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04

No era común y muchos en el entorno lo sabían. Era muy clara la posición de ambas pues, parecía haber una verdad: Alguien tenía que ceder y nadie parecía tomar la iniciativa para ello.

La alfa rubia y la alfa pelicorta de ojos grandes se vieron una a la otra en desafío. Entre ese par nadie parecía desear ceder ante su postura, pero la mayor se estaba comenzando a cansar.

—Ya van tres días, es el celo más largo que he conocido —Gruñó Jihyo sin siquiera mirarla, mientras esperaban por el llamado.

—Los celos en un alfa puro cambian cuando aceptas a tu destinado, Jihyo —Gruñó Jeongyeon como respuesta, entrando en tensión.

—¡Son tres malditos días y Momo ha tenido siempre celos normales, Jeongyeon! Admite que es una locura…

—¡Deja de preocuparme Park! ¡Deja-deja de hacer eso! —Se alteró la rubia.

Jihyo suspiró con igual preocupación. Ambas habían estado sumergidas en ese debate interminable durante varios días.

—Ella estará bien, ¿de acuerdo? —Insistió la rubia, irguiéndose en su lugar. 

—Eso espero realmente Jeongyeon-ah, que esté bien, nada más. —Se quejó la menor, por la bajo.

Sana abrió la puerta y gimió con alivio cuando Jihyo extendió los brazos hacia ella.

—No entraré, ya sabes, por lo del lazo… —Musitó la pelicorta, con desánimo. Sana se apresuró a abrazar a su alfa.

—Es mejor así, mejor vayan a besarse para recuperar el tiempo perdido y a escandalizar viejitas chismosas al parque… —Se burló la rubia, haciendo reír a la japonesa.

—Gracias por quedarte Jeongyeon-ah...

—Ella estará bien Sana-chan —Insistió Jihyo, como si no hubiera dudado de ello, unos segundos atrás. 

—Cualquier duda me llamas, ¿Está bien? —Musitó Sana hacia la rubia.

—Cariño, ella es alfa, cuidará muy bien de Momo y estará mucho mejor pronto...

—Se pone muy mal si no toma los supresores, los cólicos le hacen mucho daño, sobre todo por la noche, al parecer es cuando su loba se siente más sola. —Susurró la omega pelinaranja con profunda tristeza.

—Lo sé Sana, tranquila, todo estará bien —Sonrió la rubia, ahora ella junto a la puerta de su amiga, y la pareja mimosa del lado de la salida.

Jihyo le gruñó cuando le acarició el hombro a la omega y Jeongyeon se burló de ella, cuando Sana la regañó por eso.

—Bien, llámame luego, ¿Está bien? —Señaló Jihyo a su amiga, quien asintió como garantía. 

Cuando ese par había partido, Jeongyeon cerró la puerta y respiró el aroma de su amiga. Jeongyeon suspiró al percibir que efectivamente aun estaba en celo. Dejando la mochila a un lado, tomó el vaso de agua que de seguro Sana había dejado sobre la mesa y el supresor en comprimido.

—Knock, knock —Habló Jeongyeon con aquel acento divertido. 

Momo gruñó en su dirección y Jeongyeon se acercó a ella extendiendo el supresor en su dirección.

—¿Qué haces aquí? Nayeon comenzará a chillar a la primera hora de la noche... —Se quejó en broma. Jeongyeon sonrió ante sus palabras pues, era lo más probable.

—Lo superará, ahora bebe o habrá una guerra territorial si no controlamos a tu alfa... —Señaló en broma. 

Bueno, eso jamás sucedería, a menos de que fuera por una omega, pero por supuesto que los ojos de cada quien estaban en personas diferentes. Aún así, siempre era una broma entre alfas.

—Mi loba desea que te largues, hueles a la tristeza de Park —Se quejó Momo.

Jeongyeon dejó el vaso de agua junto a su mesita de noche, le tomó la mandíbula y le embutió el supresor en  la boca.

—Traga, alfa tonta. —La regañó la rubia y Momo aulló antes de obedecer a su amiga. 

—Si aún no estuviera bajo efecto del supresor anterior, mi loba te hubiera pateado el trasero, Yoo... —Gimoteó la nipona, fingiendo que lloraba.

—Dile a tu loba que las cosas entre humanos se solucionan hablando... —Rió la coreana, con burla infantil.

—Con Kim Dahyun no existe la comunicación verbal. Lo único que sabe decir es "Deja de meterte en mi vida unnie." "Estás delirando unnie" "El lazo entre alfas y betas no existe unnie" quiero arrancarle los labios cada vez que dice algo como eso... —Gruñó la nipona.

—¿A besitos? —La burló la rubia y Momo nuevamente fingió un sollozó cuando su loba aulló ante la idea.

—Vete, solo has venido para burlarte estúpida... —Lloriqueó Momo y se abrazó a su almohada. 

—Ya, ya, no seas llorona... —Le palmeó la espalda.

—Quiero a Minari, ella no me hablaría de ese modo... —Momo meció la cabeza, de solo pensar que debía pasar roda la noche con su amiga que no perdía oportunidad de burlarse de sus desgracias.

—¡Oh vaya! —Exageró en su expresión —Le diré a Sana que prefieres a Mina... —Se burló Jeongyeon, acostándose a su lado y palmeando su brazo, para que la alfa se apoye sobre el mismo.

—No digas eso, aunque mi loba la ha rechazado esta vez, adoro a Sana y lo sabes —Su expresión fue pensativa cuando miró hacia el techo.

—Es por su loba, ella es omega su instinto más profundo es servir a su alfa en celo y, ya sabes, ha estado muy preocupada por ti...

—¿Cómo está? ¿Cómo está Jihyo? Lamento tanto haberla rechazado, pero mi loba no me permitía verla, deseaba vomitar cada vez que olía el aroma de Park en ella... —Jadeó Momo, apenada.

—Están bien. Bueno, estarían mejor si una loba tonta no hubiera sido rechazada por su predestinada... 

—¡Yo no puedo controlar eso Yoo! —Se quejó. Jeongyeon asintió mientras reía.

Un silencio extenso y cómodo se hizo entre las alfas. La rubia acariciaba su cabello oscuro, mientras Momo se sostenía de ella como si estuviera en su más cálido refugio. Eran dignas de admirar.

—¿No has hablado con ella? —Incursionó la mayor por tan solo ocho días.

—No —Suspiró, meciendo la cabeza. 

—¿Ni una sola vez? —Lamentó la rubia, con un puchero.

—Oye, ¿Tú compartes los sueños con Nayeon? —Preguntó Momo, ahora buscando su mirada. Jeongyeon bajó la cabeza para verla.

—¿Cómo que los sueños? 

—Los sueños, ¿Tienes encuentros con tu omega en tus sueños?

—Así como... ¿cuando dormimos? —Consultó la rubia, confundida.

—No, como cuando estás en clase de filosofía ¡Claro que cuando duermes, Yoo! —Se quejó la menor. Jeongyeon alzó los hombros, pensativa.

—Mmm, quizás, cuando aún no vivíamos juntas, Nayeon se ponía muy mal en sus celos y yo no podía estar con ella sin desear marcarla... —Admitió con rubor y corrió la mirada —Pasó sus primeros tres celos sola y me llamó en sueños... al cuarto celo, no pude esperar más, me desesperaba su dolor y tuve que marcarla. —Musitó Yoo, apenada. 

—¿Y porqué no la marcabas? —Cuestionó la nipona.

—Tenía dudas... —Acomodó su garganta cuando Momo la miró, extrañada por sus palabras.

—¿Tu? ¿De tu loba? ¿O de qué? —Se horrorizó. Jeongyeon meció la cabeza.

—De que Nayeon me amase de verdad por lo que soy y nuestra relación fuera solo por la atracción de nuestras lobas, sabes que eso es inevitable...

—Ow, Jeongyeon-ah... —Musitó la nipona, acariciando el dorso de su mano. Jeongyeon sonrió. 

—Ella dudaba también, todos podemos dudar, ¿lo entiendes? Por eso entendí a Dahyun al principio. Yo podría haber sido tú tranquilamente, cuando Nayeon creía que las omegas debían ser menores que sus alfas, ya sabes, ella puede ser tan estereotípica a veces… —Gruñó Yoo. Momo suspiró con desánimo.

—Que fuera mayor y que tu, su alfa, fueras menor debió de haber sido demasiado para Im Nayeon. —Se burló la nipona pelinegra.

—Su loba fue sabia Momo, sino no sé dónde estaríamos ahora mismo, realmente no puedo vivir sin ella y a mi lado humano le da un jodido cringe admitirlo, pero mi estúpida alfa baila ante la idea —Musitó, ronca.

—Si lo entiendo, y sí da cringe… —Se rió la japonesa.

—Ella es exactamente lo que deseaba y ni siquiera tenía interés en una relación antes de conocerla. Ella es todo lo que necesito y ni siquiera sabía que necesitaba a alguien, Momo, yo solo quería terminar mi estúpida carrera, pero ella llegó y todo cambió tan de prisa… —Suspiró una resignada Jeongyeon.

—Ha sido muy tierna esa Nayeon enamorada...

—Sigue muy enamorada. —Insistió Jeongyeon con una sonrisa y Momo asintió. 

—Claro campeona, pero ahora es su estado normal. —Desestimó Momo, como si aquello ya no fuera nada nuevo, que no lo era.

—¿Has estado soñando con Dahyunnie? 

Yoo buscó la mirada de su amiga. Esta la miró por un momento, antes de regresar  la mirada al techo.

—¿Cómo está ella? —Le interrumpió la nipona, dudando de si hablar y no verse como una loca.

—No ha querido responder nuestros llamados. Ni siquiera los de Chaeng, que siempre es su debilidad... Pensé en ir a su casa después de verte a ti, estoy preocupada por ella. —admitió la mayor.

Silencio.

—Creo que compartimos un sueño, Jeong… —Se oyó apenada por lo loco que se oía eso. La rubia la buscó con su mirada de asombro.

—¿En tiempo y espacio? —Borboteó la mayor, asombrada.

—Aja. —Asintió y ambas miraron hacia el cielo raso de la habitación metidas en sus propios pensamientos, una vez más —Fue como si nuestras lobas se hubieran unido en alma aunque estuviéramos apartadas en cuerpo, ¿Si me entiendes?

—Woah... —Jadeó Jeongyeon, asombrada. —Eso se oye genial Momo, ¿y ella lo asimiló?

—Estoy más que segura de que ella cree que solo fue un sueño más… —Lamentó la nipona con aquella expresión de desolación que entristecía a cada una de sus amigas desde hacía un tiempo.

—¿Quieres que averigüe? —Consultó la rubia en un impulso..

—¿Puedes? —Preguntó, incorporándose con entusiasmo.

—Ahora mismo. —Asintió Jeongyeon —No pierdo nada con intentar.

>Dahyunnie, ¿cómo estás? Lamento lo que sucedió ayer, te prometo que ya no intentaré meterme en nada que no me incumbe, ¿de acuerdo?
20:35 p.m

—¿Crees que responda? —Murmuró la nipona pelinegra con desánimo.

—Es mi mejor amiga Momo, lo hará… 

O eso quería creer pues, en cuanto de Momo se trataba, Dahyun había sido más discreta que una monja y más cerrada que una tumba.

<Estoy bien unnie. Entiendo, sé que he estado un poco reticente sobre ese asunto. Es mejor que ya no hablemos de esto.
20:37 p.m

>Te quiero Dahyun-ssi, no quiero que estemos molestas.
20:37 p.m

<No lo estamos unnie.
20:38 p.m

>¿Tu estás bien?
20:38 p.m

<He dormido un poco mal, pero estoy bien. 
20:39 p.m

>¿Necesitas hablar?
20:39 p.m

<No. Estaré bien. Gracias unnie. Te veo mañana después de clases.
20:39 p.m

—Ahg... —Meció Jeongyeon —Casi, casi. —Le mostró el pequeño tamaño entre sus dedos.

—Rayos... —Suspiró Momo bajando la cabeza y lamentando su mala suerte. —Quizá, es mejor así. —Susurró. —Lo descubriré cuando la vea.

—Pero quizás si supieras que han tenido ese tipo de conexión, pueda ver lo real que es…

—Pienso lo mismo, pero a esta altura comienzo a creer que no lo entendería ni aunque la misma Luna se lo dijera, ¿Sabes? 

—No seas pesimista alfa tonta... —Le regañó Jeongyeon.

Momo no quería serlo, pero su mala percepción se lo decía todo el tiempo, a todas horas, en cada paso que daba desde que conoció a Kim Dahyun.  Algo estaba mal, quizás en ella, quizás consigo misma, pero algo estaba saliendo mal entre ambas y por primera vez desde el momento en el que le confesó sus sentimientos, volvió a sentir miedo.

¿Dónde estaba? La vegetación era muy verde, el aroma ambiental no era el habitual. Era un hermoso lugar que parecía conocido, pero que extrañamente se sentía como si fuera muy lejos de casa. Ella sabía que lo era. 

Dahyun se sobresaltó ante el chasquido de unas características hojas rojas y observó a los árboles de un fabuloso templo antiguo. La brisa era muy fresca anunciando que pronto llegaría la temporada de invierno y la beta se inclinó para tomar algunos ejemplares de las hojas de aquel increíble color entre sus manos, para estudiarlas.

—Increíble… —Susurró con aquella sonrisa linda que achicaba sus ojos tiernos.

—Estamos junto a la entrada de uno de los templos de Kyoto... —Comentó aquella voz y Dahyun se sobresaltó al verla llegar detrás de ella. 

—¿Tú como...?

—Estás en mis sueños ahora. Has venido hasta aquí... —Le interrumpió para responder.

Hubo un silencio cuando Dahyun sintió a la nipona tomando un lugar a su lado. Ambas viendo en dirección de la increíble vista.

—¿Entiendes que los encuentros se vuelven reales por nuestro deseo de estar juntas? —No perdió la oportunidad de insistir en medio del silencio de la menor.

—Puedo tener sueños muy ingeniosos… —Comentó la coreana, perdiendo los ojos ante el camino de piedra que la llevaba por el sendero que dirigía a la entrada del gran templo.

—¿En el lugar en donde nací? —Chilló la alfa, desconcertada.

—Pu-pude haber visto alguna propaganda de turismo antes de dormir.

—Oh Luna, eres tan terca Dahyun... —Jadeó la alfa, meciendo la cabeza en dirección del jardín. 

Momo la dejó a un lado y se encaminó hacia un espacio libre junto a una fuente de piedra y se concentró en ver caer el agua. Ya se comenzaba a cansar de insistir una y otra vez, para recibir respuesta negativas que desanimaba más y más a su loba.

—¿No me besarás esta vez? —Consultó la menor, cuando tomó un lugar a su lado. 

El corazón de la nipona brincó cuando la buscó con su mirada verde plomo. Dahyun tragó ante lo que sintió en cada centímetro de su cuerpo cuándo Momo le dirigió su sola mirada.

—¿Deseas que lo haga? —Susurró la respuesta, muy cerca de ella.

Su aroma floral arrolló a la japonesa con tanta prisa, que se preguntó si era real como ella creía y estaban encontrándose en sus sueños, o si ya comenzaba a volverse loca de tanto pensarla.

—Bueno... —Dudó la beta con las mejillas rosadas y volteando la mirada en dirección opuesta en donde ocupaba su vista con el manto de hojas color escarlata que cubría todo el jardín, mientras se abrazaba las rodillas.

Momo sonrió cuando miró en su dirección y se perdió en las líneas de su delicado rostro. La nipona se preguntó por milésima vez ¿Cómo es que podía existir alguien con una nariz tan hermosa y unos labios tan rojos, y unos ojos tan pequeños y rasgados, tan dulces y demostrativos? Alzó una mano para detener el mechón de su cabello que caía contra su mejilla, casi rozando su pálida piel. 

La beta alzó la mirada para corresponder sus acciones y supuso que no había sido una buena idea, sus atractivos ojos verde plomo se adentraron en ella de tal modo que creyó que se fragmentaba en millones de pedazos allí, en su interior y se apoderaba de todo en ella. Su presencia la quebraba por completo. Tragó y la nipona persiguió el largo de su cuello con unos dedos, admirando su piel blanca como nieve de invierno y contuvo un insoportable deseo de lanzarse sobre ella para recorrerla con su boca de punta a punta.

—Bésame, unnie... 

—Comienzo a creer que efectivamente solo eres parte de mis sueños, si solo apareces para pedirme que te bese, cariño… —Musitó la nipona, ronca ante la idea de volver a besar esos labios.

—Lo-lo siento. —Contuvo la respiración, apenada al notar lo que estaba haciendo.

Rayos, no paraba de rogarle que la besara. ¡Pero demonios! Ese beso solo había sido una jodida adicción para ella, que no podía sacar de su mente un solo instante.

Momo le tocó un hombro para llamarla, cuando ella se perdió en sus pensamientos y la beta la miró. Lo que obtuvo por respuesta fue a sus labios contra los suyos, provocándola a que la acompañase, que le corresponda con los suyos hasta que se le gasten los labios. El beso de la nipona la acorraló apenas le dirigió aquella mirada y su cuerpo languideció como respuesta inmediata.

—Agárrame. No te dejaré ir, aún... —Musitó como un pequeño secreto, sin apartar sus labios contra los suyos.

La beta suspiró cuando asintió, segura y serena al corresponder a sus palabras hacerse una con ella, así no le quedara más remedio que hacerla parte de su vida. La alfa empujó y pronto la recostó sobre el manto húmedo de hojas rojas doradas y anaranjadas, en ese parque junto a un gran templo zen, una mañana de otoño en Kyoto, los días favoritos de la alfa.

Dahyun presionó el abrazo y Momo empujó sus labios con más entusiasmo haciéndola gemir bajito.

—Te amo Dahyunnie, no puedo esperar a que llegue el instante en el que tu lo veas también... 

—Yo también, unnie… —Murmuró la beta entregada a los besos que la alfa iba descubriendo sobre su mejilla y cuello.

Momo admiró su rostro ruborizado, su respiración agitada y deseó ser mucho más que un deseo inventado, un amor incierto, una duda que no tenía una respuesta clara, la japonesa deseaba ser el jodido aire que ella respiraba a cada instante y no apartarse de su lado, jamás.

—Lo sé y seguiré esperando por ti… ¿Me escuchas?

—Seguiré esperando por ti...

—Seguiré esperando por ti…

—Seguiré esperando por ti…

—¡Cielos! —Exclamó cuando se despertó.

Su corazón palpitaba y su aroma estaba allí en sus labios, en su piel, pero estaba sola en casa, y aún siquiera amanecía en la ciudad.

Entonces un pensamiento llegó a la beta, mientras se sentía ruborizada, impregnada de ese increíble aroma que no dejaba de buscar, perseguida por esa consumidora mirada verde plomo, arrullada del calor de sus besos...

Estaba comenzando a enloquecer.

Ya sé que es muy corto esta vez, pero es que tengo este capítulo desde hace bastante rato y como no le he podido agregar más palabras puesto a que lo que sigue, muy a mi parecer merece otro capítulo, me quedaba así de corto, espero aún así que te haya gustado mucho♡

No me he olvidado de este fict, sigo planificando sus futuros escenarios, tu solo confía en el proceso, como yo jajajs Tqm, tu JazUnnie🌻

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