Capítulo 58
No podía apartar la mirada de su celular celular desde el ultimo mensaje de Namjoon. El beta castaño le informó que se había acercado a los departamentos de Taehyung, pues posiblemente un vecino estaba apoyando al ex padrastro del menor con el secuestro. En el mismo mensaje le aseguro que Jungkook y Minjae se dirigían al mismo lugar y que el regresaría a casa en cuanto tuviera noticias del beta pelirrojo.
Eso había sido la última comunicación que había tenido con su amigo, sus llamadas ya no fueron atendidas y sus mensajes no fueron vistos, por eso se paseaba de un lado a otro en su habitación en casa de Namjoon con su lobo completamente agitado en su interior.
Recibir ese mensaje de su amigo precisamente en el momento en que Hoseok preguntaba por su prometido, le revolvió el estómago. La ansiedad de no saber nada de Jungkook, la culpa de ocultarle la ubicación de su novio al omega pelirrojo y la preocupación por Taehyung, y ahora Namjoon, le habían provocado que devolviera lo poco que había comido ese día que cada vez parecía mas y mas largo.
Dudaba poder mirar los ojos preocupados de su amigo embarazado y por ello volvió a su habitación una vez que cepillo sus dientes para quitar el amargo sabor que había cubierto su cavidad bucal. Volvería al primer piso una vez que tuviera buenas noticias de Taehyung y de Namjoon.
Deseaba tanto poder sentir en ese momento las tranquilas emociones de su alfa pelinegro a través del lazo, pero ambos se habían prometido bloquear el vínculo para que ninguno se saturara con lo que el contrario estaba sintiendo. Obviamente entendía que no podía distraer a Jungkook cuando se encontraba en una situación así, pero no podía evitar que su lobo reclamara por dormir temporalmente la unión con su pareja.
Durante semanas trabajó por recuperar una buena relación con el omega viviendo en su interior y gracias a la ayuda de Jungkook finalmente podía dejar de temer perder el control cuando su instinto estuviera en la superficie. Sin embargo, en ese momento su lobo se encontraba tan molesto que él mismo podía oler su aroma descontrolado llenando la habitación.
Quizás por ello no se sorprendió demasiado cuando Jin entró con el ceño fruncido y sin ningún aviso, para su amigo alfa debió de haber sido muy notorio su cambio de aroma.
— Dime que es lo que te respondió Nam y porque no contesta las llamadas ni mensajes de nadie mas.
— A mi tampoco me responde, que acaso no estabas ahí cuando le estaba marcando — contesto con el tono mas desinteresado que pudo.
— Estaba ahí, por eso precisamente es que se que tú estabas mintiendo cuando le dijiste a Hobi que no te contestó. Te conozco Yoongi, dime. — El tono de su amigo era demandante y no te dejaba cualquier otra opción mas que contestarle con sinceridad.
Desbloqueo su celular y entro a la bandeja de mensajes para mostrarle lo poco que él sabía. La mueca del alfa solo adquirió preocupación con cada palabra que leía.
— No quiero decirle a Hobi que es probable que su prometido este en peligro, él ya esta demasiado preocupado por Tae y si le digo algo así solo lo pondrá mas triste y ansioso. Quería esperar a que Nam llegara o a que me llamara para poder decirle con calma, pero sigue sin responder el teléfono.
— Yo tampoco quiero que se preocupe mas, no es bueno para su cachorrito, pero tampoco podemos ocultarle algo así. Gigi vamos a decirle juntos o si prefieres yo le digo, pero el tiene que estar enterado de lo que pasa con su prometido.
— ...Esta bien.
El mayor lo envolvió en un abrazo, tal y como lo hacia cuando eran adolescentes y el salía corriendo de su casa para refugiarse en la de la familia Kim. Se perdió unos segundos en la familiaridad del abrazo, aunque eso no aplacara a su lobo que cada minuto se ponía a gruñir con mas desesperación por tener de regreso el vínculo con su alfa.
El tono de su celular lo sorprendió un poco mientras se dejaba rodear por la esencia a bosque de cedro, pero finalizó el abrazo y contestó de inmediato cuando la pantalla mostró la foto de su castaño amigo beta.
— ¡Kim Namjoon, te mataré en cuanto llegues aquí! ¡Como se te ocurre no contestarme las llamadas!
En cuanto descolgó la llamada su tono furioso salió sin que pudiera detenerlo, pero estaba muy aliviado que tener noticias de su amigo, tanto que casi llora de felicidad porque no le hubiera pasado nada al menor.
— Yoongi-hyung... necesito que me escuches. Taehyung esta bien y a salvo... — Hubo una pausa en la línea y separo unos segundos el celular solo para asegurarse de que la llamada continuaba, cuando vio que era así siguió esperando a que el menor volviera a hablar. — ...El señor que ayudaba al ex padrastro de Taehyung... él fingió que era una víctima, pero cuando todos se distrajeron unos segundos... él tenia una arma... Yo lo intente hyung, te aseguro que lo intente... yo me puse frente a él, pero me protegió en el ultimo segundo...
La llamada se llenó con el llanto ligero de Namjoon y el miedo empezó a escalar por su columna vertebral.
— ¿A que te refieres? — No tuvo una respuesta inmediata y eso lo desesperó. — ¡¿Que sucede Nam?!
— Le dispararon... a Jungkook... va de camino al hospital...
No.
No, no, no.
¡Jungkook!
— 𝓐𝓵𝓯𝓪 —
Cuando despertó con su brazo conectado a un suero en una habitación color blanco llena de olor a desinfectante, limpiadores y medicamentos, tuvo la esperanza de que los últimos eventos se tratarán de un sueño que tuvo mientras estaba en el hospital. Realmente no quería que la noticia del secuestro de Taehyung fuera real, mucho menos la noticia de que su alfa pelinegro había sido herido. Pero sus ojos se abrieron solo para darse cuenta de que sus amigos se encontraban ahí haciéndole compañía, pero su Jungkook no.
Una lágrima escapó de su ojo derecho y se deslizó libremente por su cien hasta perderse en su cabello.
— Yoongi-hyung, n-no llores p-por favor.
La mano cálida de Hoseok limpio el camino de humedad que se había dibujado en un costado de su cara y pronto el aroma de las azucenas y miel combinado con el embarazo del menor, lo envolvieron llenándolo de un sentimiento cálido.
El omega pelirrojo tenía sus ojos llenos de sus propias lágrimas no derramadas. Pudo ver que detrás de el menor que estaba a su lado, Jimin se encontraba con unas mejillas increíblemente sonrojadas por el esfuerzo de no llorar. La empatía de esos dos omegas le dieron fuerza suficiente para tomar una profunda respiración y calmarse un poco.
— ¿Dónde esta Tae?
— Probablemente venga en camino con Minjae. Los dos querían venir directamente hacia aquí pero Taetae tenía que dar su declaración. — Jin se encargo de contestarle pues los omegas aun se mantenían transmitiendo sus sentimientos de calma para él y Namjoon ni siquiera levantaba la mirada del suelo. — Te desmayaste hace al menos seis horas. Todo este tiempo Kookie ha estado en el quirófano, lo siento Yoongi pero aún no sabemos nada.
En su garganta se instaló un nudo que le dificultaba pasar saliva y en su pecho se sentía algún tipo de fuerza extraña apretando sus pulmones para que solo accediera la mínima cantidad de aire. Su lobo no estaba en mejores condiciones pues aunque aún podía sentir que Jungkook estaba enlazado a él, le era imposible sentir nada mas que una espesa bruma cubriendo cualquier emoción, pensamiento o sensación del otro lado del vinculó, eso ponía nervioso al omega viviendo en su interior tanto como él mismo se sentía.
La habitación comenzó a dar vueltas a su alrededor, sus dedos se aferraron a la delgada tela que cubría la camilla aunque eso no evito que el contenido de su estómago volviera a escalar por su esófago sin terminar de salir, el ácido simplemente terminó dejándole una desagradable sensación. Las voces de sus amigos se escuchaban tan distantes a pesar de que el par de manos sosteniendo su antebrazo le aseguraban que estaban a unos pocos centímetros.
Nada parecía tener sentido con su lobo sumiéndose en la desesperación de no saber el estado de su pareja. Un zumbido aisló los sonidos y al mismo tiempo le causó un punzante dolor de cabeza y en su pecho, su corazón latía en un ritmo irregular que se sentía demasiado doloroso.
— ...Yoongi-hyung... Jungkook...
La voz baja de Namjoon pronunciando el nombre de su alfa pelinegro atrapó su atención. Cuando su vista logró enfocar a su amigo castaño, lo sujeto de los antebrazos con un fuerte agarre.
— ¿Q-Qué? ¡¿Jungkook?! ¡¿Qué pasa con él Nam?!
— El doctor que atendió a Kookie esta aquí hyung.
Sintió un tirón en los músculos de su cuello por la velocidad a la que volteó hacia el lado contrario de la habitación. Un omega que parecía de su altura con ojos más grandes que los de su alfa pelinegro y con un conjunto de pijama quirúrgica, lo miraba con una sonrisa desde la puerta de aquella habitación blanca.
— Hola. Soy el doctor Do, fui yo quien asistió la cirugía de su alfa, él señor Jeon.
— ¿Co-Cómo está? ¡P-Por favor dígame!
— Él esta recuperándose muy bien. Ya está en una habitación de terapia intensiva para monitorear su estado, está sedado por la anestesia así que debería de estar despertando en otras tres o cuatro horas.
— ¿Pero... e-está bien?
— Por supuesto que si. — La fuerza invisible que oprimía su pecho se fue con esas palabras y las lágrimas de felicidad hicieron acto de presencia en sus ojos poniendo un poco borrosa su vista. — Cuando los paramédicos lo bajaron de la ambulancia el sangrado ya estaba parando por si solo gracias a que es un alfa puro y eso facilitó su pronta intervención quirúrgica. En cuanto sacamos las balas que estaban al costado y en su muslo, su cuerpo comenzó a sanar como si ya hubieran pasado al menos un par de horas. Su recuperación será en la mitad de tiempo del normal, según estimo.
— ¿Por qué el vínculo se siente brumoso?
— Por la anestesia, pero la bruma se disipara en cuanto él señor Jeon despierte. Usted puede pasar a verlo en cuanto su doctor le dé el alta de aquí, el señor Jeon pasará solo dos horas en terapia intensiva y después se le llevará a una habitación.
El doctor terminó la explicación con una reverencia y una sonrisa amable que finalmente le transmitió tranquilidad.
Jungkook estaba bien y pronto despertaría.
En cuanto el doctor salió por aquella puerta corrediza, su lobo y su mente se conectaron con un pensamiento en común, seguirlo para que lo llevara directamente con Jungkook. Pero no pudo moverse mucho antes de que un par de manos lo detuvieran.
— ¿A dónde crees que vas?
Jin era quien lo sujetaba firmemente y lo seguía manteniendo en el mismo lugar.
— Con Jungkook — su voz era exasperada, quería que el mayor lo soltara para alcanzar al doctor.
— Yoongi, el doctor ya dijo que esta bien. — La voz de Jin adoptó el mismo tono de alguien que hablaba con un niño y eso lo enojo. — Tú tienes que esperar a que el médico que te está atendiendo a ti, venga y te quite el suero.
— Pero ya me siento bien. Quiero ir a verlo.
Estaba por comenzar a gritar si seguían impidiendo que viera a su alfa pelinegro.
— Lo sé. — No era verdad, Jin no tenía ni idea de como la desesperación por ver a su novio estaba acumulada en su pecho impidiéndole respirar de manera adecuada. — Pero te desmayaste Yoongi, he notado perfectamente que en las últimas dos semanas comes solo unos pocos bocados y te sientes más cansado, puedo asegurar que has bajado al menos tres kilos. Le dije todo esto al doctor y él mandó a hacerte un análisis de sangre solo para descartar anemia o algo más. Tú no te moverás de aquí hasta que traigan tus resultados.
Si había bajado de peso, pero no le daría la razón al mayor de todos. Además su ausencia de apetito era porque la comida no le parecía tan atractiva últimamente, tenía que pasar en algún momento su él dedicaba gran parte de sus días a cocinar cientos de platillos.
— Eso no importa ahora.
— Tu salud importa hyung — Namjoon finalmentelo miraba a los ojos dese que despertó —, hazle caso a Jin-hyung.
— Quiero ver a Jungkook.
¡¿Por qué nadie podía entenderlo?!
— Y nadie te impedirá hacerlo Yoongi-hyung, yo mismo te acompañaré hasta la habitación de Kookie en cuanto sepamos que tu te encuentras saludable. Por favor, ¿sí?
Era definitivo. No podía decirle que no a Hoseok, menos cuando lucía tan preocupado y sabiendo que eso afectaba al cachorro. El omega pelirrojo ya había pasado por demasiadas emociones en un día y eso no podía ser bueno para su embarazo.
— Bien.
Accedió a esperar pero cada minuto que pasaba le parecía eterno. Ni siquiera pudo concentrarse lo suficiente en su entorno para decir el momento exacto en el que Minjae y Taehyung había atravesado la puerta. Estaba muy feliz de que el beta pelirrojo estuviera a salvo y físicamente bien por lo que podía decir a simple vista, pero después de ver a Jungkook se encargaría de organizar sus emociones para hacerle saber a Taehyung que él estaba ahí para él al igual que todos sus amigos para ayudarlo a superar la experiencia vivida y para acompañarlo durante el juicio donde tendría que volver a ver a ese alfa al que tanto le temía.
Pero aún le era imposible exteriorizar nada que no fuera su ansiedad por ver los ojos grandes y bonitos de su alfa pelinegro.
— Señor Min. — Un doctor omega, desconocido para él, se adentro en la habitación repleta con una beta de bata blanca siguiéndolo de cerca. — Lamento mi demora con los resultados de sus análisis, pero tenía que traer a la doctora Ahn Hee-yeon conmigo ya que ella le explicara en detalle sobre su condición y los cuidados que debe de tener de ahora en adelante.
Si tenía que llevar a cabo un tratamiento, quizás lo que padecía era más serio de lo que había pensado. Su vista se encontró con la mirada le la beta de cabello corto y castaño que le resultaba extrañamente familiar, sobretodo cuando ella le regaló una sonrisa feliz.
La puerta siendo abierta fue la causa de que abriera los ojos.
El blanco que predominaba en todas partes lo cegó por unos segundos, el aroma de los varios limpiadores esterilizantes picó de manera insistente en su nariz, era desagradable, y el sonido de personas desconocidas moviéndose de un lado a otro afuera de la habitación en la que estaba y máquinas trabajando con irritantes y rítmicos ruidos lo estaban poniendo ansioso.
Su lobo gruñó cuando escuchó un eco chirriante seguido de pasos que le anunciaban el ingreso de alguien. Una beta con ropas blancas se acercó empujando un pequeño mueble de metal con rueditas hasta llegar a su lado izquierdo. La enfermera, después de saludarlo, comenzó a preparar varios instrumentos que se distribuían en los varios compartimientos de aquel mueble que había acercado y extendió la mano para tomar su antebrazo. No le gustó eso.
No quería que ese tacto extraño lo tocara.No quería que alguien desconocido, aunque no presentará una amenaza, se acercara a él.
Por ello se sacudió el toque con un gruñido bajo de por medio, solo quería advertirle que no se dejaría tocar porque por su nublada cabeza jamás había pasado el pensamiento de hacerle daño a la beta pero tuvo que reconsiderar lo suave de su gruñido cuando la mujer soltó un bufido exasperado y volvió tomar su antebrazo con más firmeza, dejándole una sensación de varias punzadas dolorosas cerca de sus costillas. Dolía, su costado izquierdo y su pierna izquierda dolían y se sentían difíciles de mover.
Gruñó aún más fuerte y para enfatizar su disgusto por ese toque y el dolor que le causó, pateo el frágil mueble con rueditas que hasta el momento yacía quieto a un costado. El contenido de los diversos instrumentos de varios tamaños se esparció por el piso y una asustada enfermera retrocedió hasta la puerta. Los ojos de la mujer se abrieron con miedo y un chillido pequeño salió de la garganta ajena dando a entender que estaba asustada. Sin perder mucho tiempo, la extraña se deslizó cuidadosamente y sin perderlo de vista hasta que pudo salir con prisa de la cuadrada habitación.
Se sintió un poco aliviado cuando ya no había ningún extraño cerca de él, pero no lo suficiente para calmarse, aún necesitaba tranquilizarse completamente.
Él necesitaba el suave toque de su lindo omega sobre su piel, quería que sus pulmones se llenaran del aroma dulce, fresco y un poco ácido que tanto le fascinaba y quería tenerlo envuelto entre la seguridad de sus brazos, a salvo de todo lo demás.
Necesitaba recordar que había pasado y porque su lobo se encontraba tomando el control de su cuerpo, también quería saber porque su lado izquierdo dolía y por qué no estaba viendo los lindos ojos gatunos de su Yoongi. Pero sus pensamientos estaban desordenados y su mente se sentía agobiada al igual que sus sentidos.
Se arrepentía un poco de haber asustado a la enfermera que le pudo haber explicado lo que sucedía. Ahora tendría que esperar a que alguien mas ingresara y él trataría de ser más cortés para poder pedir una explicación.
Afortunadamente no tuvo que esperar más que unos segundos para que la puerta corrediza y blanca al igual que todo lo demás, se deslizará para dejar ver la silueta de alguien ingresando.
Aunque esa silueta la conocía, ese cabello azabache, la naricita pequeña, los labios de color rosa suave y los lindos ojitos gatunos. Él conocía a la perfección ese omega.
Su Yoongi.
La felicidad lo lleno en un instante y la euforia de verlo solo le hizo desear tenerlo entre sus brazos para asegurarse de que verdaderamente estaba ahí parado regalándome esa sonrisa hermosa de dientitos pequeños y blancos.
— Yoo... ngi-hyung.
No reconoció su propia voz, había sonado más como un gruñido y de pronto temió que eso asustara al mayor. Aunque fue todo lo contrario. Cuando quiso levantarse e ir por él, su omega ya estaba rodeando la camilla para evitar el desastre que había en el piso y que él mismo había creado.
La mano de largos y delgados dedos se acercó lo suficiente para que el pudiera tomarla. Aplicó fuerza suficiente para recostar el cuerpo más pequeño lo más cerca posible, aunque nuevamente sintió dolor en su lado izquierdo por esa acción.
Esa vez forma de tranquilizarse fue simple. Enterró su nariz en el cuello de su lindo omega, olfateando por encima de las dos marcas de medialuna que estaban grabadas sobre la piel pálida.
— Yoongi-hyung... Yoongi...
Le encantó la sensación de Yoongi aferrándose a él fuertemente, ni siquiera le importo que el brazo contrario rodeará su torso justo alrededor de donde sentía el dolor punzante en su costado izquierdo. No le importaba eso cuando podía envolver en sus propios brazos el cuerpo cálido de su omega.
No dejaría que nadie apartara a ese precioso ser que sostenía y por ello gruñó en cuanto escucho el sonido de la puerta abriéndose.
Quien ingreso a la habitación rodeo la camilla al igual que lo había hecho su Yoongi, pero manteniendo una distancia mayor. Lo primero que sus ojos captaron fue la melena rojiza y una sonrisa en forma de corazón.
— Hola Kookie, soy Hobi-hyung.
— Hobi-hyung.
¡Cierto! Hobi.
Le sonrió al omega pelirrojo con el que su lobo se sentía tan cómodo.
— ¿Puedo acercarme?
— Si.
El omega embarazado avanzó lo suficiente hasta que quedó a un par de pasos de distancia. El aroma era agradable y calmante para él y la mirada parecía tan pura como para inspirarle confianza a cualquiera.
— Kookie, el doctor y la enfermera tienen que entrar y revisarte, solo así podrán evaluar tus heridas. ¿Ellos pueden entrar?
— Si.
Si Hoseok decía que era importante, podría soportar el toque de esos extraños por algunos minutos, por ello accedió rápidamente.
— Tendrás que soltar a Yoongi-hyung.
— ¡No! Yoongi-hyung es mío.
Eso definitivamente no lo permitiría. No soltaría a su Yoongi, necesitaba tenerlo entre sus brazos para asegurarse de que nada malo le sucediera. Además su lobo se llenaría de intranquilidad si no podía oler el aroma del mayor o si no podía ver los lindos ojos gatunos.
— Claro que es tuyo, solo se sentará en esta silla hasta que terminen de revisar.
Había un poco de diversión en la voz del pelirrojo, aunque no entendía muy bien el por qué de la sonrisa.
— ¿No se lo van a llevar?
— No, yo me quedaré aquí cuidándolo.
Si Hoseok lo cuidaba y si Yoongi permanecía ahí en la habitación entonces estaba de acuerdo.
— Esta bien.
Su omega se separó un poco del abrazo que él tenía a su alrededor y dejó un beso suave y rápido en sus labios. Eso le provocó una sonrisa que no desapareció en ningún momento mientras el doctor y la enfermera que había asustado anteriormente, revisaban su cuerpo.
Respondió vagamente a las preguntas que le realizaron y coopero tan amablemente como pudo en todos los movimientos que le pidieron realizar, pero con el paso de los segundos cada vez era mayor su necesidad de levantarse y abrazar el cuerpo de Yoongi para volver a sentir el calor que desprendía.
Todo se sentiría nuevamente correcto cuando volviera a tener a su omega entre sus brazos.
— 𝓐𝓵𝓯𝓪 —
Había bastante ruido fuera de la habitación. Personas pasando de un lado a otro y máquinas sonando con un constante silbido que no lo dejaban seguir durmiendo.
Movió un poco su cabeza con los ojos aún cerrados y su nariz cosquilleo cuando quedo entre los cabellos con olor tan conocido. Apretó el cuerpo entre sus brazos y a ciegas buscó el lugar donde estaba la marca, donde se combinaban los olores de ambos.
— Kookie, me aplastas.
Aunque las palabras de su hyung pretendían ser una queja, el mayor no hizo ningún intento de alejarse.
Abrió los ojos aún sintiendo los párpados pesados y se sorprendió cuando la habitación blanca lo recibió. Abrió y cerró los ojos varias veces tratando de recordar y se quedó viendo fijamente la puerta cuando la imagen de Namjoon se atravesó en su mente.
— Yoongi-hyung, ¿cómo está Namjoon-hyung?
El mayor se separó un poco para verlo a los ojos y le regaló una sonrisa que los dejó hipnotizados a él y a su lobo.
— Esta bien, tu lo salvaste.
— Él se atravesó primero para protegerme, pero yo me curó rápido, era mejor que yo saliera herido.
El ceño fruncido en el rostro de su hyung lo alertó un poco.
— No vuelvas a decir que es mejor que tu recibas una bala, tienes que evitarlas, eres un tonto como puedes decir eso. — Un puchero se formó en los delgados labios y una sonrisa se instaló en su cara. — No te rías.
— No me río de lo que estás diciendo, sonrio por lo lindo que te ves cuando estas preocupado, gracias por cuidarme mi Gatito-hyung.
Dejo varios besos cortos en el tierno puchero, hasta que este cedió y se puso en su lugar una bonita sonrisa.
— Los dos nos cuidamos, pero procura no meterte en problemas porque ahora tengo que cuidar a dos. — La confusión lleno su mente mientras la felicidad invadía el lazo que compartían. — Nuestro cachorro necesitará mucho cuidado.
Siguió la mirada del mayor hasta la mano que sostenía su vientre.
Los latidos de su corazón empezaron a sonar en sus oídos, la felicidad hizo que un ligero temblor atravesara todo su cuerpo y finalmente las lágrimas de emoción se deslizaron fuera de de sus ojos.
Un cachorro de ambos.
Ya esta finalmente aquí el cachorro tan esperado ☺
Ojalá les gustará el capítulo mis Makis lindxs, como siempre les deseo que pasen una excelente semanita.
Los leo en los comentarios 😚
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