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02

*Flash

Habían unos increíbles días en los que despertaba creyendo que, siendo una maravillosa alfa pura en formación, alcanzaría cualquier meta que se propusiera, porque era fuerte, disciplinada, decidida y aplicada.

Pero habían de aquellos, en los que despertaba después de un fracaso en algún parcial, que se hallaba en el espejo y sus ojos tan siquiera brillaban a causa de su casta. Todo por un solo y pequeño motivo desmotivacional, las palabras de Kim Dahyun. 

"No, yo no creo que exista un lazo entre Betas y alfas u omegas, eso no existe Momoring, los alfas nacen para conectar con omegas..." 

Su cuerpo tembló ante el escalofrío que le provocó recordar su respuesta ¿Qué debía hacer? No halló modo de responder a sus palabras, ella hablaba tan convencida, realmente creía en lo que hablaba.

Dos años habían pasado ya desde que lo supo, largos y pesados, llenos de incertidumbre y secreto silencio. Momo se tomó la uña del dedo índice con los dientes, pensando cuidadosamente las palabras que era conveniente decir, tenía que intentarlo tan siquiera, aquella frase no podía significar una rotunda negativa, ¿verdad? No. Tenía que pensar positivo, negar las señales de alarma que sentía desde que había conocido a esa Beta, y que insistía en enviarle su loba, para que tomara cartas en el asunto con tanta prisa como pudiera, nah...

Hablaría tranquilamente con Dahyun, ella entendería y... ¡la invitaría a cenar! Claro, era el paso más obvio a seguir, la invitaría a cenar, se conocerían más, ella podría hacerle ver el poder de su lazo y entonces estarían juntas y podría besar esos hermosos y suaves labios. Sí, todo saldría muy bien...

—¡Dahyunnie! —Le llamó la pelinegra removiendo sus pensamientos, una vez halló a la joven beta ingresando por el buffet.

Dahyun sonrió al ubicarla, alzando la mano como saludo en su respuesta y caminando hacia su encuentro. 

—¡Momo unnie! —Entonó cuando estuvo cerca.

Momo enterró la nariz contra su cabello largo y suelto, una vez la abrazó como saludo. ¿Cómo demonios debía hacer para dejar de sentir tan fuerte cuando estaba cerca de ella? 

—Me encanta ese perfume Dahyunnie... —Susurró la nipona, en un ronroneo. Dahyun sonrió —¿Es nuevo? —Se obligó a comentar la alfa, ganándose que la Beta comenzara todo un relato sobre el descuento que se ganó por comprar ese perfume. 

"No Beta, no hablo de ese perfume muy dulce y cítrico, hablo de ese imperceptible aroma a magnolias que traes en ti y que percibí la primera vez que te vi..." 

Suave y sutil, la envolvía y se acoplaba a ella de un modo exquisito, era tan casto que apenas ella lo podía percibir, cuando la saludaba y metía su nariz entre su pelo largo, mientras la abrazaba. La alfa deseaba probar del hueco de su cuello, cuando la joven le abrazaba fuerte y sentido con esa familiaridad y ese cariño. Y por un instante temió que todo salga mal.

¿Y si ella se negaba a creer en su lazo? ¿Y si la rechazaba y no aceptaba tan siquiera que sean amigas? Al final, admitir frente a tu mejor amiga, que estas enamorada (y peor aún, si se trata de un lazo tan marcado y claro), siempre acabaría con todo lo que hubiera podido ser en una amistad y dejaba el ambiente bastante incómodo si no era correspondido. Al final, era consciente de que ese día dejaría de ser su amiga, lo que no estaba segura era de sí sería para bien o para mal.

Momo tragó, una vez notó que Dahyun estaba preguntando algo, si aquella Beta había estado hablando antes de que hallara su boca con sus ojos, no la había oído en lo absoluto.

—¿Me estás oyendo, unnie? Habías dicho que necesitábamos hablar... —Musitó la dulce Dahyun, y la alfa se obligó a asentir ante sus palabras, una vez penetraron en su mente.

—Si, ¿me acompañas? Quería llevarte a un lugar... —Tarareó la nipona, indecisa por su expresión de extrañeza.

—¿Tardaremos mucho? Es que, traigo mucha hambre hoy... —Comentó Dahyun, sobándose el estómago. Momo sonrió ante lo expresivo que podía llegar a ser el hermoso rostro de la beta.

—Ah sí, esperaba que hablemos sobre un asunto que es bastante importante para mí... —Comentó con cierta ironía. En realidad lo era para ambas, pero por supuesto ella no lo sabría, hasta que se lo hiciera ver. ¿Verdad? No era su culpa, ella solo era una beta normal, necesitaba de estímulo constante para que su casta reaccione a ella y su lazo, ¿verdad? La pelinegra tragó ante la duda, mientras Dahyun decidía que llevaría de almorzar ese día.

—Oh, vaya... —Musitó Dahyun al percibir su extraña seriedad, mientras intentaba poner sus ojos en el menú. —¿Sucedió algo? ¿Te molestó una de mis bromas, unnie? —Preguntó preocupada y tan de prisa, que la alfa se sintió marear.

—¡Oh no! —La detuvo poniéndole un freno con sus manos en alto —No Dahyunnie, no es nada malo, por favor. Solo, toma tu almuerzo y acompáñame, ¿Puedes? —Consultó con una suave sonrisa.

Dahyun asintió a ella como respuesta, antes de caminar a su lado, en dirección al mostrador para pedir su almuerzo.

Algunos minutos después, ambas iban hablando trivialidades y ningún tema en particular, mientras la beta seguía los pasos de la alfa.

—¿A dónde vamos, unnie? —Consultó Dahyun, ahora extrañada por el camino. Ya habían rodeado el campus y estaba en la parte de atrás de la Facultad de medicina, en donde Momo pasaba la mayor parte del día. 

—Supe que tienes un momento libre, asique quise invitarte a un lugar muy tranquilo en el que podremos hablar. —Musitó la alfa con entusiasmo que le contagió a su menor, mientras llevaba su bandeja de comida.

Las hojas de los cerezos caían lentamente, una por una arrancadas por el viento, el campus estaba lleno de ellas, tan castañas, secas y crujientes sobre sus pies, que podías ver a esas parejillas tiernas saltando y provocando su característico chasquido. Dahyun sonrió cuando un alfa sostenía la cintura de un omega, mientras él saltaba sobre las hojas. Eran todos adultos allí, pero a veces seguían pareciendo adolescentes, pensó con ternura.

—Cuando acabe el horario de almuerzo nos dejaran solas, nadie se queda aquí en horario de clases... 

—¿Y me trajiste aquí, para...? —Consultó ansiosa y Momo sonrió de lado, esa hermosa chica siempre era así de ansiosa.

—Admirar el paisaje, ¿no quieres? —Respondió con remarcado impulso. 

Dahyun supo que se había esforzado magníficamente. ¿Por qué no podía solo creer en sus palabras y ya? Se sonrió de lado y comenzaron a almorzar. 

—Momo unnie, ya pasó el horario de almuerzo, ¿está todo bien? —Consultó intentando buscar la mirada de la alfa, que tan siquiera podía alzar la mirada para dirigirle una pequeña sonrisa.

Estaba tan asustada, primero por la reacción y después por la respuesta de la beta, si ella pudiera percibir sus feromonas sabría que olía a un miedo atroz.

—En este momento pareces una omega curiosa, como Chou Tzuyu... —Señaló Momo, haciendo reír a la menor y logrando que sus ojos se conviertan en tiernas lunas crecientes.

—¡No la nombres! Cuidado y aparece por aquí... —Bromeó haciendo reír a la alfa. —Ya, enserio, dime que sucede por favor... —Musitó, intentando buscar hacia donde veía con tanto ahínco. 

Momo se puso en pie, lanzó los restos en el cesto de basura y apiló ambas bandeja vacías junto al espacio vacío entre ellas, para posicionar su mirada sobre esa preciosa beta coreana que la acompañaba.

—De acuerdo. Dejaré de hacerme la tonta y te diré lo que vengo buscando decirte hace... —Alzó los ojos, haciendo una rápida cuenta mental —Rayos, ya serán dos años, que estoy buscando hablar contigo sobre esto Dahyunnie...

—Pero entonces, es desde que nos conocemos, unnie —Musitó Dahyun con cierta sonrisa amable, más una expresión de confusión en su mirada.

—Exactamente Dahyun, esto sucedió en el preciso instante en el que te conocí, ¿recuerdas ese día? Tenías tu cabello de magenta y morado, y apenas ibas comenzando, yo tenía dos años intentando este transpaso, y sentí como si toda mi vida me hubiera estado preparando para el primer día en el que nos encontramos tu y yo... —Habló y Dahyun frunció el entrecejo ante la última frase que musitó aquella alfa pelinegra. 

—¿A qué te refieres? ¿Fue un día especial para ti, unnie? —Consultó la menor, sonriéndose ante el evidente cariño de su mayor y la alfa supo que intentaba asimilar sus palabras.

—Por supuesto que si Dahyunnie, fue un día excepcionalmente único... —Murmuró la nipona, buscando una bocanada de aire, para poder decir lo que tenía que decir —Ese día conocí a mi lazo... 

—¿Hallaste a tu predestinada? —Jadeó Dahyun con asombro y Momo sonrió con ternura al asentir hacia ella.

La beta notó que la nipona estaba clavando sus uñas de la mano derecha, sobre la izquierda como si no pudiera dejarla ir y sintió ternura ante su nerviosismo, entonces le tomó las manos para darle de su apoyo. 

—Ella... ella es... —Ronroneó asustada y presionó los ojos para decirlo como quien expresa una mentira piadosa que tendría consecuencia, solo que esa no era una mentira y no tenía porque tener consecuencias malas, ¿verdad? —E-ella eres tu Dahyun... —Señaló la alfa con gran tremulidad —Mi alma predestinada eres tu... —Musitó esperando una respuestas, más solo halló esos pequeños ojos muy extendidos y atónitos. Momo corrió la mirada y decidió seguir hablando.

—Mi lazo... nuestro lazo, desató el de Jeongyeon, porque es único y especial. —Señaló con una sonrisa de lado, confiada de lo que decía —Por eso sucedió la siguiente luna llena después de conocernos, que fue dos o tres semanas después de ese día... —Momo se frustró cuando oyó la carcajada que se escapó de los labios de la beta. 

—Esa no es una broma muy divertida, unnie... —Carcajeó la Beta, cuando Momo frunció su entrecejo. 

—No es una broma, beta. —Musitó en un gruñido, haciendo a la menor retorcerse en su lugar —Estoy hablando muy enserio ahora mismo.

—¿De qué rayos estás...? —Dahyun quiso dejar su agarre y la alfa presionó para apoyar sus labios sobre sus nudillos.

—Tu eres mi predestinada, mi loba se enlazó con la tuya ese día que se reencontraron y...

—¡¿De que rayos estás hablando?! —Exclamó la castaña, cuando se puso en pie como un resorte.

Momo sintió que su cuerpo se tensó por completo ante su expresión de horror y el modo brusco en el que apartó la mano de su agarre.

—Piénsalo por favor, no puede ser que no hayas sentido nada al verme Dahyunnie, ¿Acaso no haz sentido que hay algo entre tu y yo que...? —Hablaba nerviosamente.

—¡Detente! —Le detuvo meciendo la cabeza con demasiado ímpetu. La alfa tragó cuando la menor no volvió a tomar asiento. Se veía demasiado alterada para las pocas palabras que había podido decir. —No puedo creer que esto esté volviendo a suceder... —Jadeó la beta tapándose la boca de la impresión. —Lo-lo siendo unnie, pero no puedo, ya sabes, entender que tu...

—Dahyun, escúchame por favor —Apoyó sus manos sobre sus hombros, buscando su atención. —No es solo lo que yo siento, ¿Acaso tu no puedes sentir un aroma constantate que te es satisfactorio? ¿No sientes esa sensación de reboso y calma cuando estás cerca de mi? No somos tu y yo Dahyun, son nuestras lobas, ellas...

—¡No! —Meció la cabeza con los ojos repletos de lágrimas. Momo resopló al ver algo similar al dolor y la angustia brillando en sus ojos, ni siquiera quería pensar que era su maldita culpa. —El lazo entre Alfas y betas no existe unnie, debes estar confundida quizás porque me quieres mucho y yo a ti, pero te hará daño ilusionarte con...

—¡No son ilusiones, Dahyun! —Le detuvo con la voz más fuerte.

La Beta abrió la boca al ver aquella explosión de energía que le llegó ante su respuesta, jamás había visto a Momo tan seria y molesta.

—Estás muy afectada por esto... —Tragó la beta y le dió la espalda para buscar la calma —No, no, no ¿Qué está mal? ¿Por qué tiene que sucederme esto a mi? —Lamentó, y quien tenía las manos como puños e hincaba las uñas en sus manos está vez, era ella. 

—¿De qué hablas Dahyunnie? ¿Alguien te hizo daño? Dímelo y le partiré la...

—Tu me haces daño... —Musitó entre dientes —Esta maldita situación me hace daño. ¿Qué rayos te hizo creer que puedes tener un lazo conmigo? ¿De dónde sale esa estúpida fantasía? Tu omega está allá afuera Momo, y yo no soy una maldita omega. Me alegra de tenerlo muy en claro esta vez. —Canceló antes de inclinarse a acomodar su bolsa sobre su hombro y tomar las bandejas, quizás dispuesta a dejarlas en su lugar. 

Momo se apresuró a colgarse su mochila, antes de apresurar su paso hacia ella. La beta estaba huyendo...

—Espera Dahyun, hablemos sobre esto, te prometo que no es una ilusión, ni una fantasía, mi loba me lo ha dicho muchas veces, no he dejado de pensar en ti, de soñarte, de sentir que ella se llena se euforia al olerte, escúchame beta por favor... —Suplicaba la pelinegra, intentando alcanzar uno de sus brazos.

—¿Y dices que no es una fantasía? ¿Porque me dirías hoy lo que haz sentido hace dos años, Momo? ¡No me mientas alfa tonta! —Gruñó la joven, apartándose de su agarre y haciendo a Momo estremecerse. 

La alfa tan siquiera supo que es lo que la había hecho sentir peor, si que la hubiera tratado de mentirosa, su estúpido calificativo o el hecho de que verdaderamente no le creía. 

—Mi loba te necesita Dahyun... —Susurró cuando la tomó de una mano, al fin. 

La beta se detuvo sobre sus pies y se negó a verla cuando le propiciaba una dulce caricia sobre el brazo. Su interior quiso llorar y tan siquiera asumía que rayos era lo que sucedía, pero algo se había iluminado en su interior apenas se volteó para hallar esos hermosos ojos. 

Dahyun parpadeó varias veces y Momo sonrió cuando notó lo que sucedía, ella había notado el cambio en sus ojos.

—Tu... ¿Lo haz visto? —Habló la alfa cuando dió un paso tímido hacia la beta, intentando no espantarla con su avance.

Ella la veía maravillada con el color de sus ojos, tanto que su loba se regocijó en su interior de la emoción, era tan poco, pero aquel pequeño instante se había vuelto su favorito, después del día en que la conoció.

—Eran... están... —Tartamudeó la beta y le señaló con la boca abierta.

Momo rió ante el rubor de sus mejillas, supuso que no supo como expresar lo que sucedía.

—Cuando me invaden sentimientos fuertes, mis ojos cambian de color y mi aroma se intensifica, ¿puedes sentirlo? —Susurró acortando un nuevo pie. La beta negó, sin poder apartar los ojos de los suyos. —¿Puedes sentirme? —Musitó al sentir como su cuerpo temblaba, anonadado por aquel descubrimiento.

—Hace un instante eran negros, ¿por—porqué son verde petróleo? ¿Qué rayos? ¿Cómo hiciste eso? —Jadeó maravillada, acercándose a ella para poder atender más de cerca a la mirada de la alfa.

—Estoy cerca de ti, siempre que estoy cerca de ti se ponen así... ¿no lo habías notado antes? —Señaló la alfa, sonriéndose de su incredulidad. Ella parecía inmersa en ensueños.

—Yo-no... —Tragó buscando la voz que había perdido. Un instante parpadeó al hallar el hermoso y delicado rostro de esa alfa japonesa y meció la cabeza, buscando aclarar sus pensamientos. Momo la soltó, cuando ella se apartó de su agarre, suavemente. 

—Dahyun, podemos descubrir de que se trata si tan siquiera me permites acercarme a ti... —Musitó la alfa nerviosamente, al ver su extraño cambio de semblante. De pronto, la Beta se armó nuevamente de sus defensas y miró a su alrededor como si hubiera regresado de un viaje. —Dahyunnie...

La beta la miró un pequeño instante en el que intentó ingresar en su interior y hacerle sentir lo que tenía que decir. Momo sintió una inmensa tristeza al hallarse en sus tiernos ojos oscuros que, algunos minutos atrás, sonreían para ella y se sintió inmensamente culpable por haberle provocado ese sentir. 

La joven pelilargo se volteó al no haber hallado las mejores palabras para decirle lo que verdaderamente sentía y solo se decidió a salir de allí. Momo corrió detrás de ella algunos instantes, pero se rindió cuando ella corrió en dirección opuesta, huyendo, alejándose de ella. 

Back*

Ese instante siempre llegaba a su mente, ocupando sus pensamientos, sus ideas, su falta de fluidez. Sus ojos habían cambiado de color, y podía verlo cada vez que estaba cerca.

Kim Dahyun dió algunos pasos fuera de su clase, fastidiada por no haber podido atender un solo instante y se sorprendió de hallar a sus amigas en su espera. Habían pasado unos días de eso y aún no parecía recuperarse de la impresión, todo en ella parecía haber caído en depresión similar a la de la pubertad y ya estaba muy lejos de ser una adolescente.

—Jihyo unnie, Jeongyeon unnie, ¿qué hacen aquí? ¿Sucedió algo? —Consultó cuando halló a ese par muy cerca. Su corazón se aceleró cuando ambas asintieron. 

—Dahyun-ssi, hemos intentado acercarnos a ella, pero siempre se hace la fuerte y creo que es hora de que hablemos contigo... —Suspiró la pelicorta, ladeando la mirada.

—¿De ella? —Pronunció la menor, algo confundida. Ambas alfas se veían como si estuvieran acusándola sobre algo en particular. 

—Vamos Dahyun-ah, tu sabes a lo que nos referimos, ya sabes... —Señaló la menor, con el mentón.

—¿Sobre Momo unnie? —Habló Dahyun y su interior vibró al haber emitido ese nombre en voz alta. Rayos, que malo sería para ella asumir esos sentimientos que la invadían de solo saber de ella pues, después de su conversación y la confesión de la nipona solo se habían envuelto en una gran distancia.

—Ella ha estado faltando desde hace días Dahyun, al parecer su celo se extendió y eso no está bien... —Susurró Jeongyeon, realmente preocupada.

—Ya es hora de que lo sepa... —Masculló Jihyo, demasiado afectada con la expresión de confusión en la beta menor.

—Basta Ji-, no podemos meternos demasiado en este asunto y lo sabes muy bien. —Le regañó la alfa mayor.

—¡Momo está sufriendo Jeongyeon! —Ambas se unieron en una discusión sin sentido, hasta que la menor las detuvo.

—¡Bueno ya fue suficiente! Hablen claro de una vez, ¿Momo las envió a hablar? —Habló ante su fastidio y las alfas se asombraron de las pocas pulgas de la beta. 

—¡No ella no...! —La pelicorta entornó los ojos ante el instantáneo cambio de semblante de la menor, pues ya estaba a la defensiva otra vez.

—Se lo diré. —Señaló Jihyo, haciendo a Jeongyeon bufar. —Dahyun, entendemos que tus problemas son con aquello que sucedió con esa tonta alfa que te hizo daño. Pero Momo no es como ella y debes entender que los predestinados no se pueden elegir, y ella no podría estar fingiendo los cambios que estan ocurriendo en ella ante tu rechazo. —Determinó la líder, con sus ojos demasiado bruscos sobre ella. Dahyun hundió el entrecejo como si fuera su reflejo.

—¿A qué te refieres con eso, unnie? ¿Momo está enferma? —Preguntó, ahora preocupada y Jeongyeon meció la cabeza de inmediato.

—No es físico... O bueno, no del todo. —Exhaló, pensando que decir para que la beta pudiera comprender —Los alfas, tenemos ciertos cambios cuando hallamos a nuestro predestinado... —Siseó la mayor, dudosa. La beta las miró, aún confundida.

—Nuestro aroma incrementa, nuestro color de ojos cambia, nuestro lobo interior se altera y es como si todo se encendiera, como si todo hallara un sentido... ¿Entiendes? —Señaló Jihyo esta vez.

—¿De veras no haz sentido nada en todo este tiempo Dahyunnie? No nos mientas por favor, es importante... —Señaló la rubia.

—No. So-solo... —Tragó al correr la mirada, negándose internamente a aceptar esos detalles mínimos, muy mínimos, si. —Lo normal.

—¡Estás mintiendo Kim! ¡Está mintiendo Jeongyeon-ah! Yo sabía que no podías ser de piedra tofu, siempre hay algo que destaca en un beta al hallar a su predestinado... —Olfateó Jihyo, acercándose a ella. —¡Ella huele Jeongyeon! —Exclamó Jihyo y la mayor se acercó para olerla también.

—Si hueles... —Admitió Jeongyeon, asombrada de reconocerlo.

—¿Si huelo? —Consultó la menor, confundida por la dirección de la conversación y tomando su blusa para buscar algún aroma. Solo halló a su perfume. —Nah, compré este perfume hace poco tiempo, quizás por eso les parece extraño...

—Huele a flores, muy suave, ¿lo sientes verdad? —Consultó la alfa menor, y Jeongyeon asintió de acuerdo, buscando a Dahyun con su mirada.

—Lo más probable es que Momo sepa incluso que clase de flor es Dahyun, su loba se lo habrá hecho saber. —Señaló la rubia pelicorta y Jihyo se pegó una pequeña estrella imaginaria en la frente. 

—¡Bueno! ¿Y eso qué? —Señaló la menor, ya fastidiada por la intercesión. 

—De acuerdo. Todo es genial si el lazo es aceptado y la relación fluye como la madre Luna lo dispone... —Habló la mayor, intentando concentrarse —Pero si el lazo es rechazado por alguna de las dos almas en cuestión, el rechazado sufre y el que rechaza es condenado. —Susurró temblorosa y Dahyun arrugó la frente, ante esa respuesta. 

—¿Estoy condenada al infierno por decirle que no a los delirios de una alfa pura? —Consultó Dahyun, sin poder apartar la sonrisa de burla.

—¡No te burles beta tonta! —Señaló la menor, tomando el cuello de su camisa a cuadros y pegando su nariz contra ella —¡Momo podría entrar en depresión! ¡Incluso podría morir si la rechazas! 

—¡Suéltame Jihyo! —Exclamó Dahyun, ahora evidenciando su molestia. Cuando una mayor dejaba de ser unnie, no era buena señal. Jeongyeon tragó, exasperada.

—Ese no es el modo Park, mantén la calma. —Jeongyeon entornó los ojos por centésima vez. —Escúchame Dahyun-ssi, si nuestro lazo nos rechaza, con el tiempo nuestro lobo puede caer en depresión, perdemos nuestra esencia, nuestro aroma comienza a escasear, el color en los ojos se acentúa y si el lobo muere, ella puede morir también, ¿Si comprendes? —Meditó la alfa mayor.

—¿Momo ha estado en depresión? Eso no es cierto, la vi hace tres días y ella estaba perfectamente, riendo con Sana en el comedor... —Señaló Dahyun, ahora cruzando los brazos sobre su pecho.

—¡No seas necia, Kim! —Gruñó la alfa menor y Jeongyeon suspiró igual de frustrada. 

—Escúchame, no pierdes nada intentando comunicarte con ella Dahyun-ssi, incluso puedes descubrir el poder del lazo...

—¿Cuál poder unnie? ¡Lo único que obtendré es una alfa yendo detrás de su verdadero lazo y un corazón roto! ¡Ya dejen de manipularme! —Espetó la menor.

—¡Ahg! Ella es imposible... —Jihyo se tomó la frente.

—Estoy cansada de que se valgan de tantas excusas para justificar lo irracional que está siendo Momo —La beta avanzó ante ellas, con una férrea decepción —Ahora les haré una pregunta y deseo que sean realmente honestas conmigo —Ambas le vieron con la misma seriedad que reflejaba en sus ojos, dando por sentado que la oían —¿Cuantos lazos verdaderos entre un alfa y un beta conocen? Señalenme al menos tres de ellos... 

—¡Yo... —Jihyo bajó la mano cuando no halló una respuesta del todo correcta. 

—Ahora una de un beta y un alfa puro... —Musitó con presión en la mandíbula y las alfas le vieron con demasiado desánimo, no había respuestas y si lo había era totalmente excepcional en el maldito mundo.

—Dahyun, eso no significa que no pueda ser posible y no podemos cuestionar los deseos de la madre Luna. Si ella dispuso que tu y Momo...

—¿Y quien dice que Momo está en lo cierto, Jeongyeon? —Insistió la beta avanzando hacia sus mayores, y esta vez, haciéndolas retroceder. Jeongyeon detuvo a Jihyo al sentir su enojo —Cuando Chaeng y yo nos unimos a este grupo, creí que sería una relación honesta y que podría confiar en ustedes. No pueden utilizar algo que dije sobre mi intimidad, para hacer realidad el capricho de Momo, eso es muy bajo, ¿no lo crees unnie? —Habló específicamente hacia Jeongyeon, quien era mucho más cercana que todas las demás, junto con Chaeng. 

—No es un capricho Dahyun-ssi, espera... —Suspiró Jeongyeon, al verla salir con toda molestia. Jihyo gruñó hacia la menor, sin poder evitarlo.

—¿Cómo se atreve a dudar de nuestra amistad? ¿Por qué rayos tiene que ser tan idiota? —Escupió la menor, llevándose las manos a la frente.

—Ella no tiene la entera culpa, Jihyo... quizás su destino sea otro y nos estemos quivocando con todo esto. —Musitó viendo en dirección de donde se había ido aquella beta, aparentemente sin remordimiento alguno. Jeongyeon comenzaba a dudar de absolutamente todo, pues, jamás había visto un lazo tan apartado, algo estaba mal.

—Momo puede... —Jihyo se cayó cuando Jeongyeon le tapó los labios con su mano.

—Deja de respirar estupideces Park. No vamos a permitir que nada le suceda a Momo. —Señaló la mayor, convencida de hallar la solución a todo aquel drama.

—¿Hablaras con Dahyun, otra vez? —Murmuró la entusiasta aspirante a abogada, mientras exhalaba preocupación.

—Ya veremos que haremos Ji-, pero hallaremos una solución a todo esto... —Jeongyeon bajó la cabeza con pesadumbre, mientras Jihyo se abrigada con su abrazo e iban en dirección al comedor.

—¡Unnie! —Estalló Chaeyoung apareciendo a pisotones.

Jeongyeon alzó la mirada, más no se esperó que Chaeyoung suelte un pequeño quejido y un salto. 

—¡Yaaaa, Sana unnie! ¡Jihyo unnie...! —Se quejó la menor, alzando un puño contra la nipona, quien se lo devolvió con su risa tierna. Al parecer le había estado picando las costillas.

—Quédate quieta pastelito... —Señaló la alfa menor, sonriéndose hacia su novia, quien no tardó en acercarse a la líder. Jihyo abrazó a Sana y está se apresuró a hundir su nariz en su pecho. 

—¿A dónde estabas cachorro? —Consultó Nayeon, acercándose a Jeongyeon, quien sonrió apenas la oyó acercarse. 

—¿Dónde están Momo unnie y Dahyun unnie? —Consultó la menor, llegando con el almuerzo. La pobre maknae siempre estaba dispuesta a ir por el almuerzo para complacer a sus indecisas unnies. —Chaeng, ayúdame con un demonio... —Suplicó cuando creyó que la coca light de Nayeon caería de la bandeja. Jeongyeon se apresuró a ayudar a la menor y está sonrió hacia la alfa.

—Momorin, estuvo en cama esta semana, ella... creo que está... —Tartamudeó apenada, Jihyo.

—Está enferma de amor... —Canturreó Sana, haciendo reír a Mina con su tono de voz.

—Esperemos que no. —Bramó Jihyo con preocupación y Jeongyeon le advirtió que cerrara la boca con su sola mirada. Jihyo le quitó la lengua como respuesta.

—¿Y Dahyun unnie? —Consultó Chaeng notando la ausencia de esta, sentándose entre Mina y Sana, e intentando apartar a la pelinaranja de su omega.

—Pues... —Suspiró la alfa mayor, ganándose la mirada de reproche de su omega.

—¡Te dije que no lo hicieran Yoo! ¿Acaso oyes a alguien más que no sea tu conciencia, alfa terca? —Se quejó la mayor, apoyando su mano contra su cadera.

Tzuyu admiró lo que se supone que su unnie había entendido de las pocas palabras que había dicho la alfa mayor. La rubia pelicorto volteó los ojos y Jihyo sonrió ante el regañó, junto a Chaeyoung, aquel par disfrutaba mucho de como se peleaban sus unnies pues, muy a a parecer eran muy divertidas de ver.

—Ella debía saber lo que está sucediendo Nayeon ¡Momo viene intentando acercarse a ella desde hace siglos! —Gruñó la rubia, bajando los hombros sin pena. 

—¡Tu no puedes meterte en todo lo que no te incumbe cachorro! ¿Ahora qué? ¿Al menos lograste algo o porque Dahyun-ssi no está aquí? —Reclamó y Chaeng se alertó por su mejor amiga.

—Fue mi culpa Nayeon-ah... —Habló Jihyo, ahora evidenciando su preocupación. Sana frunció el entrecejo al ver aquella expresión en su alfa. 

—¿Es Momoring? —Tragó la nipona de en medio y Mina se alertó del mismo modo. Aquel par parecían estar ligadas a la japonesa mayor.

Jeongyeon bufó con fastidio y se levantó de la mesa, irritada por la situación. 

—¡Jeongyeon-ah! —Exclamó la omega mayor, yendo detrás de ella. 

—Momo está... —Suspiró preocupada por su omega —Rayos, les diría que vayan a verla cariño, pero cuando un Alfa está en celo es mejor no mols...

—¿Y hasta ahora lo dices Park? ¿Porque rayos no me llamó? —Exclamó Sana con la voz demasiado aguda, abandonando su juguito de caja y tomando su móvil para llamar a la mayor.

—Oh vamos, Sanari...

—¡Es mi hermana Jihyo! ¿Cómo no fuiste capaz de decírmelo antes? Pobre mi Momoring, está sufriendo y no estoy ahí para ella... —Lamentó Sana, molesta.

—Iré con ella fresita, lo siento Chewy... —Mina le dejó un beso en la mejilla a Chaeng, antes de correr detrás de Sana.

—¿Entonces no vamos a almorzar? —Exclamó la omega menor, observando a sus unnies dispersarse. 

La alfa rubia comprendió a su omega, mientras intentaba comunicarse con Dahyun por tercera vez, al parecer la beta le colgaba o tan siquiera se preocupaba por responder a su llamado. 

Una vez más, el grupo parecía desintegrarse...

La joven pálida cerró la puerta de su apartamento con fuerza y apoyó sus manos contra esta, como si alguien tuviera deseos de tumbarla desde el otro lado. Luego de un largo suspiro, apoyó la frente contra esta, sintiendo el melancólico sonido de su letra contra su mente.

~Veo las mentiras en la punta de tu lengua
Toda la fe que tenía en ti,
Desapareció, como la niebla
Se ha ido.

Dahyun sollozó contra la puerta. Por primera vez, desde que había oído las palabras de esa alfa atractiva, dulce, algo torpe y tan alegre que llenaba sus sueños desde el primer instante en el que la vió.

Pensó que había sido un sueño, pensó que estaba confundida, que ella solo era un crush más, que era una fantasía, pero oírla decirle que había un supuesto lazo, volver a oír esa tonta mentira, volver a sentir la ilusión trontando en su pecho sin su voluntad, eso la había hecho sentir tanto miedo. 

Lentamente, con fatiga, con el cuerpo lánguido y pesado, caminó hacia su habitación mientras se iba despojando de lo que traía puesto e iba en busca de su pijama. 

Minutos después de haberse despojado de ropas molestas y de pensamientos irremediables, apoyó la cabeza sobre la almohada dejándose de lamentar la clase que abandonó esa tarde y, con aquellos maravillosos e inigualables ojos abrazando sus inconsciencia, se dejó llevar por los sueños.

Esa beta caminaba intentando identificar el lugar, siguió dando pasos por lo que parecía ser el campus de la universidad, aunque había algo allí que la hacía sentir una extraña sensación de que no era ese lugar. Dió algunos pasos, confundida pues, todo allí parecía una imagen desenfocada, nada era claro ni demasiado íntegro. 

Dahyun dejó a un lado ese camino, dando tumbos hacia ninguna dirección, estaba demasiado preocupada como para analizar por donde iba, ¿A donde se iba a perder si estaba en el campus? 

Intentó imaginar los motivos por los cuales Momo estaba faltando tanto a clases, quizás cuando llegara a casa se animaría a hacer un breve llamado. Pateó algunos pétalos de flores, aunque era extraño, lo dejó pasar, estaba cansada de sobrepensar cada pensamiento que la abordaba, siempre acababa analizando por todos, más no pensando en si misma. ¿Por qué rayos sentía tanta culpa? ¿Por qué a veces solo quería dejarse llevar por las palabras de esa alfa? Se parecía tanto a lo que había sentido aquella vez...

Aún recordaba a esa alfa, era una hermosa alfa mujer, tenía los ojos muy tiernos y la mirada muy amable. Tenía un perfil muy similar a Momo, era divertida, ocurrente, malhumorada. Jeon Somi había sido una alfa muy dulce, aunque hubiera hallado a su predestinada lejos de ella. 

Tragó.

No fue su culpa. No fue culpa de nadie.

¡Vamos! ¿A quién quieres engañar echándote toda la culpa sobre los hombros, Kim Dahyun? 

La alfa fue una maldita idiota, con cada instante había hecho más y más promesas nuevas, sin considerar sus sentimientos, y ella le había creído, o había decidido creerle como una ingenua. 

Todas sus promesas, todas esas palabras de amor, de conexión inquebrantable, se rompieron ese día que Somi apareció del brazo de su predestinada. Ella no fue capaz de decir adiós, solo dijo algo como:

"—Lo siento Beta, me equivoqué y no supe ver que en realidad solo era una ilusión. Nada se compara con lo que sentí al conocer a mi omega..." 

Dahyun se acarició el pecho. Esa sensación de derrota, de vergüenza, de desánimo regresaban con melancolía. Decidió dejar la ciudad, pocos meses después y viajar a Seúl para seguir sus estudios lejos de allí. 

Lo malo no había sido que Somi hallara a su predestinada, lo malo había sido que ella le hubiera prometido una eternidad juntas, sin pensarlo dos veces. Rayos, ¡Lo malo había sido creer que le estaba creyendo! Dahyun jamás olvidaría esa sensación, era una beta perdedora y nada lo haría cambiar de parecer. 

"—Los lazos entre Alfas y Betas no existen Dahyun, lo siento."

Esas palabras, esas últimas palabras le habían calado profundamente.

Por eso no podía creer en el amor de un Alfa y un Beta, siempre aparecía el omega predestinado y todo se iba demasiado al deminio, ¿Cómo rayos había creído que aquello podía existir? Nada se comparaba a la conexión que se encendía entre alfas y omegas, sus aromas, su auras, sus semblantes, todo cambiaba. Ella lo había notado entre Somi y esa castaña muy bonita de aroma tan dulce que hasta ella misma podía percibirlo. Era un amor tan dulce, que hasta huyó de esa realidad en la que parecía sobrar todo el tiempo, en cada espacio que habitaban, en los círculos de amistad, en todas partes.

—¿Dahyunnie? —Consultó aquella suave y tranquila voz que ella reconocería en cualquier parte del mundo.

—Tu... ¿qué haces aquí unnie? —Respondió la menor, con desánimo. Ya habían sido demasiados desplantes y reclamos por hoy, ¿no lo crees Luna?

—Hablemos, por favor. —Musitó por enésima vez desde hacía varios días de silencio y distancia.

La beta respiró con aburrimiento en dirección a la recien llegada. No tenía absolutamente nada contra ella, sencillamente quería dejar de imaginar cosas pues, ella más que nadie, entendía que simplemente no podían ser.

Ya sé, diras: ¡Autora! ¡Esta mierda no se entiende, deja de alucinar!

Lo sé , pero dale tiempo, el próximo estará más interesante, lo prometo.

Dime, ¿te va gustando hasta aquí?

Te quiero, dame un besito 😘 Tu JazUnnie🌻

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