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𝟎𝟎𝟏 ┆𝖆 𝖕𝖊𝖗𝖋𝖊𝖈𝖙 𝖜𝖊𝖑𝖈𝖔𝖒𝖊

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No sé qué mal cometí en mi vida pasada para ser mestiza, pero debió de ser uno horrible. Nadie racional desea ser un mestizo, solo se nace con ese castigo divino.

Estaba sola, en el campamento, todo se incendiaba mientras algunos luchaban y otros eran cruelmente asesinados por aquellos monstruos que nos perseguían. Otra pesadilla, una realmente horrible. Estaba desangrándome mientras luchaba con el minotauro cuando me apuñalaron, alguien corrió a sostenerme... era él. Aquella sombra, lo único que pude distinguir fueron sus ojos, sus ojos azules como el mar, tan hermosos y atrapantes. Quise verlo mejor, pero desperté, genial.

Eso es lo malo de algunas visiones, no son tan claras. La vida sería más fácil si estas fueran más claras.

Solté un suspiro mirando a las estrellas pintadas en la litera, era de las pocas cosas que me relajaban de las pesadillas y visiones, las otras eran dulces, películas y música.

— ¡AAAAAH! - grito Azami haciéndome levantar, rápidamente golpeándome la cabeza.

Subí hasta la cama de arriba.

— Estaba él ahí... tenía un cuchillo y tú estabas - lloraba mientras temblaba de miedo

Me acomodé a su costado y la refugié entre mis brazos, tapándole con la suave sabana con estampado de flores.

— Zami - susurré - Sabes que nada malo te pasara, siempre te protegeré. Tranquila, solo fue una pesadilla

— Pero no quiero que te hagan daño - murmuró mientras se limpiaba las lágrimas

— Sabes que me sé defender muy bien, pequeña. Te acuerdas de cómo la deje a Clarisse hace una semana, tuve algunos moretones, pero ella terminó peor - ella se rio

— Y Quiron te castigo lavando los platos durante tres días

— Valió totalmente la pena

— ¿Están bien? - pregunto Chase, muy alarmado - Oí, un grito, no volvió a venir ninguna araña, ¿no?

Chase, era un hermano mayor para nosotras. Desde que Afrodita tuve la bondad de acogernos en su cabaña, entonces Chase fue el encargado de cuidarnos; sin embargo, dejo de ser nuestro cuidador y empezó a ser nuestra familia. Un hijo de Afrodita, muy talentoso cuando se trataba de cambiar algunos de sus aspectos físicos, realmente era el mejor en esta habilidad que cualquiera en toda la cabaña.

— ¿Los hijos de Atenea no solo se asustaban con las arañas? - le cuestione divertida

— Los hijos de Atenea y yo. Ahora levántense, el desayuno está por empezar y si llegan tarde se quedarán sin comida.

— Ve avanzando.

Ambas corrimos al baño, pero cuando eres más pequeño, sueles tener mayor rapidez, una gran desventaja a mi favor.









✧*・゚*


— ¿Una piedra más? - suspiro el Señor D mientras tomaba una Coco Cola Zero

— Pero esta es diferente, es un cuarzo rosa, me lo dio Chase.

— ¿El que cambia de pelo cada día?

— Ese mismo - le respondí - Los cuarzos rosas simbolizan el amor propio, de amigos, familia y romántico. Tal vez por fin llegue el chico.

— ¿El de tus visiones? - suspiro harto - Si sigues hablando de ese idiota te voy a sacar a patadas de aquí. Hasta a Quiron lo tienes harto.

— Pero tengo que encontrarlo, si es amigo o aliado, pronto vendrá. Además, siento que será alguien importante, de lo contrario no estaría en la mayoría de mis visiones desde-

— Desde hace 2 años, ya lo sabe medio campamento. Estás igual de pendiente que Annabeth con los nuevos.

— Sería mucho más fácil si estuviera en alguna de las profecías del oráculo, a menos que...

— Deja de insistir con eso, Adjara Alerni, igualmente si tuviera ni te diríamos.

— Lo que diga.

— Ahora sal de mi vista, pequeña mocosa

— Sabe que me ama - dije antes de salir corriendo de la oficina.







✧*・゚*


— ¡Lucy! - grité corriendo hacia mi amiga, la chica más linda de la cabaña de Deméter, quien venía con canastas llenas de fresas

— Ady - suspiro la mencionada - Sabes que no te puedo dar ninguna de las fresas, estas son para vender

— No son para mí

— ¿Entonces para quiénes son?

— Para Chase y Azami

— Ya les di, antes de que me encontraras - me sonrió

— Entonces son para Annie

— Me lo dices como si fuera una ingenua

— ¡Lucy! ¡Ahí está Luke! - le alerté señalando a un árbol, logrando que ella volteara rápidamente

— ¿Dónde? - dijo mientras yo agarre un puñado de fresas - Eres una mentirosa Adhara Abernathy

— Es por un bien común, para mi estómago. — corrí hacia la playa logrando perderla en el camino.

Mirar la playa cuando comía fresas era la mejor manera de poder estar tranquila. El movimiento tan perfecto de las olas, el color del mar y la suave brisa... era de las pocas cosas buenas que tenía el campamento.

Al poco tiempo de haber llegado, me dormí.

Estaba paseando en esta playa, corriendo con la sombra del misterioso chico y solo se veían sus hermosos ojos azules. Juraba que, si era su enemigo, sería el más lindo al que cualquier semidiós se haya enfrentado... ¿Por qué los lindos tienen que ser los malos? Es más difícil de concentrarse en quién es el verdadero enemigo.

— ¡ADY! ¡ADHARA! ¡DESPIERTA! - grito Luke, sobresaltándome

— ¿Qué paso? ¿Es Azami? ¿Otra araña? ¿Fresas? Porque yo no las robe

— Es hora de entrenar - contesto Luke mientras se reía, un lindo odioso

— ¿Por qué? Mejor mañana - me quejé, tratando de volver a dormir

— Me lo agradecerás cuando tengas que luchar con un monstruo o con tus enemigos

— Capaz ese día jamás llegué, probablemente primero me hayan reclamado a tener que ir a alguna misión.

— Ya Vamos - volteo sus ojos cuando me tiro arena al cabello

— ¡Luke! Maldita lagartija - grité persiguiéndolo - ¿Sabes cuanto tengo que esperar para que por fin el baño esté desocupado? Una eternidad

Él solo se reía mientras corría al campo de entrenamiento.

— Te daré 10 caramelos que me dieron los Stoll si me ganas en una batalla de espadas

— He mejorado, Luke. Sabes que soy la segunda mejor con la espada en el campamento

— Dime eso cuando por fin superes al maestro, cuando seas la primera.

— Muy pronto llegará el momento - lo reté

— Por supuesto - rodó los ojos

Empecé a atacarlo con mi espada, logrando cortar un poco su brazo. Rápidamente, se repuso, dándome un golpe con el mango de su espada en el estómago, obligándome a tomar la posición de defensiva. Con un veloz movimiento, le di una patada en el tobillo, logrando que se cayera. Le puse la punta de mi espada en su garganta.

— Mejoraste, pero no te confíes, pequeña loca. — dijo antes de hacerme caer y sujetando su espada a pocos centímetros de mi garganta.

Quite con mi mano la punta de su espada. Sabía que me faltaba mucho para poder superarlo, pero era divertido practicar con él. 

— No lo has hecho nada mal - me animó dándome la mano para levantarme.

Al agarrar su mano lo empujé hacia mí, logrando que cayera a mi costado, a lo que ambos nos reímos. 

— ¿Otra vez? - me sonríe - Haces lo mismo desde los siete años

— Algunas cosas nunca cambian, Lulu - conteste, llamándole con el apodo que Azami le dio cuando lo conoció. — Como la familia.

— Tienes razón - me revuelve el cabello, algo que odiaba

— ¡Luke! - le grité antes de pegarle, a lo que él se dejó fácilmente.

— ¡Adhara! - gritó Annabeth - Dejen de jugar, pronto va a ser "Captura la Bandera", necesitamos ganar

— No necesitamos practicar Annie, te tenemos a ti, la mejor estratega del campamento; al mejor espadachín de aquí y a mí, saben que puedo hacer que cualquiera me haga caso, si Quiron no se entera, y soy buena con la espada.

— De todas maneras, practicar nunca esta demás. Además, vas a preferir esto, que toparte con Lucy después de robarle las fresas.

Me dio escalofríos al pensar en encontrármela, era una amiga muy dulce, pero cuando se enojaba, daba miedo.







✧*・゚*


La noche llego tan rápido como una suave brisa. El cielo pronto empezó a nublarse, iniciando una tormenta, algo recurrente durante los últimos días, ¿una pelea entre los dioses? Probablemente, pero el motivo debía de ser grande...

— ¡Te encontré! - grito Lucy, maldita Annabeth, la había invocado - Sabes que no te puedes esconder de mí, pequeña-

— Si me disculpas, Quiron me llama - la interrumpí antes de volver a correr, para mi mala suerte... ella me alcanzó

— No voy a lavar todos los platos durante otra semana para salvarte, Andrómeda - definitivamente estaba molesta, casi nunca me llama por mi segundo nombre.

— ¿Qué está pasando aquí? - nos regañó Quiron al ver como la rubia estaba encima de mí mientras me jalaba de los pelos, parecíamos dos maniáticas en lucha libre - Nada de peleas.

— Quiron, dile que me suelte - me queje

— Primero discúlpate y acepta el castigo, tramposa - me jalo más fuerte

— ¿Té has vuelto a comer las fresas? - suspiró el sabio centauro, quien había sido un padre para Azami y para mí.

— Lo siento, pero son muy ricas. — miré a Lucy apenada - Lamento, haberte hecho lavar los platos de todo durante un mes.

— Te perdono - me sonrió la mencionada, ayudándome a parar - Aun así, me debes plata.

— Lo sé - replique, antes que se vaya, me gire para mirar a Quiron - ¿Una semana de castigo?

— Un mes, es lo justo - me corrigió

— De casualidad, ¿trajiste uno de esos ricos chocolates? - le sonreí dulcemente

— Sabes que sí - me sonrió - Dale algunos a Azami cuando los demás estén dormidos, no queremos que haya algunas peleas.

Antes de poder contestarle, sentí escalofríos, como una advertencia o un terrible presentimiento.

— ¿Ady, estás bien? - pregunto Quiron preocupado

Corrí lo más rápido que pude hacia la entrada al campamento, era como vivir un déjà vu. Se sentía como si este fuera el momento que estaba esperando, un momento clave en la historia de cualquier héroe. Se oían gritos a lo lejos... no dejaría que alguien más muriera tratando de llegar al campamento.

Debajo de la lluvia pude observar al minotauro, luchando... ¿Con un nuevo mestizo?, y al costado estaba Grover muy malherido.

— ¿Adhara? - se alarmó Grover

Toque mi collar, una cadena con un corazón morado hecho de cuarzo, un regalo de Afrodita. En mi mano apareció mi espada, una que tenía grabada estrellas en la hoja.

¿Que estaba haciendo? Ir corriendo como si nada al bosque donde hay mounstruo y luchar en medio de una tormenta, que gran idea, Adhara.

Miré al pobre chico, me parecía extrañamente familiar, pero no podía verlo muy bien por la tormenta y porque agarraba al minotauro de los cuernos, como un torero, pero sin su ropa y la bandera roja.

Fui hacia el minotauro, arrepintiéndome de mis decisiones de vida, atacándolo por sus piernas, logrando distraerlo un poco. Todo parecía bien, hasta que fui su principal objetivo.

Lo esquivaba de un lado a otro, evitando los golpes y logrando atacarlo de vez en cuando, si tenía suerte, pero era muy rápido y fuerte. Estaba perdida. Me empujo contra un árbol, a lo que perdí mi espada. Miré al chico, quien le arranco uno de los cuernos al minotauro, logrando atacar al monstruo con este. Tal cual, como la arena, empezó a desmoronarse y el viento se lo llevo, las cenizas que quedaba del minotauro, desapareciendo.

Fui corriendo hacia el chico, quien se había caído, apenas el monstruo desapareció, colocando su cabeza entre mis brazos para ver si tenía una herida de gravedad.

Logre mirar sus ojos, unos como el mar, tan tranquilos y poderoso como este, como si mostrara que nadie podría contener al mar, pero que este te podría hechizar con su belleza. Esos ojos... los sueños... eran los mismos.

— Mi madre - susurró torpemente antes de mirarme.

Me miraba de alguna forma que me hacía sentir tan nerviosa, pero tan de la misma forma tan tranquila, como si tuviera la certeza que algo iba a pasar.

Siempre que pensaba en mi gran encuentro con la persona de los ojos azules, me imaginaba en un plano de pelea, ambos estando seguros de ser unos grandes aliados o enemigos; sin embargo, esta vez me sentía como si un rayo me hubiera caído y estuviera paralizada.

— Tranquilo, estarás bien - solo eso logré pronunciar.

— ¿Estoy en el cielo? Porque no me molesta quedarme - suspiró al verme con sus últimas fuerzas antes de desmayarse

Logré cargarlo y llevarlo junto a Grover al campamento. En la entrada ya nos esperaba Quiron y Annabeth.

— Él. Debe de ser el elegido - comento Annabeth

— Annabeth - la regañé - Se ha desmayado, ayúdame a llevarlo a la enfermería

No dudo ni un segundo en ayudarme. Apenas logramos dejarlo en la enfermería junto a Grover, cada una se fue a su cabaña.

Todos en mi cabaña ya estaban dormidos, siempre están muy ajetreados en las mañanas, pero caen rendidos para la noche.

— ¡Adhara, estás empapada, te vas a enfermar! - me regaño Chase, quien me espera sentado en su cama.

— Lo encontré, al de mis visiones - susurré aun sin poder creerlo

— ¿Está aquí? - pregunto Azami, levantándose de la cama, fingiendo estar dormida, de nuevo. Solo logré asentir con mi cabeza.

— ¡Lo encontró! - celebró Azami junto a Chase de forma discreta, para evitar levantar a alguien

— Ambos váyanse a dormir - les regañé.

Me fui a cambiar y me eché a mi cama. Por una noche no tuve ninguna pesadilla.

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