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Capítulo 15

Bonita semana Makis 🤗

Finalmente estaba en casa.

Pensó que no lo lograría, el aroma de Jimin, su sonrisa y lo tierno que se veía con sus mejillas sonrojadas cuando le hablo lo tenían en el borde.

Por un momento estuvo a punto de obedecer a su lobo que le pedía que tomara esos dulces labios entre los suyos para que todos supieran que ese hermoso omega le pertenecía.

Afortunadamente logró controlarse, porque desde que el pequeño omega entró en el restaurante su lobo estaba inquieto como ningún otro día. Era un poco desconcertante el porque ese día fue especialmente difícil alejarse del tierno pelirrosa.

Bueno al menos no lo entendía hasta que despertó con su piel empezando a sentirse más caliente y recordó el mes en que estaba.

Agarró su celular y mandó un mensaje a Yoongi avisándole que entraría en celo y que no iría a trabajar, no espero respuesta pues eran las seis de la mañana, dudaba que su dormilón amigo estuviera despierto pero sabía que vería el mensaje más tarde.

Tomó una ducha rápida y fue a la cama esperando relajarse un poco antes de que las dolorosas erecciones comenzarán a presentarse.

Pero no fue afortunado, porque no tardó mucho en volver a despertar con su pene totalmente duro, todavía no empezaba a desesperarse y su lobo aún no tomaba el control así que decidió que era momento de comer algo antes de que tuviera que mantenerse en cama.

Cuando estaba en la pequeña cocina el timbre fue tocado, no esperaba a nadie así que lo dejó pasar hasta que la suave y aguda voz llegó del otro lado.

¿J-Jin? S-Soy Jimin, ¿podemos hablar?

No, no, no.

Tenía que alejarse de la puerta e ir a encerrarse en su habitación, eso era lo que le decía su subconsciente, pero su cuerpo no dejó de avanzar hasta que estaba en frente de la puerta con la mano en la perilla.

— Sé que estás detrás de la puerta, puedo olerte, por favor necesito hablar contigo.

Con su lobo dominando su parte racional abrió la puerta y jaló al pequeño omega hacia adentro, acorralándolo contra la misma y causando que quedará nuevamente cerrada.

Cuando el pequeño pelirrosa estaba entre sus brazos se dedicó a oler ese delicioso aroma que lo volvía loco.

— E-estas en ce-celo — dijo Jimin con su respiración rápidamente aumentando.

 El corazón de su pequeño omega estaba latiendo tan rápido que el pulso de su cuello era evidente y él lamió justo ahí en ese lugar donde piel suave y cálida le dio la bienvenida a su lengua.

— Mi omega.

— Alfa~.

Y eso era todo lo que necesitaba para terminar de perder el control, simplemente no podía resistirse a su tierno omega.

El aliento caliente en su cuello hizo que su piel hormigueara y la lengua dejando un rastro de humedad provocó un suave cosquilleo en su vientre.

Sus brazos se envolvieron apretadamente alrededor de la cintura del mayor, temiendo,  irracionalmente, que pudiera alejarse en cualquier momento. Ese fue el único movimiento que su cuerpo le permitió hacer por varios segundos, solo bebiendo las caricias que estaba recibiendo.

Pero dejo de ser suficiente. Jaló del más alto contra sí mismo, aunque apenas y había unos pequeños milímetros de distancia, eso no importaba el solo quería más, más apretado contra sí mismo, más besos y más de esas manos grandes que lo sujetaban con fuerza, como si Jin tuviera el mismo temor de que él diera media vuelta y saliera del departamento.

Como si eso fuera posible.

El pensamiento ni siquiera hacia eco en su cabeza teniendo el cuerpo firme de Jin presionándolo, su aroma llenando sus fosas nasales y su lengua presionando con fuerza contra la glándula de aroma en su cuello.

Definitivamente no tenía ni una sola intención de irse.

La pierna de Jin se hizo espacio entre las suyas, moviéndose ligeramente contra su erección, se sentía tan bien, no importaba su cabeza mareada ni como sus pulmones exigían un poco de espacio entre ellos para poder aspirar más aire, no importaba y él  no quería que se alejaran ni un poco.

— Mi Jimin.

Los labios húmedos finalmente subieron de su cuello hasta encontrarse contra los suyos en un beso necesitado y hambriento. Ambos sostenían el rostro contrario mientras sus lenguas se acariciaban. Los gemidos y gruñidos se mezclaban hasta que ya no podía distinguir quién estaba haciendo cada sonido.

Cuando pasara el celo de su alfa se sentiría apenado por la manera descarada en que se estaba frotando contra el muslo entre sus piernas y de la brusquedad de sus movimientos mientras trataba de eliminar la camisa ajena; pero no en ese instante, no podía sentir pena alguna en ese momento.

Lo necesitaba. Deseaba tanto el toque de las manos de Jin, ansiaba sentir sus pieles uniéndose sin nada en medio.

Y afortunadamente el mayor tenía el mismo pensamiento porque su propia ropa fue arrancada en segundos, hasta que solo quedaban sus pequeños y ajustados bóxer.

Jin se separó un paso hacia atrás y lo observó. Un escalofrío recorrió su cuerpo por la manera en que la  mirada del mayor se oscurecieron con hambre mientras lo miraba. Fue testigo de cómo los ojos de color marrón obscuro se aclararon hasta obtener el color dorado brillante.

Finalmente.

Tantas veces se había preguntado cuan hermosos serian los ojos de lobo de Jin, y ahora realmente los tenía frente a él. Y eran tan hermosos.

— Vamos Jimin.

Ni siquiera dudó en tomar la mano extendida del mayor, estaba totalmente hipnotizado por esos ojos brillantes, la voz más baja y el increíble aroma.

Siguió a Jin por el pasillo hasta la puerta de la habitación del mayor, nunca había entrado ahí, si había querido pero fue temeroso de lo que sus emociones mostrarían si estaba rodeado del aroma de Jin. Ahora eso no importaba porque su alfa era quien lo llevaba ahí, estaba con su alfa.

— Jimin…

Su nombre salió como un suave suspiro de entre los esponjosos labios del mayor mientras se terminaba de desvestir silenciosamente, mirándolo. En todo momento, mirándolo.

Su propio ritmo cardíaco estaba tan descontrolado, igual que su respiración desigual y temblorosa. Sus músculos no se movieron ni un poco, toda su atención estaba en la alta figura de su alfa.

Hasta que Jin estaba completamente desnudo.

Él apartó la mirada y se deslizó fuera de su última prenda. Hizo su camino lentamente hasta Jin.

Y dudó. 

Al parecer estaba nervioso, lo que ciertamente era ridículo cuando ya habían tenido sexo antes.

Pero nunca durante el celo de Jin.

Se suponía que él era quien tenía que mantenerse en control ahora, Jin tenía que estar desenfocado y solo guiado por su deseo, pero desde que entró por la puerta él era quien estaba nervioso, sobreexcitado y sin saber que hacer.

Recupera el control Jimin.

Avanzó los últimos dos pasos que lo separaban del mayor y se arrodilló. Estaba dispuesto a darle placer a su alfa. Tomó entre sus dos manos la erección que se veía de un fuerte color rojo y la acarició mientras miraba hacia arriba, buscando en las facciones de Jin para saber que tanto le gustaba lo que le estaba haciendo.

— Jimin… — dijo, con su voz ronca y los ojos llenos de deseo fijos en él.

Sus dedos temblaban ligeramente cuando comenzó con caricias un poco más rápidas, el aroma mareando lo un poco más y la vista excitándolo hasta que su lubricante natural se deslizó un poco por la cara interna de sus muslos.

Dio una pequeña lamida tentativa, y luego otra y otra y otra. Ya no podía detenerse.

— Jimin… Mi Jimin… — repetía Jin entre jadeos y fuertes gruñidos.

Le encantaba sentir como su alfa perdía el control poco a poco, hasta que los dedos del mayor se enredaron en su cabello con firmeza, pero sin llegar a ser doloroso, y las caderas comenzaron a mecerse para marcar el ritmo en que la dura erección entraba y salía de su boca.

Él sorbió y chupó, saboreando el gusto del pre semen de Jin. Él abrió la boca más amplio y levantó la vista para encontrarse con los ojos vidriosos de su alfa, y se perdió en esa intensa mirada y en el movimiento de las caderas del mayor.

Él estaba preparado para que el movimiento de caderas se volviera más brusco y el agarre en su cabello se apretara, pero en su lugar tuvo a Jin alejándose lentamente y levantándolo de su posición.

Lo guió hasta que estaban en el bode de la cama y lo acomodó en su regazo, sus piernas a cada lado de los muslos del mayor.

Y los besos comenzaron nuevamente, al igual que los movimientos sutiles de ambas caderas que trataban de obtener suficiente roce como para aliviar el dolor de sus erecciones.

Todo paso en un borrón de besos y caricias que lo descontrolaron, que lo hicieron perder control de sus pensamientos. Solo podía sentir y llenarse de deseo.

Cuando finalmente deslizó la erección de Jun dentro de él, el alivio fue abrumador. Él gimió. La plenitud, la intimidad era enloquecedora y aterradora por su intensidad. Jin gruñó, tirándolo más fuerte contra él, sus pechos rosándose entre ellos.

Sus movimientos de caderas fueron torpes, sin ritmo ni dirección, solo fueron efectivos gracias a que Jin también estaba moviendo las caderas para encontrarlo a medio camino. En su defensa, el estaba demasiado distraído en lo excitante que era mirara los resplandecientes ojos dorados que lo observaban con tanto deseo.

Volvió a levantar su pecho y abrió sus piernas un poco más, ajustando su postura mientras tomaba a su alfa más profundamente.  Miró hacia abajo en medio de sus cuerpos, fascinado por el movimiento de sus propias caderas mientras comenzaba a girarlas.

— Más…

Manos grandes, fuertes y cálidas se situaron en sus caderas para guiar sus movimientos. Las embestidas el mayor se volvieron más erráticas, la mirada dorada bajo para ver la unión de sus cuerpos tal y como él lo había hecho, más deseo se reflejo en los dorados ojos.

Tratando de contener sus agudos gemidos, él empujó hacia abajo para aumentar la presión y tomarlo completamente. La sensación del estómago duro de Jin debajo de las palmas de sus manos, los muslos separando sus piernas y el aire de su alfa eran abrumadores, de buena manera. Se encontró brincando más duro y rápido, con ganas de más, más profundo, más.

Aunque tampoco podía respirar bien por el esfuerzo, estaba seguro de que necesitaba todo más duro y más rápido, y pronto Jin aumento el ritmo, algo que no creía posible. Él perdió el ritmo y la coordinación sólo se quedó quieto jadeando cada vez que su alfa golpeaba su próstata, con luces apareciendo detrás de sus parpados. Jin gruñía, sus músculos trabajando mientras lo levantaba y lo bajaba sobre su erección como si no estuviera cansado en lo absoluto.

No tenía ni idea de si mantuvieron ese ritmo por mucho o poco tiempo, solo fue consciente de que Jin se corrió primero en el condón, y él lo siguió poco después cuando la presión del nudo sobre su próstata fue demasiada. El orgasmo lo sacudió por completo, y lo deshueso. Cayó rendido contra ese amplio pecho que le daba la bienvenida a acurrucarse.

Fue vagamente consciente de Jin cubriéndolo con las mantas y aprontándolo un poco más cerca, sus párpados pesados, su cuerpo lánguido de placer.

La mano cálida acarició su mejilla, y con sus pocas fuerzas restantes se frotó contra ella buscando más de esa suave caricia.

— Mi Jimin. Mio.

Mi alfa — declaró con su voz omega, y después se quedó dormido, solo para ser despertado unos minutos después para continuar uniendo sus cuerpos por el resto de la noche.

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