—¡Los abrió! ¡Jimin despertó!— vocifereó Taehyung a viva voz e intentando liberarse de las personas que lo sujetaban, teniendo un éxito nulo, cuatro personas contra una, no era para nada justo.

Jimin tenía la vista borrosa y sus párpados adoloridos, el cuerpo le pesaba de forma horrible y le dolía como el infierno. Oír a Taehyung gritar le rompió los tímpanos, y por primera vez desde que lo conoció, deseó que le colocaran un trapo en la boca para silenciarlo.

—Oye, chico, ¿puedes oírme?— la luz gigante había sido apagada para darle paso a otra más pequeña que apareció en su campo visual y le recorrió ambos ojos, buscando alguna señal anormal en sus pupilas —Parpadea dos veces seguidas si ese es el caso— Jimin reconoció esa voz y la piel se le erizó, era la misma voz que tenía el sujeto que lo ayudó y encontró en las afueras de Gusan, cuando por un momento pensó que era Yoongi y luego Taehyung. —¿Puedes oírme?— volvió a preguntarle al no obtener una respuesta de su parte.

Jimin salió de su trance y parpadeó dos veces, el sujeto sonrió aliviado y quitó su rostro de encima, eso quiere decir, que cuando se desmayó esa vez en Gusan, ¿estaba semi despierto en la vida real? ¿Y el sujeto en realidad era como una versión alterna de la persona que le estaba hablando ahora? Era la única respuesta lógica que le encontraba a eso.

—Soy el doctor Min Seok— volvió a oírlo, pero si Jimin giraba su cuello para verlo, le dolía desde la columna vertebral hasta la punta de los pies, así que prefirió quedarse inmóvil mirando el techo de la habitación —Si te tocas alguna parte del cuerpo lo más probable es que solo sientas cables y agujas, así que evita hacerlo— lo sintió cambiarse de lugar y ahora lo vio aparecer de reojo al otro lado de su rostro —¿Puedes hablar?

Jimin tragó grueso y se humedeció los labios, el doctor le quitó la máscara que le proporcionaba oxígeno y lo dejó respirar libremente —Sí...— sentía la voz áspera y agrietada, tenía el sabor del hierro muy presente en la boca, su mandíbula estaba algo tiesa —¿Cuánto...?— intentó preguntar, pero su cuerpo no dio para más.

—Han pasado tres semanas desde que estás en coma, si es que esa era tu pregunta— le dijo sonriendo, Jimin le devolvió un intento muy mal hecho de sonrisa —¿Sabes que día es hoy?

El menor negó, despacio, sintiendo su cuello rígido.

—Bien, eso es normal— Seok se enderezó y con la ayuda de un enfermero comenzó a quitarle algunas agujas. También le sacó de su cuerpo unos cuantos parches que estaban conectados a corriente, si Jimin había despertado, significaba que no los volvería a necesitar —Tendrás que esperar al menos un par de minutos para ver a tus amigos y familiares, necesitas que tu cuerpo se recupere un poco y que tu cerebro asuma qué fue lo que pasó.

Jimin movió los dedos de sus manos y le sorprendió lo mucho que esa simple acción le dolió —Tuve...un accidente ¿no?— el enfermero enderezó la posición de la camilla y lo dejó casi erguido en el lugar, el equilibrio perfecto entre estar acostado y sentado a la vez, aunque si permanecía mucho tiempo en esa posición, su trasero comenzaría a doler.

—Sí, ¿y recuerdas en qué?

—En...— subió despacio una de sus manos a su cuello y sintió la aguja insertada en el, eso era lo que tanto le dolía y le dificultaba el movimiento, mientras estaba inconsciente era lo que más sentía —Creo que en motocicleta— le respondió al recordar su conversación con Yoongi en la orilla de la bahía —Estaba repartiendo comida, en eso trabajo, así que no pudo ser de otra forma.

El doctor se giró y le observó con suma delicadeza el vendaje que tenía en la cabeza —Exacto. Chocaste contra un camión de reparto, el casco amortiguó gran parte de la caída, si no lo hubieras llevado puesto, probablemente estarías muerto.

«Vaya, y menos mal que es médico»

Pensó Jimin con ironía.

—Lo bueno es que no tuviste mayores fracturas, sólo una costilla y un pie. Pero el hecho de que hayas caído en coma nos favoreció bastante para tu recuperación.

—Entonces ¿por qué mi cabeza está vendada?— preguntó tocándose el vendaje y sintiendo el dolor en el cuello una vez más. Lo venía persiguiendo desde que llegó a la aldea.

«La aldea»

—Porque tuvimos que drenarte líquido para evitar un derrame cerebral. El casco te protegió, pero no del todo. La cicatriz que te quedará será mínima, cuando tu cabello crezca del todo, ya no se notará.

Cerró los ojos y se recostó en la camilla, dejando sus manos tranquilas a un costado de su cuerpo, donde no molestaran, había despertado del coma y recordaba al lindo chico de cabellos negros, a sus amigos, a su familia. Quizás su memoria fallaba un poco, pero sólo un poco —¿Mamá y papá están acá?

—No. —Seok ordenó que le cambiaran las tapas de la camilla y trajeran unas nuevas —En estos momentos tengo entendido que están en Seúl, quienes están aquí son tus amigos, probablemente tus padres lleguen mañana.

—Eso es bueno— susurró para sí mismo. Tener a sus padres en esos momentos no le haría bien a su pobre cabeza, que lo único que hacía últimamente era dolerle y retumbar con cada palabra que decían.

—Bien, tu temperatura está estable, tus ojos siguen una misma línea— murmuró el doctor mientras liberaba de su brazo un portapapeles café lleno de hojas, donde comenzó  anotar algunas cosas mientras seguía hablando —Si sientes algún tipo de dolor y no recuerdas algunas cosas es absolutamente normal. Terminaré de ver algunos papeles en recepción, hablaré con tus amigos y luego los podrás ver ¿de acuerdo?

Jimin solamente emitió un sonido de afirmación y continuó con los ojos cerrados, acababa descubrir que le estresaba que alguien hablara demasiado rápido, justo como estaba haciendo el medico en estos momentos, pero para ser sincero, él esperaba que eso fuera algo pasajero, porque adoraba hacer vida social y conversar con las personas, formaba parte de lo que él era, y no quería que eso cambiara.

—Suminístrale una dosis de analgésicos, pero procura que no supere la misma de siempre— ordenó el doctor al enfermero antes de salir por la puerta y cerrarla despacio.

Mientras sentía como el sujeto a su lado le inyectaba la dosis en la bolsa de suero que colgaba sobre su cabeza, Jimin pensaba seriamente en lo que sucedió en ese extraño y tergiversado mundo. Había alguien que solía responderle sus dudas, aclararle todos los sucesos, pero por alguna extraña razón no recordaba quién era, solo tenía la imagen de Yoongi, y el nombre del supuesto vidente del lugar, Jungkook, aunque nunca llegó a conocerlo de verdad, nunca le vio el rostro.

Sabía que había alguien más, pero no recordaba quién, o quiénes.

—¿Necesitas que te consiga algo?— le preguntó el enfermero con una sonrisa, sacando a Jimin de sus pensamientos, tenía el rostro moreno y los ojos hundidos de cansancio. Él inspeccionó su propio cuerpo y descubrió que no necesitaba nada, estaba limpio y olía bien, bueno, a hospital, pero eso era mejor que oler a transpiración u otra cosa.

—No, gracias— el sujeto asintió y se dispuso a salir de la habitación. Pero apenas abrió la puerta, dos huracanes pasaron por su lado casi tirándolo al suelo y con lágrimas en los ojos.

A esa cabellera roja con partidura de corazón junto con la otra castaña, Jimin sería capaz de reconocerlas en cualquier parte.

—¡Jimin!— gritaron al unísono sin tener piedad alguna con sus tímpanos. Hoseok arrasó con una silla que estaba tirada en mitad del camino y Taehyung se estampó contra su camilla, moviéndole todo su adolorido esqueleto —¡Estaba a punto de matar a cada uno de esos imbéciles si no me dejaban entrar!

Sí, amaba la personalidad explosiva y media diabólica que tenía Taehyung.

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