
Cinco:
Llegando al aeropuerto de la isla, Jeongyeon la recibe con una sonrisa que la omega reconoció como nerviosa y desesperada. Y no solo su extraña expresión de horror, sino aquel su impregnante aroma a canela, quien la evidenciaba demasiado alterada de lo normal.
—¡Será mejor que tengas una buena excusa, Yoo Jeongyeon! —Soltó la castaña, mientras caminaba a su encuentro.
—¡Dame un abrazo! —Demandó ella fingiendo un extraño ánimo en su voz y bloqueándole el paso, cuando la omega se dirigía a buscar sus maletas al área designada.
—¿Qué? —Nayeon se vió emboscada por la alfa.
—Rodéame el cuello con los brazos. —Musitó la pelicorta, cuando la acercó a su cuerpo.
—Me gustaría ponerte una cuerda en el cuello... ¡Jeongyeon! —Exclamó, sin entender tanto cariño de su parte.
A Nayeon le costó mucho describir la sensación que la invadió al encontrarse envuelta en un abrazo de oso, con la cabeza apoyada contra su pecho. El intento de liberarse se vió impedido por la fuerza de la alfa, quien la ciñó contra su cuerpo con más presión.
—Actúa como si me hubieras echado mucho de menos, por favor —Le indicó en un susurro al oído. —Nos están mirando.
—¡En tu caso, sin duda te vigilan los loqueros! —Gruñó la omega, insistiendo en querer soltarse de sus largos brazos. —¡Jeongyeon, ya déjame! ¿Estás loca o qué sucede contigo? — Se removió entre sus brazos.
—Maldita sea, Nayeon —Siseó, rozándole el cuello con sus manos para sostener su mirada en la suya. —Sígueme. Actúa como si me hubieras echado de menos. ¡Pon algo de convicción! —Le pidió entre dientes.
—Lo único a lo que voy a poner convicción es a mi rodilla, cuando te golpee en la entrepierna alfa tonta. Ahora... —La mano que tenía en la nuca le echó la cabeza hacia atrás, dejando que al menos pudiera verle la cara. —¿Te importaría decirme...? —Ni siquiera tuvo tiempo de terminar la frase cuando lo que menos se iba imaginar que sucedería, sucedió y Yoo Jeongyeon tomaba su boca con la suya de modo intempestivo.
La alfa en cuestión, saboreaba los labios con demasiada efusividad, dejándola en estado de perplejidad. Así como no era nada halagador para el ego de Jeongyeon que una omega quedara petrificada en sus brazos, se consoló pensando que sólo se trataba de Nayeon, y que al menos había dejado de retorcerse. Lo único que le quedaba era esperar que estuviera demasiado aturdida, como para empujarla y abofetearla en cuanto la soltara, porque eso arruinaría su historia y cualquier posibilidad de asegurarse la transacción y el negocio con Kim.
Y si pensaba soltarla... en cualquier momento.
Sólo prolongaba el instante porque sabía que Kim Namjoon e Irene , en especial Irene, las estarían observando. El futuro inmediato de Jyp Resort Corporation dependía de un beso, de ese beso y era su responsabilidad hacer que pareciera convincente. Se comportaba así para exclusivo beneficio de su audiencia, no se trataba de nada personal, se recordó mientras sus labios saboreaban el gusto asombrosamente placentero del lápiz labial de Nayeon y percibía ese dulce y maravilloso aroma a frambuesas desde su fuente.
Su incansable dedicación a favor de los mejores intereses de la compañía se vieron frenados por una insistente presión en sus hombros, por lo que alzó la cabeza despacio y abrió los ojos para contemplar unos ojos muy abiertos que la miraban sorprendidos y atónitos. En realidad, en ese momento eran más oscuros, jamás había visto que los ojos de Nayeon tomaran esa profundidad de tono, o sí, quizás cuando caía la tormenta o cuando se enfadaba tanto, que parecía querer hundirla en lo más profundo del océano y abandonarla allí.
—Jeongyeon... —Calló para respirar hondo y tragar. Si, estaba atónita.
La alfa hizo lo mismo, irritada al descubrir que el estrés de enfrentarse los siguientes minutos a Nayeon y a los Kim le perturbaba la respiración. Por lo general su eficiencia crecía ante la presión de cualquier situación. Miró por encima del hombro y descubrió que Namjoon y su voluptuosa tercera esposa se acercaban a ellas.
—Nayeonnie, cariño —Se apresuró a explicar, acariciando su hermoso y desconcertado rostro —, necesito que sigas todo lo que diga. El futuro de la compañía depende de esto —Al percibir una negativa en el modo en que iba a enarcar las cejas, agarró la esbelta mano izquierda de ella en la suya y se volvió con una radiante sonrisa. —Irene, Namjoon Kim —Acercó aún más a la omega castaña a su lado, tomando su cadera y acomodándola contra su cuerpo. —, me gustaría presentarles a mi esposa Yoo Nayeon.
—¡Tú esposa! ¡¡¡Tú esposa!!! —Nayeon estalló en un furioso susurro en cuanto los Kim se alejaron unos momentos fuera de alcance. —¡Preferiría que me hubieras presentado como una ninfómana asesina! ¡Al menos de ese modo me quedaría algo de dignidad y credibilidad! —Presionó su mandíbula y Jeongyeon sonrió de lado.
—De acuerdo. Ahora acaba con el drama, Nayeon —La alfa miró hacia los Kim, que en ese momento hablaban con un político importante que aguardaba la salida de su vuelo. —Volverán en unos minutos y hemos de concretar nuestra historia.
—¡Nuestra historia! ¡Este es tu cuento de horror! No se me ocurre ni un motivo por el que no deba contar la verdad... —Espetó aún con la voz por debajo, al ver a ese par de personas a lo lejos.
—El motivo más importante, —Cortó con voz baja y seria. —El padrino necesita que este trato se cierre y cuenta conmigo y, ahora, contigo para ello.
—Bueno, sé por recientes experiencias personales que la gente no siempre obtiene lo que quiere; en especial si cuenta contigo. —Le reprochó, cruzando los brazos como una pequeña caprichosa.
—Esto no se parece en nada a lo que tú querías que hiciera Nayeon, por favor. —Se rió la alfa, intentando deshacerse un poco de la tensión que la invadía.
—¡Tienes razón! Lo único que yo te pedí fue que invitaras a una pobre omega sola y, de paso, que hicieras feliz a tres personas. Tú quieres que me exponga al ridículo público y finja estar casada contigo. —Bufó con molestia.
—¡Eh! Muchas omegas me consideran un buen partido. —Aclaró con fingida indignación.
—Un montón de omegas también consideran que la prostitución es un valioso servicio público, pero yo no soy lo bastante cívica como para dedicarme a ello. —Volteó los ojos ante la estúpida situación.
—Menos mal... —Musitó —, porque si ese beso fue tu mejor esfuerzo para fingir pasión, déjame decir omega que te morirías de hambre. —La miró con diversión.
Lo único que impidió que Nayeon le respondiera con un vehemente puntapié en la espinilla, fue ver a Kim Namjoon estrechar la mano del senador y, en cuestión de momentos, se esperaría de ella que reanudara su papel de devota esposa.
Gracias a la fortuita llegada del político, hasta ese momento sólo había tenido que soportar la atenta evaluación de Irene, su omega, mientras que el alfa, mucho mayor que la mujer, había felicitado a Jeongyeon por tener buena cabeza para los negocios y mejor vista para la belleza. Fue entonces cuando Kim vio al político y se excusó unos momentos junto con su renuente esposa para ir a hablar con él.
El regreso de los Kim era inminente y Nayeon aún no tenía ni idea de porque Jeongyeon había inventado semejante historia, salvo que al parecer la compra del Illusion Island dependía de ello. A pesar de lo descabellado que parecía, le quedaban dos opciones: aceptarlo como verdad o arriesgarse a estropear el trato para Jyp Resorts.
—De acuerdo. —Dijo con resignación. —¿Cuál es la historia? —El alivio que vió en la cara de aquella alfa habría sido risible, si hubiera tenido el estado de ánimo para encontrar algo en ella que le resultara divertido.
—Llevamos casadas seis meses —Se apresuró a explicar. —Aparte de eso, somos las mismas, tú acabas de volver de un viaje de cinco semanas pero no pudiste volar hasta aquí, debido a unos negocios que debías cerrar. Cuantas menos mentiras contemos, más seguras estaremos. —Aseguró la alfa, hábilmente.
—¿Y el motivo para esta farsa que tramaste? —respondió Nayeon, con esa presión en la mandíbula que no le dejaba refutar.
—Eh... es una larga historia. No hay tiempo ahora. Te la contaré luego. —Su modo evasivo mientras recogía su equipaje disparó el indicador de suspicacia de Nayeon, quien le aferró el brazo y apretó hasta que la alfa alzó sus ojos oscuros. Tal como sospechaba, su cara reflejaba la expresión ligeramente estúpida que siempre ponían las alfas cuando trataban de ocultar la culpa con inocencia.
—Dímelo ahora, cariño —Esbozó una sonrisa dulce. —, o este cariñoso reencuentro se hundirá en el maldito fondo del océano...
—Nayeonnie, no es na...
—¡Dímelo! —Le interrumpió sin opción.
—Bueno, si debes saberlo de todos modos —Siseó con tensión. —Kim Irene me ve como una vieja llama que vale la pena volver a avivar.
—¡Debí imaginarlo! Eso explica las miradas venenosas que me ha estado dirigiendo. ¿Lo sabe Kim? —Hablaba y suspiraba fuego a cada instante.
—No lo creo, pero... —De nuevo miró incómoda en dirección a la otra pareja. —Kim es enfermizamente celoso, Nayeon. A menos que podamos convencerlos a ambos de que no tengo el menor interés en la coqueta Irene, es factible que nos eche de la isla y no quiera vendernos el hotel. —Sus labios formaron una línea sombría. —Tendremos que esmerarnos en nuestra representación.
—Yoo Jeongyeon, por esto vas a deberme un gran, pero gran favor. —Habló entre dientes.
—¿Lo harás? —Suplicó la alfa, casi que sin aliento.
—No temas, cariño, seré la mejor esposa que jamás hayas tenido. —Se rió entre dientes ante su expresión de alivio.
—Pero no cometas el error de subestimarlos, Nayeon. —Advirtió la pelicorta. —Puede que Kim sea excéntrico, pero es un viejo astuto, en cuanto a Irene no es tan tonta como parece... —Comentó con preocupación.
—Puede... —Aceptó Nayeon, pasando la mano por su brazo y sonriéndole en beneficio de la voluptuosa morena y del canoso alfa que se acercaban a ellas. —¡Pero necesitaría un coeficiente intelectual inferior a veinte para ser la omega más brillante que hayas tenido! ¿A qué no? —Musitó junto a su oído con esa encantadora sonrisa, haciendo que el corazón de la alfa se apresure y su boca salive de la emoción.
¿Todxs adoramos la inteligencia de Nayeonnie?
Aclararé un poco sobre porqué Nam e Irene pues, los personajes necesitaban rostros, pero no es nada en específico, para que sepas.
Si comentas tu opinión me harás muy feliz.
Ya me iré a dormir, estoy muy cansada hoy, descansa mucho también, tu JazUnnie🌻
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