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𝟎𝟎𝟓┆𝕴 𝖒𝖊𝖙 𝖙𝖍𝖊 𝖒𝖔𝖙𝖍𝖊𝖗 𝖔𝖋 𝖒𝖔𝖓𝖘𝖙𝖊𝖗𝖘

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Era extraño. Mis poderes funcionaban con todos, excepto con los dioses y los monstruos. Tal vez no funcionaban con los hijos de Poseidón, porque con Thalía sí había funcionado, asique no era porque es un hijo prohibido. ¿O era por qué aparecía en mis visiones?

No tengo ni la menor idea. Eso es lo malo de ser semidiosa, que no sabes qué pasa en tu vida. ¿Por qué los dioses tenían que complicarnos tanto la vida? Ya es difícil con existir, no era necesario monstruo, profecías, misiones y el riesgo de muerte extremo.

No podía dormir. ¿Cómo iba a dormir si estaba al lado de ojos bonitos? La situación más incómoda en la que tuve que dormir. Annie dormía en la cama de abajo, y Grover necesitaba dormir bien porque si no se ponía gruñón. Yo dije que me daba igual, mala idea.





El hijo de Poseidón se levantó, después de algunas pesadillas, necesitaba hablar con alguien.

— Oigan, ¿están dormidas? - preguntó Percy

— Sí - respondieron ambas semidiosas

Percy al oír esa respuesta su corazón se llenó de alegría por alguna razón que aún desconocía. Le gustaba hablar con Adhara, se sentía cómodo a

hablando con ella. Le había sorprendido el hecho que al segundo día de conocerse se abriera tanto con ella, como si hubieran sido amigos de toda la vida.

— Ustedes eran cercanas a Thalía, ¿no?

— Sí - contesto Annabeth

— ¿Y, cómo era?

— Era valiente. No le importaba ser una hija prohibida.

— Cuando Luke y Thalía me encontraron. Luke me cuido, de inmediato. Pero con Thalía, tuve que ganarlo.

— Ah, ¿por eso fuiste dura conmigo? ¿Por qué tenía que ganarte?

— Sí, tal vez

— Debo admitir que eso no me hace mucho sentido, la verdad

— ¿Qué parte no te hace sentido?

— La manera en la que hablan. Cómo los dioses quieren que pensemos. El quemar una ofrenda para que te presten atención. Tener que vencer a Clarisse para que mi padre admita que es mi padre y saber que muchos niños siguen en la cabaña de Hermes sin saber quiénes son sus padres. No debería funcionar así. Las personas que te quieren no deberían tratarte de esa forma

Adhara se limitaba a escuchar, sabía que las conversaciones te podían acercar a las personas y tenía muy en cuenta que esos dos semidioses, en algún momento, llegarían a ser grandes amigos.

— ¿Quieres saber cómo termine sola en las calles en primer lugar? Yo era como un regalo para mi padre. Así funciona con Atenea, nacemos de un pensamiento en su mente y somos dados a un compañero con quien siente una conexión. Por un tiempo fui tratada como un regalo, mi padre me cuidaba, me amaba, estoy segura. Luego conoció a una mujer, ellos tuvieron más hijos y para ella yo no era un regalo, era un problema. Entonces me fui, tenía siete. Los dioses no piensan de esa forma, son los demás. Con los dioses conoces las reglas, muestras respeto y estarán de tu lado sin importar nada.

— ¿Adhara? ¿Sigues despierta? - preguntó Percy volteando a ver a la hija sin reclamar, necesitaba otro punto de vista.

— Yo... mi padre era un semidiós, hijo de Afrodita. Sé que un día escapo del campamento, quiso continuar con su propia vida y se enamoró. Los dioses no suelen tener tantos encuentros con las personas, pero mi madre lo tuvo con mi padre. Así nacimos Azami y yo. No tengo ningún rastro de memoria hasta el nacimiento de Azami; sin embargo, recuerdo que vivíamos encerradas, lejos de cualquier comunicación con el exterior, las ventanas estaban selladas con un acero indestructible, la puerta tenía miles de cerrojos con contraseñas y claves, solo había una sola ventana en la que podíamos ver el mundo, la del cuarto de mi padre. Él estaba demente, quería volver a contactar a mi madre, pese a que ella no le hacía caso, rogaba por su atención. Un día, cuando tenía siete y Azami, tres; logramos salir de aquel infierno. — contó la semidiosa con algunas lágrimas en su rostro, los únicos que sabían lo que pasó eran Luke, Annabeth, Grover y Thalía. Prefería no contarle mucho de cómo vivían a Azami, quería que solo recordara los momentos felices. Afrodita me acogió, a pesar de no ser mi madre, lo hizo. Los dioses saben lo que hacen y conocemos como lograr que nos tomen en cuenta, que nos protejan. Solamente a los indicados.

— Ady... — susurró Annabeth, sabía que su amiga no contaba toda la historia, pero con lo poco que menciono, sus recuerdos volvían a ella como un tormento.

Percy la miró pensando en qué hacer, quería sostener su mano o abrazarla, hacerla sentir seguro como ella lo hacía sentir a él. A pesar de todo lo que quería hacer, no hizo nada. Solo le dio un poco de papel.

— ¿Estás despierto? - Percy le preguntó a Grover

— Pues ahora sí, gracias - contesto malhumorado

— Se pone gruñón si no duerme bien— le explico Adhara a Percy - No quisieras verlo gruñón

— "Se pone gruñón si no duerme bien" "No quisieras verlo gruñón" - le imito Grover

— No había estado en una misión con él, es diferente a una escuela refinadita - agregó la hija de Atenea

— ¿Quién es refinadito? Tú eres refinadita ¿Qué es refinadito? - siguió imitando Grover - Creo que tengo hambre

Adhara trataba de aguantarse la risa, extrañaba viajar con Grover. Miró a Percy y ambos se dieron cuenta de que pensaban lo mismo.

























✧*・゚*

Por fin logré dormir, o bueno, recordar mientras sueño.

Era de mi primer mes en el campamento.

— ¡Lulu! - grité emocionada al ver a Luke, tenía siete años.

Aquel hijo de Hermes me miró sonriente mientras corría hacia él con un dibujo en mano. Todo muy bonito hasta que me caí de cara.

— ¿Estás bien, Ady? - me pregunto muy preocupado, ayudándome a levantar

— Ojalá hubiera sido hija de Apolo, para curarme cada vez que me caigo - me queje

— ¿Ahora qué paso? ¿Qué tienes ahí escondido? - se rio al ver que ocultaba algo detrás de mí

— No es nada - me avergoncé

Lo admito, tuve un pequeño crush en Luke a los siete años y duro solo un mes. Como dijo Lucy, fue como si me hubiera gustado uno de los Jonas Brothers, sabía más o menos quienes eran porque Lucy hablaba de ellos y tenía un póster de ellos, eran muy lindos. El más lindo era Nick.

— Sé, cuando estás mintiendo, Ady - respondió el hijo de Hermes

No tuve más opción que mostrarle mi dibujo. Éramos Thalía, Luke, Annie, Zami y yo, estábamos juntos a una fogata y había algo escrito en la parte superior de la hoja "Mi familia".

— Hoy fui con Quiron y dijo que dibujara lo que quería, asique dibuje a mi familia porque los quiero mucho. Sé que Thalía aún no está con nosotros, pero algún día regresara, yo soñé eso.

— Sí, ella regresará algún día - me abrazó Luke - Y seremos una familia, te lo prometo.

Un almohadazo me despertó. ¿Habían hecho una pelea de almohadas sin mí?













✧*・゚*

— Faltan dos días para llegar a Los Angeles. Suficiente tiempo antes de la fecha límite al Inframundo - nos aclaró Grover

Yo estaba viendo una revista, tenía que actualizarme, unos 12 años. Al parecer, Taylor Swift era la industria musical, no me sorprendería si fuera hija de Apolo.

— ¿Puedo hacer una pregunta tonta? - preguntó ojos bonitos

— Es como si quisieras que me burlara - respondió Annabeth, ya se estaban llevando mejor

— Dime

— Nunca he ido a Los Ángeles en mi vida, imagino que ustedes tampoco han ido a Los Ángeles entonces, ¿cómo vamos a saber a dónde iremos?

— Ni idea, pero ese es un problema para nosotros del futuro, no de nosotros de ahora. Además, lo sabremos cuando lleguemos, usaremos el instinto. — opiné

Estresarse no servía de nada.

— Otra pregunta tonta

— Mejor dilas todas ahora - comenté

— "Y fracasarás al salvar lo más importante al final" En Jersey les dije que el Oráculo dijo que la misión fallaría y no lo habían mencionado. ¿Creen que deberíamos tomar más en serio esas palabras?... —decía Percy cuando se detuvo al mirar la ventana - Oigan. Miren eso.

Había centauros, paseando por los campos. A veces todo este asunto de los dioses podía traer sus cosas buenas, a veces sentía como si todo lo que estuviera viviendo fuera irreal, para una persona normal sonaría a locura, pero para nosotros era algo tan común. Claro, no siempre veo centauros por los campos; sin embargo, uno de ellos me había cuidado.

— ¿Nadie puede verlos?

— Sí, antes había manadas en todas partes

— ¿Qué fue lo que les paso?

— Humanos. Hace unos miles de años, el dios de la naturaleza, Pan, desapareció. Y desde entonces, sin Pan para proteger a la naturaleza, los humanos se han esforzado mucho para destruirla.

— Los sátiros más valientes se ofrecen para ser buscadores, tratan de encontrar a Pan - añadió Annabeth

— Pero ninguno ha regresado - suspiré

Ojos bonitos me miró por un segundo, ese niño veía mucho a las personas, como si se le hubiera perdido algo. — Tu tío, que encontramos con Medusa, Ferdinald... ¿Era buscador?

Grover solo asintió.

Toque el hombro de Percy, para darle una señal que ya no pregunte más del tema.

— El Oráculo no dijo que la misión fallaría. "Fracasarás al salvar lo más importante". Podrían ser muchas cosas, así son las profecías, así es como funciona el destino.

— No sabes que significa, a veces ni sabes si es bueno o malo, si va a ser a largo o en corto plazo, pero sabes que será inevitable. — expliqué, sacando un poco mi frustración con las visiones, tuve que anotar algunas cosas en mi diario para evitarlas, lo cual no funcionaba frecuentemente, pero contaba la intención - ¿Por qué son así? Ni idea, solo es el destino, quiere complicar la vida a las personas. Entre más quieres entenderlo, entenderlo se vuelve más complicado. Por eso no le des tantas vueltas al asunto, todo llegará cuando sea el momento.

Miré a Percy quien sabía un poco a que me refería, estando involucrado en gran parte de mis visiones.

— Disculpen, sus boletos - pidió un policía

¿Justo en este momento?

Annabeth le dio los boletos, a lo que el oficial nos miró serio. ¿Ahora qué? Apenas eran las siete de la mañana y ya había problemas, no puedo estar ni un día tranquila.

— ¿Están en la cabina 17B?

Nos llevaron hacia nuestra cabina, en donde rompieron la ventana y todo era un completo desastre.

— ¿Quieren explicarlo?

— A ver, ¿cree que fuimos nosotros?

— ¿Y no?

— No, ¿pero cómo? ¿y por qué? - se exalto Percy a lo que decidí intervenir

— Oficial, nosotros no hemos hecho esto, ¿por qué dañaríamos una ventana en medio de la nada, perjudicando nuestra cabina? No tiene sentido, ¿no hay ninguna cámara de seguridad que pueda mostrar que nosotros rompimos esa ventana?

— Señor, cuando salimos a desayunar, todo estaba intacto. No sabemos qué fue lo que paso - explicó Grover

— Tenemos un testigo, dice que oyó que rompieron la ventana y luego escucho voces de niños.

— Por favor - se quejó ojos bonitos

— Déjeme hablar con la testigo, por favor, capaz escucho mal - intenté de hechizarlo

— ¿A qué hora salieron de la cabina? - me ignoro el policía

¿Otra vez? Esto ya empezaba a ser extraño.

— ¿Estamos detenidos? - preguntó Annie

— No te conviene usar ese tono, pequeña - dijo el oficial

Ahora, si me moleste, la falta de tranquilidad arruina mi humor.

— ¿Estamos detenidos? - volvió a repetir Annie





















✧*・゚*

— ¿Por qué golpeaste a ese oficial? - me miró ojos bonitos

— Quería tener mi primer delito oficial, agresión a un oficial - bufé

¿Era necesario golpearlo? No, seguro era un buen tipo, pero uno que arruino mi mañana. Grover tenía problemas de malhumor si no dormía bien, yo tenía problemas si no tenía una mañana tranquila. A veces lo que pasa en la mañana, te indica como va a ser tu día, y este día estaba empezando mal.

— Entonces, ¿estamos haciendo tiempo hasta descubrir que es un hombre lobo o algo cómo eso?

— Él no es un monstruo - le aclaré - Si no me hubiera atacado o nos daríamos cuenta si lo es.

— Pues si él no es un monstruo, entonces ¿qué está pasando? ¿Por qué destrozaría nuestra cabina?

— Estaban buscando algo, tal vez

— No tenemos nada.

— Las personas que creen que le robaste el rayo maestro a Zeus, no están de acuerdo.

— Cierto - se quejó en voz baja Percy

— Pero no van a encontrar algo que no tenemos

— Como sea, no pasaremos un día siendo interrogados en St. Louis por la policía, tendremos que librarnos de esto antes de que nos atrasen - comentaba Annie cuando la testigo toco su hombro

— Creo que una de ustedes quería hablar conmigo, ¿les molesta si me siento? - dijo esa señora antes de dejar su maleta para perro en el asiento adelante de nosotros. — Pobres niños, sus padres no están aquí, ¿no?

— Señora, no sé qué habrá oído usted, pero nosotros no estábamos en la cabina cuando "rompimos" la ventana, ¿está segura que escucho las voces de niños? Porque cuando uno recién despierta, no siempre escucha bien

— Estaba muy despierta, cariño. Pero no se preocupen, yo soy mamá, seguro tiene mucho miedo. — miró a la oficial de policía - Disculpe, ¿le importaría darnos un poco de espacio? Creo que los pone nerviosos

Esa señora daba unas vibras muy malas, definitivamente era un monstruo, y estaba sentada a mi lado. Golpee con mi codo a Percy para que estuviera alerta. Iban a querer matarlo.

— Quiero decirles, que no creo que ustedes provocaran el alboroto de allá. Solo quería estar un momento a solas con ustedes. Hay algunas cosas que necesito que entiendan.

— Tiene algo en su saco, parecen cristales... — notó Grover - No rompieron la ventana del interior de nuestra cabina, alguien rompió la ventana desde el exterior.

— Sí, corazón, ya sé, ya sé - se levantó la señora a ver a su perro, que tal vez no era un perro, que parecía poseído. — Eres impaciente, porque ya casi.

La señora volteó a mirarnos.

— No es su culpa, van a tener que pagar por los errores que sus padres cometieron.

— Oiga, señora. No sé quién sea, pero creo saber que es. Peleamos con varios monstruos como usted, pero los vencimos a todos. — dijo Percy

Cometió un pequeño error, jamás tenías que retar a un monstruo.

— ¿Monstruos cómo yo? Bueno, pues claro que son como yo - sonrió aquella maniática - Eran mis hijos.

Fulmine a Percy con la mirada, de todos los seres que pudo haberle dicho eso, escogió a Equidna.

— ¿Hijos? ¿Eso qué significa?

— Que es Equidna, idiota. La madre de los monstruos - le aclaré, amablemente

— ¿Monstruo? Qué rara palabra, considerando que mi abuela es tu bisabuela - señalo a Percy - y esto siempre ha sido un asunto familiar. Pero, la verdad considero que el semidiós es la criatura más peligrosa. Disruptiva. Violenta. Si mi existencia tiene un fin, es el de detener la labor de los monstruos que son.

— Ten cuidado - le susurré a ojos bonitos

— Mi cachorrita, no es más que una bebe, pequeñita. Y hoy, van a ser sus presas - aquel monstruo endemoniado no paraba de gruñir - ¿Ya tienen miedo? Tranquilos, el miedo es natural y también es esencial para la cacería. Su miedo, su duda, su confusión. Quería que ustedes entendieran lo que pasaba - mientras hablaba jugaba con mi collar para invocar mi espada en el momento correcto - para que ella rastree el olor. Para que aprenda y crezca, porque es lo que una buena madre hace por sus hijos - la maleta se abría lentamente mientras Equidna nos miraba a Annabeth y a mí - Ustedes nos sabrían.

La maleta se abrió por completo, toque mi collar para invocar mi espada, pero simplemente no aparecía, por más que lo tocara, nada.

— Aquí es donde corren.

Una pata o pinza, me agarro de los pies y me estuvo tirando de un lado al otro, empujándome hacia el suelo fuertemente, golpeándome la cabeza. Percy trato de ayudarme, pero el monstruo lo pincho en el corazón, como una abeja.

Annie pudo dañarlo con su daga.

— ¡Corran! - grito

Ojos bonitos me ayudo a pararme, no sabía que tanto me había golpeado el monstruo, pero mi nariz sangraba.

— ¿Estás bien? - preguntó preocupado

— Solo avanza - le contesté corriendo

Algo había pasado, algo estaba mal conmigo. Mi espada no apareció, nunca sucedió algo como esto.

Los guardias trataban de pararnos a medida que más corríamos. Annie logró cerrar una de las puertas, impidiendo que los oficiales nos alcancen.

— Percy - susurre cuando noté que el aguijón que tenía, lo saque.

Debía protegerlo, por eso estaba aquí y había fallado.

— ¿Tú estás bien? - dijo preocupado mientras me agarraba la cara, verificando cualquier herida que tuviese

Me había golpeado, un poco, no era tan grave. Me llego el karma por lo del oficial.

— Grover, ¿sabes qué monstruo tiene uno de esos? - cuestiono Annie exaltada

— No lo sé, pero nada bueno, seguramente.

A pesar de que Percy trataba de verse bien, podía notar como la parte en donde el aguijón lo pico, le dolía.

— ¿Te sientes bien? Lo mío no es nada

— Eso creo, ¿por qué? ¿Podría ser venenoso?

— No estoy segura - contestó Annabeth

Todo el tren se movió fuertemente. Vimos a lo lejos como el monstruo se acercaba.

— ¡Hay que irnos! - grito Grover

Corrimos hasta poder salir del tren.

— ¿Por qué no nos persigue?

— Equidna dijo que lo que sea que llevaba en ese bolso era una cachorra. No se alejará mucho de su madre, le enseña a cazar y creo que la cacería ya comenzó.





















✧*・゚*

Caminábamos por las calles de St. Louis, intentaba de arreglarme el pelo un poco en el camino, no quería llamar más la atención pareciendo una criminal o alguien que salió de una pelea. Constantemente, miraba a Percy para ver si estaba bien, pero, la visión me fallaba por los golpes o él lucia más pálido.

— No vamos a estar adelante por mucho tiempo.

— No hace falta. Tenemos que escondernos en un lugar.

— ¿Sabes si hay un refugio cerca? - le pregunte

— Hay uno. Un santuario, dedicado a Atenea, hecho por uno de sus hijos hace mucho tiempo.

— ¿Hay un templo de Atenea oculto a plena vista en medio del centro de St. Louis?

— Sí, pero no creo que esté tan oculto.

✧*・゚*

Llegamos al arco Gateway, según los letreros.

— Mide 192 metros de ancho y 192 metros de ancho, ni más ni menos centímetros. No tiene soporte interno. Cada lado es sostenido a la perfección por el otro. El arco se sostiene por simetría, es todo matemáticas. Y resiste los terremotos, asique Poseidón no puede arruinarlo.

Era realmente un bonito lugar. Fuimos a la parte de "un museo" dentro del arco.

— Así es, como le demuestras tu amor a Atenea, un monumento hecho a la perfección.

— ¿Y a Afrodita? - preguntó Percy mirándome

— No tengo ni idea, pero sería lo normal, destacar, siendo famoso, o hacer marcas de belleza. — supuse, nunca pensé mucho en hacerle una gran ofrenda, aunque estaba muy agradecida con ella.

— También abarca otras cosas - opinó Grover viendo todos los instrumentos de caza, él odiaba eso

— Te refieres a lo que unos humanos quieren que signifique. Yo me refiero a lo que en realidad es

— Como sea, aquí estamos a salvo, ¿no?

— Los monstruos no entran, ni siquiera Equidna. Es seguro

— Bueno, ya que nuestro tren explotó, voy a ver si hay otro en el que podamos seguir. No podemos quedarnos para siempre. — dijo antes de mirar una pintura de cacería - Que seas una presa no significa que no haya esperanza.

Grover ya se iba, Annie fue a seguirlo.

— Grover, espera... voy contigo

Se disculparía, probablemente.



༉‧₊˚✧

— Asique estamos en el hogar de Atenea - comenté

— Sí - suspiró Adhara - Sabes, a veces los dioses miran a los mortales, sería gracioso como si nos estuvieran viendo en este instante

— Espérenme, estoy yendo por las palomitas - susurré intentando de imitar la voz de una diosa, a lo que Ady rio

— ¿En serio, ojos bonitos? - me pregunto aun sonriendo

— Logré hacerte reír. Es un don, y por cierto, ¿de qué trata ese poder tuyo?

— Se suponía que les decía algo a las personas y ellos lo hacían, como un tipo de encantamiento. Lo usaba en el campamento para jugar y esas cosas, pero desde que fuimos con Medusa no funciona.

— ¿Es un poder que te dio Afrodita?

— No lo sé, creo que simplemente es genética o algo así.

Desde el momento que la vi, suponía que estaba en la cabaña de Afrodita. ¿Está ahí por los motivos que no esperaba? Sí, pero se notaba que tenía algo de Afrodita. Nunca había conocido a una chica tan bonita como ella y eso que no pariente muy cercana a la diosa de la belleza y el amor. A pesar de estar llena de algunos rasguños y heridas y que le haya sangrado la nariz, lucia absolutamente bella.

Si mirabas sus hermosos ojos marrones, te podías perder en ellos, te atrapaban como si te hechizaran y te hicieran pensar en ella siempre.

Claro, nada de eso me pasaba, solo era una amiga.

— Cuéntame, una de las visiones en donde salgo yo.

— ¿Por qué ese repentino interés? - me cuestiono mientras paso una suave brisa que movía su cabello suavemente

— Curiosidad conteste.

— En uno de ellos, estamos en una canoa, entrando a un túnel. No recuerdo mucho, pero parecías tener una edad cercana a la de ahora.

— ¿En un túnel con una canoa?

— Te dije que las visiones son extrañas, no las puedes descifrar hasta que llegan y son como destellos de cosas que pueden o no pasar - me respondió, parecía estar pensando en algo, ya que frunció el ceño - Este es un templo, a pesar de ser para Atenea, se puede hablar con otros dioses, podrías hablar con tu papá

— No, gracias. Entiendo que tu comunicación con Afrodita sea así, funciona para ti. Pero mi padre, no quiero nada que venga de él. Tuvo su oportunidad. Tú has hecho más por mí los últimos días de lo que mi padre ha hecho en toda mi vida y eso que podría ser una amenaza para ti. Si quisiera quedarme con alguien...

— Yo no lo veo así, creo que sería imposible que fueras mi enemigo. Y vamos mejorando, creo que ibas a decir que soy tu amiga, cualquiera que me haya dado las visiones y el Oráculo deben de estar riéndose mientras toman un té o lo que sea que-

Me sentí tan débil en ese momento, como si algo en mí me estuviera debilitando, que me desmayé en los brazos de Adhara y no era de la forma en la que quería.





✧*・゚*

Al parecer no era solo mi imaginación o mala vista. Apenas ojos bonitos se desmayó, Annabeth y Grover llegaron.

Todos estábamos mojándolo en la pileta.

— El agua lo curó en el campamento, debería funcionar con el veneno, ¿no? - opino Annie preocupada

— Creo que si está funcionando, fue una gran decisión - respondió Percy tratando de pararse, pero se cayó.

— No te esfuerces de más - dije preocupada

— Tal vez tenga que ser agua en movimiento para que Poseidón pueda curarlo.

Vimos cómo llegaba el monstruo destruyendo los carros a lo lejos.

— Bien, tenemos que volver a entrar - replicó Annie

— No - contestamos Grover y yo al mismo tiempo.

— Annie, tenemos que seguir intentándolo, aún está muy débil.

— No está funcionando y ya viene.

Equidna estaba caminando hacia nosotros.

— Mira, lo llevamos adentro y lo ponemos en el altar

— ¿El altar? ¿En dónde mierda hay un altar? - pregunté

— El punto más alto, la mejor vista

— Está bien, ¿pero eso para qué va a servirnos? - cuestiono Grover

— Llegamos al altar y le pedimos ayuda a mi mamá

— Creí que no había que pedirla

— Rápido, hay que entrar

Grover y yo llevamos a Percy, ayudándolo a caminar. Annie se quedó esperando un tiempo. 

— Chicos, ¿oyeron eso?

— Nadie oyó nada - la miré confundida

Avanzamos hasta llegar a uno de los cubículos del tren.

— ¿Qué fue aquello? ¿Qué oíste? - observé a Annie, estaba preocupada.

— Te hablo. Alecto hizo lo mismo conmigo en el museo en Nueva York. ¿Qué te dijo?

Antes de que se cerraran las puertas, vimos a Equidna y en una sombra se proyectaba la Quimera.

Sentí como un destello, me cegó. Cuando abrí los ojos estaba en un lugar de tratamientos de belleza, ¿en un spa?

— Hola, querida - me saludo una mujer

Ella era una mujer joven, blanca y rubia. Con unos ojos celestes. Su cabello era largo y ondulado, juraba que durante algunos segundos, estos se convertían en rizos y sus ojos cambiaban de un celeste claro a unos hermosos ojos azules que veía muy seguido. Lucía hermosa y encantadora.

— Ja, curioso - dijo mientras se miraba en un espejo - Ya lo suponía, ahora cada uno me tendrá que dar 40 dracmas.

— ¿Afrodita? - pregunté sin creerlo

— No actúes tan asombrada, querida, ya sé que mi belleza impresiona-

— ¿Dónde están mis amigos? ¿Morí?

— Digamos que estás soñando, no tengo mucho tiempo. Lo lamento, linda, eres una de mis favoritas y eres de las mejores semidiosas que estuvo en mi cabaña, pero no vas a poder tener tus poderes ni armas y no te podré ayudar, por lo que no estarás en mi cabaña.

— ¡¿QUÉ?!

— No es porque yo quisiera, fue una votación. Además, fuiste muy imprudente al mandar esa caja.

— Yo no la mande, pusieron ese nombre contra mi voluntad y ¿por qué?

— Si te alejas del hijito de Poseidón, tus poderes volverán y tus armas. Por ahora, ese collar que te di es como cualquier otro.

— ¿Alejarme de él? ¿Por?

— Si te juntas con él, va a manchar tu imagen y por ende, la mía. Para nosotros, es como Judas, como tú comprendes. — me explicó mientras paseaba por el spa

— Él no robó el rayo - Afrodita me miro sin creer lo que decía - ¿Entonces recuperaré mis poderes, armas y volveré a la cabaña si me alejo de él?

— Sí

— ¿Pero puedes sanarlo?

— Cariño, eso no me corresponde a mí. Ya cumplí con mi parte de ofrecerte una alternativa, ahora es tu decisión. — me respondió con su voz melodiosa mientras me ordenaba el cabello y curaba mis heridas - Adiós

— ¡ESPERA! - grité antes de que otra vez un destello me cegará

Abrí mis ojos y estaba en el tren, era como si solo me hubiera ido durante un pestañeo.

— Creo... creo que es la Quimera - dijo Grover - ¿Cómo es que la Quimera logró entrar a ese lugar?

Miré a Percy, no sabía qué pensar o qué decisión tomar. No quería alejarme de él, pero sería como estar en contra de los dioses, que al parecer votaron sobre esto.

A mi lado estaba Annie, quien desde hace un tiempo la notaba extraña.

— ¿Cómo es que la Quimera logró entrar a este lugar? Estamos en un santuario. Atenea tendría que haberla dejado entrar, ¿pero por qué haría eso?

— Annie - la llamé, pero no contestaba - ¡Annie!

— ¿Qué fue lo que Equidna te dijo? - le pregunto Percy

— Lo que dijo fue que mi impertinencia hirió el orgullo de mi madre, y que sería mi condena

— ¿Impertinencia? Pero qué... la cabeza de Medusa - entendió ojos bonitos

— Avergoncé a mi madre

— Pero yo fui quien mandó la cabeza al Olimpo, yo firme la nota

— Y yo lo permití. Eso la avergonzó y está muy enojada

Si pudiera estar en el Olimpo, le daría un buen coñazo a Atenea, malditos dioses.

— Entonces... — susurró mientras me miraba a mí

Trataba de evitar mirarlo, eso haría las cosas más complicadas y se me haría más difícil tomar una decisión.

— Chicos, ¿qué vamos a hacer?

— Ella no va a ayudarnos con Percy en la cima

— Y no creo que Afrodita tampoco - comenté

— No, quise decir, ¿qué haremos con Equidna y Quimera? Nos están pisando los talones

— No tendremos mucho tiempo. Van a llegar en cualquier momento, si mi mamá no va a protegernos, tendremos que pelear aquí arriba

Ayudamos a Percy a subir hacia la cima, cuando notamos que había varios estudiantes.

— Ay, no, tenemos que sacar a todos de aquí.

Vi una alarma de incendios y la presioné.

— ¡Cuidado, hay un incendio! - fingí - Ustedes tres vayan con los demás.

— ¿Qué? No nos separaremos - me respondieron Annie y Grover

— Solo háganme caso - dije aun ayudando al sátiro con Percy

— No, no, no, no, saldremos de aquí, JUNTOS - se quejó el rubio

— No vamos a lograrlo, ojos bonitos. La Quimera es asesina de semidioses, alguien tiene que quedarse atrás para conseguirles un poco más de tiempo.

Apenas cruzaron la puerta, tuve que soltar a Percy. Antes de que pudiera hacerlo, él colocó un mechón de pelo detrás de mi oreja.

— Annie, Grover, ayúdenlo a bajar las escaleras y llévenlo al río. No paren, no hasta que lleguen con Hades, y denle un buen puñetazo de mi parte y díganle que le mando muchos saludos. Consigan el rayo maestro y vuelvan a salvo.

— No, Adhara. No te atrevas a hacerlo - refuto Annie

— Algunas misiones son de tres, volveré al campamento antes que ustedes o tal vez nos reunamos en el camino.

Percy negaba con la cabeza mientras me miraba. Oímos como la Quimera se acercaba.

Le había prometido a Luke, que apenas las cosas se pusieran difíciles, volvería al campamento. Tendría que romper aquella promesa. Tenía que proteger a Percy, por mi culpa él estaba en ese estado en primer lugar.

— Tienen que irse. — estaba cerrando la puerta cuando alguien me detuvo

— ¡Espera! - gritó Percy

Sacó su espada de bolsillo.

— Usa esto, no creas que no me di cuenta de que no puedes invocar tu espada - estiraba su brazo para darme su espada.

Lo miré atentamente, como si fuera la última vez que lo hiciera. Creo que era una respuesta ante los dioses, no me importaba en lo absoluto si perdía mis armas o poderes, si no tenía donde dormir o lo que sea, no me importaba cuantas cosas me quiten, no me importaba en lo absoluto. No quería dejarlo solo y alejarme de él.

Tomé la espada, y él me empujó hacia las escaleras, cerrando la puerta, dejándose en la cima para enfrentar a la Quimera.

— ¿Qué mierda? - grité confundida - ¡ESPERA!

Los tres gritábamos y tocábamos la puerta para impedir que lo haga.

— ¡PERSEUS JACKSON ABRE LA MALDITA PUERTA EN ESTE INSTANTE! - grité fuertemente

— ¡Percy, no lo hagas! ¡Te matarán!

— ¡PERCY!

— ¡Percy, por favor, abre la maldita puerta! - gritaba sin parar - ¡No puedes hacerlo solo!

A pesar de mis gritos y golpes, no contestaba. Oímos como la Quimera había llegado.

— Mierda - susurré mientras lloraba y seguía golpeando la puerta

No podía dejar que muriera, no podía dejarlo solo. Golpee con todas mis fuerzas hasta que mis nudillos empezaron a sangrar, Grover intento detenerme, pero no pudo hacerlo. Deseaba con todas mis fuerzas poder abrir esa maldita puerta de alguna forma, debía de haber alguna.

Entonces, sentí como si tuviera una energía dentro de mí y de la nada, la puerta se abrió.

Agarré la daga de Annie y entré corriendo. Me monté en la Quimera y enterré la daga en su cuello, provocando que ella desapareciera.

— ¡No! - grito Equidna girando a mi molesta

Antes de que pudiera hacer algo, apunte la daga en su cuello.

— ¿Dónde está? - le pregunte

— Miren a quien tenemos aquí, a la estrella - sonrió Equidna

— Responde mi pregunta - acerqué más la daga a su cuello

— No quisieras hacer eso, mejor deberías de ver cómo está él - respondió mirando un gran agujero que había en el suelo

No, no, no, no, no.

Era lo único que me repetía en mi mente.

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