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Diecinueve:

Al escuchar sus palabras, Jeongyeon no esperó un solo segundo más y le tomó la boca en un beso que se fue profundizando aún más y más con el correr de los segundos. Pasaron varios minutos y tuvieron que separar sus labios por un instante, para poder respirar porque si fuera por ellas nunca dejarían de besarse, ya que con sus besos Jeongyeon le hacía entender que su relación iba más allá de la pasión, que simplemente el amor se estaba asomado. Cuando Nayeon la sorprende, diciéndole con su voz tan ronca.

—Sácame de esta duda existencial que me domina, por favor... —Suplicó dejándose rodear por los fuertes brazos de aquella alfa.

—Dime lo que deseas, cariño... —Señaló contra su mejilla.

—Quiero que me tomes del modo que sea, pero hazlo...

En ese momento Jeongyeon tomó sus muslos, y en un pequeño impulso, la omega enredó sus piernas en su cintura. Así de juntas, enredadas en besos húmedos, se dirigieron hacia la habitación. 

Al llegar allí, Jeongyeon apoyó suavemente a Nayeon sobre la cama, se posó sobre ella y lentamente comenzaron a deshacerse una a la otra de sus ropas, primero la pelicorta le saco el saco fino que ella tenía puesto, luego siguió por su blusa quedando la castaña en sujetador, lo que la volvió loca, ya que se marcaban muy bien sus pechos redondos y perfectos. Le sacó la suave prenda que los cubría y antes de hacer nada se acercó al oído de ella y susurró:

—Eres… perfecta, omega —Detalló la alfa, contra su cuello, robándole una sonrisa. 

—Oh no alfa tonta, la perfecta aquí eres tú... —Murmuró con la voz ronca y la alfa sintió que se desarmaría por el poder de las caricias de aquellas manos tiernas que la incentivaron a deshacerse de sus ropas, también. 

Nayeon le ayudó a despojarse de aquella ropa formal con la que se había alistado para lograr ese maravilloso acuerdo, tan intelectual, tan sexy.

—Eres tan sexy Yoo... —Musitó sin pena, haciendo sonreír a aquella alfa vanidosa, quien tomó sus palabras absorbiendo sus labios en otro beso interminable. 

Después de algunos minutos de fogosas caricias y palabras dulces, su cuerpo estaba listo para recibirla. La alfa fue muy suave y precisa cuando entró en su estrecho interior, y nuevamente se sintió en el lugar justo, en el momento exacto de donde pertenecía en el universo, allí, junto a esa preciosa omega castaña, en lo más profundo de su interior.

Nayeon suspiró un gemido al sentirla por fin, y al escucharla, Jeongyeon la besó como respuesta.

La alfa aceleró sus estocadas cuando la omega parecía estremecerse con cada cosa que le hacía, ambas estaban disfrutando del placer que se profesaban una a la otra. Nayeon se posicionó sobre la alfa para disfrutarla desde aquella perspectiva, empezó con movimientos lentos y pausados que aumentaban el placer para ambas, todo parecía ser más sensible y profundo desde allí, provocando el clímax ideal, ambas soltaron una versión inentendible de sus nombres, y Jeongyeon buscó su apasionada mirada oscura debajo de sus cabellos largos.

—¿Te puedo confesar algo? —Consultó la alfa, mientras se acomodaban sobre la cama, intentando recuperar el aliento.

Nayeon se arrastró, para posicionarse encima de su pecho, antes de asentir como respuesta.

—Dilo...

—No te burles por lo que te voy a confesar. Pienso... bueno, en realidad, estoy completamente segura, de que tu eres la única omega con la que he hecho el amor.

La castaña se quedó sorprendida ante la confesión de Jeongyeon, por lo que quedó en completo silencio varios segundos frente a su mirada expectante, pero a la misma vez llena de amor y ternura al verla con esa expresión, expectante a su reacción.

—Jeonguie... No sé qué decir ante... bueno, tus palabras. Pero si quieres que te confiese lo que siento en estos momentos, es imposible… porque no tengo palabras para expresar lo que siento, solo... —Se acercó y la besó. En ese beso, intentó expresar más que las mil palabras que pudiera haber dicho, por lo que Jeongyeon correspondió de igual forma —Quiero que lo sepas. Me gustas, Yoo Jeongyeon, y lo descubrí en el primer beso, cuando hallé una conexión que no creí que podría existir entre nosotras, esa mezcolanza entre éxtasis y adrenalina revolucionó toda mi piel, desestabilizó a mi loba y a toda mi cabeza...

Ambas sonrieron y Nayeon se recostó a un lado de ella, apoyando su cabeza ahora en su hombro. 

—Cariño... —Acariciando la mejilla de la castaña.

—Dime —Acariciando la mano con la que la alfa le cubría el hombro.

—Nayeonnie... —Agarrándole la cara y mirándola a los ojos —Si resulta que no estás embarazada, quiero... quiero tener cachorros, contigo —La sinceridad se notaba en sus ojos de tal modo, que la dejó completamente anonadada.

Nayeon se quedó muda, percatándose que no se habían protegido nuevamente, quedándose con la duda de si Jeongyeon lo había hecho a propósito, a eso de no usar protección. 

Aunque ella sabía que la protección era responsabilidad de ambas. Por lo que le venía a la mente varias preguntas: ¿Por qué ella no reaccionó en su momento? ¿Por qué su instinto de lógica no dio señales de vida y se dejó llevar? ¿Será que ella ya se visualizaba formando una familia con Jeongyeon? Su mente estaba divagando en la dimensión desconocida, por lo que no supo de qué forma actuar ante el deseo expresado de Jeongyeon, un minuto antes.

—¿Por qué me miras así? ¿No quieres...? —Jadeó con una extraña expresión en su rostro, como si de decepción se tratara. 

—Es que... —Ella interrumpió, igual de afectada —No nos protegimos otra vez…

—Nayeon, ¿Acaso no quieres tener cachorros conmigo? —Consultó la pelicorta, confundida.

—Jeongyeon, ¿Acaso no oíste lo que acabo de decir? —Exclamó la omega, escandalizada.

—Lo que entiendo, es que no quieres que yo forme parte de tu vida de ese modo. Déjame decirte que yo quiero estar presente en la vida de nuestro bebé y además deseo que crezca bajo un ambiente familiar junto a ambas, tu y yo.

Diciendo esto se levantó, tomó algo de su ropa nerviosamente, y se fue a dormir al sofá de la sala, dejando a solas a Nayeon, quien seguía igual de atónita y, ahora, bastante confundida.

Cuando el avión aterrizó en la ciudad, Nayeon prácticamente corrió para recoger el equipaje.

—¿Qué? —Espetó sin mirarla.

—¿Qué te parece si vamos a comer algo antes de irnos a casa? —Consultó, algo nerviosa por una respuesta.

—Gracias —Meció la cabeza —, pero no tengo hambre.

—Si no has comido en todo el día, Nayeon, eso te hará daño...

—Habrá sido porque no tenía hambre, ¿no lo crees? —La miró con total seriedad —Cuando eso cambie, comeré. —Empujó un poco su persona, que le obstruía —¡Y ahora deja que busque mis maletas!

—Mira, Nayeonnie... —Suspiró y se movió el pelo —Sé, que lo que sucedió la noche pasada te molestó ¡Demonios, a mí también! Pero debemos decidir a dónde iremos a partir de aquí...

—¿Yo? Tengo pensado que me iré a mi casa —Indicó sin apartar la vista de la maleta que había divisado en la cinta —En cuanto a ti, puedes hacer lo que mejor te plazca. Ahora, ¡quítate! —Intentó apartarse una vez más.

—¡No me refería a eso! Y aunque disimules, sabes que no podemos fingir que no ha sucedido nada entre nosotras —Alargó la mano en el instante en que ella iba a recoger la maleta, descubriendo que, aunque la estaba volviendo loca, tocarla conseguía que incluso olvidara su nombre —Nayeonnie, por favor...

—¿Qué? —Gruñó cuando la alfa se llevó todo el peso de su maleta, sin que nadie se lo pidiera.

—Vamos, mírame por favor... 

Antes de alzar la cabeza, se tomó unos momentos para sosegarse. Pero fue inútil, una mirada a esos ojos color plomo hizo que sintiera calor en sitios que sólo quería que esa alfa tonta tocara. Incapaz de mantener la mirada y la dignidad al mismo tiempo, giró la cabeza y el azar, hizo que apareciera la distracción perfecta.

—Mira, ahí está tu maleta. —Señaló ella, intentando persuadirla.

—¡Olvida la maldita maleta! —La aferró de las mejillas y la plantó delante de ella —Aunque lo intentes, no siempre podremos evitar hablar sobre lo que pasó en la isla.

—Bueno, claro que no... —Musitó, maravillada por el tono tranquilo de su voz —Park esperará un informe detallado de la transacción. Mañana a primera hora está perfecto para mí...

—¡Deja de ser tan terca, maldita sea! —Espetó —¡Hablo de haber dormido juntas! ¡De haber hecho el amor! —La frustración hizo que elevara la voz, provocando que algunas cabezas giraran en su dirección.

—Cielos Jeongyeon, ¿por qué no pides que lo anuncien por los altavoces del aeropuerto? —Siseó la omega, con la cara furiosa.

—Lo haré, si con ello consigo que dejes de tratar de evitar la situación. No hay na... ¡Maldición! ¿Qué hace ella aquí? —Gimió la alfa, mostrando su mejor expresión de asombro e incredulidad.

Hola, la verdad es que nunca entendí porque pelearon, pero bueno la autora es la culpable asique no me hago cargo de este capítulo.

Es que estoy en crisis, pero sigo aquí, tu JazUnnie 🌻

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