
☀𝟔☀
Jisung habia estado horneando no solo para la familia, sino para sus vecinos, hacia galletas, pastelitos y demas postres; los vendia, claramente a excepción de una familia. Han ahora se encontraba arreglando el rosal pues él mismo lo habia estado haciendo estos días solo solo debido a que su padre no se encontraba por trabajo y a sus hermanos les molestaba tener que estar en el calor.
Por la ventana de los Lee, habia una mujer mayor mirando al castaño con una sonrisa. Minho se acerco a su abuela.
―¿En serio sigues mirando a Jisung? ―pregunto sentándose en el mueble de a lado.
―Se ve que es un gran chico ―sonrió―, ¿cómo dices que se llama?.
―Han Jisung. ―suspiro― Es una molestia.
―¿Por qué?
―Él es quien siempre a estado detrás mío por años ―rodó los ojos al recordarlo―, es un fastidio, por más que quiero alejarlo no funciona.
―¿Te molesta?
―Mucho.
La mayor frunció el ceño.― ¿Qué te hace?
―Me da cartas absurdas, a estado trayendo sus tontos postres. ―bufo dándole una mordida a la galleta.
―Y supongo que no te gustan. ―rio.
Minho miro la galleta en su mano y la metió toda a su boca.― Obvio no.
―Esta enamorado de ti entonces.
―Lo está, pero está loco, demente, me fastidia todo el tiempo, siempre llega con su tonto sobre en mano y mi bebida favorita a entregarlo como si nada con su... ―la mayor miro a su nieto― Su horrible sonrisa. ―lo contemplo sonreír un poco mirando el rosal y sintió su corazón palpitar un poco.
Se nota que lo detestas. ―bromeo la mayor.
Minho sacudió la cabeza.― Claro que lo hago, tengo una novia, es hermosa.
―¿La pálida que vino hace unos días?
―Sí, ella.
―Es muy caprichosa, ¿no crees?.
―Un poco, sí. ―volvió su vista a Han cortando algunas rosas metiendolas en un cesto.
―¿Y qué dicen sus cartas?
―No lo sé. ―se encogió de hombros― Nunca e leído una.
―¿Desde hace cuanto te las entrega?.
―Desde que teníamos seis o siete años, no recuerdo pero tengo toda una caja llena de esas cosas.
―¿Intentaste leer una alguna vez?
―No ―negó―, no quiero hacerlo. Seguramente son muy melosas y suficiente tengo con él siguiendome todos los días.
―Entiendo ―asintio mirando a Jisung hablar con su hermano mayor.
―Sí, todos lo hacemos, mi madre y su madre congenian muy bien.
―¿No te gusta el chico? Es apuesto y con lo que dices, es notorio que te quiere.
―¡No! ―exclamo― por Dios, abuela. ―frunció su ceño― Nunca me gustara Jisung, es un chico al cual no pienso mirar diferente.
―¿Cómo lo miras?
―Como un loco desesperado. ―rio.
Su abuela le dio un golpe en la frente y este se quejo.― Lee Minho nunca digas nunca, tal vez jamas encuentres a alguien tan honesto como él.
―Cualquier persona estaría bien si no es Han Jisung. ―bufo.
―Las cartas apuesto son lindas.
―¿Quien escribe cartas ahora? Par eso están los correos, mensajes, facebook, twitter. Yo que se.
―Lo importante de las cartas es que las puedes guardar y atesorar, el tiempo pasa y siguen siendo igual, sin embargo un mensaje se borra con facilidad y puedes perderlo. Con el no solo se van las letras hermosas sino el sentimiento ya que no podrás recordar lo que decía con exactitud.
―¿En serio estás de acuerdo con Jisung?
―Seguramente le cuesta trabajo escribir cartas todo el tiempo y más para un chico idiota que no las lee pero aun asi lo hace ¿eso no es amor?
―Eso es ser un tonto insistente, ya le he dicho que no me interesa, es un fastidio en mi vida.
―¿Por qué hablas de esa manera? No quieras arrepentirte después.
―No lo haré, estoy seguro de ello, mí mayor deseo es que me deje en paz de una vez por todas.
―¿Ese día seras feliz? ―su abuela lo miro con burla.
―Mas que feliz, haré una fiesta gigantesca. ―se estiro en su lugar.
La mujer mayor negó.― Creo que si te tomas el tiempo de conocerlo tal vez lo verías diferente.
―No gracias ―suspiro levandandose―, ese día me estaré condenando. ―rio para luego retirarse del lugar.
Minho se retiro y la mayor observo a Jisung. Se dio cuenta que tenia problemas con las espinas del rosal, noto como el castaño a pesar de estar desesperado seguía sin detenerse, eso la hizo reír así que fue por un sombrero y unas tijeras especiales.
Al salir de su casa, Minho le grito que cerrara bien la puerta para que ninguno de sus gatos saliera, la mujer rodó los ojos e hizo lo que su nieto pidió. Había llegado de visita un tiempo y lo único interesante en el lugar era aquel chico pelinegro de grandes mejillas con sonrisa hermosa que arreglaba el rosal o vendía sus postres.
Jisung miro el rosal y limpio el sudor de su frente con el dorso de su mano, le era tan difícil quitar aquellas espinas, ya iban seis veces que su dedo se pinchaba con una, gracias al cielo no había sangrando. Miro aquellas rosas rojas y rosas pastel.
―¿Por qué son tan difíciles? ―se cuestiono sonriendo― Siguen siendo hermosas pero dan trabajo.
―¿Sabes lo qué significan las rosas? ―pregunto la mayor aun lado de Jisung.
―Oh ―la miro―, las rojas simbolizan amor, las blancas pureza, las amarillas amistad y las rosadas gratitud o la belleza de una persona.
―Entonces conoces el significado.
―Sí ―sonrió―, mi padre me explico bien cuando las empezamos a sembrar.
―Una rosa es hermosa no solo por su color y forma, sino también por sus espinas.
―¿Las espinas? ―frunció el ceño confundido.
―Sí ―se acerco y con unas tijeras especiales, corto las espinas del rosal―, estas bellas flores tienen espinas para protegerse.
―¿Protegerse de qué?
―De personas como nosotros que quieren cortarlas ―corto una rosa roja y la coloco en el cesto― son su protección.
―Entiendo. ―asintió.
―Pero si cortamos lo que las protege nosotros resultamos heridos, ―mostró su dedo con un poco de sangre― e por eso que al ver una rosa también piensas en sus espinas pero no en el propósito de estas. ―sonrió.
Jisung corrió dentro de su casa y saco un botiquín, tomo una toallita húmeda y saco un curita con estampas de ositos.
―¿Puedo? ―señalo la herida de la mayor.
―Adelante. ―asintió con una sonrisa.
Jisung con cuidado limpio el dedo y coloco el curita.― Supongo que deberíamos tener guantes para esto. ―sonrió.
―Nos compraremos unos la próxima vez. ―respondió con una sonrisa.
―Oh, no me presente, soy Han Jisung ―extendió su mano―. Un placer conocerla.
―El placer es mio, soy Dahyun. ―estrecho su mano.
―No la había visto por aquí antes.
―Oh, bueno vengo de visita, soy madre de Ryujin.
―¿Madre de Minho hyung?
―Sí ―sonrió al ver como al castaño le brillaron los ojos al pronunciar el nombre de su nieto.
―Eso es increíble ―dijo emocionado―, bienvenida señora Dahyun.
―Gracias, Jisung. ―acaricio el cabello del chico.
―Digame Sunggie o Sung. ―sonrió.
―De acuerdo... Sung.
―Si quiere ir a descansar, empieza a hacer calor y si seguimos tal vez se vuelva a lastimar.
―Esto no es nada, apenas comenzamos. ¿No quieres seguir?
―¿Me ayudara?
―Te he estado observando, tu solo has estado trabajando con el rosal.
―Ah, sí. Mi padre trabaja mucho últimamente y a mis hermanos no les gusta acalorarse.
―Has hecho un buen trabajo con la maleza pero se necesita de mucha ayuda para cuidar de un rosal, así que déjame ofrecerme como tu ayudante.
―¿En verdad? ―sonrió― Lo aprecio mucho, me gustaría.
―Entonces no discutamos más ―rió volviendo a cortar las espinas de las rosas―. Tengamos más cuidado ¿bien?
―Bien. ―asintió.
Dahyun y Jisung siguieron hablando de diferentes temas, la mujer noto como Han hablaba de su nieto, la forma en su tono, las sonrisas inconscientes que se formaba en su rostro y aquellos lindos ojos que destellaban amor por Minho, era afortunado por solo tener a una persona que gustara así, pues Jisung le recordó a su difunto esposo.
Cuando Jisung y la mayor terminaron de hablar y arreglar el rosal se dirigieron a sus casas para tomar un refrescante baño, el menor prometio ir a casa de los Lee a regalarles unos postres como cada semana.
Dahyun estaba sentada en su sillón frente a la ventana leyendo un libro tranquilamente, Minho se acerco con un gatito gris obscuro en sus manos.
―Dubu. ―llamo a su abuela.
―¿Dori se volvió a escapar?
―Sí ―asintió―, ¿puedes creer que todas las noches termina en el porche de los Han?
―¿Y vas a buscarlo?
―Yo no, Sana lo hace a cambio de una galleta.
Su abuela nego, por el rabillo del ojo miro como se acercaba un castaño sonriente. A los segundos tocaron la puerta.― Ve abrir.
―¿Por qué yo? ―hizo una mueca.
―Porque yo lo digo. ―volvio a su libro.
―Bien. ―bajo a Dori con cuidado y de mala gana fue abrir la puerta― Ah, eres tu Han. ―lo miro con indiferencia― ¿Ahora qué quieres?
―Y-yo vine a entregarles esto ―le dio una caja con pastelitos― y esta es para tu abuela ―entrego una bolsa pequeña con una galleta dentro, cerrada con un moño color rosado y una rosa de su jardín color rosa claro.
―Gracias ―iba a cerrar la puerta antes de ser interrumpido por Jisung sonrojado.
―Y esto es para ti ―mostró un sobre morado claro, una bolsita con dos galletas con listón rojo y una rosa roja.
―¿Para mí? ―soltó un bufido que pareció una risilla.
―S-sí. ―respondió.
―¿Por esto te sonrojas, Han? ―se burlo.
―Bu-bueno es que-
Minho se acerco hasta quedar lo suficientemente cerca del pelinegro.― ¿Cuando dejaras de verte tan ridículo? ―murmuro con gracia para luego alejarse.
―Espero que lo- ―Minho cerro la puerta en su cara con fuerza― disfruten...
Minho vio como Jisung se iba a su casa y suspiro pesado, su abuela lo observo y entonces se dio cuenta que su mano estaba muy aferrada a la carta rosa.
―¿Todo bien, Minho?
―Uh, Sí. Solo me fastidia verlo.
―¿Y esa carta?
―Es otra cosa ridícula que escribe seguro. ―la aventó a la mesa pequeña de la sala.
―¿Y la rosa?
―No se porque me da una. ―indiferente la puso en un jarrón con unas flores distintas.
―¿Sabes lo qué significa dar una rosa roja?
―No. ―negó acostándose en el sofa abriendo la bolsa que le había dado el pelinegro para comer galletas.
―Amor a primera vista ―sonrió―, ¿lindo, no?
―Ridículo mas bien.
La mujer se levanto y tomo la rosa junto a la carta, coloco la flor en un jarrón pequeño que decoraría la mesa del comedor.― Minho ¿qué hago con la carta?
―En mi habitación debajo de la cama hay dos cajas, puedes ponerla junto al resto que esta menos vacía. ―aviso.
La mayor subio las escaleras entrando a la habitación de Minho y Sana que aun seguian compartiendo auqnue la chica pronto se iria a vivir con una de sus amigas. Saco la caja que Minho le menciono y se dio cuenta que de los sobres solo habían 4 de diferente color, todos pertenecientes a la misma persona.
―Las de sobre verde contienen lo lindo que se ve Minho cada día, las de sobre rojo expresa todos sus sentimientos por Minho, las rosa pastel describen los motivos de porque es perfecto ante sus ojos y las moradas... Justifican todas las groserías que Minho le hace al chico. ―Dijo Ryujin, madre de Minho.
―¿Las lees?
―Mamá ―sonrió y se hinco en el suelo junto a ella―, son las cartas mas hermosas que un chico puede escribir, su manera de expresarse por Minho es increíble, son lo mas lindo.
―Lo puedo creer ―sonrió―, ¿por qué lo desprecia tanto? Siento que si tal vez lo conociera mejor...
―Opino lo mismo pero no creo que sea bueno que este con Minho.
―¿Por qué lo crees?
―Siento que... Sunggie es mucho para Min ―sonrió levemente―, es lindo todo lo que hace y admiro su determinación pero Minho siempre lo rechaza y no parece ser suficiente, aveces me da cierta pena.
―Entiendo ―asintió―, pero no podemos hacer nada, Minho es afortunado con tener a alguien que se exprese de esa manera sobre él. ―sonrió― Tu padre lo hacia.
―¿En serio?
La mayor asintió.― Este chico me recordó a él, la manera en que le brillaban los ojos al hablar de Minho es increíble, dudo que lo encuentre en otro lugar.
―Yo... Quiero que Sunggie sea feliz, pero no con Minho, el ahora no a madurado lo suficiente y tiene novia, eso lastima a Jisung.
―Ojala mirara a otra persona ¿no es así?
Ryujin asintió.― Sí, seria lo mejor. El chico dejaria de gastar tiempo y tinta en Minho y mi hijo deja de sentirse agobiado por Jisung.
―No creo que entre en razón pronto ―rio la mujer mayor― pero ojala pueda ser feliz con alguien que si aprecie y lea todas sus cartas. ―suspiro dejando la carta en su lugar.
Minho quien escucho la mayor parte de la conversación, se sintió con cierta culpa pero no tan grande como su ego pues aún sentía que Jisung era una molestia, tal vez no al 100% como antes pero aun el sentimiento permanecía. Era imposible que Jisung se fijara en otra persona que no fuese el ¿verdad? Después de todo nunca logro estar con alguien más, siempre fue él, siempre fue Minho durante todos estos años, su único amor, no podía haber otro.
O eso pensaba Lee Minho.
Del cuarto salio su madre y su abuela hablando, cuando las tuvo al frente sonrió nervioso.
―Esto me lo entrego Jisung para ti ―le entendido la bolsita con la galleta y rosa color rosa pastel―, se me olvido entregarlo.
―Oh, gracias. ―sonrió.
―¿Se conocen? ―pregunto Ryujin.
―Lo ayude con el rosal, hablamos mucho así que nos agradamos. ―respondió la mujer bajando de las escaleras.
Al paso del rato el padre de Minho y Sana llego, todos se reunieron para cenar, al casi terminar, el hombre hablo viendo la variedad de galletas y pastelitos sobre la mesa.
―Quiero estas cosas fuera. No quiero volver a verlo dentro de esta casa.
Entre el resto se miraron con sorpresa.― ¿Por qué cariño? ―pregunto Ryujin.
―Porque es mucho azúcar para nosotros, ¿quieres que nos enfermemos de diabetes o algo así? ―nego― Olvídalo, que Minho devuelva todo eso al niñito y se acabo.
―¿Por qué yo?
―Porque a ti te hace caso, solo dile que no te gustaron o que simplemente no quieres mas de esos, de todas formas no es la primera vez que lo rechazas de esa manera.
Minho se quedo pensando en su lugar, sentia que rechazar al pelinegro no seria problema pero devolverle algo que él mismo había hecho para la familia se le hacia... ¿Desagradable?― Pero papá-
El hombre dio un golpe en la mesa sobresaltando a los presentes.― ¡Devolverás cada una de esas porquerías sin pretexto ¿entendiste?!
Suspiro pesado.― Bien, lo haré mañana.
―Gracias. ―dijo de mala gana continuando con su cena.
Nadie dijo más, Minho ahora tenía su rostro serio, sentía que no podía hacerlo pues aunque tratara de una manera grosera a Jisung el aceptaba cada uno de sus detalles.
No he desaparecido, actualizo cuando puedo solecitos, gracias a alguno de ustedes por esperar y entender<3 tratare de seguir.
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