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𝑬𝒊𝒏𝒖𝒏𝒅𝒛𝒘𝒂𝒏𝒛𝒊𝒈

         Desde hace rato que había llegado al invernadero, se mantenía apoyado en uno de los barandales mientras jugaba con su teléfono, moviéndolo con un solo dedo.

Por un instante se perdió en sus pensamientos, y curiosamente, se perdió en ellos aun más al recordar ciertos ojos castaños.

Aquellos hermosos ojos castaños qué podían ver a través de su alma.

Recordó los pequeños rasgos qué se hacían cada que Mc sonreía, y como se le marcaban en sus pómulos ciertas marcas cada que lo hacía.

Estaba profundamente enamorado.

¿Podía enamorarse de alguien sin siquiera interactuar con ese alguien?

Demasiado real.

Jake era una persona que no necesitaba del contacto físico para amar, lo único que necesitaba era que esa persona demostrara los mismos sentimientos genuinos.

Jake siempre vio a lo lejos a Mc, lo que más le atraía de ella era su peculiar personalidad. No tenía vergüenza para demostrar lo feliz que era con lo que la rodeaba.

La primera vez que la vio, recuerda que fue en un parque, Lilly le había dicho que le harían una pequeña celebración a uno de sus amigos, Jessica si no mal recordaba, y si él podía unirse a ellos si él así lo quería, pero Jake nunca se sintió aceptado por ellos.

Únicamente por Hannah y Lilly.

Y por simple curiosidad, decidió asistir sin que lo notarán.

Se había sentado en una banca algo lejana donde los pudiera ver a la distancia, más no les prestaba la suficiente atención.

Hasta que escuchó una canción infantil, El Sapito si tenía que ser específico, y por mera curiosidad volvió a verlos.

Y ahí la vio.

A Mc bailando energéticamente aquella canción, parecía una niña pequeña.

La niña pequeña más hermosa que había visto.

Cuando terminó la canción Mc se veía muy feliz, siempre escuchó qué las personas mantenían a su niño resguardado en su interior.

Pero Mc era el tipo de persona que su niño interior salía involuntariamente, qué era parte de ella.

Desde entonces, con ayuda de Lilly, se ha mantenido informado sobre quien es, solamente lo básico; nombre, edad, fecha de cumpleaños.

Cosas como color favorito, película favorita y más, lo queria descubrir por su cuenta, pero era demasiado introvertido y tímido, qué prefería mantenerse en las sombras y seguirla admirando hasta por fin tener el valor de acercarse a ella y dirigirle la palabra.

Para Jake, Mc era aquella estrella hermosa y brillante qué por más que estiraras el brazo jamás la podrías alcanzar.

Mc era inalcanzable.

¿Algún día podría alcanzarla y tener el suficiente valor para confesarse?

Hasta que un golpe abrupto contra su espalda lo sacó de sus pensamientos, al principio se asustó, pero al voltear hacía atrás y ver esa cabellera supo de inmediato quien era.

Pudo sonreír, pero al sentir como temblaba no pudo hacerlo.

Rápido la preocupación inundó su cuerpo, rápido se volteó y alzó sus brazos sin saber que hacer. Los brazos de Mc lo rodeaban por la parte de su cadera, podía sentir los temblores.

—¿Qué sucede Mc, te hicieron algo, te lastimaron? —rápidamente la bombardeó con preguntas.

Hasta que escuchó unos sollozos provenir de la garganta de Mc, sus pupilas se hicieron pequeñas, ¿qué había pasado para que Mc reaccionara así?

—S-Solo... Solo abrazame por favor —pidió apenas en un susurro.

Jake rápidamente rodeó su cuerpo entre sus brazos, las piernas de Mc temblaron y se dejó caer al suelo. Jake en todo momento la sostuvo, y entendiendo el mensaje, se agachó junto a ella sin romper el abrazo.

Y Jake sin creerlo, fue testigo de como Mc se había roto de una manera descomunal.

Lloraba desgarradamente, algo había pasado, pero no quería forzarla a contarle, no se sentía con el derecho de saber aquello.

Lo único que pudo hacer fue acariciar su cabello, casi el acto de hacerle piojito, y pasados unos minutos alzó su rostro poniendo aquellas manos enguantadas en sus mejillas.

Limpió con delicadeza aquellas lagrimas qué lastimaban la piel de su princesa, y Jake se percató de pequeñas manchas qué adornaban sus mejillas.

Sonrió.

Su princesa pecosa.

Mc, no sé que haya pasado, pero te hice una promesa; te voy a proteger, de lo que sea y de quien sea. Es una promesa que nunca voy a romper.

Jake pudo jurar ver un brillo iluminar aquellos hermosos ojos.

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