✒️Diario: Página 5
El diario del Príncipe Mestizo
Entrada V:
En una noche oscura y solitaria, me siento junto a la chimenea, escribiendo pensamiento tras pensamiento, con mi vaso de vino casi sin tocar.
Dicen que los pensamientos nocturnos son los momentos más débiles de uno. El sueño podría haber llegado, pero se aleja mientras los recuerdos se arrastran por mi piel. Intento empujarlos hacia abajo pero se apoderan de mí como uno de esos monstruos. Y una por una, una miríada de pensamientos empiezan a aplastarme: un recuerdo de la infancia perdido y abandonado, decisiones tomadas que son demasiado tarde para arrepentirse, cosas que me hicieron mal y las que hice a otros. Cada pensamiento hace que mi corazón se contraiga, me vuelvo vulnerable con el alma desnuda. Mi garganta anhela una sed de alivio. Pero no hay ventana, no hay escapatoria. Es medianoche y ya no me fío de mis pensamientos; no sé a dónde pueden llevarme. Tomo otro trago de vino, conformándome con él para saciar mi sed.
Hay cosas dentro de mi cabeza que necesitan ser liberadas, hay cosas que nunca podría haber dicho. Pero en el papel, puedo escribirlas con facilidad. Hay cosas dentro de mí, que desearían tener el control, esas almas se turnan para ayudar a mis versos a desarrollarse.
Temo el día en que mis palabras se desaten porque hay cosas más oscuras al acecho, mi inconsciente su asilo. Susurran y se burlan, diciéndome que no soy lo suficientemente bueno, que debería terminar, cada día que intento seguir adelante. Y recuerdo que una vez, en la oscuridad, me robaron el bolígrafo. Recuerdo que entonces desangré mis secretos más inquietantes. Esto es todo, pensé, esta era mi perdición. Era el punto más bajo, el que estaba tocando en mi propia habitación.
Creo que nunca podré revivir ese día. Ahora escribo a la luz del fuego, para mantenerlos a raya. Porque la oscuridad llegará. Sólo se puede retrasar. Está aprendiendo a adaptarse. Y puedo sentir las grietas en las paredes de mi asilo.
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