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06

Flash

Tres años atrás...

Era el primer día de clases, en una universidad diferente, en un país diferente, con una lengua diferente, pero feliz de estar acompañada de las hermanas que le regaló la vida, dispuesta a trabajar duro y terminar su carrera siendo la mejor, porque Hirai Momo siempre había sido la mejor y aquello la había llevado a cruzar el océano y conocer un mundo nuevos acompañada de sus mejores amigas. 

—¡No! ¡Jeongyeon-Ah! ¡No-no-no! —Lloriqueó la linda omega coreana de largo cabello castaño y mejillas pomposas, corriendo detrás de una alta chica rubia que venía escapando como una niña traviesa.

—¡Si lo quieres, atrápame Nayeonnie! —Se burló y por no fijarse por donde iba, se chocó con su amiga más pequeña. Myoui Mina. 

—¡Oh, Minari! —Exclamó Sana con preocupación y se lanzó sobre la menor, para ayudarle a ponerse en pie. 

Pero la alfa rubia se apresuró en ayudarle en primera mano, con aquella expresión de pena que la hacía ver tan atractiva. Momo volteó los ojos cuando la alta se cuadró frente a su amiga en modo de disculpa y la menor correspondió meciendo la cabeza, toda ruborizada y apenada.

—No te preocupes. Estoy bien. —Sonrió con los labios cerrados y Sana la abrazó por los hombros como símbolo de protección.

—Oye tendrías que tener más cuidado por donde vas, hubieras podido lastimar a mi amiga. —Le regañó la nipona de en medio y Jeongyeon asintió varias veces, apenada. 

—¡Oh son ustedes! —Señaló la omega coreana, acercándose por detrás de la rubia.

—¿Nosotras? —Preguntó Momo, con evidente recelo. 

Jeongyeon la miró fijo ante su desconfianza en contra de Nayeon y se midieron con la mirada, un instante. Cada quien protegiendo lo suyo, la japonesa mayor a sus menores y la rubia a su amiga de dientes de conejo y cara de señora chismosa que no se pierde una novedad.

—¡Ustedes! ¿No son las japonesas de intercambio? —Señaló la menuda omega castaña, haciéndole pop a la paleta que le pintaba toda la boca de rojo fuerte, y que le quitó a la alfa rubia, segundos antes. 

Al parecer por ello estaba peleando segundos atrás. 

Momo arrugó la nariz con desconfianza cuando Mina asintió dando credibilidad a sus palabras. No le parecía correcto hablar con un par de extrañas a tan pronto de haber llegado a la universidad. 

—Ah, sí somos. Minatozaki Sana, mi alfa protectora Hirai Momo y nuestra bebé Myoui Mina —Señaló Sana con orgullo de presentar a su familia. 

La alfa rubia alzó una ceja interesada y Momo pudo ver que era tan chismosa como su amiga la castaña.

—Ah, ¿ustedes son pareja, entonces? —Señaló apoyando el brazo sobre el hombro de la omega, a quien parecía conocer muy bien. 

Momo largó una carcajada cuando Sana lanzó su risita nasal, negando aquello. Mina tambien rió, aunque sin emitir un solo ruido como siempre, para asombro de la nipona mayor.

—Oh no, ya quisiera Momoring tener una omega tan genial, solo somos amigas.

—Sí, casi hermanas. —Agregó Mina de inmediato. 

—Sí, nos queremos mucho y nos apoyamos mucho, por eso decidimos hacer este viaje juntas. —Admitió Momo, dejándose tomar la mano por Sana y Mina, quienes no tardaron en pegarse a ella como un chicle.

A veces creía que la teoría de Sana era real, pues siempre parecía ser el punto de apoyo de Mina quien no tardaba en agarrarse de ella como a un salvavidas, tan intimidada por el nuevo lugar como una pequeña perdida y pues, siempre les habían acusado a ella y a Sana de parecer pareja, quizás porque la nipona de en medio siempre era demasiado cariñosa y demostrativa, y otro poco porque era sencillo conectar con la hermosa sonrisa de Minatozaki.

—Oh bueno, nosotras tenemos un grupo de estudio, si quieren pueden unirsenos. Jeongyeon y yo somos las mayores. —Señaló la omega señalando a la rubia quien, ahora estaba detrás de ella.

—¿Cómo dijiste que era tu nombre? —Consultó Momo, evidenciando que siquiera se habían presentado.

—Oh es verdad no nos presentamos, disculpen. Soy Im Nayeon, estoy en el tecer año de la carrera de ingeniería. —Se cuadró suavemente y luego dirigió su atención a Jeongyeon quien veía todo, despreocupada.

—Oh claro —Asintió Jeongyeon cuando Nayeon la codeó para que se presentara también —Soy Yoo Jeongyeon y estoy en segundo año de psicología —Señaló con una sonrisa tímida que hizo sonreír a Sana, quien se apresuró a tomar sus mejillas con sus manos.

—Ella es muy linda, ¿Podemos adoptarla? Parece un lindo cachorrito... —Comentó Sana haciendo reír a Nayeon, quien no tardó en reírse del rubor de su amiga.

—La estás incomodado Sana chan, aquí no es como en casa —Le regañó Momo, al ver a la rubia tan roja como un tomate. 

—¿Sí podemos? Anda Momo chan di que sí, ellas me agradan. —Señaló Sana cuando Momo las apartó por un momento de aquel par de curiosas desconocidas.

—Acabamos de llegar. —Le regañó Momo. Sana no tardó en ponerse en posesión de discusión. 

—Y son las únicas que nos han hablado con amabilidad no fingida. —Debatió ganándose la atención de Mina, quien no sabía a quien mirar primero. Cuando sus unnies discutían, era mejor estarse en silencio.

—Los coreanos suelen ser así como comunidad y lo sabíamos. —Resaltó Momo, normalizando lo apartadas que la habían tenido los últimos tres primeros días.

—Pero ellas no lo son, y nos agradan ¿o no Mina chan?

—Ajá, la alfa es muy linda y la omega es muy amable, unnie... —Señaló la japonesa menor hacia Momo y Sana le señaló dándole la verdad.

—De acuerdo, pero sí se quieren pasar de listas nos hacemos a un lado. —Condicionó la mayor y ambas omegas asintieron rápidamente.

—De acuerdo, está dicho. —Determinó Momo con tranquilidad, sabía que sus amigas confiaban en su buen juicio y en la perceptiva que podía ser su alfa, por eso pronuncias se sintió más tranquila.

Las tres se acercaron al par de amigas coreanas, quienes hablaban entre sí con una familiaridad que le daba un poco de confianza a Momo. Mina sonrió cuando la alfa rubia se volvió a disculpar por su torpeza.

—Ahg, eres muy linda —Insistió Sana tomándose de la mano de Jeongyeon y colgándose en su brazo para ir junto a ella.

Para su asombro, Momo se llevó muy bien con Nayeon y pronto supo que era su nueva compañera de habitación. Mina no tardó en conectar con las mayores pues eran muy amables, hasta que las dirigieron por el comedor de la gran universidad.

—He salido temprano, por eso no te vi llegar. Me alegra de que seamos compañeras Momo-yah —Le codeó Nayeon, y la alfa japonesa sonrió con ánimo al oír el nuevo apodo. —Si eres muy linda cuando sonríes. —Le guiñó un ojo y se hizo un lugar junto a ella. —¿Qué estudias? 

—Oh-eh, medicina, estoy en segundo año —Señaló con amabilidad y Mina le tomó la mano para que no se sintiera muy avergonzada. 

En el otro lado de la gran mesa, Jeongyeon hablaba más animadamente con aquella linda omega japonesa, al parecer se había ganado su atención fácilmente.

—Jeongyeonnie puede ser un poco intimidante por su altura, pero es un pastelito, ella, es una buena alfa, no debes temer por tu amiga. —Habló Nayeon suavemente y Momo asintió tomando sus palabras.

—Eso espero... ni Mina, ni Sana están solas aquí, yo las cuidaré muy bien, siempre. —Advirtió Momo viendo a Nayeon a los ojos, sin dudar. 

—Eres una buena amiga. —Sonrió Nayeon, bajando la mirada algo intimidada por su loba.

Entonces Nayeon descubrió que Momo era una alfa pura como Jeongyeon, pues sus grandes ojos se habían vuelto de un color verde plomo que le fascinó a su omega.

—Espero serlo... —Señaló Momo con una sonrisa trémula —¿Tienen más amigas? —Consultó con ansiedad y Mina alzó la mirada de su teléfono, interesada por saber.

—Si, faltan Jihyo, es una alfa que estudia segundo año de abogacía y Dahyun y Chaeng que estudian su primer año en la facultad de arte. —Señaló Nayeon con tranquilidad.

—¿Arte? —Preguntó la nipona menor, decidiendo a hablar al fin y Nayeon asintió con aquella linda y particular sonrisa amable.

—Ajá, Chaeyounguie estudia su primer años de arte contemporáneo, es una increíble artista y Dahyunnie, estudia composición, es nuestra estrella, Kim Star, solemos decirle —Se rió por lo bajo —Es que a ella no le gusta para nada, piensa que es un chiste pero ella es mucho más talentosa que eso —Nayeon meció la cabeza ante el pesimismo de la menor. 

—Oh, que genial. —Musitó Mina, pensando que quizás obtendría unas buenas compañeras de facultad.

—Mina estudia danza desde que es una cachorra, esta aquí para hacer un máster, pretende ser una instructora de danza algún día. —Señaló Momo acariciando el hombro de la menor, quien se avergonzó al notar que no había dicho nada al respecto.

—Genial, te llevarás muy bien con Hyun y Chaeng, ellas son artistas hasta los huesos. —Señaló Nayeon con entusiasmo. —Mira, allá vienen esas dos, son uña y carne...

Momo se volteó al igual que Mina para atender la llegada de las nombradas, pero cierta alfa pura japonesa no estaba lista para encontrar lo que descubriría entonces con la llegada de cierta muchacha.

Una joven mujer de cabello color magenta y morado acompañaban a la joven de cabello color rosita, ambas venían riendo con familiaridad, pero Momo solo pudo poner atención en una de ellas. Era... una mujer beta, olió, de grande y deslumbrante sonrisa expresiva, ojos pequeños y una tez tan blanca como la nieve. ¿Acaso ella era real? Se preguntó Momo cuando se puso en pie con el corazón palpitante y las lágrimas al borde del abismo. Por un breve instante todo a su alrededor se puso en slow y sus emociones se descontrolaron como en una jodida película.

—¡Chaenguie, Hyunnie! ¡Aquí estamos! —Señaló Nayeon alzando las manos pues las menores se dirigían hacia otro lugar.

—¡Unnie! —Exclamó Chaeyoung como una pequeña niña y ambas corrieron a su encuentro.

Nayeon abrazó a Chaeyoung por los hombros y Dahyun sonrió amablemente a los nuevos rostros.

—¿Cambiaremos de mesa? —Consultó Dahyun extrañada, dando asentimientos y saludos a las nuevas presencias.

—Aquí entraremos todas juntas, Jeongyeon-ah y yo creímos que sería genial si incluimos a Momo, Sana y Mina en nuestro grupo de estudio, ellas vienen de Japón. —Señaló Nayeon con amabilidad.

—Oh, son extranjeras —Se asombró Chaeyoung y pronto estuvo saludando a las japonesas que se había puesto en línea, una vez Jeongyeon descubrió que aquel par habían llegado de sus clases.

—Nos encontramos aquí en la hora del almuerzo y vemos como podemos apoyarnos, algunas compartimos materias e intentamos ser de ayuda para todas. —Señaló Jeongyeon encontrando su mirada con Momo, quien no tardó en aprobar esa actitud. 

—¡Eso estaría buenísimo! Cuando decidí estudiar letras no sabía que tenía que hacer filosofía también —Lloriqueó Sana y Jeongyeon sonrió en su dirección.

—También curso filosofía, si quieres puedo ayudarte cuando lo necesites Sana-ssi —Se ofreció la rubia de inmediato y Sana se ruborizó ante la amabilidad de la alfa coreana.

—Uuuuyy unnie, a eso le llamo 'ligar con clase' —Musitó la alfa menor y Mina rió cuando Dahyun le dió un codazo, llamando la atención de la misma. Nayeon interrumpió de inmediato.

—Jeongyeon no puede ligar con otras omegas, somos esposas ¿lo recuerdas? —Le regañó una furiosa Nayeon que pretendía verse divertida. Jeongyeon carcajeó cuando Dahyun pretendía evidenciar las verdaderas intenciones de sus palabras. Im Nayeon era una omega muy celosa y dominante de todos a quienes los que quería, pero especialmente con Jeongyeon unnie.

—Te tiene agarrada de la oreja unnie... —Susurró la joven beta, haciendo reír a las chicas quienes no tardaron en burlarse de Nayeon. 

—¡Solo era una broma, ash! —Nayeon removió su cabello y caminó en dirección al buffet. Jeongyeon, aunque bromeara, no tardó en ir detrás de ella al percibir su disgusto.

—¿Y a donde van esas dos? ¿Ya están peleando otra vez? —Preguntó una joven alfa coreana apareciendo detrás de las menores de cabello de colores. 

—¡Jihyo unnie! —Festejaron Dahyun y Chaeyoung al ver llegar a la pelicorta, quien sonrió en dirección de ambas. Eran muy dulces.

—Sabes que Nayeon unnie es muy enojona... —Desestimó Chaeyoung.

—Y Jeongyeon unnie no soporta que Nayeon unnie esté molesta con ella —Se burló Dahyun, haciendo reír a Jihyo. Esas eran todo un caso.

—Mira, tenemos nuevas amigas. —Señaló Chaeyoung con amabilidad y Sana y Mina sonrieron en dirección de la alfa recién llegada. Jihyo saludó amablemente a las tres japonesas.

—Nayeon unnie y Jeongyeon-ah suelen ser muy amigables —Musitó la alfa coreana, una vez entraron en confianza. Momo asintió.

—Ellas no dudaron en hablarnos, las dos son muy agradables. —Admitió Hirai.

—Son buenas amigas. —Señaló Dahyun y Momo sintió que su corazón latía muy de prisa ante el mero sonido de la voz de esa linda beta.

Todo fue tan rápido, que Momo se asombró de lo que pudo reconocer en aquel par, lo que sea que fuera, la alfa japonesa estaba segura que no era una simple amistad, Nayeon y Jeongyeon tenían algo más.

Cuando devolvió su vista, Sana hablaba con la alfa coreana de grandes ojos oscuros, Chaeyoung había logrado que Mina hablara animadamente con una sencillez que no pasó desapercibido y sintió alivio de que fueran unas personas agradables. Aunque no dejaría de observar a sus amigas.

—Somos buenas personas unnie, nadie le hará daño a tus amigas. —Musitó la beta menor y luego la miró con esos pequeños ojos cálidos. La alfa no pudo evitar sonreír ante su linda sonrisa amable.

Una beta. Su lazo era una linda beta.

La nipona sostuvo esa hermosa mirada con la suya con una férrea necesidad de reproducir lo que estaba sintiendo gracias a su presencia, pero la beta no tardó en huír de su intimidante expresión. Momo se regañó de inmediato por no poder controlar los deseos de su loba al descubrir lo que las unía.

¡Su lazo era una beta coreana! 

Su loba bailó con entusiasmo y emoción. Por eso el viaje, por eso todo había sido tan espontáneo para ella y sus amigas, por eso todo había sucedido tan rápido que no habían tardado nada en llegar hasta allí. 

Su loba había ido en búsqueda de su lazo. La Luna había dispuesto todo para que su loba se reencontrara con su alma gemela.

Solo faltaba que aquella linda beta pudiera descubrir el lazo que las unía, porque la loba de Momo no podía esperar para unirse a su otra mitad para toda la eternidad que le prometían esos lindos ojos oscuros.

Back*

Era lunes, pero no un lunes cualquiera, era el día en en que enfrentaría a la chica que amaba.

El cielo estaba muy gris y se podían ver los relámpagos centelleantes acercarse lentamente desde el norte. Pronto habría tormenta.

La alfa japonesa jadeó cuando llegó a la universidad y la buscó con la mirada. No parecía estar por ninguna parte, entonces bajó la mirada y escribió un mensaje.

<Te espero debajo del árbol de cerezos después del almuerzo. 
07:53 a.m

¡Pero si apenas comenzaba el día! La alfa respiró con impaciencia, estaba segura de que lo mejor era que ella se tomara un momento antes de verse.

Momo llegó al comedor, encontrándose con Sana y Jihyo quienes se daban mimos. La omega no tardó en atender la llegada de su amiga, quien sonrió con amabilidad ante su tensión.

—Hola Momoring, ¿cómo te sientes? ¿Estás mejor?

—¿Cómo están ustedes? Las felicito por su lazo, espero que sean muy felices siempre. —Musitó con una trémula sonrisa amable y dió un largo suspiro que evidenciaba su desánimo. 

Jihyo sonrió como respuesta y Sana también, aunque no por mucho tiempo al reconocer la profunda tristeza que invadía su corazón. 

—Gracias Momoring, ¿pudiste hablar con Hyun? —Consultó entonces, apartándose de Jihyo para tomar la mano de Momo. 

La nipona alzó los hombros como respuesta, honestamente no sabía que esperar de su próximo encuentro, estaba lista para enfrentar la situación, sin importar la respuesta de Dahyun.

—Quedamos en que hablaríamos después del almuerzo. —Habló aunque no hubiera obtenido una respuesta de la beta y Jihyo asintió de acuerdo. Sana festejó. —¿Ustedes... comparten los sueños en ocasiones? —Preguntó Momo, aún inquieta con ese asunto.

—¿Los sueños? —Preguntó Jihyo, confundida.

—¿A qué te refieres, Momoring? —Consultó Sana.

—Ya sabes, compartir los sueños en tiempo y espacio, ¿no les sucede? —Cureoseó Momo.

—Am, supe que los lobos comparten sueños en tiempo y espacio cuando no pueden estar juntos por algún motivo. —Habló Sana con neutralidad. Jihyo asintió de inmediato.

—Cuando mi papá se fue al servicio militar, mi mamá decía que se encontraban en los sueños. —Habló Jihyo, al respecto. Momo asintió.

—¿Crees que Hyun haya descubierto algo en su conexión?  —Preguntó la omega japonesa, preocupada.

—Ella lo sabe Satang, solo tiene miedo, eso es todo. —Admitió Momo, reconociendo sus expresiones de horror, las últimas veces que hablaron al respecto. Sentía que en esta ocasión algo sería diferente, que lo que había sucedido entre ambas debía tener un significado para ella.

—¿Tu crees que ella lo acepte esta vez? —La leyó la omega japonesa.

—Al menos está dispuesta a escucharme esta vez. —Admitió Momo, dando un repingo nervioso.

—¿Crees que suceda? —Preguntó entonces Jihyo, dudosa.

—¿Tu lo crees? —Preguntó la alfa, viendo a la coreana con tremulidad.

—Lo que yo creo es que entre lobos destinados puede suceder cualquier cosa, Momoring... —Admitió Jihyo.

Aquella frase merodeó en la cabeza de la alfa japonesa lo que restó de la mañana.

Algo le decía que en esta ocasión podía ser diferente, que quizás pudiera tener una esperanza.

Su corazón palpitaba tan de prisa que no sabía como controlarlo. ¡Su jodida suerte!

No podía estar sucediendo.

—Pe-pero profesor... —Intentó Dahyun. El hombre canoso de profundas gafas le miró implacable.

—Dije sin referencias Kim. —Determinó.

—Lo sé, profesor, vaya, lo olvidé, ¿no cabe la posibilidad de...?

—Tendrá que recuperar. Lo siento. —Canceló el hombre mayor y Dahyun jadeó con desánimo ante su respuesta. —Será mejor que ponga más atención Kim, tiene mucho potencial, no se entretenga o perderá un tiempo muy valioso. —Le aconsejó con su insoportable seriedad.

—Gracias Profesor. —Aceptó la beta con un bufido y se quedó apoyada contra la mesa.

Había perdido la materia. Sabía que era una posibilidad, un nuevo semestre perdido, un nuevo retraso. Su plan de estudio comenzaba a valer nada, tenía que enfrentar un nuevo fracaso.

Se tragó el nudo que le provocó la impotencia de su sentir y se colgó la mochila, dispuesta a huir de allí como si todos sus compañeros se burlaran de ella en su cara, así de humillada se sentía.

—¡Hyun! —Exclamó Chaeyoung, esperando por ella en la salida de su clase.

—No tengo tiempo para hablar Chaeng, lo siento. —Se negó Dahyun con una seriedad tan lejana a su personalidad. Chaeyoung se incomodó por su negativa, de inmediato.

—Solo quería saber como estabas, me preocupé un poco por ti, ¿Te has visto a Momo unnie? —Consultó la alfa menor, animadamente.

Dahyun miró a la alfa con los ojos muy abiertos. Al parecer Hirai había regado la información de que se verían como una primicia, aquella información solo provocó que se moleste aún más.

—¡No tengo tiempo para hablar de ella, Chaeyoung! Estoy a esto —Señaló entre sus dedos —De perder todo el semestre, honestamente ahora mismo me importa un comino lo que puedan sentir Momo unnie y quien sea. —Estalló la beta, desesperada.

—B-bueno, lo siento no quise...

—No puedo hablar ahora. Déjame sola, por favor. —Se negó la beta y se dirigió en dirección de la biblioteca, mientras atendía a su teléfono.

Había estado perdiendo las materias desde que habló con cierta alfa pura japonesa y no podía dejar de pensar en cuanto le afectaba su acercamiento. Ahora con lo sucedido entre sus sueños, había olvidado un detalle del proyecto que le valía prácticamente toda la materia. Había perdido.

—¡Dahyunnie! —Le llamó Jeongyeon al verla pasar de lejos. Nayeon la sostuvo con fuerza cuando la beta la evitó.

Jeongyeon frunció el entrecejo y pronto vio a Chaeyoung llegar junto a Mina.

—¿Hablaste con Hyun?

—Ella fue muy grosera. —Se quejó Mina con desagrado. Jeongyeon buscó la explicación de Chaeyoung.

—Creo que acaba de perder una materia.

—Oh diablos... —Lamentó la alfa rubia presionando los labios.

Sus amigas conocían lo rigurosa que la beta era con sus estudios y lo importante que era para ella, perder no era una opción para Kim Dahyun. Porque ella solo tenía una opción: aprobar y seguir.

—No por eso tenían que hablarte de ese modo. —Desestimó Minari.

—No es personal cariño, ella no está molesta conmigo. La conozco muy bien... —Se negó Chaeyoung. Conocía a Dahyun, sabía lo que sucedía y lo grave que significaba para ella perder la semestre.

—Es mejor dejarla sola. Ella hablará cuando se sienta mejor. —Musitó Jeongyeon con desánimo.

Nayeon sostuvo su agarre con fuerza, ya que podía sentir la preocupación de su alfa y esta le sonrió, dejándose abrazar.

—Todo estará bien. —Habló Chaeyoung. Jeongyeon asintió diciendo creer.

Momo sonrió de lado, antes de ponerse en pie y caminar en dirección de aquel árbol. Dahyun no había respondido a su mensaje pero lo había visto.

Sin bien, no estaba del todo repuesta, sabía que el celo había cedido a comparación de los anteriores días. Desde que conocía a Dahyun los celos de su alfa habían ganado intensidad lentamente. Al principio, podía estarse envuelta en sus cobijas después de tomar un supresor, pero conforme iba pasando el tiempo había alcanzado intensidad tal que había tenido que deshacerse de todo lo que pudiera hacerle daño en su propia habitación e intentaba mantenerse dentro de ella lo que durase. 

Con el tiempo comenzó a comprender que haber hallado su destinada en una beta era el problema, y la ansiedad de su lado animal había comenzado a volverse más posesiva y agresiva, cuando esta parecía ignorar el lazo que las unía desde el día uno, pero todo se puso peor hasta que ella se dignó a decir la verdad en voz alta. 

Sabía que Dahyun se merecía que ella esperara, y había disfrutado cada segundo siendo su amiga unos años mayor y haber conocido muchísimo de ella en ese vínculo, pero no podía dejar de ignorar que todo maldito lazo a su alrededor se hizo presente a causa del suyo, a causa de lo que le provocaba con su presencia. Su loba había hecho un vínculo con la beta desde el segundo uno en el que la vió y no podía seguir ocultando esa realidad, la necesitaba.

Nerviosamente, llegó a al lugar acordado y la buscó ansiosa. Los pequeños ojos de Dahyun la vieron con una seriedad que hizo a su corazón palpitar con tanta prisa, mientras se apresuró a llegar ante ella.

Dahyun se apartó rápidamente cuando ella se acercó a saludarle con un beso en la mejiilla.

—¿Te incomodo? —Preguntó Momo, con tristeza. 

Dahyun bufó cuando ambas se hallaron en sus miradas. Esa expresión la hacía sentir débil, pudo sentir la molestia en la marca que ella le había hecho en sueños, haber perdido su materia y haber descubierto que todas sabían lo que estaba sucediendo por su culpa le provocó una impotencia indescifrable.

—Por favor, no comiences con tus reclamos, unnie. —Le regañó la beta y Momo abrió la boca, antes de responder pero no halló nada, solo un molesto dolor que atacó a su pecho y que redujo a su loba.

El cielo hizo un gran estruendo, evidenciando la tormenta que caería más pronto de lo que la nipona lo esperaba. Momo deslizó su mirada por el cielo antes de decidirse a hablar.

—No me hables así, Dahyunnie, por favor.

—Es que estoy tan cansada de que tengamos esta discusión una y otra vez sin parar. 

—Si tan siquiera dejaras de ignorar lo que sabes que sucede entre las dos...

—Todo se trata de una estúpida competencia por quien tiene la razón, ¿verdad unnie? —Refutó la beta. Momo meció la cabeza con desgano.

—Claro que no Dahyun, ¿Porqué crees eso? —Cuestionó Momo, desanimada por la agresividad latente de la menor. —¿Porqué estás tan molesta?

—¡Estoy cansada de los reclamos unnie! ¡Nadie deja de hacerlos constantemente! —Se quejó la beta caminando alteradamente, como si deseara apartarse de la alfa.

—¿Alguien te ha dicho algo? —Se alertó la nipona. Dahyun la buscó como si deseara deshacerla con su mirada.

—Todas están preocupadas por ti. No sé que es lo que has dicho unnie, pero al parecer me han convertido en una especie de verduga por ti. ¿Y qué hay de lo que yo siento, huh? —Avanzó la beta con lágrimas en los ojos. —¿Acaso lo que pueda estar sintiendo yo no es importante también, unnie?

Momo pudo sentir su agresividad. Estaba molesta, se veía molesta. La tensión incrementó y el cielo rugió como su loba en su interior, ante los deseos de abrazarla y besarla, para compartir de su calma y ayudarle a sentirse mejor, a calmar la tensión y la opresión que pudo sentir en ella.

—Yo no dije nada Dahyun.

—Por supuesto. Ahora todos somos Poncio Pilatos. —Se rió con cinismo y la alfa gruñó.

—No dije nada que no te haya dicho a ti.

—No tenías porque compartirlo con toda la clase, estoy segura.

—Sabes que son unas chismosas... —Se avergonzó la alfa.

—Tu debías tenerlo en cuenta, entonces. ¿Cómo no iba a estar molesta? No has hecho otra cosa más que acosarme para que me reúna contigo y no dices nada coherente además de tus constantes disculpas ¿y luego? Todas están acosándome para que te de una oportunidad sin siquiera preocuparse por lo que yo pueda estar sintiendo. ¿No crees que es motivo suficiente para estar molesta? —Exigió con las lágrimas enrojeciendo sus tiernos ojos que solo sabían verla con admiración antes de que ella decidiera hablar.

Sabía que lo había jodido todo al apresurar las cosas entre ellas, era su culpa.

—Dahyun...

—Estoy agotada, ¿de acuerdo? Estoy cansada de las exigencias, de los reclamos, de los juicios de Park. Perdí dos materias este semestre unnie, ¡Dos! —Reprochó la beta y Momo asintió como si aceptara la responsabilidad de todo.

—Lamento todo lo que sucedió beta, no quise provocarte problemas, te ayudaré en todo lo que este a mi alcance para que...

—¡Tu no puedes ayudarme! —Se quejó la menor, regresando con su caminata —Tengo muchos problemas desde que tu comenzaste con este discurso del lazo entre tu y yo ¿y sabes que es lo peor? Que si me dejo llevar por la ilusión, la única que pierde aquí ¿sabes quien es, unnie? —Avanzó miserablemente y Momo no pudo sostener su dura mirada en su contra, su interior se oprimía al reconocer el reproche en su expresión. —Sé que lo sabes. La única que pierde soy yo.

—Detente, por favor. —Murmuró sintiendo la debilidad de su loba rechazada.

—¿Porqué? ¿Acaso debo dejar que todos me reclamen y me exijan gratuitamente? Todo esto es tu responsabilidad unnie y debes hacerte cargo de tus acciones. Estoy cansada de que todos hablen por su propia conveniencia ¿y que hay de mis sentimientos? —Exclamó la beta, en su reproche.

—Yo te quiero Dahyun, te quiero bien. —Musitó la nipona con el acelerado palpitar de su corazón.

—¡Eso no quita que hayas sido una chismosa unnie! —Se quejó en su contra y bufó —Jihyo no hace otra cosa que reclamarme lo cruel que soy al rechazarte. —Señaló con pesadumbre —Y Jeongyeon unnie, no hace más que suplicarme que te de una sola oportunidad como si no tuviera suficiente contigo. —Se quejó con fastidio —Sana, Mina y Nayeon unnie me ven con pena, como si fuera una desahuciada transitando la vida ¿Qué diablos está sucediendo con todo el mundo? No voy a morir si elijo cuidar de mis sentimientos. —Exigió con reproche. Momo asintió reiteradas veces.

—Tienes razón, no lo había considerado de ese modo, lo siento beta. —Aceptó la nipona cabizbaja.

—¿Y Chaeyoung? Ahg, ¿sabes cuántos años hacen que conozco a Chaeyoung, unnie?

—No lo sé exactamente. —Respondió, ronca.

—¡Desde el preescolar! Ella fue la única que me acompañó cuando decidí huir de esa mierda de pueblo... —Señaló con rencor. —Ahora cuando me ve, pareciera que cuenta las palabras por dirigirme. ¿Eso te parece justo? Sigo sin entender qué diablos sucede, ¿todo esto es porque te dije que no? —Insistió en su reclamo.

—Déjame explicarte Dahyun, es más complejo que eso beta, de verdad... —Intentó agregar la alfa. La beta se negó a oír una vez más.

—¿Qué tan complejo puede ser más que un capricho sin sentido, unnie?

—S-solo... —Las nubes se oscurecieron de prisa y todo en el cielo crujió fuertemente. Momo no se animaba a ver a la mujer que amaba, su loba no podría soportar el rechazo de su tierna mirada una vez más. —Nuestro lazo es real Dahyun. Sé que no es sencillo para ti verlo, por tu casta, por las circunstancias que contribuyeron a tu negativa constante, pero es tan real como al azul que pinta el mar, beta, te lo juro. —Musitó la alfa, fallando en oírse tan segura que firme como las anteriores veces.

—Oh Luna, ¿no vas a dejar eso jamás, verdad? Vaya... —Se rió con cinismo. La impotencia estallaba en su interior con más irritación que antes.

—Estuvimos compartiendo los sueños. Digas lo que digas, sabes que es una verdad, Dahyun. —Señaló Momo en desacuerdo con su negativa. La alfa sabía que esos sueños habían sido reales, como su conexión y el poder de su lazo inquebrantable.

—Ahg ya deja esos delirios. ¿Cómo puedes ser tan insistente? —Reclamó la beta, con notable irritación ante su insistencia.

—Eres una jodida obstinada beta. Deja la terquedad, sabes que ha sido muy real.

—¡Lo que será real será mi condena cuando hagas tu lazo de verdad! ¡Ya despierta Hirai! —Insistió Dahyun en su argumento.

La lluvia comienza a caer con fuerza una vez la alfa gruñó en su contra, pero nadie podía romper con el debate de sus miradas en duelo.

—No me daré por vencida, no cuando te tuve entre mis brazos Dahyun. Puede que físicamente no te haya tocado un pelo, pero fuiste mía y pude sentir el sabor de tus labios en cada uno de esos sueños. Eres mi destino, solo tu —Insistió Momo sintiendo a su loba revolotear ante los recuerdos.

—¿Estás consciente de lo que dices? ¿Puedes razonar lo absurdo que eso se oye, unnie?

—No seas hipócrita. Haciéndote la fuerte no lograrás nada, tu sabes que negarlo no soluciona el hecho de que me rogaste que te bese y que te besé un infinito, te mordí y te hice mi beta. —Insistió la alfa señalándose con su dedo índice.

La lluvia caía incesante, insistente, implacable sobre ambas. Alfa y Beta se desafiaban fijo, una en su férreo estado de negación, la otra, sumida en una profunda impotencia, negada a la resignación. 

Todo lo bueno y bonito que las hizo encontrarse inocente e inconscientemente alguna vez estaba roto, eso que las unía pendía de un fino hilo, la ilusión, las esperanzas, las fantasías, todo se resumía a ese enfrentamiento, era el fin.

—¿Por qué no puedes entenderlo? Todo eso no significó nada, porque esto es un maldito error ¡Abre los ojos! 

—Eres tu la que no entiende, ¿Tan poco crees en ti misma y en lo que eres capaz de sentir? Yo te amo, Beta...

—No puedes amarme, unnie. Tu debes entenderlo, una alfa pura como tu merece algo mejor, y ese algo no es un lazo con una Beta como predestinada...

—Me estás matando Dahyun, estás acabando con todo sin siquiera haberlo intentado... —Sollozó y sus grandes ojos se vieron demasiado tristes para que ella pudiera enfrentarlos. Era como si una maldita navaja estuviera atravesando justo allí, en donde se ubicaba su corazón.

—¿Yo a ti? ¡Tu acabaras conmigo el día en el que tu delirio se acabe! —Momo quiso rebatir sus palabras pero ella la detuvo —Ya deja ese estúpido capricho por la paz, unnie...

—No sabes lo que dices cariño, eres tan necia...

—¡No me trates como a una niña!

—¡Te comportas como una, Dahyun! 

—¡Apártate de mi! ¡Deja de hacerme tanto daño con todas tus fantasías sin sentido! —Exclamó con la voz tan alta y tan fuerte, que la loba de la pelinegra no pudo soportarlo. 

—¿Eso es lo que realmente deseas Dahyunnie? —Musitó la respuesta, intentando darle un alivio a esa loba herida, que no paraba de gruñir, rabiosa, ansiosa, impotente.

—¡Por todos los cielos unnie! Lo único que realmente deseo es volver a tener un poco de paz dentro de mi conciencia y eso solo sucedería si me regresara al instante en el que tu no estabas aquí... —Al instante que esas palabras salieron de sus labios, supo que se podrían malinterpretar. 

Dahyun no se arrepentía de conocer a Momo, Dahyun se arrepentía de haberse permitido producir todas esas tontas sensaciones sin origen, ni fundamento.

—Nunca quise hacerte daño... —Admitió la alfa, con las manos en las correas de su mochila. La castaña quería entender porque se veía como si estuviera haciéndole daño con sus palabras. ¡La verdad no hacía daño! ¿O no? 

—¡Pues me lo haces! ¡Me haces mucho daño! —No detuvo las palabras, ya no podía detenerlas, estaba agotada de fingir que la presencia de la alfa no la afectaba.

El silencio se hizo en aquellos pies de distancia entre ellas. Sólo se podía oír el natural estruendo entre las nubes, la lluvia rompiendo contra el césped y los pajarrillos buscando resguardo de la tormenta.

—Perdóname Dahyunnie, nunca deseé hacerte daño... —Su voz se oyó baja y quebrada.

Dahyun le miró con tanto reproche, que la alfa tuvo que correr la mirada una vez más. No soportaba esa constante expresión de reproche que le dirigía sin compasión y que retorcía a todo su interior. Dahyun pudo verlo en el opaco color verde plomo en sus ojos, ese parecía evidenciar su mal sentir.

—Ya no te haré mas daño... —Deseó la alfa, antes de voltearse dispuesta a salir de allí. Sí, se estaba dando por vencida. 

Sus ropas, sus pertenencias, todo lo que las rodeaba era agua, la lluvia había sido implacable, como la decisión de esa Beta. 

Momo se volteó dispuesta a dejar el campus, y también la vida de quien su loba había tomado, según el deseo de la madre luna, pero todo en ella se detuvo, el mundo dejó de girar, de sonar, de colorear, todo se congeló. Se acabó.

—¿Unnie? —Habló Dahyun cuando la alfa se estuvo muy quieta en su lugar, después de dar unos pocos pasos. —¡Momo! —Su garganta ardió cuando la nombró tan alto como un aullido. 

El cuerpo de la alfa cayó de un modo tan inesperado, que le quitó el aliento y las fuerzas que reservaba para luchar en su ausencia.

La Beta se apresuró a acortar los pasos que las separaban, para hallar a la japonesa totalmente inconsciente. ¿Qué sucedía? ¿Qué había hecho? 

"¡Mi Alfa!"

—¡No! —Respondió a esa voz interna que le dio una respuesta instantánea a cada uno de sus pensamientos. Esa respuesta que estaba esperando, esa que pensó que imaginaba todas esas veces, que vivía y latía en su interior y ella solo sabía callar y reprimir, esa que solo desataba la verdad. 

—¡No, no, no puede ser! ¿Qué hice? —Destiló la menor en un alarido, intentando buscar signos vitales, un latido, una señal, pero en su rostro solo había una desalentadora expresión de angustia, rastros de lágrimas frías y un ensordecedor vacío.

—¿Momo? Momo unnie, ¡Responde! No... por favor... Alfa...  —Dahyun acercó su mejilla contra la suya y olisqueó su aroma. La mordida dolía insoportablemente, su interior se quebró y sus ojos no parecía dejar de llover al igual que el cielo.

Duraznos... —Musitó junto a su oído para que pudiera oírla —Hueles a duraznos, lo percibí la primera vez que te vi aunque no fui del todo consciente. Un olor que no había sentido jamás, que solo conocí a tu lado, que solo tienes tu. —Sollozó ante su falta de respuesta —Lo siento, alfa. No me dejes por favor.

Las palabras quebraron en el silencio cuando la beta sostenía la cabeza de la alfa inmóvil sobre el charco de agua que se había formado a su alrededor y el llanto la abandonó dejándose llevar por el constante aullido de una loba deprimida.

—¡Momoring! —Exclamó esa fina voz y todo fue muy duro en consecuente.

Sana llorisqueó sin cesar, Jihyo reprochó con dureza, Jeongyeon se apresuró a llamar a urgencias, pero Dahyun no se apartó de su lado un solo instante. Había una esperanza cuando los parámedicos de la universidad la asistieron antes de que la trasladaran a un centro de salud.

Entonces entendió a donde era su lugar y donde pertenecía: al lado de su alfa.

Porque lo sabía, era una jodida terca, pero lo sabía. Hirai Momo era su alfa destinada y ella era una jodida beta afortunada que le tenía miedo al amor.

Hola, soy Jazu Ü

Decidí actualizar aquí para que puedas disfrutar de este capítulo de una vez.

Hazme saber que te pareció y que esperas del próximo capítulo.

Ojalá te guste mucho, esta historia esta muy cerca del final.

Tqm Tu♡

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