Me puse mi pijama y bajé las escaleras, había ruido y venía de la sala, me encaminé hacía ahí, entré y la televisión estaba encendida y el Alfa Kim estaba hablando por teléfono, miró en mi dirección y sonrió al verme, sonreí de vuelta y me encaminé al sofá, me senté y tomé mi pizarrón pequeño y plumón.

Mientras él terminaba de hablar, yo dibujaba, eso era otra cosa que hacía gracias al aburrimiento, pasaron varios minutos y yo casi estaba por cerrar los ojos, mi horario de sueño siempre llegaba a tiempo, pero cogí voluntad, quería esperar al señor Kim.

No se cuánto tiempo pasó, pero me quedé dormido, escuché sus pasos y sentí su olor haciendome abrir los ojos, somnoliento volteé hacia donde él estaba, sentado junto a mí, me observaba, sonreí tímido.

―Ya estás cansado muñequito, vamos, te llevaré a la cama.―Tomó mis manos pero yo negué.

Tomé el pizarrón que quedó en el suelo y escribí.

―Alfa, te quiero pedir algo.―Mostré lo escrito.

―Claro, pídeme lo que quieras, muñequito.―Acarició mi mejilla y me sonroje por eso.

―Alfa, quiero que duerma conmigo.―Leyo lo que escribí y se sorprendió por mi petición.

―No quiero ser mal pensado, pero podrías especificar de que manera.―Voltee los ojos y reí por eso.

―Quiero que me abrace, que comparta su calor conmigo.―Lo miré con ojitos de cachorro esperando su respuesta.

Se llevó su mano a la barbilla y pensó en mi petición, solo esperaba que no me rechazará, mi lobo también estaba ansioso, me miró serio y yo prácticamente temblaba de nervios.

―No debería, pero siendo honesto, quiero hacerlo, pero solo abrazos, no más.―Acepto con esa advertencia y yo más que feliz asentí sonriendo.

Me levanté y prácticamente lo arrastré escaleras arriba, hacía mi dormitorio, mi lobo daba brinquitos, estaba muy feliz por obtener mi cometido, hoy dormiría muy bien con él olor tan envolvente de mi alfa sobre mí.

Llegamos a mi habitación y lo metí a empujones, el señor Kim solo reía por mi entusiasmo y desespero.

―Espera muñequito, necesito ducharme.―Dijo riendo.

Me detuve de empujarlo y señalé mi baño, dándole a entender que podía ducharse ahí, pero lo ví negarse, inmediatamente hice un puchero.

―Aqui no tengo ropa, precioso, iré a mi habitación, me duchare rápido y vendré aquí de nuevo, ¿Sí?.―Acaricio mi mejilla y con resignación acepté.

Me dió un beso en la frente y salió de mi habitación, cabizbajo me subí a mi cama, tomé mi libró que estaba en mi mesita de noche y empecé a leer para poder esperarlo, quería que el tiempo pasara más rápido y que mí Alfa estuviera ya en mi cama envolviendome con sus fuertes brazos, vaya, ese Alfa llegó a poner mi vida de cabeza.

𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑎𝑟𝑎...