|24| ✔️
—Realmente es usted —lloriqueó Jimin antes de abalanzarse a los brazos de Yoongi y dejar caer sus muletas con torpeza, el mayor le sacaba una cabeza de altura y el olor a café estaba tan presente como lo recordaba en la aldea —Sí es usted.
El pelinegro lo rodeó por la cintura y lo alzó un poco en el aire, dejando escapar las lágrimas que había estado conteniendo durante todo este tiempo —Sí, pequeño— murmuró bajito contra los rubios y ondulados cabellos de Jimin —Soy yo...
—Pues sí parece un gatito— le susurró Taehyung a Hoseok esbozando una dulce sonrisa. Su amigo sólo rodó los ojos y se cruzó de brazos, divertido, asintiendo con la cabeza.
Yoongi tomó las mejillas del menor con tanto cariño que por un momento Jimin pensó que todo era un sueño, pero el tacto del mayor era cálido, firme y sobre todo real, tal como en la aldea, no iba a desaparecer si cerraba los ojos, de eso estaba completamente seguro —Pensé que nunca te lograría encontrar— murmuró Yoongi juntando su frente con la de Jimin y dejando pequeños besos por toda la superficie de su aniñado e infantil rostro, lo adoraba más de lo que alguna vez imaginó.
—P-pensé que tendría que quebrarme o-otro hueso para quedarme en el hospital y darte más ti-tiempo— dijo el menor entre hipidos, mocos y lágrimas de felicidad pura, no podía creer lo doloroso que era extrañar a alguien con quien solo compartió tres semanas en un pueblo inexistente —Temía no volver a verte. Temía seguir perdido.
Yoongi sonrió y dejó a la vista sus pequeños y blanquecinos dientes, mostrando la misma sonrisa juguetona que había cautivado el corazón de Jimin desde la primera vez que la vio —Ya no más— susurró, limpiando con suavidad las lágrimas que seguían cayendo por las mejillas regordetas del menor —Me encontraste, te encontré, ahora seguiremos juntos...
Jimin asintió y volvió a colgarse de los brazos de su mayor, moría por besarlo, pero con sus amigos ahí presente nunca tendrían la paz y el momento íntimo que Jimin tanto anhelaba —Hyung...atrás suyo hay un chico que parece estar enojado— dijo el menor mirando con curiosidad al acompañante de su mayor, y disfrutando al mismo tiempo, la calidez que ese cuerpo le otorgaba cada vez que lo abrazaba.
—Mierda— soltó Yoongi, abriendo los ojos con pánico, se había olvidado de Jin. Disolvió el abrazo y besó a Jimin en la frente de la misma forma que solía hacerlo en la aldea —Jin hyung, él...es Jimin, Jimin, el es Seokjin, amigo de la infancia y actual compañero de universidad— dijo, sonriendo nerviosamente hacia donde estaba su amigo, sólo para evitar llevarse un regaño ahí mismo.
—Dejando de lado el hecho de que Yoongi me abandonó en la pastelería y tuve que pagar y limpiar todo para que me dejaran salir...— comenzó el mayor antes de esbozar una hermosa sonrisa y abrazar a Jimin con cariño paternal —Me alegro tanto el por fin poder conocerte, criatura, eres realmente hermoso. Ahora entiendo el porqué Yoongi estaba tan embobado contigo.
Algo consternado por el repentino cambio de actitud que tuvo el mayor, Jimin sólo pudo sonreír y corresponder al abrazo, tenía una espalda muy amplia y sus brazos lo rodeaban como si fuera un gran oso de felpa tamaño humano.
Cuando se separó, se dio cuenta de que Yoongi había levantado las muletillas del suelo y se las tendía para que pudiera sostenerse y mantenerse en pie —Él es Hoseok— dijo Jimin, apuntando primero a su amigo pelirrojo —Y él es Taehyung. Son mis amigos desde que tengo memoria.
—Jimin nos pagaba con dulces para que te buscáramos —comentó Taehyung, mostrando su sonrisa cuadrada, haciendo que Yoongi sufriera una confusión mental y que Jin soltara una carcajada, descubriendo de esa forma, la peculiar risa que tenía el mayor de todos.
—Era una buena paga— se defendió Jimin, apoyando el peso de su cuerpo en Yoongi y sonrojándose cuando éste le rodeó la cintura con un brazo —A ustedes dos les encantan los dulces, no se quejen.
Continuaron hablando por el resto de la tarde como si fueran viejos amigos de la escuela que no se veían desde hace mucho tiempo. Mientras caminaban hacia la estación de tren para devolverse a Seúl, Hoseok contaba algunas anécdotas sumamente vergonzosas que habían pasado los tres cuando eran pequeños e intentaban hacer alguna travesura a espaldas de sus padres, y Jin lo complementaba con algún comentario recurrente o de doble sentido.
Jimin incluso le contó a sus mayores cómo había sido el accidente, añadiendo que no recordaba la forma exacta en que sucedió, pero que sabía lo esencial. Yoongi estuvo a su lado todo el tiempo, ayudándolo a movilisarse, preguntándole si necesitaba algo, recordándole cuanto lo había extrañado e incluso, en más de una ocasión, abría sus brazos para que Jimin se refugiara en ellos, sabiendo lo mucho que el menor amaba hacer eso, sentir el olor a café y la firmeza que ese cuerpo le entregaba, cerrar sus ojos y tener la seguridad de que cuando los abriera, Yoongi iba a estar ahí para sonreírle y hacerle ver que la segunda oportunidad que le estaba dando el destino de ser feliz, ya estaba en curso.
—Pequeño— lo llamó el pelinegro —Hay una cosa que necesito que veas.
Ya estaban dentro del vagón e iban camino a Seúl, sentados frente a frente con sus amigos, siendo separados únicamente por las mesas azules características del tren. Hoseok dormía apoyado en la ventana y Taehyung dormitaba plácidamente sobre el hombro de su amigo, dejando un pequeño hilillo de baba en el. Jin intentaba leer un libro, pero el murmullo del interior no permitía que se concentrase por completo.
Jimin y Yoongi estaban sentados lado a lado, disfrutando la compañía del otro y dándose leves caricias de vez en cuando.
—¿Qué cosa, hyung?— inquirió Jimin, separando su cabeza del hombro del mayor y mirándolo casi con adoración.
Yoongi rebuscó entre las cosas que tenía dentro de su bolso hasta dar con la dirección que había encontrado su amigo días antes. Se la tendió a Jimin para que él pudiera verla, estaba algo arrugada y un poco rota, pero el nombre de la calle y el número de la casa -Yoongi suponía que era una casa- aún se alcanzaban a leer.
—Esto queda...en un barrio periférico de Seúl ¿no?— preguntó jimin, algo confundido —¿Por qué me lo muestra?
—¿Has ido alguna vez ahí?
El menor negó.
Yoongi frunció los labios y volvió a guardar el papel, tenía la vaga esperanza de que su menor conociera el lugar, creyó que por eso les habían dado la orden de ir allí —Según Bae, tenemos que visitar esa casa y hablar con quien vive ahí para darle un fin a tu proceso.
—Hyung...¿Quién es Bae?
Yoongi lo miró por unos segundos, procesando el hecho de que Jimin le esté preguntando eso, y luego cayó en cuenta de que posiblemente su menor no tuviera los recuerdos completos, él había estado ahí cuando Bae le dijo que tal vez no la recuerde ni a ella ni al Abuelo.
Al parecer su hermana tenía razón, Jimin había olvidado ¿qué otra cosa no recordaba?
⭐
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro