𝐄-𝟎𝟔 ┆𝖉𝖆𝖉?
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Azami ya se había curado, todo está bien. Los demás fueron a hacer compras, era el momento. Era ese momento, para volver a usar el maldito brazalete. Quería respuestas y las necesitaba.
Me senté en mi cama y me puse el brazalete. Solo que esta vez, me rodearon un tipo de plantas por completo el brazo, llegando hasta mi cabeza. Me lo puse al revés, mierda.
¿Por qué tenía que ser tan tonta? ¿Me iba a morir? ¿Cambiaria en algo?
Hubiera seguido llenándome de preguntas, pero me desmaye.
Estaba en una casa de campo, nunca vi este lugar en mis visiones ni en mis recuerdos de mi vida pasada. En eso, llego... llego mi padre a la cabaña. Lucia joven, como en las fotos que tenía en ese lugar donde lo mate. Parecía tener unos veintidós años, se veía normal, no como un loco alcohólico. Lucía feliz.
Él miraba una mesa llena de papeles, eran viejas escrituras, dibujos de las estrellas y en uno decía un nombre muy conocido "Hester". ¿Él sabía?
— William - lo llamo una mujer desde una de las habitaciones.
— Regresaste - sonrió mi padre al escucharla.
¿Ella sería mi madre?
— Lo conseguí. Conseguí la pieza faltante - dijo ella, acercándose hacia mi padre
Era hermosa. Tenía ojos marrones, como los míos e irradiaba una energía poderosa. Su mirada era fuerte, parecería que te atacaría, pero cuando la veías sonreír la tranquilidad te llenaba por completo.
No parecía mala. Siempre me convencí en que sería alguien vil y despiadada, que luciría como uno de los monstruos que nos atacaban, pero era todo lo contrario. Sin embargo, su belleza no podía nublarme de la verdad. ¿Cómo ella pudo abandonarme de esa forma?
— ¿Sabes que estamos rompiendo varias reglas del mandón, no? - la abrazó mi padre
— Siempre lo supiste, William. Es la única forma en la que podremos obtener lo que queremos.
— Y esta pequeña será nuestra ayudante - señalo William tocando el vientre de Hécate.
¿Ya me tenían para ese momento?
Hécate aprovecho ese momento en el que mi padre estaba distraído y lo miro de forma extraña... no sabía si era odio o dolor. ¿Ella sabía lo que haría?
Mi padre me amaba... en el fondo lo sabía, siempre lo supe. No. A veces lo dudaba, ¿por qué las personas que más te amaban, eran las que te hacían más daño?
Me sentía como un fantasma, mirándolos... fui a ver los pergaminos para ver si había algo de utilidad, pero estaba todo en griego antiguo, solo logré entender mi antiguo nombre. Ese nombre estaba en todos, en dibujos, escrituras, piedras, en todo.
— ¿Ya pensaste en el nombre, William? ¿De qué estrella escogiste?
— ¿Cómo sabes que tiene que ser de una estrella?... Bueno, tal vez amo las estrellas, pero ella será la estrella caída, merece el nombre de una estrella.
— ¿Y cuál es?
— Adhara. Es de mis constelaciones favoritas, Canis Major.
— ¿La del perro?
— Amo a los perros. Adoptaremos a uno y lo criaremos junto a la pequeña Adhara.
— Tu obsesión con los perros te va a traer el karma. Tu hija va a terminar amando a los gatos
Y si paso.
— La mataría antes de que eso pasara - bromeó — Aunque si tuviera un hermano lo llamaría Sirius, por Sirius Black.
Hécate lo golpeo en la cabeza.
— Sabes que no me gusta Harry Potter, mi magia no necesita una varita
— Es ficción.
— ¿Y? Yo soy la diosa de la magia y ellos usan magia.
— Su segundo nombre será Andrómeda, merece darle respeto a su destino. - cambió de tema - Sería muy divertido que sus iniciales sean "A.A.A.", me gusta.
Toda la bella escena había cambiado en un suave parpadeo. Mi madre me sostenía entre sus brazos, al ver mi tamaño y mis razgos, parecía que no paso mucho tiempo desde mi nacimiento.
— Lo saben. La mataran - le informo mi madre a mi padre, como si fuera lo más normal del mundo
— Ellos... no pueden romper con el curso de su destino. No le harán nada. No pueden hacerle algo. - trato de convencerse mi padre.
— ¿Y Artemisa?
— Esa... maldita sea - golpeó una pared tan fuerte que sus nudillos sangraron - La esconderemos... nos iremos al Inframundo o algún lugar, mientras ella no sepa donde esta Adhara, no se la llevara.
— No puedes esconderla para siempre, William.
— Lo hare si es necesario. No dejare que esos monstruos se lleven a mi hija, no mientras yo esté vivo.
— Ella tendrá que reencontrarse en algún momento con Perseo y sabes que no podrás esconderla a partir de ese punto.
— Vere la forma, encontrare la forma.
— ¿Y nuestro plan? Tenemos todo para encontrarlo, si lo encontramos tu hija podría ser libre de ellos.
— No voy a arriesgar a nuestra hija por nuestra avaricia.
— Es la única forma de salvarla
— Es tu forma de salvarla. Siempre dices que es la única forma, pero ambos sabemos que es mentira, siempre hay otras formas de las cuales te niegas porque no cumplen con tus estupidos deseos de poder. Sabes que ella es la elegida para usar esa arma, y ahora es solo una bebe. No dejare que sufra lo mismo que yo en ese infierno de campamento y teniendo que luchar para que los monstruos no la asesinen. La protegeré.
— Te estas dejando llevar por tus estúpidas emociones, William. Piensa racionalmente. Todo lo que has hecho para poder obtener la información que tenemos ahora. Solo falta ir a buscarlo, con la ayuda de ella.
— ¡ES UNA BEBE, HECATE! ¡UNA BEBE! ¡NUESTRA HIJA!
La diosa empezaba a usar su magia, su aura paso de ser de un suave morado a uno oscuro, tal vez ocultando aquella fachada.
— William, contrólate. - Le advirtió antes de dejarme con él
En el instante del que ella desaparecio, mi padre me sostuvó entre sus brazos, cantando una canción de cuna en ¿italiano?
— Estarás bien, mi estrellita, te lo prometo. Nadie te hará daño, no mientras yo esté vivo.
Quería gritarle, quería odiarlo e insultarlo, usar todas las técnicas de ataque que aprendí para hacerle sentir el mismo dolor que él me provoco pero sabía que realmente no lo quería, que no podría, que solo la idea de pensarlo me hacía sentir culpable. Tal vez era lo que debía de sentir, Luke me decía que no estaba mal sentir eso porque era lo mismo que sentía por su padre... a excepción de que yo no podía.
Sentí un nudo en mi garganta y las lágrimas no paraban de brotar. ¿Por qué no pudiste cuidar y proteger de ti mismo? ¿Era un sueño o fue verdad?
La escena cambio y mi padre me sostenía entre sus brazos mientras mi madre trataba de entrar a la casa, sin embargo, un escudo dorado rodeaba la cabaña.
— ¡ABRE LA MALDITA PUERTA, MESTIZO!
Mi padre con lágrimas en los ojos me dejó en mi cuna.
— Papá te quiere, mi estrella, mi Adhara. - susurró antes de acariciar mi mejilla y darme un beso en la frente, colocando mi manta de estrellas sobre mi para abrigarme.
— ¿Pediste ayuda no es cierto? - Artemisa no paraba de reirse - ¿Afrodita? Una diosa del amor no creo que te ayude mucho ahora. Sabía que eras un niño de mami, pero esto es incluso humillante para ti, Abernathy.
Las miradas de dolor y odio se cruzaron entre ambos. ¿Qué había pasado? Hace un segundo se amaban o eso parecía. El amor de los dioses casi nunca era confiable, por algo abandonaban a sus hijos y amantes.
— Apolo... - susurro mi madre - Te condenaste
— Tal vez. - le respondió mi padre con seguridad, me sentí por un momento reflejada en él, cosa que nunca hubiera querido. - Pero fue un trato justo.
— ¿Tu vida para atrasar lo inevitable?
— No. Mi vida por la de mi hija.
Me sentía con muchas emociones encontradas, no sabía que sentir ni que pensar. ¿Esto era real? Porque toda idea que tenía de mi padre estaba siendo confundida, era él, pero a la vez no. Yo no recordaba que fuera así, jamás.
El brazalete me tenía que mostrar de mi vida pasada, no de mi pasado.
— Te arrepentirás de esto, semidios.
— Sabes que casi nunca me arrepiento de las cosas. Y esta no será la excepción. Tus ansias de poder te terminaran destruyendo.
— ¿A mi? Los peones siempre se sacrifican para proteger a la reina.
— ¿ACASO ERAMOS UNOS PEONES PARA TI? AL IGUAL QUE-
No logro terminar porque el recuerdo se detuvo, como una grabación. Note cómo mi madre me miraba y estaba a punto de lanzar un hechizo.
— Mira a quien tenemos aquí... no es hora de que sepas toda la verdad, Adhara.
— ¡ESPERA! ¡Mamá! - grité intentando de alcanzar, pero el suelo se derrumbó y caí a un vacío. Lo último que vi fueron sus ojos de odio, odio puro.
Caí en mi antigua casa, la que quemé. Y mi padre me sostenía en brazos, esta vez lucía... normal... no cómo recordaba de la última vez, no estaba destruida, lucía bonita y acogedora. ¿Qué paso?
Mi padre me cargaba mientras lloraba.
— Estaremos seguros aquí, mi estrellita, quería que visitaras Roma, llevarte al bosque a ver las estrellas... pero todo esto se salió de control, no planee nada de esto. Lo siento, no vas a tener la vida que merecías tener.
Yo tenía mis manos en su cara, parecía todo sacado de una película. Una película que no tenía final feliz.
— Tenemos suerte de que no se enteró Artemisa, aquí no te encontrara nadie. Ningún monstruo te atacara, ningún dios te va a herir. - me dejo en mi cuna - Es la única manera, pero lograremos divertirnos, hay muchos libros por leer y todo eso - comento un poco aburrido - Bueno libros, no. Pero hay muchas opciones.
Él tomo la vieja caja, en donde había encontrado la foto de mi madre, solo que esta vez guardo todo.
— Mientras menos sepas, mejor estarás. Te prometo que serás muy feliz, durante toda tu vida. - me sonrió antes de irse
Pensé que "el recuerdo" terminaría, pero seguía ahí. Perseguí a mi padre a donde fue su habitación. Él se aseguró de cerrar todo a su alrededor y quedar completamente solo, con una vela encendida. Trataba de ordenar las cosas en su habitación y decorar un poco la vieja mesa de estar al lado de su sillon, aunque, sin darse cuenta dejo caer un portaretratos nuevo, tenía una imagen mia. En ese instante, él rompió en llanto.
— Maldita sea - dijo rompiendo una lampara - ¿No podían matarme? ¿No podían escoger cualquier otra cosa? - gritó mirando hacia arriba mientras se reía - ¿Locura? "La locura será tu castigo"... de verdad no les importa nadie. Y yo no puedo cuidarla, si me vuelvo loco... ella estará en peligro y no puedo mandarla al campamento porque ahí la encontrará. Ella la encontrara... y no podré estar ahí para protegerla.
Por favor que esto haya sido verdad, que lo haya sido. Trate de abrazarlo, pero era como si fuera un fantasma, no podía tocarlo.
— Incluso ya parezco un loco hablando con la nada. Yo... el diario... las notas... ya lo sé.
Abrió una de las cajas de su habitación y encontró una caja de negra de plata, al tocarla poco a poco sus manos empezaron a tornarse negras... como si fueran sombras. Rápidamente la soltó.
— Si ella lo encuentra, lograra descifrarlo. Por mientras tendrá que aprender a usar su magia.
Escribió algo en una hoja de papel "Σκέτη μαγεία, έλα πίσω σε μένα"
¿Otra vez griego? Memorice lo que estaba escribiendo. Debía intentarlo.
— Lo demás lo sabrás a su tiempo, mi Ady.
Apagó su vela, la única luz de la habitación y todo se tornó oscuro.
✧*・゚*
Desperté, creí que todo había terminado. Pero no estaba en mi cama, estaba en el cuarto de otra persona. Corrí afuera y no era la casa de Sally. ¿Dónde me metí?
Bajé las escaleras y.... me encontré con ¿mi papá?
— Ady, madrugaste hoy - me sonrió antes de abrazarme - Te deje ver la maratón de Harry Potter con la condición de que me ayudaras en la mañana en el taller y no cumpliste con tu parte del trato, jovencita
— ¿Yo? ¿Tú? ¿Estoy muerta? - tartamudee sin creerlo
Esto no era un sueño, no era un recuerdo, era real. Podía sentir su perfume, me podía abrazar, era real. ¿Todo lo que viví antes fue una pesadilla? ¿Acaso nunca conocí a Percy? ¿Viaje a otro universo?
— ¿Tuviste otra pesadilla?
— Creo que sí
Me acompaño a sentarme y me vi en un espejo. Tenía como ¿16 o 17 años? Incluso podría decir que hasta 18. ¿Y si perdí la memoria y tuve un sueño? ¿Azami? ¿Dónde estaba Azami?
— Debes de tomar un poco de té - me ofreció mi padre antes de sentarse junto a mí - ¿Qué fue esta vez?
— ¿Azami? ¿Dónde está Azami, papá? ¿Está bien?
— Sabes que tu hermana quiso quedarse este verano en el campamento - me sonrió como si fuera la más obvia del mundo - Ahora dime que soñaste porque sí estás más rara de lo normal
— Gracias - dije con sarcasmo
— Sabes que eres así, estrellita
Ese apodo...
— Soñé que te morías, te quemaste en otra casa. Que tenía doce años y que estaba en una misión con ojos bonitos, digo Percy Jackson, con Annabeth y Grover, que regresé al campamento, que Luke nos traicionó, que fui a vivir con Sally Jackson durante el verano y que tenía dos gatos y-
— Estrellita, esa es mucha información. Creo que soñaste toda tu vida.
— Creo que sí...
— Cómo puedes ver, yo no estoy muerto y hemos vivido aquí desde siempre, el bosque es más tranquilo que la ciudad. No tendrías ningún gato, porque ya tenemos a nuestro hermoso perrito, que se fue con tu hermana. No tengo idea de quién sea Luke, pero ¿Percy no es ese niñito con el que vas a tener una cita hoy?, el que conociste en una cafetería y te enteraste de que era semidiós.
—¿Es el único Percy que conozco?
— Si
— Entonces si es ese que pienso. ¿Es rubio con rizos, tiene unos ojos azules hermosos, alto y muy lindo?
— ¿Muy lindo?
— Sí, muy lindo.
— Creo que tenemos diferentes conceptos de belleza, pero hijo de Afrodita, no es. — señalo lo obvio
Yo solo reí.
— Ninguno de los chicos con los que he ido a citas te ha parecido lindo ni te cayó bien - comente con naturalidad, como si realmente todo lo que "soñé" realmente fuera un sueño. Entonces esto era lo real...
— Es que aún no creo que nadie merezca a mi estrellita, recuerdo cuando hiciste tu primer hechizo o cuando tomaste tu primera foto. Sacaste mi talento en la fotografía.
— Lamento no haberte ayudo en tu estudio en la mañana.
— Pronto te daré tu castigo, y lo sabes, pero ve a prepararte para tu cita. Una Abernathy siempre luce grandiosa, es parte del apellido.
— Claro, papá - fui corriendo a mi armario
✧*・゚*
Cuando termine de cambiarme, logre ver las fotos que adornaban mi habitación. En todas lucia feliz, realmente feliz. Estaba con Lucy, con Chase, en varias con Annabeth y Grover. No encontraba ninguna con Luke. Tal vez a él sí lo invente.
Me coloqué mi collar, el que me regalo Afrodita en mi sueño, solo que sabía que me lo dio mi papá. Toda la casa se veía tan tranquila y linda, siempre había algunos detalles de las estrellas.
Alguien toco la puerta. Debía de ser Percy. Mi padre corrió como si su vida dependiera de abrir esa puerta.
— ¿Quién eres?
— Percy, señor. ¿Está Adhara en casa?
— Sí, no quiere verte. — dijo antes de querer cerrarle la puerta
— ¡Papá!
— Bueno, si está. Asique Percy... ¿Quiénes son tus padres?
— ¿Poseidón y Sally Jackson?
— ¿Estás dudando o me estás respondiendo?
— Poseidón y Sally Jackson - contesto rápidamente
— Interesante... más te vale cuidar de mi hija, porque si mi hija derrama una lágrima por ti, te mato.
Con razón no volvía tener segundas citas.
— ¿Es una amenaza?
— No, no te estoy amenazando. Las amenazas son para los principiantes, para infundir miedo. Yo no quiero que me tengas miedo, pero cometes un solo error y te mueres. Te desaparezco, nada más.
No podía ver a Percy, pero sabía que estaba pálido como un muerto.
— ¡PAPÁ!
— Ay, estrellita. ¿En qué momento bajaste? - cambio su tono totalmente - Mira, ya llego con el chico que soñaste
En mi sueño Dionisio lo hacía, ahora lo hacía mi papá.
— Solo bromea - le dije a ojos bonitos - Hasta luego, papá.
— Que te vaya bien linda - me sonrió antes de mirar seriamente a Percy
Percy de mayor lucía sumamente atractivo.
Ese no podía ser mi primer pensamiento de él. Hay que pensar objetivamente. Seguía teniendo los mismos rizos y ojos encantadores que en mi sueño. Era más alto que yo y se notaba que hacía mucho ejercicio... CONCENTRATE, ADHARA. Su sonrisa traviesa y esa mirada.
— ¿En serio soñaste conmigo, brujita?
— No... bueno, solo apareciste durante un segundo, ojos bonitos
Mentira, podría decir que fue con él que más soñé.
— ¿Y qué estaba haciendo en tu sueño?
— Ser un estúpido y lindo, nada que no hagas acá.
— Qué amable - dijo sarcásticamente antes de tomarme del mentón y besarme. — Espero haber hecho esto también
— Sí que lo hiciste.
— Entonces me conoces a la perfección
✧*・゚*
Regrese a la casa después de mi cita. Comimos helado, fuimos a ver el atardecer y nos besamos, solo algunas MUCHAS veces.
Estaba pensando en cada momento que pasamos cuando me choque con mi papá.
— Ya llegué.
— Ya veo, ¿te encanta ese chico, no?
— ¿Por qué lo dices?
— Tienes esa sonrisa de estúpida enamorada, la última vez que sonreíste así fue cuando vimos una maratón de películas románticas y escuchamos Taylor Swift.
— Es muy lindo - suspiré enamorada
— Era tu destino, son Andrómeda y Perseo - me contesto
¿Destino? ¿Andrómeda y Perseo? No... no... por favor, esto no podía ser un sueño. No, no, no, no.
— ¿Qué dijiste?
— Que parecían Andrómeda y Perseo, por sus nombres.
Gracias a los dioses. Volví a abrazar a mi papá, había en mi sueño que se sintió tan real, siempre soñé sentirme así y ahora podía.
— Papá, no te vayas, quédate así para siempre
— ¿Qué paso, mi estrellita? ¿El idiota te lastimo?
— No, solo que te amo mucho.
— Sabes que yo también, mi pequeña Ady.
— ¿Estás seguro de que esto no es un sueño?
— Muy seguro. Esto solo es un deseo, algo que ambos hubiéramos querido.
No...
Las lágrimas no paraban y me aferraba más a mi padre.
— No... no, papá. Sé que esto es real, es real.
— Es lo último que desee antes de caer completamente en la locura. Lamento haber sido ese monstruo. Tú no merecías eso.
— No, esto es real. No digas eso.
— Todas las pistas estas en esa caja, tienes que encontrarla, Adhara. Tiene las respuestas que necesitas, pero sobre todo tienes que buscar en tu interior, tienes que hablar con Hester.
— Yo... yo no sé cómo hacerlo.
— Lo tendrás que averiguar sola, pero sé que podrás hacerlo, siempre fuiste muy poderosa.
— ¿Dónde está la caja?
— No... no recuerdo donde está. Pero te dejé pistas. Solo ve con cuidado, ten cuidado con tus decisiones porque afectarán la vida de muchos inocentes, cometerás muchos errores en el camino...
— Yo... yo no quiero lo que sea esto, yo no pedí ser la estúpida reencarnación de Andrómeda.
— Lo sé.
— ¿No puedo quedarme aquí? Todo está bien, estaremos juntos.
— Adhara, esto nunca será real. Solo estás aquí, en mis sueños y deseos, en este mundo, porque cuando me mataste una parte de mi alma se quedó en ti. Y mientras más tiempo estés aquí, menos posibilidades tendrás de regresar al mundo real, será como si estuvieras muerta.
— Yo... yo te maté. Yo no tenía opción, te lo juro, perdóname, solo-
— Lo entiendo, me alegra que lo hayas hecho, pero, solo mataste mi alma, Adhara. La locura y mi cuerpo siguen vivo.
— ¿Por qué?
— No lo sé. Solo sé que en algún momento vendrán por ti.
— Esto... soy una niña, eso me dijo Sally. Quiero ser una niña, no quiero nada de eso.
— Tendrás ayuda, podrás hacerlo con Percy.
— NO. Él no debe de saber nada de esto.
— Adhara...
— Él sí debe de estar bien. Yo me encargaré de esto, solo haz que él no tenga que pasar por eso. Él no debe de saber qué paso en nuestra vida pasada, que murió. Él ya tiene mucho con sus pesadillas. Haz algo para que no pase.
— Adhara, no puedes simplemente atrasar lo que es inevitable
— Si puedo, tú lo hiciste, los dioses lo hicieron. Sabes cómo puedo hacerlo, asique solo dímelo, pagaré cuál sea el precio.
— Lo que viste en griego. Invocarás un libro, dentro de ahí, en la sección prohibida, habrá un hechizo para desconectarlo temporalmente de esos recuerdos. Tu madre lo creo para ti... lo uso en ti, su costo en semidioses es mayor.
— ¿Cuál es?
— Pesadillas y un poco de tu alma.
— ¿Mi alma? ¿Moriré o algo así?
— No exactamente. Al ser hechizos prohibidos u "oscuros" tu alma se volverá más a este lado, se corromperá a medida que hagas más de este tipo de hechizos. Por eso solo haz ese hechizo, Adhara. Prométeme que no harás otro.
— Te prometo que no hare otro hechizo oscuro.
Me miró fijamente, sabía que las promesas solían significar mucho para mí. Aunque últimamente me habían roto varias promesas.
— Bien. Si haces este hechizo, no causará gran daño en ti, pero no hagas otro, por favor.
— Por supuesto.
Lo abracé por última vez.
— Te amo, mi estrellita.
Eso fue lo último que escuche de mi papá antes de volver.
✧*・゚*
Apenas desperté, me saqué la pulsera y corrí a la playa. Tenía que invocar el libro.
— Σκέτη μαγεία, έλα πίσω σε μένα - repetí todas las veces que podía mientras me sentaba con los ojos cerrados - Σκέτη μαγεία, έλα πίσω σε μένα
Era el atardecer y raramente no había muchas personas cerca.
— Σκέτη μαγεία, έλα πίσω σε μένα
En eso, sentí cómo todo mi cuerpo se debilitó y mi nariz sangraba. Enfrente mío estaba un libro negro con detalles dorados y al medio resaltaba la imagen de una luna. Al rededor solo había dibujos de estrellas.
Abrí el libro, ojeaba cada página en busca de la sección prohibida. Segura sería la parte en donde las hojas se tornaban negras o donde había una advertencia y tuve razón.
No entendía muy bien la descripción del hechizo, pero era lo más probable que fuera ese y tenía que hacerlo antes de que llegara Percy. ¿Qué posibilidad había de que fuera un hechizo para matarme y no para atrasar la llegada de los recuerdos de la vida pasada?
Lo único que logre entender fue el hechizo y que tenía que pensar en la persona mientras lo recitaba tres veces.
Me volví a sentar y cerrar mis ojos, concentrándome.
— Le juro a las sombras que los recuerdos serán aplazados, que el destino será atrasado a cambio de mi alma, yo lo he jurado. — dije en griego antiguo
Recordaba los momentos en donde vi a Percy sonreír, mis problemas no le iban a quitar esa felicidad.
— Ορκίζομαι στις σκιές ότι οι αναμνήσεις θα αναβληθούν, ότι το πεπρωμένο θα καθυστερήσει με αντάλλαγμα την ψυχή μου, το έχω ορκιστεί. — Repetí por segunda vez
Lo lamento tanto, Percy. Tú mereces saber la verdad, pero yo sabía que no querrías saberlo. Yo no iba a dejar esta vez que te maten.
— Ορκίζομαι στις σκιές ότι οι αναμνήσεις θα αναβληθούν, ότι το πεπρωμένο θα καθυστερήσει με αντάλλαγμα την ψυχή μου, το έχω ορκιστεί. — Repetí por tercera vez
Pensé en el rostro de Percy y sentí una apuñalada en el corazón.
Me sentía débil y me desmayé.
✧*・゚*
Cuando volví a despertar me encontraba en mi habitación y Percy en la puerta, pero volteado.
— Azami, no juegues mucho con los gatos.
— ¿Percy?
El nombrado volteo rápidamente y lo que vi me atormentaría en las siguientes pesadillas. Él estaba totalmente pálido, como un muerto, mientras de su boca había rastros de sangre y en su estómago había una mancha de sangre.
Di un grito ahogado cuando lo vi y aparte mi mirada mientras mis manos temblaban.
— ¡Ady! ¿Qué paso? - se acercó ojos bonitos a abrazarme
Yo no podía aún verlo, cerré mis ojos.
— Tú... Tú - lloriqueé
— Abre los ojos, por favor
Abrí mis ojos lentamente, esta vez volvió a ser normal.
— Estás bien - suspiré aliviada.
— ¿Por qué no lo estaría?
— Solo tuve una pesadilla, ojos bonitos
— ¿Por qué te desmayaste en la playa?
— Yo solo pasee y supongo que me desmaye. ¿Solo me encontraron ahí desmayada?
— Sí, te encontramos desmayada en el suelo con la nariz sangrando
No vieron el libro.
— Lamento haberlos preocupado
— ¿Estás comiendo bien? ¿Duermes todas tus horas? - me pregunto Percy como si fuera un doctor
— Sí - reí - Estoy bien, te lo prometo.
— Claro... — susurrado antes de besarme en la frente - Hoy veremos el documental de Taylor Swift, asique no te demores en salir.
— Salgo en dos minutos - le sonreí antes de que se fuera y cerrara la puerta.
— Σκέτη μαγεία, έλα πίσω σε μένα - susurré haciendo que el libro apareciera.
Este debía de ser un pequeño secreto. Aprendería para el momento que me enfrente con alguien en el futuro.
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Holi, ¿Cómo están?
Espero que les haya gustado <33
Otro extra antes de regresar a clases.
Sé ve más de la historia de Ady, va a sufrir la pobre.
No se olviden de votar y comentar que me ayudaría mucho <333
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