Capitulo 8
Se sentía como un criminal tratando de no ser atrapado cuando esa noche estacionó su auto en la acera de la casa de Jimin. Salió lo más rápidamente posible después de alcanzar la maleta deportiva que descansaba en el asiento del copiloto. Casi corrió los pocos pasos del camino de entrada, pero su carrera terminó cuando sus manos torpes presionaron números incorrectos en el teclado digital de la puerta de entrada una y otra vez. Francamente era triste que pudiera manejar afilados cuchillos con expertos movimientos y ahí estaba siendo detenido por una cerradura electrónica.
Tomo una profunda respiración tratando de tranquilizarse. Tenía que ser franco consigo mismo y admitir que su nerviosismo no era por ser atrapado, era por volver a tener entre sus brazos a su perfecto y tierno omega. El cual debía de estar aletargado después de los supresores, así que tenía que asegurarse de llegar a él, alimentarlo y darle la mayor comodidad posible.
Con nueva resolución, toco los números digitales en la pequeña pantalla táctil con calma y precisión, cuando el seguro finalmente cedió, corrió escaleras arriba para encontrarse con su pequeño.
Jimin estaba recostado de lado con sus ojitos pequeños cerrados tranquilamente, su respiración era suave y con un ritmo constante y su aroma no era tan fuerte por lo que aún tenía que estar haciendo efecto el medicamento supresor de celo.
Lo que llamo su atención fue la sabana que Jimin mantenía hecha bola cerca de su pequeña naricita. Estaba seguro de que esa era la sabana sucio que había arrojado a contenedor junto a la ropa que necesitaba lavarse, él había cambiado la ropa de cama tratando de que su pequeño omega estuviera más cómodo durmiendo en una cama limpia.
— ¿Jin?
La voz somnolienta era un contraste con los rápidos y ágiles movimientos con los que Jimin se levantó para acercarse a él y rodearlo con sus brazos.
— Aquí estoy mi pequeño.
Besó la cima de la cabecita rosa y envolvió sus propios brazos alrededor de la delgada figura de su Jimin, apretando con la misma fuerza que el menor ejercía. Se quedaron unos minutos ahí parados en medio de la habitación solo meciéndose ligeramente y disfrutando de tener al contrario en un apretado agarre.
— ¿Has comido algo Jiminie?
— Si, Hobi-hyung estuvo aquí por la tarde y calentó la comida que dejaste ayer en mi nevera.
— ¿Pero a que hora fue eso? — Según recordaba, Hoseok apareció en el restaurante cuatro horas atrás, Jimin necesitaba alimentarse con más frecuencia durante su celo. — ¿No sientes hambre ahora? Te podría preparar algo ligero para cenar.
— Solo quiero que me abraces — para reforzar sus palabras, se apretó más contra su cuerpo hasta que casi sintió que podían fundirse juntos y esa sensación le agradaba —, pero si insistes en alimentarme creo que tendrá que ser ahora que el supresor aún está haciendo efecto.
— ¿A que hora te lo tomaste por última vez?
— A la hora que programaste la alarma, realmente no estaba prestando atención.
Dio una rápida mirada a la hora marcada en su celular y calculó que quedaban entre una y dos horas para que el medicamento se dispersara del cuerpo de su pequeño Jimin.
— Bien, vamos a alimentarte rápidamente.
Con protesta por parte de su lobo, soltó al pelirrosa y sacó rápidamente fuera de su hombro la correa de la maleta deportiva que había traído con él. Dio un rápido vistazo a Jimin para asegurarse de que estaba lo suficientemente abrigado para la temperatura baja que había comenzado con la salida de la luna en el cielo.
Tenía puesta una pijama que parecía bastante cálida pero no quería arriesgarse, por lo que se decidió a tomar una manta delgada de la cama del omega. Cuando estuvo cerca del lio de cobijas, confirmo que la sabana que sostenía Jimin mientras dormía era la que había cambiado esa misma mañana, pues aún podía olerse a sí mismo en ella.
— Jimin, cachorro. ¿Tu sacaste la sabana del cesto de ropa sucio?
Las mejillas regordeta rápidamente se llenaron de un fuerte rubor rosa mientras los delitos del menor se retorcían contra la costura de la playera que vestía.
— Era lo único que encontré con tu aroma… — La voz suave fue bajando hasta terminar en un susurró. — Tú utilizaste neutralizador para limpiar tu rastro.
Avanzó hasta que nuevamente sostenía el cuerpo delgado entre sus brazos. — Lo siento mi cachorro, en ese momento solo estaba pensando en que Hobi vendría por lo que quite mi rastro. No creí que necesitarías algo con mi aroma.
— Solo esta habitación… no dejaré que Hobi entre aquí, así que no quites tu aroma de aquí mañana.
— Claro mi pequeño, lo que quieras mi tierno mochi.
Pellizcó cariñosamente ambas mejillas ruborizarse y después beso cada una haciendo el mayor ruido posible. Logro sacar risitas en el menor y con esa satisfactoria sensación de causarle alegría a Jimin, envolvió el cuerpo delgado en la manta y los dirigió hacia la cocina en la planta baja.
Se movió rápidamente recalentado algo de comida que había traído el día anterior pues realmente no quería malgastar su tiempo con su pequeño, siempre podía utilizar su tiempo en el trabajo para prepararle más comida.
Disfruto mucho de lo bien que se sentía algo tan sencillo como tener a Jimin sentado en su regazo mientras comía lo que él había preparado. Acariciar el cabello suave y dejar besos ocasionales en las mejillas infladas mientras masticaba su comida, era algo que sin duda nunca se cansaría de hacer y que no sustituiría por nada.
Bueno, quizás solo por ese magnífico aroma que ya comenzaba a desprender su pequeño pelirrosa.
— Vamos mi mochi. Hay que llevarte arriba para que yo pueda tomar una rápida ducha antes de que el supresor deje de hacer efecto por completo.
Jimin prácticamente corrió escaleras arriba dejándolo ahí en medio de la cocina totalmente sorprendido. Con una sonrisa enorme en su rostro, limpió la mes y coloco los pocos utensilios utilizados en el lavavajillas antes de subir para buscar a su extravagante omega.
Lo encontró rápidamente por el ruido del agua cayendo en el cuarto de baño. La puerta ya estaba semi abierta por lo que lo tomó como una invitación y comenzó a quitar su ropa. La desecho, aunque no de manera tan desordenada como parecía que Jimin lo había hecho, pues la pijama del menor estaba encima del lavado y colgando junto a la toalla de manos decorativa. Con la misma sonrisa que ya parecía grabada en su rostro, colocó las prendas de su desordenado omega en el cesto de ropa y se unió al pelirrosa.
La piel blanca y cremosa ya estaba húmeda por el agua que caía sobre ella, lo que solo la hizo más tentadora para sus manos. Fue fácil ayudar a Jimin a lavar su cuerpo, sus dedos ya estaban deseosos de nunca alejarse de la suavidad que estaban tocando. Ninguno necesitaba decir palabra alguna, ese momento solo era para que disfrutarán de la compañía del otro.
Aunque el aroma ya estaba volviéndolo loco, hizo retroceder a su lobo y se concentro solo en su pequeño hasta que el agua se volvió lo suficientemente tibia para tener que salir.
Envolvió a su pequeño lo mejor posible y los llevó a la habitación donde se dedicó a secar tranquilamente la piel delicada y el cabello suave. No tenía un secador a la mano por lo que rápidamente metió a Jimin debajo de las gruesas mantas para evitar que enfermara.
Los ojitos pequeños solo seguían fijamente cada uno de sus movimientos cuando él tomó condones del bolsillo lateral de su maleta y cuando finalmente se unió a su lado y lo atrajo a su cuerpo repartiendo besos lentos y castos a lo largo de su cuello. No pasó mucho antes de que el aroma embriagadoramente dulce llenará la habitación junto al olor del lubricante de su pequeño.
Acercó a Jimin todavía más hasta casi aplastarlo contra su cuerpo y siguió sembrando besos en cualquier parte de su rostro y cuello que pudiera alcanzar.
Su tierno omega solo estuvo allí acostado, con los ojos cerrados recibiendo todas las atenciones. Finalmente esos carnosos y bello labios lo tentaron y los unió en un beso casto al principio hasta que dejó que su lengua trazara el borde del labio inferior de Jimin buscando entrar en su boca lentamente.
Dejó que su mano se deslizara en una caricia por la piel delicada del pecho de su menor hasta que encontró una de las pequeñas protuberancias endurecidos y jugueteo con ella rodándola entre sus dedos.
— Jin… alfa… — Jimin lloriqueaba sin poder completar lo que quería decir, estaba tan perdido en las caricias que él le daba a su hermoso cuerpo que su mente, al parecer, no estaba trabajando correctamente. — Jin… por favor, quiero sentirte dentro de mí.
Tomó la cara pequeña entre sus manos y lo besó, mostrándole lo mucho que él también deseaba eso. Colocó una mano en la parte baja de la espalda de su pequeño y la deslizó lentamente hasta sus estrechos hombros en una caricia, le encantaría tomarse su tiempo para explorar cada centímetro de piel pero su lobo estaba en total desacuerdo, y también su libido.
Respiró profundamente llamando a su ausente autocontrol mientras empujaba un dedo contra el apretado calor de la zona íntima de Jimin. Escuchó cómo su pequeño tomaba aliento bruscamente cuando le tocó y golpeó suavemente su próstata. Estudió su cara con atención, grabando detalladamente los ojos cerrados, el entrecejo fruncido y el sonido de sus suspiros y gemidos.
Introdujo otro dos dedos mas y cerró los ojos ante la sensación de contracciones que apretaban con fuerza sus dígitos. Dejó un desordenado camino de besos sobre la hermosa curva formada entre el cuello y el hombro, sintiendo que los músculos se relajaban con cada toque de sus labios.
No pudo aguantar mucho tiempo más y su Jimin tampoco, a juzgar como su pequeño empujaba las caderas contra sus dedos. Oliendo la familiar esencia de los jazmines y algodón de azúcar, se sentó sobre sus rodillas y sacó los dedos lentamente del interior del calor del cuerpo de Jimin y puso el condón que había recuperado de su maleta.
Al mismo tiempo que se inclinaba para besarlo, rodeó con una mano la palpitante erección que ya estaba goteando sobre el plano vientre dejando una pegajosa mancha. Todo en Jimin estaba enloqueciéndolo, su paciencia estaba agotada para el momento en que presionó su erección cubierta contra la resbalosa entrada de su pequeño. Trató de empujar lentamente, pero el anillo de músculos apretó tan deliciosamente que no pudo controlar el empujón que su cadera dio, adentrándose hasta el inicio de la protuberancia de su nudo.
Movió las caderas ligeramente, disfrutando y memorizando los dulces jadeos y deliciosos gemidos que salían de los hermosos labios carnosos. Sus manos acariciaron los hombros delgados, los duros pezones y cada tramo de cremosa piel cuando sus caderas comenzaron la atormentadora sensación de salir del cuerpo de su pequeño sólo para volver a entrar.
Jadeó mientras movía las caderas contra la maravillosa sensación de ser apretado y agarrado tan perfectamente. Realmente esperaba durar lo suficiente para satisfacer a su pequeño, porque a pesar de que el no era quien estaba en celo, su cuerpo se sentía en llamas y tan sensible que incluso el muy ligero viento de la habitación estaba erizado cada uno de sus poros.
Los ruidos que hacían llenaban la habitación, cada uno gritando el nombre del otro mientras sus cuerpos se unían una y otra vez. Jimin alargó los brazos y las manos buscando tocarlo en cualquier parte a la que pudiera llegar. Pasó sus manos rozando y acariciando sus hombros y pecho, exactamente igual a como él lo había echo antes.
Comenzó a besar profundamente los dulces labios y sus manos tomaron con firmeza las caderas contrarias mientras aumentaba la velocidad y dureza de sus embestidas.
Amaba la sensación de callar los suspiros y gemidos de su pequeño con besos apasionados. Ya podía sentir sus testículos tensándose contra su cuerpo y el fuego ardiendo fuera de control por todo su abdomen bajo.
Él cambio de ángulo tratando de alcanzar el conjunto sensible de nervios y el grito agudo de Jimin le indicó cuando lo alcanzó. Sus nudillos se volvieron blancos mientras se esforzaba en aumentar su ritmo al mismo tiempo que golpeaba ese punto que tenía el cuerpo de su pequeño retorciéndose y temblando. La bella erección de su pequeño se estaba frotando contra su abdomen, dejando una mancha húmeda de pre-semen que lo invitó a pasar sus dedos para después lamerlos. El sabor se apodero de sus papilas gustativas y tuvo que compartir tal delicia con su dueño.
Jimin llegó a su orgasmo mientras compartían el hambriento beso, con un gemido tan encantador que envió una onda de placer a lo largo de su piel.
— ¡Jin!
El chorro de semen caliente entre sus cuerpos y el apretado agarre alrededor de su erección, lo hicieron detenerse, tratando de tranquilizar su acelerado corazón.
— Anúdame, por favor.
— Tan… tan apretado… — Se oyó balbucear cuando volvió a retomar su ritmo castigador contra las caderas de su pequeño.
Su mirada hizo contacto con la de su omega y cada uno encontró en el otro una incalculable cantidad de lujuria, pasión y ternura.
— Mío… mío…— gruñó con cada empujón —. Mi Jimin…
Se inclinó hacia los labios del menor una vez más para robarle primero uno, después dos y al final tres besos apasionados. Movió las caderas, incapaz de controlarse, y sintió que sus testículos golpeaban contra las mejillas del trasero de su pelirrosa, su liberación asentándose en su espalda baja.
Con un último estremecimiento, sus caderas empujaron hacia delante, perdiendo cualquier sentido del ritmo, y su semen llenó el condón mientras su nudo se expandía y Jimin lo rodeaba con los brazos.
— Jin… mi alfa…
— Mi Jimin.
Los acomodó a ambos en una cómoda posición y enterró su nariz entre las suaves hebras de cabello rosa, oliendo la esencia dulce de su Jimin.
Perdón por las faltas de ortografía, ya tenía sueño pero no quería dejar de publicar.
Bonitas semanita 🤗💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro