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𝒁𝒘𝒂𝒏𝒛𝒊𝒈

         Tenía puesta su pijama para dormir, se quedó viendo la segunda temporada de su caricatura favorita. A pesar de su edad, aun mantenía ciertos gustos por las cosas infantiles.

Escucho su teléfono celular vibrar en la almohada de su costado y lo prendió para ver un mensaje de Jake, rápidamente se enderezó y abrió el chat qué tenía con Jake.

Mc colocó su teléfono en su pecho y lo apretó con fuerza, estaba comenzando a sentir ese sentimiento cálido que juró nunca sentir por alguien.

Consideró hablar con su abuelo respecto a eso, siempre y cuando éste se comunicara con ella, no quería forzarlo o molestarlo, bastante hacía con hacerse cargo de ella a pesar de la distancia en la que se encontraban.

También consideró hablar con Jessy respecto a su última conversación, más no se sentía lista; además, ¿qué le diría?

"Oye Jessy, ¿qué crees? Me reuní con este tipo misterioso e hizo un detalle demasiado bonito por mí que hizo que mi corazón saltará hasta el punto de querer salir para restregarse contra la mascara que tenía puesta, porque tenía una mascara de guy fox, ¿loco no?"

Oh mierda, claro que no se lo diría, al menos no ahora.

Prefirió apagar su teléfono y la televisión, se recostó y por alguna razón su mirada se dirigió a observar la lámpara que tenía.

Una lámpara de patito.

Sonrió, tenía esa extraña manía de comprar cosas totalmente innecesarias pero que las quería simplemente porque se le hacían bonitas o curiosas.

Hasta que sus padres aparecieron en sus recuerdos de golpe, su semblante cambió y se tapó hasta cubrir por completo su cuerpo y parte de su rostro.

Comenzó a ver el techo y analizarlo, extrañamente le ayudaba demasiado a pensar, hasta que una incognita se paseo por su cabeza.

¿Y si sus padres sabían donde estaba y por eso su abuelo no se había comunicado con ella?

No, no podía ser, de ser así ya hasta estarían en la puerta de su departamento. Aunque no podía negar que eso podía pasar, pero muy en el fondo deseaba que no fuera así. Si sus padres la encontraban la arrastrarían al infierno del que tanto le costó salir.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal, no esperaría más, mañana cuando estuviera de camino a la universidad, lo llamaría.

Quería estar segura de que nada malo estaba pasando.

De camino a la universidad se mantuvo pensativa, y se puso a pensar en que haría si es que sus padres sabían donde estaba. Eso solo implicaría qué tendría que pelear.

Aunque claro, no podían obligarla a volver con ellos ya que era mayor de edad.

Pero eso no quería decir que estaba libre, conocía a sus padres, sabía de lo que eran capaces.

Hasta podían llevar al punto de cometer actos ilícitos, con tal de que ella volviera. Mc se entristecía ya que no la querían para algo bueno.

Pero no lo iba a permitir, siendo una adolescente de 15 años pudo evitar que la usaran para su propia conveniencia, ahora que era una adulta todo seguiría igual.

Tal vez podría hablarlo con Jake, él al ser un hacker podría ayudarla en algo, pero no quería aprovecharse de él. Ya bastante había hecho por ella.

Observó la hora en su teléfono viendo que faltaban veinte para la hora acordada en la que había quedado con Jake. Al ya estar cerca de la entrada de la universidad decidió llamar a su abuelo, suponía que ya debería estar despierto.

Un tono...

Dos tonos...

Tres tonos...

Mc frunció el ceño extrañada, nunca le tomaba tanto tiempo a su abuelo responder el teléfono, instintivamente comenzó a preocuparse.

Hasta que alguien respondió.

Justo antes de que Mc hablara, escuchó la voz de alguien.

Inmediatamente sus nervios se activaron.

¿Quien habla?

Era la voz de su madre.

Mc empezó a respirar y transpirar con rapidez, su corazón bombeaba con rapidez a la vez que sentía un dolor en su pecho. Un hormigueo comenzó a entumecer sus manos a la vez que algo de sudor bajaba por su nariz y por encima de su labio superior, el cual estaba comenzando a temblar.

No podía estar pasando.

Sea quien seas será mejor que hables, no estoy para perder el tiempo —anunció de manera agresiva.

¡Micaela deja de mi teléfono!

La voz de su abuelo, su abuelo estaba bien, no se oía desesperado o en pánico.

Su abuelo estaba bien.

¿Pero ella?

Colgó rápidamente, no debía levantar sospechas. Guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, miró sus manos mientras sentía los temblores en las mismas.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

Hace años que no los tenía, el detonante de los mismos había vuelto. Estaban en Duskwood, la estaban buscando.

La iban a encontrar.

Recordó los ejercicios que su terapeuta le había enseñado, comenzó a realizarlos logrando calmarse un poco, pero no era suficiente.

Nunca fue suficiente.

Necesitaba un abrazo, un abrazo de la persona que más la había estado apoyando.

Jake...

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