07
Estaba preocupada e intranquila.
Había una nueva sensación en su cuerpo, una nueva presencia hablando, comunicándose con ella y replicando sus propios pensamientos pesimistas, era su loba.
Los lobos beta tardaban mucho en despertar e incluso en la mayoría de betas morían sin hacerlo. Aquella era una triste, pero natural característica de este lobo neutro y sereno que sólo reaccionaba al encuentro con su alma predestinada.
Dahyun tenía una necesidad incesante e inquietante de verla, acompañarla, apoyarla así fuera tan solo con su presencia, que ella la viera al despertar, que supiera que lo había entendido, que ya no se apartaría de su lado, que lo sabía, que siempre lo supo, pero que solo no estaba en su naturaleza asimilar lazos tan fácilmente, que su loba apenas y había despertado en su interior para hacerle percibir que había un lazo, que había más que un crush entre las dos, que existía mucho más que descubrir entre ambas...
—No puedo creer tu inconsciencia y tu necedad Kim Dahyun, te dije miles de veces que esto le afectaría a Momo a corto o largo plazo ¡Que le harías daño a su loba! Y tu no quisiste entenderlo. Esto es tu jodida responsabilidad. —Le señaló Park sin remordimiento alguno, mientras su novia la detenía para que no se fuera sobre la beta.
—No sabía lo que le estaba provocando con mi rechazo, no fue intencional. —Musitó Dahyun con seriedad.
Profundamente, la beta no estaba con ánimos de pelear con su unnie y su atrevimiento de decir lo que le diera la gana, cuando le diera la gana, estaba realmente preocupada por su alfa.
—¿Entiendes que si no hubiéramos estado ahí, su loba podría haber muerto y ella también? —Insistió Jihyo con evidente rencor. Sana, la sostuvo ante su avance, tan acostumbrada a contener la apasionada búsqueda de la justicia por mano propia de su adoraba alfa coreana.
—¿Estás disfrutando de hacerme sentir mal, verdad Park? Ya te pareces a mi madre con tanto sermón. Ella no morirá, por todos los cielos... —Respondió la beta, con irritación en su negativa.
—¡Todo lo que tú quieras! Pero no me cansaré de recordarte que te lo advertí, una y mil veces te lo advertí, pero eres una jodida terca. —Repitió la alfa pelicorta, en su estallido.
—Déjame en paz. —Respondió la beta, ya exasperada de su constante ataque. Ese algo en su interior deseaba luchar y, precisamente ella, no era el ser más acostumbrado a hacerlo cotidianamente.
Todo se había vuelto tan extraño, de pronto.
—Bueno, ya es suficiente. No tienen que discutir, el médico dijo que Momo estará muy bien pronto, por favor estamos en un hospital público. —Les regañó la rubia alfa mayor. La ojigrande y la beta se gruñeron antes de darse la espalda.
—Eres una necia. No puedo creer que hayas estado ignorando lo importante que es esto para Momo... —Insistió Jihyo, negada a desistir.
—Ya basta Jihyo. —Le advirtió Jeongyeon, entre dientes. La mayor podía percibir fácilmente como los ánimos se caldeaban cada vez más y más entre ese par.
—Solo sabes opinar y juzgar Park, será mejor que recuerdes que no todos los lugares son tu juzgado de práctica. —Ironizó la beta menor.
—¡Dahyun! —Le regañó la mayor, con fastidio. Ahora comenzaban a decirse cosas hirientes, y conociendo a Park Jihyo, Jeongyeon sabía muy bien que si alguien tenía que ceder, no sería precisamente ella quien lo hiciera, y menos cuando sabía que ocupaba la razón.
—Eres tu, quien debería recordar que la vida de un lobo no es una de tus ridículas letras, Kim. —Respondió Jihyo de inmediato y sin retorno. Sana le gruñó al verla tan desatada y Jihyo no le dirigió su mirada por respuesta a su omega, pues se veía decidida a fastidiar la paciencia de la beta.
—¡Cállate! —Masculló Dahyun, sin temor a sentirse intimidad por la alfa.
Jeongyeon se puso alerta en medio de su discusión y pudo percibir el aroma de Dahyun incrementando en su debate, extrañamente alterado.
—Si algo le sucede a Momo será solo tu responsabilidad. —Le señaló Park, dejándose llevar por los brazos de su novia.
—Es una jodida metiche, nadie la necesita aquí, dile que se largue. —Gruñó Dahyun en dirección a Jeongyeon, quien sobaba su brazo, intentando darle calma, pero fue Sana quien mantuvo en línea a su alfa con un fuerte agarre y pronto salieron de la sala.
Dahyun estaba a punto de responder a ese último ataque, pero de pronto se asombró de sentir feromonas. Feromonas de alfa, feromonas suaves, amables, fraternales, de calma y de aliento.
La beta respiró profundamente. Musgo verde, húmedo, fuerte y natural, de roca de océano, de risco frondoso, de orilla de río. Se asombró de acercarse y oler a la alfa con los ojos de par en par, maravillada en su descubrimiento, ¿Así era como olía una alfa?
Nayeon se interpuso entre ambas de inmediato, y dejándola casi que tambaleante con su brusca interrupción.
—¡Oye, oye! ¿Qué haces, huh? No puedes ir por ahí, oliendo alfas en las narices de su omega, niña. —Le regañó la mayor y Dahyun se apresuró a oler a Nayeon. Río dulce, ancho, inquieto y poderoso, y salivó. Nunca había creído que podría percibir tantos aromas al mismo instante.
Podía oler a la alfa y a la omega con tanta precisión que la hicieron estornudar.
—Oh Luna, ella nos está percibiendo Nayeon, ¿Qué hueles Hyun? —Se apresuró Jeongyeon acercándose a la beta, casi atónita.
—Hueles a musgo, y Nayeon a agua de río dulce.
—Cielos... ¿como lo sabe? —Borboteó Nayeon, boquiabierta.
—Es su lazo, su loba despertó, ¿la sientes Hyun? ¿La has oído antes? —Insistió Jeongyeon ahora asombrada. Momo estaría feliz y orgullosa de cuanta razón tenía sobre el poder de su lazo. Jeongyeon estaba segura de que era el motivo por el que la beta podía sentirlas con tanta precisión, tenía que ser su loba.
—Siento... como aúlla dentro de mi, está molesta, quiere a Momo unnie. —Musitó moviendo sus manos con tremulidad, exponiendo su ansiedad. —Tengo la necesidad de correr a ella, pero no sé en donde buscar primero. —Dahyun contuvo el aliento con los ojos al borde de colmar y Jeongyeon se compadeció de inmediato.
—La está llamando. Debemos llevarla con Momo, su alfa la necesita. —Señaló Jeongyeon con la desesperación en un hilo, mientras iba en busca de quien pudiera ayudarles.
—Todo estará muy bien Dahyunnie, es muy normal ¿de acuerdo? Mantén la calma, por favor. —Musitó la omega amablemente, acariciando su espalda e intentando contenerla.
—Hubo otra alfa aquí, además de Jeongyeon. —Señaló Dahyun, tapándose la nariz con desagrado.
—Estás oliendo a Jihyo, ella dejó su aroma cuando estuvo molesta contigo. Diablos, tus sentidos están muy sensibles, es muy difícil seguir sintiendo el aroma de otros lobos, pasadas un debido tiempo. —Musitó Nayeon, abrazando a la beta con su calidez e intentando darle calma.
—La marca... me duele mucho, unnie. —Se quejó Dahyun, sobándose la unión del hombro izquierdo con insistencia, como si tuviera intenciones de arrancarse la piel.
—¿Momo te marcó? —Se asombró Nayeon, ahora buscando en su cuello.
Pero la castaña se apartó, al no hallar nada en su cuello y alrededor. La beta meció la cabeza, como respuesta, algo desorientada.
—Lo hizo en sueños, ella y yo...
—Oh cielos, no debió de hacer eso. Por eso están tan afectadas las dos, hay que hablar con un médico, debes marcarla pronto. —Determinó Nayeon, tirando de ella. Dahyun se ancló contra el suelo al oír las palabras de su unnie.
—¿Ma-marcarla, yo? —Se alteró la joven beta, palideciendo más de lo normal. La sola idea le intimidaba inmensamente, ¿Una beta marcando a una alfa pura,? ¿Qué clase de broma ridícula era esa?
—Los omegas y los betas también marcan Dahyun, es en mero símbolo de unión entre los lobos, no es especialmente necesario para hacer el lazo, pero confirma de buen grado que tu loba lo acepta. ¿Si entiendes? Es como una formalidad, pero es mucho más necesaria de lo que se cree y se menciona.
—Entonces... —Dudó la menor —¿Tu marcas a Jeongyeon unnie? —Se asombró Dahyun de preguntar.
—Por supuesto, pero no lo hago muy seguido, mayormente cuando am, —Acomodó la voz, incomodamente —Estoy en celo, mi-mi loba se pone algo posesiva. —Se ruborizó Nayeon, haciendo sonreír a Dahyun. Bueno, eso era demasiado predecible de parte de su unnie.
—¿Más? —Intentó bromear la beta sobre aquello, pero toda la información se agolpaba en su mente muy de prisa, quitándole hasta las ganas de bromear con su unnie. —Estoy un poco mareada...
—No, no puedes desmayarte ahora, Hyun. —Le advirtió Nayeon con preocupación, al sostenerla con sus brazos.
—No en ese sentido unnie, me refiero a que me siento muy confundida ahora mismo. —Musitó la menor, masajeándose las sienes, pero Nayeon no le creyó, pues la beta se veía muy afectada a simple vista.
—Es normal que suceda cuando tu lobo se hace presente y comienzas a sentirlo en ti, mayormente se siente así en el primer celo, supongo que en betas sucede cuando conocen a su predestinado... —Le acarició la omega castaña, intentando darle de su apoyo.
—Ella está muy molesta, unnie. —Sollozó Dahyun al fin y la omega la abrazó con fuerza, entendiendo su preocupación y repentina angustia.
—Lo sé cariño, buscaremos el modo de...
—¡Dahyunnie! —Exclamó e irrumpió Jeongyeon, pero rápidamente se achicó cuando una enfermera le indicó que hiciera silencio.
Dahyun caminó de prisa tomada por las manos de Nayeon, quien no se apartó del agarre con el que la sostenía.
—Aquí huele a sándalo y huele muy fuerte y horrible... —la beta cepilló su nariz, aún afectada.
—Está percibiendo los aromas a su alrededor, está muy afectada Jeongyeonnie, necesita estar con su alfa cuanto antes o se puede desmayar. —Habló Nayeon ante la confusión de Jeongyeon y el doctor que había llegado ante su insistente llamado.
—¿Ella te marcó? —Preguntó el hombre beta de mediana edad, vestido con uniforme azul y bata blanca.
—E-ella me marcó e-en un sueño. —Admitió la beta con un asentimiento en dirección del galeno.
—¿Su loba te ha estado interceptando en tus sueños en tiempo y espacio? —Preguntó el hombre con asombro. Dahyun recordaba haber oído a su alfa decir algo similar y asintió. —Ella despertó a tu loba. Será mejor que aceptes la marca de tu alfa y la muerdas también, o ambas pueden sufrir de una depresión que puede ser muy grave, sobretodo para ella que fue quien te marcó e inicio el lazo espiritual. Los alfas pueden presentar depresión cuando sus destinados les rechazan la marca. —Explicó el hombre, aunque intentando mantener la tranquilidad para no alterar más a la joven beta.
—Haré lo que sea necesario, solo díganme que tengo que hacer. No entiendo que significa, no sé que debo...
—Eso solo sucede, Hyun. —Sonrió Jeongyeon con ternura ante su confusión.
—Tranquila. —Musitó el hombre, apoyando una mano sobre el hombro de la menor —Sabrás que hacer cuando tu loba se encuentre con su alfa. —Aseguró el hombre, señalando en dirección al área de terapia intensiva en donde Momo se encontraba, recuperándose.
Dejaron a sus amigas en la sala de espera, mientras la joven y trémula beta seguía al doctor hacia donde la dirigía.
—¿Está seguro que yo puedo morderla? Es decir, no puedo ir y morder a alguien así como así, ni siquiera tengo colmillos. —Señaló la menor, preocupada. El hombre volvió a sonreír.
—Todos tenemos colmillos, alfas y omegas más marcados que betas, pero el efecto de la mordida es la misma, aunque menos duradera que en omegas. En lo normal, el lazo entre alfas y betas es más significativo, hasta que el lobo despierta. —Comentó el doctor, explicándole amablemente.
—¿Ha visto casos similares, doctor? —Se asombró Dahyun. El hombre le miró pensativo.
—No son lo más común, pero sucede más seguido de lo que crees. Al no tener conexión con su lobo interior, los betas tardamos más en encontrar a nuestros destinados, hay incluso quienes mueren sin conocerlos. Particularmente el lazo entre alfas y betas es muy influyente, puede hasta despertar los lazos que les rodean. Su conexión es casi tan alta como la de alfa y omega, por eso es más peligroso que se nieguen al lazo —Lamentó el hombre ante la expresión que apareció en el rostro de la joven.
—Entonces... —Jadeó Dahyun, atónita con la repentina información recibida y aquella loba aullando y gruñendo en su interior.
—Así es cariño, eres muy afortunada. —Se sonrió ante su asombro —El claro paso a seguir es que tu la muerdas, su loba calmará su ansiedad y dejará de presionarla físicamente para ir a tu encuentro. —Le señaló el hombre —Después, lo mejor va a ser que tu alfa haga su marca cuanto antes y puedan concretar su lazo permanentemente. —Determinó, muy profesionalmente. Dahyun volvió a jadear de la impresión.
—¿C-cuánto antes? —Preguntó, aún aturdida. Cualquier cosa referido a la marca para ella siempre significaba una sola cosa: dolor.
—Al recibir la marca espiritual, has permitido que tu alfa despierte a tu loba, pero en cambio es la marca física lo que concreta un lazo verdadero. Por eso le afectó tanto la distancia a la señorita Hirai, si son destinadas, es importante que la muerdas y que concreten su lazo cuanto antes, o de lo contrario la loba de ambas podría sentirse rechazada e insatisfecha y eso podría llevar a a la alfa a una recaída más grave, depresión, muerte. —Señaló el hombre ahora con evidente preocupación. Dahyun meció la cabeza antes la sola idea.
No quería volver a ver a su hermosa unnie tan derrumbada nunca jamás y lo sola idea de perderla permanentemente era una pesadilla que enloquecía a su animal interior.
—Doctor... —Murmuró la menor con preocupación —¿Estoy obligada a recibir su marca tan de prisa?
—No. Por supuesto que no. —El hombre corrió la sonrisa, por una más mecánica —Pero es el modo en el que los destinados concretan su lazo, y está claro que su loba está afectada por ti, la mayor envidencia está en su necesidad de buscarte y morderte, así sea solo un marco tan frágil como es el de los sueños. Es una condición que solo existe entre destinados, o sino todos podrían compartir los sueños ¿No lo crees? —señaló hacia la puerta de la pequeña habitación en la que solo se podían oír los sonidos de las máquinas que notificaban el estado de la japonesa.
—Espere, ¿Qué tengo que hacer? ¿Y si lo hago mal? No quiero hacerle daño, ella se ve muy débil aún. —Tartamudeó la beta, realmente preocupada por la salud de la alfa japonesa, quien se mantenía aún muy pálida en su inconciencia.
—Escucha chica, lo sabrás en tu interior, mantén la calma y solo has lo que sientas que debes hacer. ¿Está bien? No temas. —Señaló el hombre nuevamente hacia la puerta y Dahyun asintió, aunque aún dudosa.
Una vez dentro de la habitación, la beta se hizo un lugar junto a la cama en donde descansaba la pelinegra.
Aún no entendía cómo había permitido que todo aquello escalara tan alto, ella en verdad creía que sería una mala idea ilusionarse con esa maravillosa alfa, aún cuando la misma se había mostrado tan insistente al respecto y la respuesta en todo su ser hubiera sido tan evidente... era una maldita necia, Jihyo tenía razón y su alfa lo había pagado por su culpa.
Dahyun respiró de ese fuerte e impregnante aroma, pero a diferencia de los demás y como cuando estaba a su lado bajo la lluvia, el aroma de Momo la abordó colmándola de satisfacción, como si toda su vida hubiera estado esperando para sentirla. Su loba aúlla nuevamente y la beta salivó al percibir su sabor, su presencia y todo lo que las conectaba con tanta claridad, dulces duraznos de temporada, era el aroma más delicioso que hubiera podido percibir jamás.
—Lo siento alfa, lo-lo siento por rechazarte... —Se limpió la nariz y las lágrimas que comenzaron a caer sin su permiso, apenas se encontró con la frágil imagen de su imponente y amorosa unnie. Siquiera había notado todo lo que le afectaba verla de ese modo, hasta que las lágrimas molestaron al empapar sus mejillas.
El silencio rotundo que solo era invadido por el sonido de las máquinas que mantenían a Momo estable, se quebró cuando su loba conectó con su alfa. Dahyun se vio obligada a cerrar los ojos, muy erguida, aún unida a la mano que había tomado de la alfa, quien se hallaba aún inconsciente sobre esa cama fría y solitaria.
En su interior divisó a su lado animal, su loba interna era de pelaje blanco y tenía ojos oscuros como los de Momo, se sonrió cuando percibió su delicioso aroma incrementar y unirse al suyo. Ese aroma había estado siempre a su alrededor, lo reconocía en el recorrido de su vida pero había sido tan natural que siquiera había notado que se trataba de su propio aroma y por tal motivo no le creyó a Momo cuando se lo dijo. Magnolias, ¿Cómo lo sabía? Siquiera ella lo entendía, sólo sabía que estaba más que segura de ello.
Su loba aúlla de la pena nuevamente y Dahyun percibe el deseo incesante de hacerlo, poner su marca, marcar a su alfa, de unirla contra su cuerpo y reclamarla como suya, así como ella lo había hecho en sus sueños, con protección, en búsqueda de la unión física y verdadera. En busca de un simple, sensible y solo contacto.
—Sé que con esto te recuperaré alfa, y aunque no será permanente, supongo que tendré que volver a hacerlo una y otra vez, solo espero que la próxima vez estén tus ojos sobre mi... —Musitó muy debajo, solo para que ella pudiera oírla. —Te necesito, no me dejes por favor. —Susurró antes de descubrir su hombro de la fina bata de hospital, acariciar la esponjosa unión de su cuello y hombro en donde su fuerte aroma impregnaba y sus ordinarios colmillos vibraron ante el inquebrantable deseo de marcarla.
Poco a poco, la nueva sensación avanzó de la beta, tirando de ella hacia la suave textura, atraía por su cálida temperatura y acarició su piel con sus labios. Ruborizada por la íntima caricia con la que su loba anticipaba la conexión con su alfa de forma física, sus dientes tomaron una fuerza de acero cuando se enterraron en la piel de la alfa japonesa, quien gimió al sentir la fuerza de su mordida perforando contra su piel.
Dahyun presionó la mordida con tanto ahínco y devoción, que siquiera notó que su alfa la veía con sus ojos entrecerrados de admiración.
—Te dije que me sentirías, mi hermosa beta... —Susurró adormilada y estiró el cuello para que la joven tuviera más acceso a ella.
Dahyun se aferró a la respuesta de su agarre y a su entrega, dejado que las lágrimas la invadan, y no se apartó hasta que su alfa gruñó, estremecida hasta los último de sus cabellos de reconocer lo que hacía. La marca quedó contra el hombro izquierdo de Momo, quien levantó su mano para acariciarle la mejilla con admiración y dar un suave suspiro de alivio.
—¿Qué sientes? —Preguntó Momo con aquella sonrisa cuadrada de lado, y que tanto le encantaba a la beta anonadada frente a ella.
—Estoy... —Tragó Dahyun tan conmocionada se sentir el dulce sabor de su sangre que colmaba de su esencia, como todo en ella, imaginaba y comenzaba a comprender.
—Diablos, reacciona cariño. —Sonrió la adormilada alfa, cuando recorrió el largo de su cabello oscuro. Dahyun se saboreó extrañada y aún demasiado conmocionada.
Era una maldita beta, ella no sabía de marcas y de poder sentir la sangre de su alfa impregnando en su cavidad bucal. Ella palpó suavemente la marca roja y rosada y entonces se dejó llevar por lo que sentía.
Lo que sentía no se podía describir, era un gozo casi abrumador que la colmaba de sensaciones cálidas que aliviaban su corazón y que se anidaban allí, en donde se refugiaba su loba profundamente. Dahyun persiguió el deseo de besar su marca con adoración, perseguir los brotes de la perforación de sus dientes con su lengua, amablemente y asegurarse de que se viera roja y que transmitiera a simple vista todo lo que había estado reprimiendo por su alfa japonesa, ese irresitible sentimiento de pertenencia, de entrega, de unión.
—Cielos Dahyunnie, eso se siente muy bien... —Siseó la alfa cuando la menor lamió su herida por puro instinto y sonrió cuando la joven pálida la buscó nuevamente con sus ojos.
—¿Te sientes bien, alfa? —Musitó Dahyun, con aquella insoportable sensación de culpabilidad que la llevaban a sollozar.
—Oh Luna, me tomó tres años que me aceptes como tu alfa, Dahyun, estoy maravillosa. —Musitó la alfa, dibujando una sonrisa radiante aunque aún débil. Dahyun sollozó al reconocer la verdad en sus palabras.
¿Cómo lo sabía? ¿Se trataba de alguna magia, algún poder? La menor se recogió las lágrimas con su mano libre, cuando la alfa aferró al agarre de sus manos contra su mejilla.
—No llores beta, o me harás llorar... —Ronroneó la mayor, cerrando los ojos para sentir el calor en la unión de su contacto.
—Lo siento. —Hipó la menor —Lo siento mucho alfa, no sabía el daño que te provocaba con mi rechazo, no sabía lo que estaba haciendo cuando me alejaba de ti, lo siento... —Dahyun detuvo sus palabras cuando la alfa posó sus mano tremulamente contra sus labios para callarla.
—Sal conmigo, Dahyun. —Carraspeó la alfa, ahora con férrea convicción que casi hizo temblar a la menor —Déjame cortejarte y asegurarte que mi loba y todo de mi te pertenece, déjame por favor. —Suplicó tomándose de su agarre con fuerza, cuando la beta la admiraba al asentir.
—Si Momo unnie, si quiero que me cortejes. —Musitó con la voz temblorosa y Momo sonrió entre unas tiernas lágrimas de emoción luego de lanzar un suspiro de alivio.
—Estuve esperando mucho tiempo por esto Dahyun. Te haré tan feliz, que siquiera vas a recordar si alguna vez sentiste el dolor que describes en tus canciones, porque planeo morir a tu lado, beta...
Dahyun rió tímidamente al oír la referencia a esa canción, pero estaba segura que si ella supiera todo lo que había escrito últimamente, y que no se asemejaba con lo inspirada que la había tenido con su incomparable atracción, no albergaría importancia por esa estúpida canción. La beta siquiera podía creer que tuviera un lazo tan fuerte con una alfa pura tan maravillosamente paciente como lo era la suya.
Habían estado así un largo rato, viéndose y acariciándose. Siquiera sabían porque lo hacían, pero en su interior existía esa emocionante certeza de que eran sus lobas reencontrándose para amarse en esa vida, también.
Sencillamente maravilloso.
—Entonces... ¿Quedamos este sábado? —Insistió su alfa japonesa, ahora sentada junto al espacio que le había ofrecido a la beta sobre la cama, ya más recuperada.
Dahyun no pudo evitar dirigirle su expresión de escandaloso asombro.
—Unnie, aún estamos en terapia intensiva. —Le recordó con reproche y la alfa le dio un rápido vistazo a la habitación, antes de redirigirla a su beta.
—Yo solo te necesitaba a ti Dub, mientras tu no me sueltes, estoy muy segura de que nada malo sucederá. —Susurró Momo claramente convencida, y aunque tuviera muchísimas ganas de replicar, Dahyun también tenía la certeza de que sería así.
Y ambas tuvieron toda la razón.
Momo tardó menos de veinticuatro horas en verse completamente repuesta, pero no se incorporó a clases hasta dos días más tarde, los días que el doctor le indicó que era mejor que se mantuviera en reposo por precaución.
Dahyun no se había apartado de su lado, y aunque había perdido algunas clases, valdría la pena recursar algunas materias, con tal de no apartarse de su alfa un solo segundo y estando al cuidando de ella como a una bebé mapache hasta que se viera completamente repuesta.
El sábado por la tarde, Dahyun sentía su corazón latir con toda prisa en la ansiosa espera y la alfa detrás de la puerta sentía náuseas de la constante emoción que la invadía por poder buscar a su beta y cortejarla al fin, después de tanto esfuerzo.
Si lo había logrado.
Momo sonrió y se reprendió en su ansiedad antes de intentar tocar la puerta, pues estaba media hora antes de lo pactado en su cita, pero el llamado quedó en el aire cuando la beta abrió la puerta repentinamente.
Dahyun se asombró de verla allí. Si bien, había estado tan ansiosa por verla que había decidido ir a esperarla en la puerta del edifico en donde vivía, hallarla allí, a punto de hacer el llamado en su puerta, la había sorprendido grandemente.
La alfa sonrió con aquella linda sonrisa de lado que hizo vibrar el interior de la menor, quien no tardó en acercarse a su encuentro.
—Hola... —Habló Momo cuando ella se hizo unos pasos fuera de su apartamento, sin dejar de observarla. Sabía que Dahyun era preciosa, pero admirar el modo en el que le quedaba esa falda que combinaba muy bien con el color amarillo pastel que hacía a todo su outfit, como si fuera una linda ilusión, su chica era muy preciosa. —¿Lista para irnos, ya?
—Sí. —Aceptó la beta con una sonrisa tímida, admirando como le quedaban los anchos jeans negros y como se abrazaba a la chaqueta fucsia de corderoy. Dahyun adoraba lo atractiva y femenina que era Momo, sin perder un solo ápice de su imponente estilo de alfa japonesa, y su corazón bailó de admiración.
Un infinito se alzó alrededor de ambas, cuando se perdieron en su ojos por un pequeño instante y Momo sonrió, dejándose llevar por el incontenible y encantador aroma de su beta. Dahyun se volteó para cerrar la puerta de su apartamento rápidamente, intentando detener la prisa de los latidos de su corazón, que amenazaban con dejarla sin aliento.
—Mantén la calma, Dahyunnie... —Sonrió la alfa de lado, cuando las manos de la menor temblaron al cerrar la puerta.
—Lo siento, no sé que me sucede, estoy...
—¿Nerviosa, ansiosa? —Interrumpió la japonesa, con tierna diversión.
—Impaciente. —Respondió la menor y Momo sonrió con emoción ante la sola idea de que la menor estuviera impaciente de verla, de salir con ella, vaya, de estar a su lado.
—Yo también estaba impaciente por verte Beta, y mucho. —Susurró Momo cuando estuvo algo cerca y sus exóticos ojos se aclararon en su dirección.
Dahyun jadeó cuando la mayor dejó un beso sobre su mejilla y le extendió una mano, la cual ella no tardó absolutamente nada en tomar, negándose a caer en la tentación de acabar bruscamente con la pulcra distancia de sus labios, seducida por el recuerdo de esos besos de ensueños que aún vibraban entre ambas.
¡Hola Tu! Ü
Se que me tardé muchísimo en hacer este capítulo, perdóname, espero que al menos haya valido la pena la espera... en el próximo capítulo se vendrá el tan esperado final ;-;
Tengo una consulta, más bien una pregunta ¿Tu esperas smut en esta historia? Es que, he estado viendo que es súper sensible y no quería contaminarla, pero si tú quieres lo haré.
Deja un Ü por sí. Por no, ignora esta consulta. (Si superamos los diez/quince Ü pondré smut en el final, pero desde ya les advierto que será muy soft)
Espero que lo reciban con mucho amor, ya falta muy poquito para que se termine, de mientras déjame aquí en comentarios tu opinión sobre el capítulo y lo que esperas de su final, tqm♡
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