Una vez hubo terminado la fiesta solo quedaron el marques, sus hijos y Ploen junto al príncipe y Regis, todos los jóvenes miraban incrédulos a ambos mayores, esperaban respuestas claras.

—¿No vas a hablar papá? - Kaiser fue el que se atrevió a hablar.

—El emperador quiere casarse con Elena- la nombrada palidecio. —Y tuve que tomar una medida desesperada - Loferam vio a Ploen, el único en captar todo fue Kaiser.

—¿Vas a mandarla al mismo lugar que a mi tía? ¿No decías amar a mi hermana? - se podía escuchar alterado, Elena se tocó la cabeza tratando de entender todo, Maximilliam les miro y hablo;

—Puede que la difunta emperatriz Loferam muriera de aquella manera, puede que el duque sea en parte culpable, pero es la única opción.

—¡Ja! No, mi hermana no irá con ese hombre - Jubelian apretó la mano de Elena y sonrió.

—Es por su bien ¿o prefieres que el emperador se case con ella? - Elena abrió la boca y la cerró varias veces.

—¿Están diciendo que el plan es casarme con usted? - Regis asintió.

—Es para evitar al emperador, sea cual sea tu esposo es una calamidad, pero no hay peor desgracia que caer en manos de Darius.

—El marques tiene razón Lena - Max hablo —Cualquier cosa es mejor que él - Regis le miró mal —No se ofenda, es la realidad.

—Vamos a hacer público el compromiso y la ceremonia, la boda es algo que retrasaremos hasta que el emperador se olvide ello, no es necesario firmar papeles, solo decir que están comprometidos - Marcus miro a Elena, ella asintió.

—Entonces nos prepararemos para oficializar el compromiso - Jubelian hablo —Haremos creer que es de verdad todo.

—Espero su cooperación, nos la debes - Regis asintió.

—Haré lo necesario por Lady Elena - ella desvio la mirada.

¿Qué podría hacer ella?

Le atraía enormemente Regis Ploen, pero el pasado que él había tenido con su familia era malo, no deseaba cavar más ese asunto y menos herir a su padre con enamoramientos que podrían atraer el pasado o desgracias.

Tres días después todo el imperio sabía que el Duque Ploen y la joven hija del marquesado Loferam se casarían, las damas nobles espiaban a Elena para observar el enorme anillo que le había dado el Duque y la prensa esperaba fuera de la casa de ambos para ver que tipo de regalos se daban.

Pero sobretodo el emperador había enviado a espiar a Elena y a Regis, esperaba encontrar fallas y así poder tener a Elena cuanto antes.

—Deben de vernos juntos - Elena asintió. —Podemos ir a comer pasteles... ¿te gustan?

—Si, la tarta de fresas que hacen en la pastelería del centro me gustan - Regis asintió y la ayudo a subir.

Marcus había enviado a sus mejores hombres a cuidarla, todo era tan ostentoso que ella llegaba a sofocarse por tanto escándalo, pero ese era el precio de ser la prometida del duque Ploen.

El caminar por la plaza con cientos de ojos observándola era molesto, las damas nobles los perseguían para encontrar los nuevos chismes de los círculos sociales.

—Esto es abrumador. - Regis asintió ante sus palabras.

—Le he pedido al dueño de la pastelería que cierre, estaremos solos - ella sonrió y fue guiada hasta el lugar.

Ahí pidieron algo ligero y comieron en silencio, ella pensaba en que haría con aquellos sentimientos y Regis vagaba en sus recuerdos.

—¿No vas a preguntar nada? - ella le miró. —Se que tienes curiosidad.

—No realmente, todo ese tema me estresa... no soy mi tía, así que siéntase cómodo. 

—Bien, entonces cuéntame de ti, ¿que te gusta?

—Los conejos, de niña tuve uno pero mi hermano lo mató de un susto - hizo un puchero.

—Tú hermano suele ser temible.

—Pero es un gran hermano. -sonrió. —Por cierto, gracias por la caja musical, aquella melodía es tranquilizadora.

—Me alegra que te guste querida, fue echa especialmente para ti - ella sonrió  —Incluso la bailarina se parece a ti...

—Lo se, fue un huevo detalle señor.

—Dime Regis.

—No es adecuado.

—Si los demás te escuchan diciéndome señor van a sospechar.

—Mmm ¿Regis? - él sonrió. —Suena bien Regis.

—Perfecto.

—Entonces dime Elena o Lena  - Regis asintió.

—Te diré Ele...

—¡Me gusta! - Regis sonrió, aquella joven estaba llena de vida, definitivamente no dejaría que el emperador borrara aquello, ni permitiría que Darius Ashet rompiera a otra joven.

—Jubelian se presentará en sociedad en unos meses, debes asistir, tu presencia le gustará mucho...

—Somos amigas, claro que estaré para ella - Regis asintió. —Por cierto... ¿Cómo es el emperador?

—Es una persona cruel... sus dos primeras esposas murieron de forma misteriosa - ella asintió —La actual emperatriz sigue en pie porque es igual que él, una víbora, debes de tener cuidado incluso de ella.

—No se preocupe, tendré todo el cuidado del mundo.

—Bien, de todos modos estaré pendiente de ellos y de ti, cuando se trata de algo que quiere Darius es inevitable que no lo obtenga, y tu eres su nueva obsesión, así que debes de salir siempre acompañada y siempre a lugares con mucha gente, preferiblemente no salgas hasta que le pase esta obsesión contigo.

—Esta bien, no saldré a menos que sea necesario, tampoco me gusta estar tan vigilada, me quedare en casa.

—Le diré a Jubelian que vaya a verte más seguido, así no estarás sola - ella sonrió.

—Bien, entonces acepto - Regis sonrió.

Marcus no aceptaba que Elena pasara tiempo con Regis, pero debía de cuidar la del emperador, no podía dejar que su preciosa hija fuera tomada por aquella bestia que se decía ser el padre del imperio.

Darius solo era un cobarde que estaba en el trono gracias a Ploen, pero esperaba verlo caer pronto, su ruina sería una bendición para todos, solo así podría vengar a su hermana y a todas las personas que han perecido por su mano.

—¿Mi hermana no ha vuelto? - Kaiser tomó asiento a su lado.

—No, salió con Ploen. -el rostro del menor se arrugó.

—Odio verla con él, pero se que solo así ese anciano no la verá con ojos maliciosos.

—Eso espero hijo...

¿Cuándo se dará cuenta Elena que realmente es la hermana de Marcus?

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