⁰⁵²
TRAS discutir por el futuro del señor que nos había hecho estar aquí por obligación, habíamos decidido mantenerlo con vida para cumplir la condena de cinco años y prepararnos para salvar a Bellamy.
Habían pasado tres meses en los que cuidábamos el huerto y la casa.
El hombre siempre huía de nosotros o se escondía y no lo veíamos.
Cuando conseguíamos atraerlo, se espantaba y se iba.
Tengo una idea para atraerlo -me dijo Echo mientras yo cocinaba y sonreía al ver a Cardan observarme atentamente- ¿podrías seguir tú con la comida? Así no dejaremos la casa vacía
Está bien. Igualmente a Cardan le toca la siesta, ¿verdad, cielo? -dejé un beso en la mejilla del menor sacándole una pequeña risita. Echo asintió con la cabeza y salió junto a Hope y Gabriel mientras yo seguía preparando la cena y acurrucaba a Cardan con un brazo para dormirlo-
EL plan había funcionado dado que el hombre estaba comiendo junto a nosotros.
Pronto el jardín dará frutos. Por el momento, el exquisito estofado de medusa hecho por Natalie -presentó Hope dejando el cesto en la mesa. Gabriel y Echo hicieron sonidos burlones para molestarme a lo que yo rodé los ojos con una sonrisa- no hagas caso. Les encanta. Era la especialidad de mi madre, y ahora de ella
Sí. Una Navy SEAL convertida en chef terrorista -bromeó Gabriel- no quiero saber qué pasaría de rechazar el plato
¿Estás bien? -le preguntó Echo a Hope-
¿Terrorista? -preguntó ella curiosa-
No te lo dijo -comprendí asintiendo con la cabeza mientras Cardan estaba sentado en mi regazo comiendo una especie de papilla que había hecho-
Tenía diez años cuando se la llevaron -me recordó Hope-
Luchaba por la libertad, no era terrorista -le dijo Gabriel rompiendo el silencio- pero no quedaba tan gracioso con lo de chef...
No ha sido gracioso -negó Echo sirviéndose la cena-
Siempre me pregunté por qué no dejaba que la tía O me entrenara -nos dijo Hope- se negaba en redondo. Ahora tiene sentido
Tal vez no quería que fueras como ella -me encogí de hombros tras masticar dándole otra cuchara a Cardan. Luego sonreí- espera a que te vea ahora
Chicos, estamos siendo groseros -nos dijo Echo para luego mirar al hombre- Orlando, háblanos de ti. ¿Qué es eso?
Son... -comenzó Orlando mientras yo veía los símbolos de su cara-
Doce símbolos. Significa que eres nivel 12, ¿verdad? -le preguntó Hope-
¿Te lo dijo el nivel 7 que hizo penitencia antes que yo? -le preguntó Orlando-
Sí. Dev -afirmó Hope- me enseñó todo lo que pudo, pero nos daba miedo que no supiera responder
¿Tenía razón? ¿Por eso fracasasteis? -preguntó Orlando formando un silencio-
No. Fracasamos porque dudé a la hora de matar -explicó Hope- está muerto por mi culpa. Su cuerpo está en tu picnic de esqueletos
Háblanos de Bardo, Orlando -pidió Gabriel tratando de romper la tensión- tengo una teoría sobre cómo tú gente llegó allí. ¿Te gustaría...?
El Pastor nos entregó -lo interrumpió Orlando para luego mirar a Hope- siento lo de De. Lo enteraré con honores. Tienes mi palabra
Gracias -respondió Hope-
¿El Pastor iba en la Eligius III? -preguntó Gabriel-
No digas su nombre -le pidió Orlando-
¿Sigues creyendo todas esas cosas después de que te encerraran? -le preguntó Echo-
¿Por qué lo hicieron? -añadí con curiosidad-
Cuarta ley del Pastor: “Honra el Día de Descanso para ser eficiente el resto” -explicó Orlando- decidí no descansar y fui castigado por ello. Y, sí, sigo creyendo.
Espera, Orlando, quédate, por favor -le pidió Hope cuando él se levantó-
No. Gracias por todo. Ha sido maravilloso -nos dijo Orlando para luego ir hacia la puerta- qué pena que tu madre, siendo SEAL, no te enseñara a nadar
Bueno, podría haber ido mejor -nos miró Gabriel a lo que yo lo miré mal mientras colocaba en la pequeña cama a Cardan-
También podría haber ido peor -traté de mejorar el momento-
El nivel 12 son palabras mayores. Sí se pone de nuestra parte, en Bardo podremos acceder a todo -nos miró Hope-
Entonces, suerte que tenemos tiempo. Porque vamos a necesitarlo -nos dijo Echo-
ELLOS tres entrenaban mientras yo miraba sus pasos para tratar de mejorarlos hasta que vimos a Orlando mirarnos de brazos cruzados
Gabriel tiene razón -le dijo Hope- si se hacen invisibles, se acabó. Intentémoslo otra vez
¿Te estás divirtiendo? -Echo miró a Orlando-
Echo, tranquila, déjalo -le pedí mientras Cardan apoyaba su cabeza en mi hombro y miraba los árboles-
Sí tienes algo que decir, dilo -Echo me ignoró- o a lo mejor vas a volver a huir
Echo -repetí de nuevo-
Nivel 12. ¿Eso tiene que darme miedo? -Echo se acercó a Orlando-
Sí no te lo da, es porque no sabes lo que podemos hacer -le respondió Orlando-
Ahora sí que tengo miedo -se burló Echo- hagamos un trato, si pierdo yo, recuperas la cabaña. Si pierdes tú, nos ayudas a entrenar. Dinos lo que necesitamos saber
¿Cómo matar a mi gente? -respondió Orlando-
Pasará de todo modos. La pregunta es: ¿vas a morir con ellos cuando vengan? -lo retó Echo para luego comenzar a pelear-
Y así fue como acabamos juntos fuera de la cabaña durmiendo en el suelo frente a una hoguera
A la tía O le habría encantado ver la paliza que te han dado -le dijo Hope para luego tirar un poco de arena ampliando el fuego-
Cuidado, es peligroso -le advirtió Echo- háblame otra vez de Cap-M
Captura de memoria -respondió ella- si no te resistes, no es tortura. La tía O se resistió. Y, al parecer, mi madre también
Bellamy también se resistirá -hice una mueca sentada con las piernas cruzadas mientras Cardan dormía a mi lado- no sabría que hacer si llego a perderlo...
Eso no va a pasar -me miró Gabriel- lo que para nosotros es un año aquí, para él son unos días
Cardan tendrá cinco años para cuando le vea -le recordé quedando en un silencio-
Bueno, a partir ahora, si quieres apostar algo que no sea mi cama -Gabriel miró a Echo a lo que yo me quité la chaqueta, hice una especie de almohada y se la coloqué bajo la cabeza dado a su incomodidad-
Buenas noches, Natalie. Buenas noches, Echo. Buenas noches, Gabriel -nos dijo Hope acostándose- ¡Buenas noches, Orlando!
Buenas noches, chicos -les dije acostándome abrazando a Cardan a mi pecho para luego cerrar los ojos tratando de dormir-
ORLANDO había aceptado ayudarnos.
Nos pasamos casi cinco años entrenando, trabajando duro, conviviendo, enseñando cosas básicas a Cardan, aprendiendo a ser como discípulos, como entrenar y pelear.
Como estar preparados.
Sonreía mientras Cardan estaba sentado de espaldas a mi entre mis piernas y yo trataba de cortar las puntas de su pelo negro y liso.
Echo, con su nuevo look de pelo corto al igual que Hope, revisaba de nuevo el plan.
Orlando pintaba el último símbolo en la cara de Hope.
Y Gabriel, sin que nos extrañara a ninguno, comía tranquilamente
Dev estaría orgulloso de ti. Yo desde luego lo estoy -le dijo Orlando. Luego nos miró- eso también va por vosotros. Ojalá todos mis alumnos fueran tan decididos. La guerra que acabe con todas sería más sencilla. ¿A quién le toca
Ve tú -Gabriel señaló a Echo con la cabeza- yo estoy comiendo
Tío Gabriel siempre come -soltó una risita traviesa Cardan a lo que los demás rieron-
Te he escuchado -lo señaló con burla burla el nombrado-
Yo no puedo comer la noche antes de una batalla -dijo Echo sentándose donde antes estaba Hope-
Yo no tengo manera de saberlo -respondió Orlando comenzando a pintar el símbolo-
Debe ser difícil dedicar toda tu vida a algo que quizás nunca ocurra -le dijo Echo mientras yo soltaba mi pequeña navaja y sentaba a Cardan en una de mis piernas para poder girarme hacia ellos-
En realidad no. Era lo único que sabía hasta que os conocí a vosotros -respondió él-
Cuando se acabe y nos pierdas de vista, ¿qué vas a hacer? -le preguntó Gabriel-
Nos va a echar de menos -afirmó Echo-
Por supuesto -asintió Orlando-
Nosotros también a usted -le dijo Cardan bajando de la silla para ir con sus pequeños pies hacia Orlando y darle un abrazo. Su mirada verdosa como la mía reflejaba inocencia y felicidad a lo que yo sonreí. ¿Quién pudiera ser un niño por siempre?-
Pues ven con nosotros -le pidió Hope-
¿A dónde, a Sanctum? ¿Toxina del Sol Rojo, ladrones de cuerpos inmortales? -preguntó Orlando mientras el menor volvía hacia mí y abrazaba mis piernas apoyando su cabeza en mis muslos- no, gracias, me quedo con el deber y el honor. Ahora silencio. O no aguantaré la paliza que voy a dejar que me deis
A la noche, como teníamos previsto, comenzaron a llegar los discípulos.
Orlando estaba haciendo que anzuelo, el cual había funcionado lo justo para que Echo pudiera derribarlos a todos
Buen tiro -celebró Gabriel mientras salíamos de nuestros escondites- el Puente se cierra en cinco minutos
Fuera armaduras, atados antes de que se despierten -añadió Hope mientras íbamos hacia ellos para tomar sus trajes. Hope tuvo que matar a uno de ellos ya que casi no mata a Echo e hice una mueca al ver la cara de Orlando pero tenía que seguir con lo que estaba haciendo-
¿Cuánto nos queda, Gab? -le pregunté colocando el traje en Cardan y doblando las extremidades de la ropa para que no se le cayera-
Cuatro minutos, diez segundos -me respondió él-
No tenía elección y lo sabes -le dijo Echo a Orlando al ver como seguía mirando el cuerpo inerte del que era uno de sus compañeros-
Orlando, lo sentimos. Nos vestiremos y te soltaremos -le dijo Gabriel-
QUEDAN dos minutos y medio. Hora de irse -nos pidió Gabriel caminando hacia Orlando-
No -le paró Echo- conocía a esa chica. La entrenó, imagino. ¿A cuántas personas conocerá al otro lado? Tengo que salvarlo
Echo, no has esto -le pedí abrazando a Cardan para que no viera como mataba a otra persona-
Si los dejamos vivos, él se los contará todo -explicó Echo aún matando a los demás-
Se acaba el tiempo. Tenemos que irnos -pidió Hope-
No tengas miedo -cargué en mis brazos al mejor dejando su vista hacia atrás- tu padre solía repetir eso: “no tengo miedo”
¿Lo vamos a dejar aquí? -dijo Hope haciendo que tome de nuevo su conversación-
No. De eso nada. Es nuestro amigo -le pidió Gabriel-
Sí. Pero no somos su gente -le recordó Echo- coged vuestros cascos
Echo, esto está mal -le dijo Gabriel con los ojos cristalizados-
¿Quieres quedarte? ¿O quieres las respuestas que te esperan al otro lado? -le preguntó Echo a lo que él fue hacia el casco-
Lo siento muchísimo -miré a Orlando cuando Echo le dejó un pequeño cuchillo a su lado para facilitarle librarse de las cuerdas-
Pasará años solo -Gabriel lo miró-
El Puente se cierra -le recordó Echo. Yo volví a mirarlo, coloqué un casco en la cabeza de Cardan y luego en la mía para luego entrar-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro