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#1

La mañana estaba fría y los jóvenes se encontraban muy ansiosos. La noticia de que un nuevo estudiante llegaría, los tenía hablando, murmurando y sacando conjeturas, ¿por qué un alumno de un colegio tan prestigioso puede cambiarse a este? Se preguntaban, ¿Habrá sido víctima de acoso?

Nadie lo sabía, bueno, excepto una joven de cabellos azabaches, largos y rizados. Su mirada ámbar dio una escaneada rápida por todo el salón y luego soltó una risotada.

—Falacias, ese tipo se cambió porque, en su colegio, asesinaron a alguien —confesó la muchacha, haciendo hincapié en sus palabras finales. Los jóvenes la observaron con sorpresa y luego empezaron a cuestionar—. Mi padre me lo contó —aseguró y todos le creyeron debido a que su padre era el director de la Institución.

—¿A quién mataron? —Preguntó un chico de cabellos rubios y ojos verdes.

—A uno de los mejores amigos del tipo que se traslada hoy —respondió la muchacha, sentándose en la falda del chico que era su novio—. No necesitan saber más.

—Hola, Kath —saludó una joven de cabellos rojos y ojos color almendra—. Me enteré de lo del chico nuevo, ¿quién demonios es ese? —Cuestionó mirando a los ojos ámbar de Kath.

—Ay, no lo sé, Cindy —protestó Kath, dándole un beso en la mejilla a su amiga. Su novio, James, sonrió mientras las observaba. De repente, a la sala llegó una jovencita de cabellos rubios y ojos azules. Su nombre, Megan. Ella apresuró su paso cuando notó a su grupo de amigos y, por supuesto, a su novio.

—Chicos, ¿qué tal? —Se anunció Megan, besando a su novio, Paul. Todos la saludaron muy tranquilos. Aquel grupo era el más popular de toda la Institución, debido al atractivo de todos sus integrantes. Sin embargo, estaba incompleto; faltaba el jugador de futbol, quien lideraba el grupo junto a Cindy, su novia.

—¿Y Josh? —Preguntó Kath, acomodando la camisa de James, un tipo rubio con ojos negros, de apariencia ruda. Por otro lado, Paul, se veía como un joven centrado, de ondulados cabellos negros y penetrantes ojos verdes.

—Bueno, ya sabes que él siempre llega tarde, solo viene al colegio porque lo obligan —se burló Cindy, subiéndose las medias que hacían juego con el uniforme. Megan se centró en maquillarse con ayuda de Paul, quien no decía mucho. En cambio, James susurraba constantemente al oído de Kath y besaba su cuello.

—Kath, ven a mi casa hoy —pidió el rubio, mostrándose sonriente. Ella asintió mordiéndose los labios. El resto del grupo los incitaba a que se besaran con gran algarabía de por medio.

La profesora llegó e hizo que todos se sentaran en sus respectivos asientos, desaprobando la actitud del alumnado. Luego de un corto discurso de moral, llamó a alguien y lo invitó a entrar. A pasos lentos y mirada perdida, se mostró un joven de baja estatura, ojos extrañamente grises y cabellos negros rizados. Su piel era blanca y, debido al frío, sus mejillas estaban coloradas al igual que la punta de su nariz. James se inclinó hacia Paul y este se acercó a él.

—Es una chica —aseguró James, causando una risita en Paul. El nuevo miró el suelo, ignorando los comentarios que, claramente, se podían escuchar en el salón. La profesora carraspeó y le ordenó al joven pelinegro que se presentara.

—Me llamo Noah Higgins —murmuró el nuevo. Su voz era suave y eso incentivó a los chicos.

—¡No te oímos! —le reprochó James, provocando que Noah lo mirara asustado.

—Bueno, suficiente. Siéntate donde quieras, Noah —demandó la profesora mientras se giraba para empezar a escribir en la pizarra. Noah pasó con temor por entre las filas, pues, para llegar al único asiento vacío, tenía que pasar por el costado del asiento de James. Este, al verlo, lo miró con desaprobación, intimidando al chico.

El receso llegó y todos salieron a respirar aire fresco. Noah, quien aún no conocía el lugar, se mantuvo sentado en las bancas del patio. Al lado suyo, se sentó un chico castaño, quien respiraba con dificultad. El castaño se dio cuenta de la presencia del pelinegro que tenía a su costado, pero nunca lo había visto. Entonces, con suavidad, acercó su mano para correrle los cabellos rizados que caían en su rostro. Al mirarlo, se sorprendió.

—Eres una chica... —Susurró pasmado el castaño. En cuanto al pelinegro, este se volteó sorprendido mientras quitaba la mano del castaño.

—N-no, soy un chico, me llamo Noah —refutó Noah, mirándolo a los ojos. Al castaño le pareció curioso el color de sus ojos; grises.

—Ah, mi error. Yo soy Josh, supongo que eres el nuevo —habló Josh. Le donó una sonrisa cálida y se quedó mirando el cielo, estaba nublado—. Bueno, tengo que irme, te veo luego —se despidió mientras corría hacia dentro del colegio. Noah no respondió ni se inmutó, simplemente se quedó observando el patio.

Cuando la campana sonó, Noah se puso de pie para ir al salón. Caminó mirando al suelo y chocó con alguien. Levantó su cabeza y miró a quien había chocado, era uno de sus compañeros. El chico lo observó, pero no hizo ni dijo nada, en cambio, el rubio a su lado, se abalanzó hacia Noah.

—¿Qué no ves? —Le reprochó James, dándole un empujón. Noah retrocedió bruscamente, chocando con otro de sus compañeros, esta vez era Kath, quien lo volvió a empujar.

—¡Ugh! Quítate, no se me vaya a pegar lo rarito —soltó Kath, haciendo una mueca de desagrado. Cindy y Megan rieron mientras observaban la escena. Paul ni se inmutó, simplemente veía el tablón con las noticias del día. James tomó a Noah del cuello, provocando que este se encogiera.

—Escúchame bien, puta, aquí no puedes hacer ni deshacer las cosas como se te dé la gana, no porque estoy yo y tú no eres más que una ramera patética, ¿bien? —advirtió James mientras sostenía al pelinegro.

—S-sí... —asintió Noah, haciendo que James lo soltara de golpe. Cindy y Megan siguieron riendo mientras que Kath tomaba del cabello a Noah, asustándolo.

—Ahora, ve y cómprame un desayuno de la cafetería, puta —le ordenó Kath. Noah asintió y sintió cómo la chica jalaba con más rudeza su cabello—. Lo quiero para hoy, estúpido.

Noah asintió y la chica lo soltó. El pelinegro corrió escaleras abajo, no sabía dónde quedaba la cafetería, pero no quería que le hicieran algo por no obedecer las ordenes de Kath. En su búsqueda, se topó a Josh, quien le indicó el camino al lugar. El castaño miró con extrañeza las marcas rojas que tenía Noah en su cuello, pero las ignoró, lo estaban esperando para el entrenamiento.

—Ese mocoso es un imbécil —gruñó Kath, moviendo su cabello de un lado a otro. James soltó una carcajada llena de malas intenciones.

—Es un puto, solo hay que verle la cara de marica que tiene —habló James, haciendo reír al grupo—. Le gustan las pollas, de eso no hay duda.

—Hay que averiguarlo —sentenció Megan, atrayendo la atención del grupo—. Y sé justo cómo lo haremos. 

¡Hey! ¿Cómo están? Yo, pues, muy bien UwU. Hoy les traigo la primera parte de esta antología de terror que estoy haciendo. No será especialmente larga, pero espero que les guste. 

Solo serán cuatro partes de este cuento. 

Entonces, ya saben, dejen sus opiniones que con gusto las leeré. 

Así, me despido y nos leemos la próxima UwU.

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