paliza que me ha dado mi abuela. Ha habido un momento que me ha agobiado muchísimo, porque no dejaba de preguntar por mi relación con Luna. De lo que hacíamos o dejábamos de hacer. Y hasta mis planes de futuro con ella.
- La quiero mucho, pero es muy antigua -le digo a ella atacando ahora el plato de patatas fritas
- Bueno, tienes a tu abuela Rosario que al revés que ella nos ha animado a follar como locos, y cito sus palabras textuales
- Habrá que hacer caso a mi abuela, es una mujer sabia
Luna me da un pequeño empujón con su hombro que yo correspondo. Tenerla aquí en María conmigo es un sueño hecho realidad. Me apetecía tanto compartir todos mis sitios favoritos con ella y sobre todo, que ella también los disfrutara.
- No pienso acostarme contigo en casa de tus padres Rodri -Luna me señala con su tenedor y yo abro mi boca prostentando
- ¿Y porqué no? Jo, Luna. Me apetece mucho echar un polvo aquí en mi pueblo
-Te recuerdo que ya lo hemos echado cariño. Que aún tengo en mi cabeza el mugido de las vacas
-Si quieres ésta noche, yo también puedo gemirte en tu oído -me acerco a Luna y mi boca besa el lóbulo de su oreja muy despacio
- Si quieres me voy a dormir a otra habitación...
- ¡Ni de coña! Tú duermes conmigo, que para eso has venido. Además que dormir sólo es muy aburrido...
Levanto mis cejas haciéndole un gesto a Luna. Ella mueve su nariz y se echa a reír.
- Me lo pensaré - contesta ella
- Te voy a hacer cosas muy sucias Luna
Atrapo su labio superior en un largo beso. Mi lengua busca la suya y acaricio la de ella besandola con muchas ansias. Luna se agarra a mi cuello y me ofrece sus labios para que pueda devorarla como a mi me gusta. Porque son las ganas de ella lo que me hacen no poder apartarme de su boca.
- Me has convencido - me dice ella aún agarrada a mi. Le mantengo la mirada dándole una pequeña sonrisa. Acaricio su mejilla con una de mis manos y la atraigo de nuevo hacia mi pecho.
- Te quiero tanto. ¿Dónde has estado toda mi vida Luna?
- Supongo que esperando que me encontraras
Y si, fui yo el que la buscó, él que la encontró y no paró hasta tenerla en mis brazos. Aunque hubo un momento, que ella me hizo creer que no quería estar en ellos nunca más.
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