Capitulo I: Emboscada
Percy
Después de dejar el campamento, decidí visitar a mi mamá.
Tomé una profunda bocanada de aire, me encantaba frente a la puerta del departamento de mi madre en Upper East Side Manhattan, toqué la puerta y momentos después se me apareció mi madre.
Se quedó allí unos segundos, examinándome como si fuera un extraterrestre del espacio exterior.
—Soy yo, mamá. ¿Percy Jackson? ¿El hijo que tuviste con Poseidón hace 16 años?— Bromeé, sintiendo una sonrisa tirar de mis labios.
Ella se sonrojó e inmediatamente recibí un abrazo desgarrador de mi madre.
—¡Ugh! Mamá, si no te importa, en serio necesito mis pulmones respirar.— suplique.
En serio, ¿cómo es que mi madre tiene tanta fuerza?
Rápidamente me soltó y me invitó a pasar. Se sentó en el sofá y miró el asiento frente a ella.
"Genial. Es hora de jugar a veinte preguntas."— Pensé mientras me sentaba y ella levantó una ceja, esperando que me explicara.
— Por más que este feliz de que estés aquí Percy, ¿hay un por qué, verdad?
Hice una mueca de incomodidad, como siempre, mamá puede leerme como un libro abierto.
—Sí, sé que debería estar en el Campamento Mestizo en este momento, pero cierto... um... incidente hizo que me fuera y decidí hacerte una visita.— Dije con cautela mientras intentaba leer la expresión impasible de mi madre.
Tomó un sorbo de su té y me indicó que continuara.
Suspiré, ¿por qué la gente no puede simplemente darme un poco de privacidad?
—Mi relación con Annabeth terminó y quería tomarme un descanso y encontrarme a mí mismo— dije, tratando de ser breve y disfrutar mi tiempo aquí antes de que algunos monstruos estúpidos decidieran atacarme.
Ser hijo de los Tres Grandes y tener dieciséis años no es diferente a tener un gran cartel encima de mí que dice "semidiós gratis".
Desafortunadamente, mi madre no dejó de preguntar, ella frunció en ceño y me miró.
—¿Sucedió algo cariño? Tengo entendido ustedes estaban disfrutando de su noviazgo— señaló —. A menudo las parejas tienen peleas, ninguna relación es perfecta Percy, talvez Annabeth y tú simplemente necesiten darse algo de espacio y luego hablar.
Apreté los labios, honestamente hubiera preferido tener una discusión con Annabeth en lugar de enterarme de aquella amarga verdad en el Olimpo.
—No, no fue por una discusión que decidí terminar nuestra relación, fue por algo mucho peor— suspiré —. Aparentemente, para la gran y hermosa diosa del amor no soy más que un puto juguete con el cual se estuvo divirtiendo.
—¡Lenguaje, Perseus!— me regaño mi madre —. ¿Y que te refieres con que jugó contigo? ¿Acaso te hechizo para que engañarás a Annabeth con ella?
Fruncí en ceño ante su última pregunta.
—En primer lugar, no engañé a Annabeth. Afrodita manipuló sus sentimientos, lo que le hizo pensar que realmente me amaba.— Le confesé, sintiendo mi voz temblar ante el recuerdo —. No podía quedarme allí porque hay demasiados recuerdos de nosotros juntos. Quería un lugar sin ningún recuerdo de ella para aclarar mi cabeza.
En éste punto mi voluntad finalmente cedió y con ello una presa de lágrimas le siguió.
A mí mente llegaron todos los buenos momentos que pasamos juntos, todos los besos que me dio cada vez que cometía alguna estupidez.
Mi madre se puso de pie y se acercó a mi, fui envuelto en un cálido abrazo cargado de amor y seguridad.
Siempre me había sentido seguro en los brazos de mi madre.
—Dioses, no tenía idea de que fuese tan grave, lo siento mucho Percy, se cuánto amabas a Annabeth.— Dijo, su voz era suave y tranquilizante, haciéndome que saber que ella está ahí para mí.
Debí estar más cansado de lo que pensaba, ya que casi al instante mis párpados se cerraron y mi mente fue directamente al reino de Morfeo.
/-/
Luego de unas cuantas horas de sueño y hablar una hora más con mamá, o más bien como si fuera ella la que hablara la mayor parte del tiempo antes de decidir que no era seguro si me quedaba más tiempo.
—Entonces, ¿cuál es tu plan ahora? No puedes simplemente vagar por el mundo sin rumbo fijo. Estarás muerto en menos de una semana.— Preguntó preocupada.
—Relájate mamá. Lo más probable es que salga a matar algunos monstruos y desahogarme. Te prometí que me mantendría a salvo y que te enviaría un mensajes de Iris siempre que pueda.— Dije, tratando de tranquilizarla.
Ella me dio un último abrazo y un beso en la mejilla antes de irme.
/-/
Annabeth
No he visto a Percy en todo el día.
Fui preguntando pero nadie parecía verlo. Cerebro de alga idiota, cuando lo encuentre, rezará estar en el Tártaro cuando termine con él.
Subí la colina para tener una mejor vista. Al llegar a la cima, noté un cuchillo implantado en el pino con un trozo de papel colgando.
Me preguntaba quién haría tal cosa. Saqué el cuchillo y abrí el trozo de papel.
Querida Annabeth,
Cuando encontraste esta carta, lo más probable es que ya me haya ido. No, no estoy muerto, simplemente decidí dejar el Campamento Mestizo por un tiempo por algunas razones (Atenea responderá todas tus preguntas). Dile a Quirón y al resto de nuestros amigos que lamento no haberles informado. Necesitaba un tiempo a solas.
Lo siento.
Percy Jackson.
¿Qué razones?
¿Por qué mi madre lo sabría?
¿Y por qué no me diría?
¡Soy su novia, por el amor a los dioses!
Le oré a mi madre y ella apareció ante mí, luciendo una mueca de tristeza al verme, lo cual era inusual en ella.
—Mamá, ¿por qué Percy dice que sabes por qué dejó el Campamento Mestizo?—pregunté.
Atenea suspiró. No era propio de ella sentirse tan incómoda. ¿Y ese es un destello de lastima el que veo en sus ojos?
—Annabeth, lamento tener que decirte ésto, pero tus sentimientos hacia Perseus no son amor en absoluto.— La diosa suspiro —. Afrodita decidió divertirse un poco y convirtió tus sentimientos fraternales en amor, haciéndote creer que estás enamorada de Perseus. En cuanto a por qué dejó el Campamento Mestizo—hizo un gesto con la mano —. Creo que solo se está tomando un poco de tiempo libre para desahogarse y aclarar su mente. Poseidón y yo hemos obligado a Afrodita para cancelar el hechizo, sus efectos deberían desaparecer en unos días. Pero si ves a Perseus en el futuro, trata de ser considerado con sus sentimientos. Él es se encuentra muy... frágil emocionalmente.— Explicó Atenea con gravedad.
Me quedé allí congelada, sintiendo como si me hubiesen golpeado directamente en el estómago.
—¿Entonces estás diciendo que toda nuestra relación se debió a la intromisión de Afrodita?
Atenea solo asintió levemente antes de retomar la palabra.
—No te preocupes por Perseus. Es muy hábil; ningún monstruo se atrevería a acercarse a él. En cuanto a Afrodita, Zeus ya la castigó al no permitirle acercarse a ningún hombre durante el próximo mes. Creo que el castigo es lo suficientemente severo ella, teniendo en cuenta su naturaleza promiscua.— Explicó, poniendo una mano en mi hombro para consolarme antes de alejarse.
/-/
Caminé hacia la casa grande, sin saber cómo darle la noticia a Quirón o a cualquiera de los campistas.
Entré a la casa grande y vi a Quirón jugando al pinacle, nada nuevo. Me se acerque a él y simplemente dejé el papel sobre la mesa antes de partir hacia mí cabaña.
Me estrellé de cara con almohada antes de quedar cubierta por un lago de agua salada.
En mí corazón, me dí cuenta de unas cuantas cosas: en realidad si llegué a amar a Luke Castellan como algo más que como un hermano, pero también sabía con todo mi ser que llegué a enamorarme de Percy Jackson, con o sin la magia de Afrodita.
/-/
Percy
Fue como si alguien acabara de anunciar a todos los monstruos del mundo que estoy solo.
Aproximadamente cada cinco minutos tengo un monstruo persiguiéndome.
¿Realmente despido un olor tan fuerte?
Acabo de matar a un gigante que se disipó en polvo de oro frente a mí antes de que me desmoronara y cayera al suelo.
Dioses, estoy tan cansado.
Intenté encontrar algo de comida en el bosque pero fue imposible. A donde quiera que voy parece como si alguien hubiera asolado el lugar, llevándose cualquier alimento comestible de la zona, y no voy a comer ni un pescado ni ningún marisco.
Intenté hacer fuego con las hojas y la madera que recogí, palabra clave probada. Lo único que tenía conmigo eran dracmas.
Me maldigo por ser tan estúpido y no traer algo de dinero mortal. No iba a comer la ambrosía ni beber el néctar sin que fuera una emergencia, no soy tan tonto.
Después de intentarlo por enésima vez, desisto de iniciar una fogata. Me preguntaba cómo lo hacen las cazadoras.
La última vez que las vi, montaron el campamento en cuestión de minutos, ni siquiera puedo montar una tienda de campaña en cinco minutos, entonces escuché un sonido desde algún lugar cercano.
Instantáneamente saqué mi bolígrafo y destapé a Riptide. El sonido era cada vez más fuerte.
Genial, justo lo que necesitaba, otro ataque de monstruo.
Entonces, escuché más sonidos acercándose. Parece que hay más de uno.
Antes de darme cuenta, estaba rodeado de monstruos, entre ellos estaba un Drakon y un basilisco.
No me di cuenta de que los monstruos tienen cerebro para formar equipo contra mí.
Los cíclopes comenzaron a arrojarme piedras, obligándome a agacharme y rodar. El Drakon y el basilisco comenzaron a atacarme por dos lados.
Los monstruos atacaron con un plan, ¿desde cuándo?
Dejé ese pensamiento a un lado y convoqué un huracán a mi alrededor, obligando a los monstruos a alejarse de mí. Empiezo a sentir mi entorno en busca de alguna fuente de agua y encontré un río cerca a mi derecha.
Empiezo a sentir ese familiar tirón en mi estómago cuando empiezo a sacar agua del río. Comienza a formar una ola de 15 pies que se estrelló contra el mar de monstruos.
Los Cíclopes tropezaron y aproveché la oportunidad para cargar hacia adelante y girar mi espada hacia los Cíclopes.
Uno a uno los Cíclopes se desintegraron y delante está el Drakon. Movió su cola hacia mí, obligándome a dar un paso atrás. Comienza a lanzarse hacia adelante, golpeándome con su variedad de ataques de garras.
Paré la mayoría de los ataques, pero uno logró golpearme en el pecho. Tropecé hacia atrás y el Drakon aprovechó la oportunidad para mover su cola, arrastrándome al suelo.
Cuando está a punto de abrir la boca, aproveché la oportunidad y lancé mi espada directamente hacia su boca.
Riptide voló directamente a su boca. El drakon retrocedió y no murió. Genial, ahora estoy luchando contra un drakon sin ningún arma.
¡Qué día tan afortunado!
El drakon se sacó la espada de la boca y la arrojó detrás de él. Dejó escapar un rugido impío y me mira directamente a la cara.
Evité mirarlo y él aprovechó la oportunidad y se abalanzó sobre mí, obligándome a caer hacia atrás. Comienza a avanzar. En ese momento sentí un peso en el bolsillo, sí, la corriente había regresado a mí.
Metí la mano en mi bolsillo y sostuve el bolígrafo pero no lo saqué. Esperé y esperé. Hasta que el drakon cargó contra mí, instantáneamente saqué y destapé a Riptide y la sumergí directamente en su pecho.
El drakon rugió de dolor antes de convertirse en polvo.
Utilicé Riptide como apoyo mientras intentaba recuperar el aliento. Fue entonces cuando me di cuenta de que el basilisco todavía está al acecho en alguna parte.
Cuando intenté darme la vuelta, me mordió en el muslo, lo que me hizo caer sobre una rodilla mientras gritaba de dolor.
—Milady estará muy feliz. Ese es un semidiós listo para el sacrificio.— Siseó.
¿Sacrificio?
¿De qué está hablando el monstruo?
¿Y quién es esta "milady"?, no es que importe.
Estoy muerto de todos modos. Mi visión se estaba oscureciendo, mis extremidades se sentían como plomo. El dolor recorrió mi cuerpo.
El gran Percy Jackson, caído en batalla mientras intentaba reparar su corazón roto.
Justo antes de desmayarme, saetas plateadas atravesaron al basilisco...
/-/
Artemis
Mis cazadoras y yo estábamos cazando por el bosque.
Las noticias en Olimpo afirman que hay un grupo de monstruos acechando en el área. Estas semanas he visto muchos encuentros extraños, los monstruos comenzaban a atacar en grupos.
Parecen tener un plan de ataque y ahora apuntan a los semidioses con más frecuencia que a los mortales.
Entonces, se escuchó un grito cerca.
Inmediatamente saqué mi arco y me dirigí hacia la ubicación del sonido. Cuando llegamos, vimos un campo de batalla devastado, los árboles destruidos y el suelo volado.
Delante de mí había un basilisco que inmovilizaba a un chico en el suelo. Chicos, tan débiles y poco confiables, pero ¿por qué inmoviliza al chico? Los monstruos no capturan a las personas.
Preparé a mis cazadoras y disparamos flechas directamente al basilisco. Rugió de dolor y se dispersó en polvo.
Subí y vi al chico tirado inconsciente en el suelo. Tenía heridas en todo el cuerpo. El más prominente estaba en su muslo derecho.
Debe haber sido un Hades de batalla.
A medida que me acerco, su rasgo facial me resulta tremendamente familiar. Subí y encontré su rostro cubierto de sangre. Me arrodillé y limpié la sangre para identificar quién era.
Oh, dioses.
—¿Perseus...?
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