
20. La Camiseta De Cristiano
Sábado. 1.00 de la mañana. Sala Ferrera
Luna está apoyada en la barandilla mirando como bailan en la pista de abajo. Mueve un poco sus caderas al ritmo de la música. Miro como mueve el culo de un lado a otro y la verdad es que se me van los ojos detrás de él. Voy hacia ella y deslizo mis brazos por su espalda encerrándola en un abrazo.
- ¿Qué quieres beber? -le pregunto susurrándole en el oído. Ella se agarra más a mi brazo y gira un poco mi cabeza.
- Otra copa de champán.
Se relame los labios mirándome. Tentándome a besarla. Y es lo que hago. Mi boca desciende hasta encontrar la suya y besarla hambriento de ella, de sus labios, de sus manos que me agarran. Sabe a burbujas. Y a champán rosado.
- Sabes de maravilla, Rodrigo -sus dedos se enredan en mi pelo y tira de mi para que la vuelva a besar. Su lengua se cuela en mi boca acariciando la mía con mucho descaro.
- Tú si que sabes bien. ¿Te he dicho que estás preciosa con ese vestido?
Luna pasa su lengua por su labio superior y me sonríe un poco. Mis dedos suben por sus hombros desnudos posándose en su cuello.
- Usted pagó por todo lo que ve, Señor Hernández, que menos que hacer que se sienta satisfecho.
- Oh si, nena, me tienes muy satisfecho.
Una de mis manos se posa en su cadera y la muevo lentamente hasta apretarle el culo. Llevo deseando tocárselo toda la noche. La culpa es del vestido. Le queda de escándalo. Se le ajusta al cuerpo como si fuera una segunda piel y me la tiene muy dura porque estoy pensando en miles de maneras de quitarle el vestido.
Le doy un beso en su hombro desnudo y le hago un gesto a uno de los camareros que hay por aquí. Lleva una bandeja con copas de champán y le pido dos. Nos la sirve al momento dándonos también un par de bombones de chocolate.
- Chocolate, champán y Rodri -me dice ella riéndose- una combinación perfecta.
- ¿Y por cual vas a empezar? -Luna hace como que se lo piensa y abre el bombón.
- Primero el bombón, luego el champán , y lo mejor para el final, tú.
Luna le quita el envoltorio al chocolate y se lo lleva a la boca. Cierra los ojos dejando escapar un gemido. Eso hace que mi pene se revuelva en mis calzoncillos. La agarro del cuello y estampo mi boca contra la suya. La beso disfrutando del sabor del chocolate en sus labios y en su lengua. La mía la muevo rozando la suya con mucha delicadeza, casi tentándola a que ella pruebe más de mi.
Me separo de mi novia dándole un corto beso mientras ambos brindamos con nuestras copas de champan. Me bebo la mía hasta la mitad y ataco de nuevo su boca hambriento de sus labios y de ella. Luna sube sus manos por mis brazos hasta rodearme el cuello con ellas. Su boca impaciente, arrasa con la mía instándome a que vuelva a besar sus labios.
Hoy estamos los dos que no dejamos de tocarnos y de besarnos a cada momento. Y no ayuda nada ese puto vestido. Me tiene muy loco.
- Venir a una fiesta de cumpleaños a morrearte con tu novia está muy feo.
Asensio. Tanto lo quiero como lo odio. Tiene el don de la ubicuidad. Está en todos los putos lados. Luna esconde su cabeza en mi cuello y baja sus manos hasta posarlas en mi pecho.
- Y meterse donde a uno no le llaman también - le replico yo pasando de mi amigo. Nuria se ha ido a Madrid a la comunión de un primo suyo y nos ha dejado a cargo del niño.
- Pues si que está bonica la noche, si -dice Marco apoyándose en la barandilla. Se gira y se pone a hablar con otro compañero del equipo que está a su lado dejándonos de nuevo a solas.
Luna sube una de sus manos por mis mejillas y nuestras miradas vuelven a cruzarse. Me da una sonrisa pequeña y se muerde los labios besándome de nuevo.
- No puedo dejar de besarte -me dice ella con sus labios aún rozando los míos.
- Pues no lo hagas, nena.
- Me encanta cuando me dices nena -sus dedos se enredan en mi pelo y vuelve a tirar de mi para que la bese de nuevo, para que mi lengua se pierda en su boca y la agarre de la cintura para que su cuerpo esté más cerca del mío.
- ¿Duermes conmigo ésta noche? -acaricio la sensible piel que hay detrás de sus orejas y dejo un pequeño beso allí. Mi mano baja hasta posarse en el tirante de su vestido y lo muevo a un lado para besarle de nuevo el hombro. La escucho asentir con un ronco jadeo y la tomo de la nuca para besarla de nuevo.
- Ei, vosotros dos -nos dice Marco interrumpiendo de nuevo- ¿aquella no es la azafata esa pesada que le tira a to lo que pilla?
Abandono la boca de Luna a regañadientes y giro mi cabeza para mirar hacia donde me dice Marco. Y si, ahí está Anabella, la azafata, y también la compañera de piso de Luna. Ella también la ve y resopla fastidiada.
- ¿Qué hace aquí? -me pregunta sin separarse de mi pecho.
- Algún idiota la habrá invitado -le respondo mirando como la susodicha escanea el lugar en busca de su objetivo, el cual creo, que soy yo.
- Ya me ha fastidiado la noche.
- De eso nada -levanto la barbilla de Luna con uno de mis dedos y vuelvo a rozar sus labios- ya va siendo hora de que esa se entere que eres mi novia.
Luna se muerde los labios sonriendo ampliamente. Pongo mis manos en su cintura y ataco de nuevo su boca. Ésta noche es lo único que quiero, besarla. Parezco un adolescente con las hormonas revolucionadas, pero ella está igual. Puedo sentirlo, puedo notar como ella también lo está. Como su boca emite jadeos involuntarios y como sus besos son más exigentes.
- ¿Quieres más champán? -cojo mi copa y la llevo a mis labios. Apenas le doy un sorbo para seguidamente besarla otra vez. Dejo que el líquido se derrame desde mi boca a la suya mezclándose con nuestras lenguas.
- Me gusta el champán de tu boca - Luna acerca la punta de su lengua y me relame los labios haciendo que al instante mi pene se remueva inquieto en mis pantalones.
- Pues beberlo de tu cuerpo desnudo tiene que ser la hostia.
Luna abre un poco la boca y un pequeño gemido vuelve a salir de su garganta. Vuelvo a besarla y a perderme en esos labios de fuego. Porque ella ahora mismo, es un puto infierno que me tiene ardiendo, por ella y por más de ella.
- ¡Luna!
La estridente voz de Anabella hace que Luna deje de besarme. Se va a apartar de mi, pero la sujeto de la cintura impidiéndoselo.
- Anabella -le responde Luna apretando sus labios. La azafata la mira con incredulidad y se acerca más a nosotros
- Si yo fuera la novia de Rodri, te estaría arrastrando de los pelos en éste momento. No creo que le haga gracia que te estés enrollando con su novio -Anabella la mira con los brazos cruzados y a mi me están dando unas ganas de reírme en to su cara.
- ¿Tú eres tonta? -le dice Marco poniéndose más cerca de nosotros.
- ¿Qué has dicho? -le pregunta ella mirándolo sorprendida.
- Ya me has escuchado, tía. Que eres tonta. Que Luna es la novia de Rodri -gracias Marco, tú siempre tan sincero, te adoro.
- ¿Luna? -le responde ella para después soltar una carcajada- ¡no me hagas reír, quieres!
Luna se retuerce entre mis brazos y yo la vuelvo a sujetar para que no se vaya. Sé que le han dolido las palabras de la imbécil ésta. Es que hasta a mi me han dolido. La sujeto de la cintura y la atraigo hacia mi pecho para que no se vaya de mi lado.
- ¿Y porqué te tienes que reír? -le pregunto yo- ¿Por qué en vez de salir contigo estoy con ella?
- Pues...dicho así -sigue diciendo ella haciendo una mueca con su cara- oh, por dios, mira a Luna y mírame a mi.
- Ya lo hago, créeme que lo hago. Y te daría miles de razones por las que estoy saliendo con Luna, porque ella es mi NOVIA, para que te enteres bien. Pero, te voy a dar una que tiene que ver contigo, ella es más real y auténtica que tú tres mil veces...
Escucho a Luna emitir un pequeño suspiro y como no se atreve ni a abrir la boca. Su compañera de piso la mira de nuevo asqueada y a mi me están entrando ganas de darle una buena hostia, aunque no esté bonito pegarle a una mujer.
- Te voy a dar un consejo, Luna -le dice Anabella mirándola con dureza- los futbolistas sólo van a una cosa, y cuando ya han conseguido lo que quieren, si te he visto no me acuerdo.
- ¿Quién te ha dejado entrar aquí? -le pregunta Marco- porque ya estoy hasta los huevos de verte rondarnos. A ver si te enteras que ninguno de mis compañeros quiere nada contigo.
- Eso es lo que tú te crees -le responde ella desafiante.
- ¿Ah si? ¿quieres que pregunte cuantos se han acostado contigo? ¿a cuantos te has ofrecido y cuantos te han rechazado?
- Yo...
- Porque no has conseguido follarte ni a uno sólo de mis compañeros por más que lo has intentado. Tías como tú, cuanto más lejos, mejor. Y ahora, si no te importa, esto es una fiesta privada, así que lárgate o llamo a seguridad.
En serio, amo a Marco ahora mismo. Es el puto amo de la fiesta. Anabella aprieta sus labios y mueve su melena orgullosa. Le da una airada mirada a Luna y se da la vuelta para salir del reservado con rapidez. Choco mi puño con el de Marco y él se va a la barra a pedir.
- ¿Estás bien? -le doy la vuelta a Luna. Tiene la mirada en el suelo y aprieta sus labios. Pongo mis dedos en su barbilla y se la levanto para que me mire- no le hagas caso Luna, está celosa que te cagas.
- Ya estoy acostumbrada Rodri. No es la primera vez que me compara con ella.
- ¿Y a ti que te importa más, su opinión o la mía?
- La tuya.
- Pues se acabó la conversación. Y ahora venga, vamos a meternos un rato con Marco que sino, se me aburre.
3.30. Urbanización Chamberi. El Palmeral
Por más que lo intenté, la fiesta para Luna ya no fue igual. Se le notaba que no tenía ganas de nada ni mucho menos estar en la discoteca. Así que un rato después nos vinimos para casa. Me duele verla así. Me duele que la ofendan y que la critiquen. Pero lo que más me duele es que pueda llegar a dudar de mi y sobre todo de si misma.
Luna se quita los zapatos y se sienta en mi cama con la mirada perdida. Ya le he dicho 80 veces que para mi es preciosa, pero tal vez no es eso lo que necesita. Voy hacia mi armario y busco algo que creo que la puede animar. Abro una de las cajoneras que hay dentro y cojo lo que quiero enseñarle. Me doy la vuelta y la extiendo enseñándosela.
- ¿Quieres probártela?
Luna abre mucho sus ojos y por primera vez en muchas horas la veo sonreír.
- ¿Lo dices en serio, Rodri?
Le doy la camiseta de Cristiano, mi bien más preciado, que sinceramente, al lado de ella no vale una mierda. Luna se pone en pie y coge la camiseta. Me da una sonrisa algo traviesa que hace que mi pene se retuerza en los pantalones. Lleva así toda la noche, manifestándose por ella.
Me siento en la cama para ver como se la prueba. Se la pone encima del vestido y se mira en el espejo. Se gira un poco mirándome directamente a los ojos. Se mete la mano dentro de la camiseta y a los pocos segundos su vestido cae al suelo.
Trago saliva con fuerza sin perderme detalle de como se quita las bragas dejándolas encima de una silla. Su mirada sigue provocándome y no ayuda nada que se esté mordiendo los labios de esa manera.
Y yo que quería que se me bajara la erección, ahora la tengo como una piedra. Luna vuelve a mirarse al espejo girándose de lado a lado para verse mejor.
Se pone de puntillas y el culo le asoma por debajo de la camiseta. Y yo ya no aguanto más. Me pongo en pie y voy hacia donde está ella. Me coloco detrás y mis manos se posan en sus caderas. La miro a través del espejo y ella tuerce un poco el cuello para que mis labios puedan recorrerlo a mi antojo. Mis manos ascienden por su cuerpo, ese cuerpo que está hecho de fuego y de pecado, en el cual yo quiero perderme una y otra vez.
Mis manos suben hasta sus pechos. Los aprieto arrancándole un fuerte gemido. Mi lengua recorre su cuello subiendo hasta su oreja.
- Eres tan sexy, Luna. Me la tienes muy dura nena.
- ¿Cómo de dura?
Quito una de mis manos de su pecho y cojo la suya. La llevo hacia atrás para que pueda tocar la dureza de mi pene. Es sentir sus dedos, aunque sea encima de la ropa, y es desear más de ella.
Luna mueve su mano arriba y abajo torturándome con sus caricias. Se gira completamente hasta estar frente a mi y nuestras miradas se posan en la del otro.
- Rodri. Quiero que me hagas el amor.
Esta fue la primera vez que ella me dejó sorprendido. Y no sería la última...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro