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𝐀𝐢𝐳𝐞𝐭𝐬𝐮. #1 💙

💙✨💙✨💙✨

AU MODERNO

Tipo: Soft, romance sano, sentimental.

Contexto: Aizetsu y tú son novios. Él va a un viaje de negocios y rompe todo contacto contigo, gracias a eso tienen una discusión.

𝐸𝑛𝑗𝑜𝑦 シ︎

"Nunca volveré a lastimarte"

"No puedo dejarte ir, eres el amor de mi vida." 💙

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(T/n) Watanabe es la chica más feliz del mundo, de eso no cabía duda. Tiene una buena casa, buenos amigos pese a que no es muy social y un amoroso y atento prometido que le demuestra su amor todos los días. (T/n) conoció a Aizetsu hace dos años gracias a que su padre es socio del señor Hantengu, un gran dueño de empresas. En una cena familiar se conocieron y como si fuese obra del dios Eros ambos se flecharon. Aizetsu es un chico muy hermoso, con su cabello largo negro, ojos azules y rostro refinado. Pero la personalidad fue lo que la enamoró, es muy cortés, amable y romántico. Desde entonces han tenido un buen romance de noviazgo antes de que Aizetsu le pidiera matrimonio formalmente, ese día (T/n) casi se desmaya de la emoción.

Decidieron vivir juntos en una acogedora casita, todo iba de maravilla. Hace cuatro meses Aizetsu se había ido a un viaje de negocios con su padre y hermanos, dejándola sola en la casa. Todo iba relativamente bien hasta que él oji-azul dejó de tener contacto con ella hace un mes. Literalmente no sabía nada de él, ni un mensaje, ni una llamada, nada. No tenía el número de sus suegros y sus cuñados vivían en su mundo, pese a que también son parte del trabajo de su padre.

Al principio no le dio mucha importancia, quizás sólo estaba ocupado pero cuando el tiempo fue pasando no pudo evitar angustiarse. Ya no sabía a quién llamar para preguntar por su novio y cada día se preocupaba más. Le mandó una infinidad de chats por WhatsApp y muchas llamadas perdidas. En la noche casi no podía dormir de la preocupación.

No fue hasta una noche en la que (T/n) ya se había bañado y estaba con pijama recostada en su cama viendo una serie de Netflix que le encantaba, aunque seguía triste. Su celular comenzó a sonar y cuando vio el nombre su corazón se aceleró a mil. Era Aizetsu, rápidamente le contestó.

-¡Amor! ¡Te extrañé mucho! ¿Por qué no contestaste mis llamadas ni mensajes? -habló la chica emocionada.

-Estaba ocupado. -respondió el oji-azul fríamente del otro lado de la línea.

-Entiendo, ¿pero no tuviste tiempo para responderme? Con un "hola" me bastaba para saber que estabas bien jaja. -dijo bromeando.

-No, ya te dije que estuve ocupado, deja de ser tan intensa. -dijo alzando la voz.

-Perdón... Sólo me preocupé... -apretó sus labios. -Y... ¿Cómo has estado? ¿Cómo van las cosas con el negocio? ¿Todo bien? -cambió su tono de voz a uno alegre.

-Bien. Mira, sólo te llamaba para que dejes de molestar. Hoy me llamaron la atención por culpa de una de tus llamadas. Ya basta con eso. -dijo Aizetsu serio.

-Ah... Perdón, Aizetsu. No era mi intención, es que estaba preocupada por ti pero ya con esta llamada no molesto. Tranquilo. -trató de poner un tono calmado aunque le había dolido.

-Por tu culpa me llamaron la atención, (T/n). Entiende que cuando estoy con reuniones de negocios de mi padre no puedes estar como loca mandando mensajes. Molestas demaciado.

Esas palabras cayeron como agua fría en la cabeza de (T/n)... ¿Le estaba llamando molestia? Podía entender su enojo, pero no era para tanto, él no siquiera le había dado un simple saludo. Además, la forma en la que le hablaba no se parecía en nada al amoroso novio que es. Aizetsu ha tenido sus momentos de enojo, pero ahora se notaba a otro nivel su mal humor.

-Disculpa, no te enviaré mensajes. -tartamudeó.

-Ni lo hagas. Ya me hartaste.

Esa fue la gota que derramó el vaso.

(T/n) no respondió a eso de una vez, estuvo por segundos en silencio apartando un poco su celular. Su labio temblaba a punto de llorar.

-(T/n)... ¿(T/n)? Oye, te estoy hablando. No seas infantil.

-... Está bien, entiendo, disculpa. Ya no te seré más una molestia. -habló con la misma seriedad. -Terminamos.

Sin querer escuchar una respuesta del oji-azul (T/n) le cerró la llamada rápidamente y lo bloqueó de sus contactos.

Se acostó en la cama boca abajo tapando su rostro con la almohada y lloró amargamente. Sus lágrimas mojaron la almohada. (T/n) es una chica tan sentimental, a lo mínimo le causaban ganas de llorar pero esto definitivamente le había dolido mucho. Y peor porque Aizetsu nunca le había tratado de tal forma.

Si el pensaba que ella era una molestia entonces ya no valía la pena seguir con él, por más que me doliera. Ahora no sólo estaba enojada si no triste pensando que ella misma es el problema de todo.

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Aizetsu quedó congelado después de escuchar esas últimas palabras de su novia antes de que le colgara la llamada. Simplemeyno creía que lo había terminado por llamada.

-¿Q-Qué? ¿Me terminó? -murmuró.

Recapitulando lo que le sucedió a Aizetsu y el por qué de su amargura era que el trabajo había estado muy pesado, muchos viajes y reuniones innecesarias y como si fuera poco tuvo una discusión con su familia por cuestiones personales. Todo ese tiempo había estado tan jodidamente estresado que lo único que hizo fue desquitarse con su novia, quién lo único que había hecho era estar preocupada por él y apoyarlo en todo.

La llamó más de veinte veces esperando que le contestará, cosa que no pasó por más perdidas que le dejara en su celular. Cuando intentó mandarle mensajes se dio cuenta que lo había bloqueado. Maldijo en voz baja.

Se insultó de todas maneras posibles a sí mismo por haber sido un completo imbécil con ella. Ahora había dejado todo mal humor y le casi estaba sufriendo un infarto por el miedo de perder al amor de su vida.

✩ ─── 「༻ ☪ ༺」───

Después de dos semanas el viaje de negocios terminó y la familia Hantengu regresó a Tokio y cada uno fue por su lado. Aizetsu literalmente corrió del aeropuerto hasta tomar un taxi para su casa rezando para que (T/n) estuviese ahí. Cuando llegó a su casa le pagó al taxista y con pasos apresurados junto a su maleta abrió la puerta de su casa con sus llaves.

-¡(T/n)! Ya llegué. ¿Estás aquí? -habló en voz alta para que lo escuchara.

Nadie respondió. Supuso que seguía enojada pero probablemente no habló en serio con lo de terminar o se arrepintió, eso quería creer. Inspeccionó la sala de estar, cocina y jardín. Luego subió dónde está la habitación de invitados y la de ambos. Cuando abrió la puerta no vio a nadie tampoco.

Pero lo que vio después le dolió en el alma.

No estaba la ropa de ella. Al revisar los cajones del gavetero y clóset sólo estaba su ropa, no la de su novia. De hecho, no había nada de ella. (T/n) se había llevado todo lo perteneciente a ella para mudarse.

Aizetsu dejó la maleta al lado del gavetero y se sentó en la cama. Sus ojos no tardaron en cristalizarse y un nudo en su garganta lo hizo comenzar a llorar mares. Su nariz y mejillas se tornaron rojas del llanto. Lo que más le dolía es que era su culpa. Sabía que la había cagado y ahora ella se había ido.

No conforme con dejarla ir así de fácil decidió que al día siguiente la buscaría. Estaba seguro que ella tenía que estar en la casa de sus padres, ahí la buscaría. Pero primero necesitaba descansar del ajetreado viaje que tuvo.

✩ ─── 「༻ ☪ ༺」───

(T/n) regresó a su casa, la de sus papás, pero éstos no se encontraban por cuestiones de trabajo. Así que iba a estar sola por un tiempo. El ánimo lo tenía por los suelos. Tendría casa sola y eso lo hacía mucho más deprimente. Ni siquiera tiene tantos amigos y la única amiga que puede escucharla no quiere molestar.

Al final, ahora (T/n) se metió en la cabeza que la molestia en todo es ella misma. Las consecuencias de ser una persona muy sentimental que a la mínima muestra de enojo se apachurran como cachorros regañados. Aunque eso no quitaba su enojo, claro.

Guardó toda su ropa en el clóset de su habitación. Hace mucho tiempo que no se quedaba ahí. En los siguientes días se la pasó sola, viendo televisión y comiendo helado. El helado era su fuente de felicidad para olvidar cosas malas.

Mientras se hacía algo de comida en la cocina para cenar ella sola le vino un recuerdo bonito a la mente. De la primera vez que cocinó arroz y se lo dió a probar a Aizetsu. El arroz le había quedado salado y aguado. Pero aún así, aunque Aizetsu fue sincero en sus errores para que mejorará, se lo comió todo con gusto. Él ama que le cocine, aún si no le queda bien la comida... Eso le dijo una vez.

Una lágrima se deslizó por su mejilla y sacudió su cabeza levemente para olvidar malos pensamientos. Ahora mismo no se iba a hundir en la tristeza.

Pero claramente le salió todo lo contrario.

✩ ─── 「༻ ☪ ༺」───

Eran ya las 6:30pm, Aizetsu estacionó su carro afuera de la casa de los papás de (T/n). Se bajó del carro suspirando profundamente y practicando en mente lo que le diría con sus disculpas y el cómo actuaría. No quería volver a cagarla, su cuerpo temblaba por los nervios.

Se paró frente a la puerta y tocó el timbre, pero por mala suerte se dio cuenta que el timbre estaba dañado. Inhaló y exhaló aire por la frustración. Entonces tocó la puerta varias veces y la llamó esperando que lo escuchara. Pasaron minutos y nadie abría, no sabía si era porque estaba enojada o dormida. Se comenzó a frustrar más y dio unos pasos atrás de la puerta jalando sus cabellos del estrés. Luego le llegó un recuerdo de golpe y corrió a su carro. En una cajuela recordó que tiene una copia de las llaves de esa casa que le dio (T/n) hace un año en caso de emergencia.

Giró la llave en la cerradura hasta abrirla. Abrió la puerta principal y pasó a la casa sigiloso. Sabía que lo que estaba haciendo era prácticamente invadir una propiedad ajena sin permiso de nadie, pero le urgía ver a (T/n), ¿y si se encontraba en peligro y por eso no le contestó a la puerta? Imaginó un sin fin de cosas preocupantes.

Al llegar a la sala de estar todas sus preocupaciones se esfumaron. Estaba una dormida (T/n) acostada en el sofá con una frazada encima y la televisión encendida. En la mesita había un pote de helado de fresa y galletas en un plato. Una débil sonrisa adornó su rostro al verla. Estaba tan hermosa como siempre, aún estando dormida y desarreglada siempre la veía como la más bella. Caminó a pasos lentos hacia ella y se sentó en el sofá en una esquina viéndola con detenimiento.

Acarició su mejilla suavemente provocando que se despertara poco a poco. (T/n) entre abrió los ojos y vio a Aizetsu con vista nublada, pensó que estaba soñando pero su voz llamándola a lo lejos y eso le hizo despertar de golpe.

-¡¿Aizetsu?! ¡¿Cómo entraste?! ¡¿Y cuándo llegaste?! -preguntó la chica sentándose rápido en el sofá.

-Hola, (T/n). Disculpa por despertarte y entrar a tu casa de esta forma. Entré por las copias de las llaves que me diste...-habló con voz baja. -Necesitaba verte porque tenemos que hablar.

(T/n) frunció el ceño molesta y se removió estando sentada para estar más alejada de él.

-Si me fui de tu casa es justamente porque no quiero hablar. Y creo que no se necesita, ya me lo dijiste todo, ¿no? Vete. -señaló la puerta.

-No iré a ninguna parte hasta que hablemos. -contestó firme el oji-azul.

-¿Ves? Ahora eres tú el insistente. -sonrió con ironía. -Ya vete, entiende que no te quiero ver.

Dijo con un tono muy serio e iba a pararse para estar más lejos de él pero éste la agarró del brazo obligándola a sentarse.

-Sólo escúchame, y si después decides que no me quieres ver más entonces me iré. ¿Bien?

La chica abrió levemente su boca y luego desvió su mirada quedándose callada. Encontrar a Aizetsu en su casa sí que la sorprendió pero recordó las copias de las llaves que le dio y pudo entender. No tenía ánimos para hablar con él en ese momento. Aún le dolía todo lo que le dijo pero con tan sólo ver la expresión y actitud del oji-azul bastaba para saber que no tenía intenciones de irse antes de hablar.

Aizetsu suspiró leve y comenzó a hablar.

-Yo sí estuve ocupado, realmente todos, mis hermanos también. Todo fue un estrés horrible. Luego discutimos por unos problemas personales. Estuve de muy mal humor, y de hecho, no quería hablar con nadie por eso. Cuando decidí responderte no sé qué me pasó. Estallé en ira y terminé desquitando mi estrés contigo... -hizo una pausa mirando hacia abajo. -(T/n), soy consiente que te lastimé, soy consiente que todo fue mi culpa. Tú sólo estabas preocupada por mí y te hablé muy grosero ese día. No estoy pidiendo que me disculpes... Sólo quiero que sepas la razón de todo.

(T/n) no lo interrumpió en ningún momento. Lo escuchó atentamente cada palabra sin mirarlo a los ojos. Cuando Aizetsu terminó de explicar se acercó a ella y la tomó de las manos con suavidad para no alterarla.

-Tú no eres una molestia para mí. Esa estupidez la dije porque estaba enojado por cuestiones ajenas a nosotros. No quiero que pienses que tú eres el problema. -habló mirándola a los ojos. -Tú nunca podrías molestarme. Después de todo, no sólo lograste enamorarme. Eres la única chica que puede hacer que yo coma de tus comidas, aún cuando no te quedan bien porque estás aprendiendo a cocinar. Eres la única que me haría subir a una montaña rusa extrema, aún cuando odio esos juegos de adrenalina. Sólo tú podrías hacerme ver mil de tus series favoritas de Netflix. Y hasta podría adoptar diez gatos sólo porque quieres que tengamos hijos peludos. -decía sonriendo. -Me has hecho feliz desde que te conocí. Nunca podría expresar con palabras lo mucho que te amo y lo especial que eres para mí, simplemente no te merezco... Eres mi amor, y no quiero perderte.

Los ojos de (T/n) brillaban de lo aguados que estaban al terminar de escuchar al oji-azul. Entre la mezcla de su suave voz melancólica y cada palabra que juntas sonaban como un poema dedicado al amor de su vida la estaba cristalizando los ojos al punto que sentía que estallaría en llanto e hizo un sobreesfuerzo por no llorar, pero falló en el primer intentó.

-¿Tú... Tú... Adop-Adoptarías diez ga-gatos por mí? -sollozó llorando con las mejillas rojas.

Aizetsu amplió su sonrisa y la envolvió en sus brazos tiernamente. La abrazó fuerte para transmitirle todo su amor y que se sintiera amada, como le había mostrado hasta ahora. (T/n) le devolvió el abrazo suspirando entre sollozos y escondió su rostro bañado en lágrimas en el cuello del chico. Los ojos azules de Aizetsu se cristalizaron también por lo sentimental que ahora se sentía. Prometiéndose a él mismo no volver a lastimar a su chica nunca más.

-Haría eso por ti y mucho más, amor. -susurró y le plantó un beso en la frente con suavidad.

Ambos corazones se sentían sanados al estar juntos en ese abrazo que sólo ellos podían sentir cuánto lo necesitaban, fuera del tiempo en el que estuvieron separados.

-Perdón, también debí ser más comprensiva. -se disculpó la chica sin soltarlo del abrazo.

-Shh... Nada fue tu culpa... Pero en todo caso. Yo fui quién actuó mal desde un principio. No te volveré a lastimar, (T/n). Y si lo vuelvo a hacer te doy permiso para que me golpees. -bromeó y (T/n) soltó una risita.

Aizetsu se separó del abrazo y la tomó de las mejillas secándole las lágrimas que aún rodaban.

-Ya olvidemos eso, ¿si? -dijo a lo que la chica asintió. -Supongo que... Es muy tarde para irnos, ¿cierto?

-¿Irnos? -la chica ladeó su cabeza.

-Claro, para que vuelvas a mi casa.

-Oh, mañana. Mañana empacaré mis cosas.

-En ese caso me quedaré a dormir contigo. -sonrió levemente. -Mis queridos suegros no están, así que no hay ningún problema.

El comentario hizo reír a la chica (c/c), contagiando su risa al oji-azul. Luego la tomó de la cintura atrayéndola a él.

-Extraño tus labios... -murmuró con su rostro a centímetros de la sonrojada chica.

Sin aguantarse más tiempo unió sus labios con los de la chica a la vez que con una mano la tomaba de la mejilla acariciando esta y con la otra en su cintura la atraía. Los lindos besos del oji-azul son una de las cosas que más ama (T/n) de Aizetsu. Esos besos que no son necesariamente llenos de pasión o muy lentos... Besos que son como un toque en el alma para ambos, y le hacían sentir mariposas en su estómago.

Aunque en algún momento el bonito ambiente pasó de ser tranquilo a uno más apasionado y eso se notó cuando Aizetsu la empujó sin ser brusco a que se acostara sobre el sofá y él quedó arriba. El corazón de (T/n) se emocionó demasiado que hasta él podía escuchar sus propios latidos. Pasó sus brazos por el cuello de Aizetsu, abrazándolo entre los besos. Ambos sentían que se necesitaban después de todo, en cuerpo y alma. Después de besarla se separó para mirarla a los ojos detenidamente. Esos bellos y seductores ojos azules enamoraban a la chica cada vez que los veía con cercanía.

-Si me lo permites te haré el amor para que recuerdes que te amo...

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