#4
Capítulo con contenido violento y grotesco: asesinatos, muertes, sangre y maltrato. Se recomiendo discreción.
Las semanas pasaron y no hubo señal alguna del posible paradero de Paul. Todo se volvió un misterio. Cuando trascurría la segunda semana de su desaparición, la pobre Megan fue encontrada colgada en el ventilador de su habitación; sus ojos bien abiertos mostraban que se arrepintió, pero fue tarde. Su boca bien pintada se torció en una extraña figura abstracta y su cuerpo quedó danzando junto a los grandes calendaros del cuarto.
Su madre lloró y gritó implorando una respuesta que, tal vez y solo tal vez, fue mal formulada. Ella gritaba y escupía "¡¿Por qué?!", cuando en realidad todo era un "¿Por qué no?", pero a nadie le importaba este asunto.
La velaron rápidamente, dizque para no seguir martirizando a la pobre madre. Una señora atenta, que no tenía mucho control sobre su hija, pero a la cual, quería, quiso y seguiría queriendo por el resto de su vida. Bueno, por el poco tiempo que le quedaba, pues, a los dos días de la muerte de Megan, la mujer saltó desde lo alto de un edificio, estrellándose frente a muchas personas.
Los días siguieron, con pena y llanto, pero siguieron. El grupo de Josh había perdido a dos integrantes y, a los pocos días, perdieron a su líder, pues, dejó de asistir al colegio. Josh se deprimió y arrepintió en silencio, matando en susurros.
James y Kath se encontraban charlando ese día, Cindy mensajeaba con Josh, y Noah, bueno, el pobre Noah seguía siendo la comidilla de todos los buitres del colegio. Estaba aliviado ya que Josh no había regresado, temía que le hiciera algo como aquel día.
James, quien seguía buscando la forma de destruir al pequeño pelinegro, se puso de pie. Se acercó al pupitre de Noah y lo miró fijamente.
—Deja de fingir y dinos dónde está Paul... —gruñó James, haciendo que el mencionado se asustara.
—N-no sé dónde está... —logró articular el pequeño pelinegro, sacándole un resoplido a Kath. Esta se apresuró a golpear a Noah.
—¡No mientas, maldito! ¡Tú fuiste quien debió hacerle algo! —aseguró Kath, acercándose más a Noah—. ¡Estoy harta de todo esto! ¡Megan está muerta por tu culpa! —agregó empujando al chico, provocando que este chocara con los armarios del salón.
Noah golpeó fuertemente los armarios, haciendo que estos se tambalearan y, extrañamente, un sonido se logró escuchar dentro, pero nadie le prestó atención. No hasta que las puertas del armario se abrieron dejando caer el cuerpo desmembrado de Paul. Este chocó contra el piso, su piel y carne rebotó en el suelo haciendo un espantoso sonido, uno que provocó náuseas. El repiqueteo del cráneo al azotar contra los azulejos, dejó muy en claro algo; no existía vida.
Kath soltó un gritó de horror, haciendo que su rostro se desfigurase. James aguantó las ganas de vomitar, pues, el olor desagradable que desprendía el cadáver, te dejaba, incluso, un mal sabor de boca. Cindy gritó y vomitó en menos de dos minutos y Noah, pobre, tuvo que cargar con un muerto encima; gran parte de lo que quedaba de Paul, cayó sobre el delgado cuerpo del pelinegro, paralizándolo.
El cuerpo de Paul fue llevado para una autopsia, pero el horror se quedará por siempre en las mentes de los condenados.
Noah tuvo que correr a cambiarse, no aguantaba estar lleno de carne y piel humana por todo su cuerpo. Se cambió con cuidado mientras vigilaba que nadie entrara al baño, realmente no quería que nadie entrara. Sin embargo, el sonido de arrastre, alertó al pelinegro, quien abrió la puerta para mirar un poco. Entonces, logró ver una capucha muy familiar.
—Mark... —susurró Noah, pero el aludido lo escuchó. Para su sorpresa, el encapuchado no era Mark, era Josh. El pánico se apoderó de Noah, provocando espasmos y temblores en todo su cuerpo. El castaño se acercó al lugar donde se escondía Noah.
—Noah, quiero hablar contigo —comentó Josh, pero sonó como un ruego, una petición hecha de rodillas—. Por favor... —agregó apelando al lado humano de Noah. Pero el pelinegro no salió, entonces, el castaño se marchó sin insistir más.
A los pocos segundos, Noah quiso salir del baño, pero se topó con Josh, quien traía al resto del grupo. Eso aterrorizó al pequeño.
Todos entraron al baño y Josh cerró la puerta detrás de él. Estaba parado detrás de Cindy y, en cuanto esta se dispuso a hablar, Josh la apuñaló por la espalda; caló su interior haciendo que, de este, brotara el ya muy famoso líquido rojo.
Kath y James se alejaron con una expresión de total desconcierto en sus rostros. Josh siguió con lo suyo hasta que Cindy dejó de respirar. Entonces, la arrojó hacia un costado y corrió detrás del resto. Fue rápido al tomar a Kath primero, pero, obviamente, James la defendió. Aún así, solo obtuvo un severo corte en el ojo, un golpe en el estomago y un brazo roto. Josh era más fuerte que él.
Noah no pudo escapar, no pudo decir ni hacer nada, solo se quedó a ver horrorizado la escena en frente de él; Josh tomó a Kath por el cuello, haciéndola chillar cual cerdo en el matadero y el castaño soltó una carcajada ante ese terrible sonido. Lo meditó unos segundos y luego tomó su cuchillo para abrirle el abdomen a la chica, quien empezaba a desangrarse rápidamente. La tiró al suelo y, con tranquilidad, se acercó a James, quien retrocedía asustado. Su respiración era agitada, tanto que se oía hasta fuera de los baños.
Josh se puso en cuclillas, viendo a James arrastrarse para que Noah o alguien lo ayudase. Pero fue inútil, sí, sobre todo cuando vio la expresión divertida del pelinegro. Aquella sonrisa llena de morbo le hizo correr un frío por su espalda. Era su fin.
—No te ayudará —aseguró Josh, tomando el cabello rubio de James para jalarlo sin piedad alguna.
—J-Josh, amigo, sé que no quieres hacer esto —murmuró James, creía que, si hablaba con él, lo dejaría ir. Pobre bastardo iluso.
—Qué pena, no soy Josh —Sonrió el castaño y clavó la cuchilla en el ojo sano de James, haciéndolo gritar de dolor. El cuerpo sangrante del rubio fue tirado sobre los azulejos y el castaño se apresuró a tomar otra cuchilla—. No quiero que veas esto, querido amigo James.
En la oscuridad dolorosa que veía James, el sonido de pasos lo asustaron. El taconeo sobre la sangre, lo hacían dudar de que estuviera solo. Estaba ansioso, demasiado y su espantó aumentó al sentir cómo clavaban algo en su pene. Gritó tanto que lastimó su garganta. Era tanto el dolor que le proporcionaban que empezó a sentirse cansado, se inclinó hacia atrás hasta que se desmayó por el dolor.
—Realmente desagradable... —murmuró una voz suave, proveniente del joven pelinegro, quien mostraba una enorme sonrisa—. Mark...
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